Si en 2012 conmemoramos el centenario del hundimiento del Titanic, 2013
será el año Hitchcock. Para aquellos que gustan de las simetrías y
sarcasmos de la Historia, la metáfora es irresistible. Después de ver
cómo el año pasado se fueron a pique tantos sueños e ilusiones, ¿qué
terroríficos acontecimientos nos traerá el año Hitchcock? Empecemos por
decir que han sido dos superproducciones cinematográficas las encargadas
de resucitar al maestro del suspense y devolverlo al primer plano de la
actualidad, aunque no pueda decirse que esta afirmación sea del todo
correcta. A pesar de que dichas cintas tengan como gancho el apellido
Hitchcock, la protagonista de ambas es una mujer que siempre se mantuvo
alejada de los focos y las alfombras rojas. Y es que, mientras Alfred
dirigía con mano de hierro algunos opinan que férrea y también más larga
de la cuenta a rubias y despampanantes actrices, como Grace Kelly, Kim
Novak o Janet Leigh, por encima de su hombro velaba Alma Reville. Velaba
y reinaba, porque el temible padre de Psicosis no daba un paso sin
consultar a la mujer que le acompañó la vida entera. Ella no era rubia
ni mucho menos despampanante, pero tenía los dos atributos necesarios
para crear en un hombre una dependencia absoluta: un muy desarrollado
instinto maternal hacia él y grandes dosis de mano izquierda. Sí,
queridas mías, una piensa que ellos se van a enamorar de nosotras porque
somos guapas, brillantes, sexis, sensacionales. Desde luego estos
ingredientes parecen imprescindibles al principio de una relación. Pero,
a medida que el tiempo -ese maldito traidor- va haciendo su trabajo,
todos ellos pierden brillo y los que permanecen son los mencionados, los
atributos de Alma Reville. Como el matrimonio Hitchcock está de moda,
han surgido ya en Estados Unidos estudiosos encargados de elaborar una
teoría sobre lo que podríamos llamar el gancho de Alma. ¿En qué
consistía? Veamos por un momento a la señora Hitchcock en acción. Se
conocieron en el primer trabajo de él como realizador y ya nunca se
separaron. Ella fue su asesora, su script, su editora de guiones, sus
ojos y la única voz a la que prestaba atención. Y bien que hacía porque,
por hablar solo de una de sus películas, Psicosis, la contribución de
Alma fue determinante. Suya es, por ejemplo, la decisión de incluir la
música de Bernard Herrmann en la famosa escena de la ducha. A Hitchcock
no le convencía, pero ella se empeñó y con el tiempo se convirtió en la
ráfaga musical quizá más famosa y reconocible de la historia del cine.
También fue Alma quien mató realmente a Janet Leigh en esa escena.
Estaban revisando lo rodado, y Alma alertó: «Janet está muerta, pero
acaba de tragar saliva». Revisaron los fotogramas y, en efecto, en uno
de ellos el cuello de la Leigh temblaba casi imperceptiblemente. Nadie
más que Alma se había dado cuenta. Sus detractores dicen que Hitchcock
era un misógino, un sádico y que acosó cruelmente a Tippi Hedren durante
el rodaje de Los pájaros mientras su mujer no hacía nada por
impedírselo. Quienes los conocieron a ambos lo niegan. Sostienen que a
Hitchcock le gustaba crear un clima tenso en el plató para que sus
actrices dieran lo mejor de sí y que esa era una práctica habitual en el
viejo Hollywood. Es evidente que Alma era una mujer de su tiempo y
actuaba como tal. Se conformó con el segundo plano que la Historia
reservaba entonces a las mujeres. Tal vez porque sabía que el talento,
el verdadero talento, tarde o temprano acaba por reconocerse. O tal vez
porque, como apuntan quienes están haciendo un estudio sobre su
personalidad, para alguien de una inteligencia fuera de lo común como la
suya lo importante no es lo que piensen los demás, sino saber que era
ella en realidad quien manejaba los hilos. Como, por cierto, han hecho
las mujeres brillantes desde que el mundo es mundo. Personalmente
siempre he pensado que es una pena que se pierda esa capacidad nuestra
para convertirnos en maestros de títeres y hacer pensar al otro que
manda él mientras nosotras hacemos lo que creemos más acertado...
TÍTULO: FELICES REYES MAGOS CANCION:
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Changos y chinitas duérmance,
que ya Melchor, Gaspar y Baltazar
todos los regalos llevarán
para jugar mañana al despertar.
El niño Dios muy bien lo agradeció
comió la miel y el poncho lo abrigó,
y fue después que los miró
y a media noche el Sol relumbró.
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Changos y chinitas duérmance,
que ya Melchor, Gaspar y Baltazar
todos los regalos llevarán
para jugar mañana al despertar.
El niño Dios muy bien lo agradeció
comió la miel y el poncho lo abrigó,
y fue después que los miró
y a media noche el Sol relumbró.
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Changos y chinitas duérmance,
que ya Melchor, Gaspar y Baltazar
todos los regalos llevarán
para jugar mañana al despertar.
El niño Dios muy bien lo agradeció
comió la miel y el poncho lo abrigó,
y fue después que los miró
y a media noche el Sol relumbró.
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Llegaron yá los reyes y eran tres,
Melchor, Gaspar, y el negro Baltazar
a ropa y miel le llevarán,
y un poncho blanco de alpaca Real.
Changos y chinitas duérmance,
que ya Melchor, Gaspar y Baltazar
todos los regalos llevarán
para jugar mañana al despertar.
El niño Dios muy bien lo agradeció
comió la miel y el poncho lo abrigó,
y fue después que los miró
y a media noche el Sol relumbró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario