El periodista y escritor -foto-César de la Lama considera que en la España actual «hay más juancarlistas que monárquicos». Él está legitimado ...
El periodista y escritor César de la Lama considera que
en la España actual «hay más juancarlistas que monárquicos». Él está
legitimado para realizar la afirmación porque, además de haber seguido
al Rey durante buena parte de su carrera como profesional en los medios
de comunicación, es autor de la primera biografía autorizada del
monarca. Ahora publica 'Juan Carlos I: Las ideas y los hechos de un
reinado' (Editorial CSED), un ensayo sobre la biografía del monarca
desde su llegada a España en 1949, pasando por la preparación académica y
militar, las relaciones como Príncipe con Franco, su coronación y la
Transición, su papel como embajador de España en sus viajes al
extranjero, hasta llegar a la crisis económica actual, sin olvidar la
situación que vive la Familia Real tras la imputación de Iñaki
Urdangarín en el 'caso Noos'.
El autor, que tuvo la ocasión de conocer a don Juan
Carlos en 1945, en San Sebastián, cuando «era un muchacho muy serio,
tímido», realiza un ensayo sobre el Rey en el que trata de recoger «cómo
se ha comportado desde que nació, qué clase de persona ha sido». En su
libro plasma «lo que creo que la gente no conoce». Y es que en este
trabajo se narran unos hechos «pasándolos por el tamiz personal del
autor».
El libro también presenta a un monarca demócrata. «Don
Juan le dijo: 'Gobierna para todos los españoles porque si no,
fracasarás'. Y esto es lo que ha hecho», explica César de la Lama para
recordar que «cuando don Juan Carlos tomó las riendas del Estado, toda
la elite franquista se lanzó sobre él con el pretexto de que le querían
arropar, le querían ayudar, y el Rey se dio cuenta de que por ese camino
no iban a ninguna parte».
Para tomar aquella decisión había que ser una persona con
«mucho carisma». Una vez muerto Franco, «cuando el Rey creyó que había
iniciado el proceso hacia la democracia, renunció a sus derechos como
heredero de los Principios Fundamentales del Movimiento para jurar la
Constitución». En todo caso, el autor recuerda que podría haber optado
por una «dictadura coronada», algo de lo que De la Lama lamenta que «ya
nadie se acuerde, porque los que tendrían que acordarse no habían nacido
y la Historia de España se ha enseñado muy mal por parte de los propios
gobiernos. Hay una sociedad compuesta por hombres y jóvenes que no
saben lo que fue la dictadura y la Transición, solo conocen lo de
ahora».
Así, con un rey que reina pero no gobierna, se llegó al
23-F, momento en el que el autor destaca que, a modo de excepción, «el
Rey cogió los mandos de la nación, porque la propia nación estaba
secuestrada en las Cortes». «Juanito, si cedes ahora, te quedas sin la
corona», rememora De la Lama las palabras de Don Juan a su hijo en esos
momentos cruciales para la historia. «Y se saltó la Constitución», al
entrar en asuntos políticos, para mantener la democracia. «Es nuestro
mejor aval. Nadie trata de hacer una barbaridad en España porque no se
atreven a enfrentarse a él», añade.
Monarquía «reactivada»
Ahora, cuando Don Juan Carlos acaba de cumplir 75 años,
su biógrafo destaca que en España hay partidarios de la figura del Rey
por su trayectoria y hechos más que monárquicos. A su juicio, la Corona
quedó desacreditada con Alfonso XI y Alfonso XII, pero «eso se olvidó y
se reactivó con el Rey Juan Carlos». De esta manera considera que si el
monarca liderase un partido político y se presentara a las elecciones
«ahora las ganaría sin duda alguna, y antes mucho más».
Respecto al futuro de la Corona, César de la Lama afirma
que él se ha permitido personalmente aconsejar al Rey que no abdique,
porque, insiste, «es una garantía para España. Que lo deje en el último
momento, cuando ya no pueda mas». El periodista y escritor asegura que
abdicar «es una palabra que hay que quitar de la imaginación porque no
está el momento para experimentos, aunque el hijo sea oro en polvo».
Con este libro, César de la Lama (Bilbao, 1929) cierra la
trilogía que inició hace 39 años con 'Juan Carlos, camino del trono'
(1974), a la que siguió 'Juan Carlos I, Rey' (1975), considerada la
primera biografía autorizada sobre el monarca.
TÍTULO: EL SUEÑO DE UN FRIQUI ESPAÑOL,.
Hay que estar un poco loco, o ser un friqui, como él mismo se denomina, para gastar seis semanas al año en una quimera, un sueño lleno de ...
Hay que estar un poco loco, o ser un friqui, como él
mismo se denomina, para gastar seis semanas al año en una quimera, un
sueño lleno de bichos, vegetación exuberante, territorios inhóspitos y
agua, mucha agua. «En la última expedición estuvimos cruzando ríos y con
el agua hasta aquí», dice Diego Cortijo, alzando su mano hasta el
cuello. Este funcionario vallisoletano afincado en Madrid es un fanático
de las civilizaciones antiguas desde niño. «Simplemente me gustaban»,
dice con sencillez.
Ahora sueña con los incas y con la selva. Está convencido
de que en el departamento peruano de Madre de Dios, una extensión de
85.330 kilómetros cuadrados que hace frontera con Bolivia y Brasil y
donde tienen que estar escondidos, entre la frondosa vegetación, los
restos de Paititi, la ciudad perdida de los incas. ¿Un sueño? «El Dorado
en sí es un mito pero el Paititi, como lo llaman los nativos, es un
lugar real que no se ha ubicado y que posiblemente estemos cerca de
encontrar», señala Cortijo, quien se agarra a los recientes
descubrimientos para seguir apostando por esta idea. A mil kilómetros al
este de Cuzco, la antigua capital del imperio inca que perduró cien
años entre los siglos XV y XVI, se han encontrado restos arqueológicos.
Esto hace pensar, según este explorador, que entre ese punto y la
capital tiene que haber algún tipo de asentamiento o ruta inca de
comercio. Y ahí entra la ciudad perdida de Paititi o huellas de
poblaciones más pequeñas. «En la selva amazónica han aparecido restos
arqueológicos del 2000 a. C. Lo que hacían los incas fue llegar, poner
su bandera y montar sus infraestructuras con lo que ya había», asevera. Y
ese afán explorador de los incas les llevó a instalarse en las alturas
de Machu Picchu y, por qué no, a hacerlo en medio de la selva.
Esta curiosidad y este alto porcentaje de que se
encuentren los asentamientos de esta civilización precolombina llevaron a
Cortijo a comenzar sus expediciones a la selva peruana. Unos viajes que
salen de su bolsillo y de dos patrocinadores que le permiten pagarse
los billetes de avión hasta Sudamérica y los sueldos a los nativos, que
se fían de las intenciones de este español que se ha ganado el respeto
de los pobladores de esa zona inmensa. «La gente me va contando lo que
han escuchado de sus antepasados gracias a la tradición oral. Además,
son los únicos que se atreven a ir por esa zona porque la conocen y hay
áreas, de un gran valor histórico y arqueológico, a las que ellos no dan
importancia porque las han visto toda la vida».
Incacok
Cortijo se ha adentrado cada año un poco más en la selva
para buscar esos caminos, esos indicios que confirmen que los incas
estuvieron allí. Y en su último viaje se encontró con una piedra a la
que bautizaron como Incacok. Un monolito gigante que parece el rostro de
un ser humano. Cortijo está convencido de que se trata de un gran
capricho de la naturaleza que, posiblemente, estuvo ayudado por la mano
del hombre. Un nuevo impulso para que el vallisoletano viaje otra vez
hasta el Amazonas.
«Los investigadores siempre han desechado la selva porque
normalmente los lugares arqueológicos se basaban en los caminos de
piedra por donde se transitaba. Y en la selva no se veía claramente por
dónde se podía ir. Pero ahora el chip está cambiando. En la selva hay
algo», afirma con claridad. Una selva que espera a Diego, que intentará
mover cielo y tierra para conseguir el dinero necesario para poder
encontrar su sueño: Paititi.
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