lunes, 28 de enero de 2013

EL PANICO DEVORÓ LA FIESTA DE BRASIL,./ UNA PROSTITUTA EN EL JAPÓN DEL SIGLO XVII.

TÍTULO: EL PANICO DEVORÓ LA FIESTA DE BRASIL,.
 Los bomberos que respondieron la madrugada de ayer a la alarma de incendio en la discoteca Kiss de la ciudad brasileña de Santa María no olvidarán fácilmente la escena que encontraron al llegar: una única puerta, por la que horas antes habían entrado al menos 500 jóvenes con ansias de diversión, se veía incapaz de franquear el paso al torrente de personas presas del pánico que trataban de abandonar el local.
Cientos de jóvenes buscaban una salida, casi asfixiados por una humareda altamente tóxica y bloqueados, primero, por el empeño de los guardias de seguridad en que no se marcharan sin pagar y, después, por los cadáveres de los más desafortunados, que ya no podían atender unos teléfonos móviles que no dejaban de sonar. Las autoridades facilitaron un balance de 233 víctimas mortales -120 hombres y 113 mujeres- y más de un centenar de heridos, muchos de ellos graves.
El establecimiento, propiedad del cantante y actor Kiko Spohr y su socio, el también empresario Mauro Hoffmann, acogía el sábado una fiesta privada de estudiantes de varias facultades de esta ciudad sureña de 260.000 habitantes que, entre otros centros, alberga la Universidad Federal de Santa María. Alumnos de esta institución, en su gran mayoría brasileños pero también de Uruguay y Paraguay, figuran en las interminables listas de fallecidos que proporcionó la Policía a la cola de medio kilómetro de familiares que aguardaba noticias de sus seres queridos.
Hacia las 2.00 hora local, el grupo Gurizada Fandangueira actuaba ante un público cuyo número exacto se desconocía anoche. Según testigos y varias agencias, el cantante del conjunto -que se autodenomina «banda pirotécnica» por el uso de este tipo de artefactos en escena- encendió un señalizador o bengala -algo prohibido en espacios cerrados- que, en una zona de techo bajo, alcanzó de inmediato el material de aislamiento acústico de la discoteca. Diversos asistentes a la fiesta declararon que los intérpretes trataron de sofocar las primeras llamas con extintores, que fallaron. El acordeonista de la banda figura entre las víctimas mortales del siniestro.
Licencia caducada
La luz se apagó y el fuego se extendió en muy pocos minutos por un local que desde el pasado agosto tenía caducada la licencia de actividad, explicó el comandante del Cuerpo de Bomberos del Estado de Río Grande do Sul, Moisés da Silva. Este permiso, que se concede tras comprobar las condiciones idóneas de seguridad, prevención y combate de incendios, había quedado invalidado y sus propietarios estaban en trámites para renovarlo. La ley brasileña permite, entretando, que el establecimiento continúe funcionando.
Las terribles escenas de pánico y desorientación que relatan los asistentes a la fiesta hacen dudar del buen criterio de las autoridades al mantener abierta la discoteca. Los bomberos, que tuvieron que tirar abajo parte de la fachada, localizaron en los servicios de Kiss decenas de cadáveres de jóvenes que habrían confundidos las puertas de los baños con inexistentes salidas al exterior. El caos se apoderó del único acceso al local. Los guardias de seguridad, supuestamente ignorantes del fuego, frenaron la estampida de los estudiantes durante unos instantes interminables y al final mortales para las víctimas.
Pero el terrible balance de 233 víctimas mortales es producto, sobre todo, del humo tóxico que inundó el recinto. «Gran parte de los fallecidos estaban amontonados en la entrada y la mayoría murió por asfixia», declaró el comandante Da Silva a 'O Globo'. La neumóloga Margareth Dalcolmo relató que la combinación de «la falta de salidas de emergencia y la cantidad de material sintético convirtieron el local en una ratonera». «La combustión de las sustancias de composición artificial en un ambiente sin entrada de oxígeno es altamente letal», añadió la especialista.
El precedente argentino
Kiss ahora es un establecimiento destruido pero hasta el sábado mandaba en la noche universitaria de Santa María. Su propietario se jactó en junio de 2011 de que cada jornada tenía «700 entradas vendidas de antemano y otras 700» cuando se abría la discoteca. Kiko Spohr lamentó en una entrevista «la manía que tiene todo el mundo de salir de casa al mismo tiempo». El empresario, al que los habitantes de la ciudad pedían en las redes sociales que diera la cara y transmitiera sus condolencias a las familias de las víctimas, declaró anoche ante la Policía.
El incendio de Santa María, que mantendrá Brasil de luto oficial durante tres días -serán treinta en la ciudad afectada-, suscitó especial interés en Argentina. A finales de 2004, un suceso similar causó 194 muertos en la discoteca República de Cromañón de Buenos Aires. En ambas ocasiones, durante un recital de una banda, una bengala fue el detonante de la tragedia. En el caso argentino, el siniestro le costó el cargo al alcalde y llevó a la cárcel a los componentes del grupo Callejeros.
29-1-2013 TÍTULO: UNA PROSTITUTA EN EL JAPÓN DEL SIGLO XVII.
La literatura japonesa va más allá de Murakami. Japón siempre ha ejercido una gran seducción en el lector occidental, como lo demuestra la ...
La literatura japonesa va más allá de Murakami. Japón siempre ha ejercido una gran seducción en el lector occidental, como lo demuestra la atención que se presta a escritores como Kawabata, Mishima o Akutagawa, dos de cuyos relatos sirvieron a su compatriota Kurosawa para filmar su célebre película 'Rashomon'. La sutileza, la sencillez y el interés por la captación de una imagen han hecho que la literatura nipona subyugue a Occidente.
No son pocos que los que abrazan su forma de entender la poesía y cultivan el haiku. Ahí está el caso del Nobel Tomas Tranströmer. La atracción por las letras japonesas ha originado hasta el nacimiento de editoriales especializadas, como es el caso de Satori. Quien desee remontarse al pasado y viajar el periodo Edo, que va de 1603 a 1868, tiene la oportunidad de sumergirse en las páginas de un título de acreditada calidad, 'Vida de una mujer amorosa', de Ihara Saikaku.
A través de las peripecias que vive una prostituta, el lector tiene la oportunidad de conocer ambientes descritos con gran realismo y desparpajo. El erotismo que rezuma el texto es muy diferente al acuñado por la tradición. El autor narra escenas insólitas, como el sexo entre un monje budista y la cortesana que protagoniza el libro, o una relación sexual entre dos mujeres. Lo curioso es que el autor no dulcifica su prosa para contar estos episodios, desprovistos de cualquier ornato.
Ihara Saikaku (1623-93) es considerado el escritor japonés más relevante de su tiempo. Para un lector occidental, leer a Saikaku es adentrarse en un mundo desconocido y fascinante, el del Japón del siglo XVII, un mundo de reglas estrictas, de desprecio hacia la mujer y su papel en la sociedad, que se limita al de esposa silenciosa o acompañante complaciente del hombre. 'Vida de una mujer amorosa' es la historia de una de estas mujeres de gran belleza cuya trayectoria se verá marcada por sus apetitos sexuales, un pecado imperdonable para la mujer de la época que retrata.
La narradora será sucesivamente esposa, cortesana, concubina de un sacerdote, amante de un señor feudal y prostituta de la calle. La protagonista y narradora disfrutará de unos años de juventud excitante, pero, a medida que se hace mayor, su comportamiento la conducirá hacia un lento e inexorable declive y un patético final, muy similar al del resto de los personajes femeninos de Saikaku. Este inevitable destino de las mujeres de Saikaku demuestra el papel secundario y siempre trágico de la mujer japonesa del periodo Edo. El mensaje subyacente de la obra del escritor japonés parece mostrar que la promiscuidad y el comportamiento licencioso son únicamente potestad de los hombres y que las mujeres, una vez perdido su atractivo sexual, sirven de muy poco.

Estilo descarado

Ihara Saikaku ha sido descrito como uno de los escritores más desinhibidos de todos los tiempos. Su estilo directo y descarado puede parecer poco erótico al lector moderno, acostumbrado a una sensualidad más refinada, pero en su época marcó un nuevo camino para la literatura e inauguró un género nuevo de prosa de ficción, el de los "libros del mundo flotante" (ukiyo-zôshi).
Bajo este poético título se agrupan narraciones que describen las peripecias de ciertos personajes urbanos que frecuentan los barrios más libertinos de las ciudades. Saikaku escribió con gran realismo sobre estos hombres y mujeres del periodo Edo, personajes sometidos a las costumbres férreas de la época que luchan, sin embargo, por alcanzar la felicidad. Hombres y mujeres del pueblo que adquieren riqueza y poder, pero que no llegan a conseguir un auténtico estatus social.
Antes de convertirse en un famoso escritor de relatos, Saikaku era ya muy conocido como poeta. Se le consideraba un virtuoso de los haikus y las estrofas encadenadas, no tanto por la calidad de su obra, como por la gran facilidad con que escribía. Se cuenta que en el transcurso de un solo día, llegó a escribir 23.500 versos. Esta fecundidad le llevó a componer muchos poemas de poca calidad, pero en los que ya aparecía el acusado cinismo que después desarrollaría en su magnífica obra en prosa.

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