TÍTULO: En “El Pescador de Estrellas” somos los dueños de nuestro hambre,
Los músicos o la música o mejor dicho la industria de la música y todos los que vivimos, de alguna manera, de ella lleva ya en crisis 6 o 7 años.
Está crisis mundial que nos afecta a todos es lluvia sobre mojado para la música. Recuerdo que no hace ni 8 años los productores, los músicos, los arreglistas, los estudios de grabación, las compañías discográficas…recibíamos por nuestro trabajo un salario mucho mas grande que el que recibimos ahora. Es una historia que ha ido a menos a medida que las nuevas tecnologías y sus fantásticas posibilidades ganaban terreno y se hacían accesibles a todos los mortales.
No es mi intención hacer un análisis de los “como” ni de los “porqués” de la situación actual. Lo único que pretendo es fotografiar el momento en el que decidí abrir mi propia compañía que como sabéis se llama “El Pescador de Estrellas”.
Baste decir que hasta ese momento, mis trabajos como productor, compositor, editor o cantante habían vendido más de un millón de discos y que gozaba de un momento excelente de “moda” y popularidad. Os hablo claro está de la suma de las ventas de discos de Camarón, Tijeritas, Niña Pastori, Manzanita, Paco ortega e Isabel Montero,Pata Negra, El Cigala, Las Tres Mil Viviendas, José Merce, Sobreviviré, etc.
De pronto un día hice las cuentas y me di cuenta de que podía ganar mucho más, vendiendo 3.000 copias produciendo y distribuyendo desde una pequeña compañía propia, que lo me obtenía o me daban las multinacionales después de vender 150.000 discos de uno de los artistas que producía. Me di cuenta de que, en algunos casos, mis trabajos dejaban a la multinacional 150 millones de las antiguas pesetas y que yo percibía de todo ese dinero que había generado apenas dos millones.
Con el comienzo de la crisis en la industria estas mismas compañías comenzaron a apretarnos y a recortar gastos. ¿Y de donde? Ya lo podéis imaginar: Del dinero que se destinaba a los artistas en desarrollo, de los costos de producción de los discos, de los costos de los estudios, etc.
De pronto fuí testigo de que tenía que hacer el mismo trabajo que antes por mucho menos dinero progresivamente. Un artista en desarrollo en el año 95, 96, 97…podía tener un presupuesto de producción mínimo de 36.000 euros. Yo trabajaba casi siempre con presupuestos que estaban entre los 42.000 y los 60.000 euros.
De repente nos empezaron a apretar y querían que hiciésemos el mismo trabajo por 12.000, 18.000 o 24.000 euros. Había que apretar hasta el límite a los propietarios de los estudios a los arreglistas y a los músicos. Es decir a casi todos los que hacían posible el éxito, el negocio del que disfrutaban ellos. Entonces dije ¡basta! y decidí seriamente montar mi propia empresa. Una pequeña compañía para “artistas grandes” y ser el dueño de mis decisiones, ser el dueño de mi hambre.
En aquel momento yo tenía una empresa en Sevilla que se llamaba “Aire Flamenco” que dirigía un gran amiga llama Milagros Ángel. ¡Un beso donde estés! Milagros escribía estupendamente. En aquel momento escribía letras para canciones, pequeños relatos, etc.
Yo llevaba ya unos cuantos años dedicado casi exclusivamente a desarrollar carreras de artistas que comenzaban. Que nacían discográficamente hablando en el punto O. Siempre me gustó ese trabajo de enfoque. Llegar a la nitidez de una propuesta desde la distorsión de todo lo que un artista puede ofrecer.
Un día que Mila y yo hablábamos me dijo que tenía un regalo para mí. Ella conocía , porque lo habíamos comentado muchas veces, que iba a poner en marcha mi propia compañía y me traía un regalo. Un nombre para mi discográfica. Ya lo tenía registrado pero quería que fuese mío. Ese día fue la primera vez que vi escrito “El Pescador de Estrellas”, lo acompañaba de un pequeño relato a modo de homenaje a mi trabajo de cada día con los nuevos artistas.
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