Baja la fiebre por la Gioconda del Prado
Un año después de su
«resurrección» y tras visitar en París a su gemela, la pintura luce sin
sobresaltos en la sala 49 del museo
Más de tres millones de personas visitaron el museo del
Prado en 2012. Es un nuevo y apetecido récord para una de las grandes
pinacotecas del mundo, que tiene en la pintura de Velázquez, Goya o el
Bosco sus grandes imanes. Un atractivo que se incrementó hace ahora doce
meses gracias a una obra que llevaba más de un siglo en el museo pero a
la que un espectacular lavado de cara puso en la primera línea
escaparate. Es la Gioconda del Prado, que compite en belleza con su
famosa gemela del Louvre, con la que compartió sala unos días en el
museo parisino y que fue pintada bajo la supervisión del mismísimo
Leonardo da Vinci hace cinco siglos.
La fiebre que generó se ha moderado. La catarata de
curiosos que se agolpó frente a la tela hace un año se ha tornado en un
constante y ordenado rosario de espectadores que desfilan sin alborotos
por la sala 49 del Prado, su emplazamiento provisional. No se producen
las agobiantes aglomeraciones de cada día ante la Gioconda parisina ni
tiene como ella protección especial. No hay vidrio ni cordón de
seguridad, aunque los bedeles han de estar muy atentos. El Prado no
permite hacer fotos -ni siquiera sin flash- pero son muchos los
espectadores que se saltan la orden y se escapa algún que otro flashazo,
para disgusto de los vigilantes.
La locura se desató el pasado 21 de febrero, primer día
de exposición de la tabla restaurada de esta 'gemela' de la Mona Lisa de
París. Una marea humana pugnaba por acercarse al cuadro pintado por una
mano aún desconocida pero ante la vigilante mirada de Leonardo da
Vinci, según coinciden los expertos, conservadores y restauradores que
dieron cuenta tres semanas antes de los detalles de una excepcional
«resurrección».
La oscura 'Gioconda de Madrid' permaneció décadas en la
sala 56-B sin generar excesiva atención. El Louvre pidió al Prado en
2010 que estudiara su Gioconda ante la exposición que preparaba sobre la
'Santa Ana' de Leonardo para la pasada primavera. La tabla llevaba casi
tres siglos en las colecciones reales, pero todo cambio cuando en 2011
se retiró un denso repinte negro del siglo XVIII que ocultaba el paisaje
original, parejo al de la Mona Lisa del Louvre. Se resaltó la
enigmática belleza de una figura que hoy brilla mucho más que su gemela
parisina, oscurecida por los oxidados barnices de los que se liberó a la
madrileña. Dos años necesitó el taller del Prado para concluir el
complejo proceso de restauración, tras constatar que la «excepcional»
conservación de la tabla permitía quitar los repintes sin peligro.
El ojo de Leonardo
Fue «una auténtica revelación» para Almudena Sánchez
Martín, conservadora responsable de la intervención, que abría «una
ventana que llevaba cerrada más de dos siglos». La investigación fue
«una gran aportación para conocer el procedimiento de trabajo de
Leonardo y el modo en que se realizó la obra original».
La Gioconda del Prado, hasta entonces una copia más, pasó
a ser «la versión más importante de todas las conocidas». Se confirmó
que fue ejecutada al tiempo que la de París y bajo la atenta mirada del
genio del Renacimiento. Los estudios y la restauración «confirman la
elaboración paralela» de unas pinturas a las que cabe llamar gemelas sin
temor a errores. Ambas figuras son idénticas en dimensiones y
morfología y cada corrección del dibujo bajo la pintura original de la
de París se repite en la del Prado. Se aprecia en la alteración del
contorno de la cintura, la posición de los dedos, el perfil del velo y
el de la cabeza e incluso ajustes de los perfiles de las mejillas y el
cuello.
No cabe duda de que el ojo de Leonardo vigiló a esta
Gioconda, pintada sobre nogal y no sobre roble o chopo como se suponía, y
sobre la misma preparación sin yeso y con blanco de plomo que 'La dama
del Armiño' o el 'San Juan Bautista' de Da Vinci. No se ha dilucidado
cuál de los discípulos del genio florentino la pintó, pero todas las
papeletas son para Andrea Salaï (1480-1524) y Francesco Melzi
(1493-1573), amante y heredero de Leonardo. Fuera quien fuere, tuvo a la
vista el trabajo de Leonardo y realizó las mismas correcciones, desde
el dibujo preparatorio hasta las últimas pinceladas. El discípulo pintó
junto al caballete del maestro, y repitió paso por paso los
planteamientos, arrepentimientos y correcciones de Da Vinci. La
diferencia radica en el muy leonardesco 'sfumato', ausente en la Mona
Lisa de Madrid, y en las cejas que sí tiene la de Madrid y no la del
Louvre. El Prado habla así siempre de «copia» para referirse a la tabla
de Madrid y de «original» cuando se habla de la de París.
La resurreción de la Gioconda del Prado abrió el debate
sobre si se debe o no restaurar la Mona Lisa del Louvre, con la que la
pintura del Prado se confrontó en junio pasado catalogada como 'La
Gioconda, taller de Leonardo' junto a joyas de Rafael, Fra Angélico o
Boticelli.
TÍTULO: LLUVIA DE PULGADAS EN LAS VEGAS,.
Ver en Las Vegas a un nutrido grupo de gente alrededor de una mesa de juego no es nada extraño. Que no estén esperando a conocer el,.
Ver en Las Vegas a un nutrido grupo de gente alrededor de
una mesa de juego no es nada extraño. Que no estén esperando a conocer
el resultado que depara la última mano de póker o para ver el color y el
número de la ruleta por el que se decanta la bola es algo más inusual.
En este caso el centro de atención es una partida de Monopoly que está
usando como tablero una pantalla de 27 pulgadas. Se trata de 'IdeaCentre
Horizon 27', un tablet de un tamaño similar al de una mesa de café y
que el fabricante chino Lenovo ha presentado como el primer "ordenador
interpersonal". Equipado con Windows 8, al colocarlo en posición
horizontal cambia su interfaz para ser utilizado en compañía,
respondiendo a diez puntos táctiles al mismo tiempo, lo que le
diferencia de otros proyectos similares.
Este ha sido uno de los puntos de color del Consumer
Electronics Show (CES) que acaba de concluir en la urbe que preside el
desierto de Nevada. A pesar de lo ecléctico de la primera gran cita
mundial del gremio tecnológico, los televisores se han convertido en los
grandes protagonistas durante estos días. Las novedades se han centrado
en resoluciones de ensueño y controles gestuales y orales, así como
diseños gigantescos, curvos o transparentes. El nuevo estándar 4K
UltraHD ha pulverizado todos los registros existentes y ha reinventado
la alta definición tal y como el mercado la conoce a día de hoy.
multiplicando por cuatro la resolución de una televisión HD de 1080p.
Samsung, que recogió gran parte del protagonismo
desechado por Amazon, Google, Microsoft y Apple con sus ausencias,
presentó un equipo de 85 pulgadas que incorpora esta tecnología aunque
fue muy difuso en lo que respecta a fechas y precios de su
comercialización. Sin embargo, entre los nuevos inquilinos del catálogo
de la firma surcoreana destaca un televisor lejos de esas monstruosas
medidas, el LED F8000. Viene equipado con un procesador de cuatro
núcleos y dispone de un sistema de reconocimiento que adapta los
contenidos en función de los gustos y la edad de los usuarios. No hace
falta el mando, basta con entonar la voz y preguntar, evitando de esta
manera un soporífero paseo por toda la parrilla televisiva para dar con
algo que merezca la pena.
Los equipos OLED también han tenido presencia,
principalmente, de la mano de LG. La factoría de Seúl mostró la primera
pantalla curva de esta especie, lo que permitiría, entre otras cosas,
eliminar "las distracciones visuales" que producen una visión defectuosa
en los bordes. Además del EA9800, LG ha anunciado Laser TV, una
pantalla de cien pulgadas que llegará a Estados Unidos durante el primer
trimestre del presente curso, así como varios modelos UltraHD. El mayor
problema que plantea esta nueva tecnología es la creación de contenidos
adaptados a esta definición. El otro contratiempo para los fabricantes
reside en que la televisión no es un equipo con un ciclo de vida tan
corto como el de los móviles o las tabletas. Para solventar esto,
Samsung pondrá en el mercado 'Smart Evolution', un pequeño dispositivo
que servirá para actualizar las prestaciones de modelos adquiridos
recientemente.
A pesar de la cercanía del Mobile World Congress que se
celebrará a finales de febrero en Barcelona, algunos han mostrado sus
cartas en lo que a telefonía móvil se refiere. El CES 2013 ha colaborado
a difuminar un poco más las fronteras entre los 'smartphones' y las
tabletas con terminales como el Ascend Mate, del fabricante chino
Huawei, que tiene una pantalla de 6,1 pulgadas, la más grande del
mercado. Unas medidas que incluso superan al Galaxy Note de Samsung,
quien ha abanderado durante muchos meses esta gama bautizada como
'phablet' o 'tabletofono'.
Por su parte, Lenovo ha dado a conocer el K900 de 5,5
pulgadas, que comenzará a comercializarse en mercados emergentes. ZTE
lanzará en las próximas semanas Grand S, un teléfono de 6,9 milímetros
de grosor y cinco pulgadas, un tamaño que también ha sido escogido por
Sony para actualizar su gama de móviles. El Xperia Z, el gigante de la
compañía nipona, tiene una cámara de 13 megapíxeles, está equipado con
un procesador de cuatro núcleos y aguanta treinta minutos bajo el agua,
pudiendo atender una llamada mientras te duchas. En algunos países, este
terminal llegará acompañado del ZL, más pequeño que su hermano pero con
las mismas prestaciones.
Las tabletas han tenido menos visibilidad que en otras
ocasiones. Entre lo más destacado, Panasonic presentó un modelo de 20
pulgada, Polaroid dio a conocer dos modelos 'low cost' y marcas como
Sony o Samsung han puesto al día su oferta con mayores medidas.
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