Casi trece años después de su salida a la venta, Sony ha decidido dar por terminado el ciclo de vida de PlayStation 2. La compañía anunció a .
Casi trece años después de su salida a la venta, Sony ha
decidido dar por terminado el ciclo de vida de PlayStation 2. La
compañía anunció a principios de la semana pasada que dejaba de enviar
remesas de la consola a Japón. La multinacional confirmaba ayer que el
cese de la producción es total y afecta a todos los territorios, de tal
forma que la consola más exitosa de la historia desaparecerá de las
tiendas una vez se agote el stock. ¿La razón? «Hemos decidido
concentrarnos en nuestras plataformas más novedosas y populares, PS3, PS
Move y PS Vita», aseguran desde Sony España. La noticia sorprende
porque no resulta tan descabellado imaginar una segunda juventud para el
dispositivo en países con economías emergentes.
Los últimos números de la compañía hablan de más de 153
millones de unidades puestas en circulación en todo el mundo, 5 millones
de ellas en España. Una proeza que la convierte en la consola de
sobremesa más vendida de la historia, solo superada por una portátil, la
Nintendo DS. En lo que respecta a los juegos, la máquina tampoco tiene
quien le haga sombra. Sony sacaba la calculadora en enero de 2011 y
anunciaba que se habían vendido más de 1.520 millones para la
plataforma, entre los más de 10.800 títulos disponibles para la misma.
Con estas cifras no es de extrañar que las diferentes
divisiones de Sony Computer Entertainment -la japonesa, la americana y
la europea- se convirtieran en las más rentables del mundo en el sector y
en una de las más rentables de toda la corporación. Pero ¿qué llevó al
éxito de PlayStation 2? Fue un cúmulo de factores. Lanzada en marzo de
2000 en Japón, PS2 fue diseñada también por el padre de su antecesora,
Ken Kutaragi. El ingeniero pretendía explotar el éxito de la marca y por
ello dotó a esta segunda consola de compatibilidad con los juegos de la
anterior. A fin de cuentas PlayStation había vendido más de 104
millones de unidades en todo el mundo, cifra que aún no ha superado ni
la todopoderosa Wii de Nintendo.
Pero la jugada maestra vino con la inclusión de un lector
de DVD en la máquina. A Sony, como productora y distribuidora de cine y
soportes de almacenamiento ópticos, le interesaba promocionar el nuevo
formato. Además, las mayores capacidades gráficas y sonoras de la
máquina exigían cada vez más espacio para los juegos en los discos, así
que la multinacional no se lo pensó dos veces. Sin duda, introducir un
lector de estas características incrementó el precio hasta la friolera
de las 74.900 pesetas que la consola costó en su lanzamiento en España,
en noviembre de 2000. Era casi el doble de lo que valía su máxima
competidora, la Dreamcast de Sega, lanzada un año antes en nuestro país.
La idea funcionó porque los primeros reproductores de DVD eran también
bastante caros y muchos aficionados al séptimo arte optaron por hacerse
con una de estas máquinas. Hubo que esperar hasta 2002 para que
Microsoft repitiera el movimiento con la primera Xbox.
Lo más sorprendente es que la máquina no fue, ni por
asomo, la mejor de su generación. La CPU gobernada por el chip de 128
Bits Emotion Engine corría a 294'912 Mhz y su chip de gráficos, llamado
Graphics Synthesizer, avanzaba a 147 Mhz, muy alejado de los números que
marcarían máquinas como la GameCube de Nintendo o la Xbox un par de
años más tarde. Sin embargo, el atractivo de la marca y haber llegado
antes al mercado propiciaron que los desarrolladores se centraran en la
máquina de Sony. Sagas exclusivas como 'Gran Turismo', 'Metal Gear
Solid' y 'Final Fantasy' hicieron fuerte a la consola, mientras que
juegos que también llegaron a otras plataformas forjaron su leyenda en
PS2, como la saga 'Grand Theft Auto'.
Los juegos más sociales
Un par de años antes de que la consola llegara a la mitad
de su ciclo, los estudios de desarrollo de Sony dieron vida a una serie
de juegos que hasta el momento no habían tenido hueco en el hogar,
orientados a público jugador y no jugador. La consola disponía de dos
entradas USB que permitía conectar distintos periféricos. Así,
'SingStar' convertía la máquina en un karaoke con un sistema de
puntuaciones gracias a un par de micrófonos, y 'Buzz', en un concurso
televisivo con preguntas y pulsadores, mientras que 'eyeToy', una cámara
que se conectaba a la máquina, permitía que los más pequeños de la casa
pudieran jugar únicamente con el movimiento de sus cuerpos, adelantando
lo que Kinect refinaría años después para Xbox 360. Precisamente, estos
tres se encuentran en la lista de los 200 más vendidos. Así comenzaban
los llamados juegos 'casual' que tan bien ha rentabilizado Nintendo con
la Wii.
Pese a que Sony aparca a un lado la consola, algunas
compañías seguirán sacando títulos. Es el caso de Square Enix que, en
marzo de este año, lanzará una nueva entrega de 'Final Fantasy'.Sin ir
más lejos 'Fifa 13' y 'PES 13' también tuvieron su versión para
PlayStation 2 el pasado año. A buen seguro, habrá más ejemplos,.
Una foto en la que Sergio Vila-Sanjuán
(Barcelona,1957) aparece en la feria de muestras de Barcelona sobre la
pala de un tractor sirvió para,.
Una foto en la que Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona,1957)
aparece en la feria de muestras de Barcelona sobre la pala de un tractor
sirvió para que el escritor comenzase a recordar los años sesenta.
Vila-Sanjuán es el ganador del 69 premio Nadal con 'Estaba en el aire',
novela «de memoria, que no de memorias», que mezcla amor, humor, dinero y
periodismo. Es la segunda del escritor, crítico y periodista barcelonés
que se remonta a la década de su infancia, para recrear el claroscuro
de la capital catalana en un tiempo de ilusión y esperanzas, lastrado
aún por la mísera oscuridad de la posguerra pero que adivina un futuro
más luminoso.
-¿Prima el gris del pasado o el color del futuro?
-Se mezclan. Es un homenaje a la España
que pasa del agujero negro de la miseria a la colorida sociedad de
consumo. Transcurre en la Barcelona de los primeros sesenta en torno a
un programa de radio, 'Rinomicina le busca', antecedente real del 'Quién
sabe dónde' de Lobatón, que localizaba personas desaparecidas. Mi padre
era el patrocinador publicitario y Enrique Rubio el locutor. Los
transformo a ambos para cruzar en el programa los destinos de varios
personajes.
-Entonces sus protagonistas están basados en personas que existieron.
-No. Son construcciones con base real. Como una mujer de
la alta sociedad barcelonesa -apenas sesenta familias, que no es lo
mismo que la burguesía-, con el amargo don de la belleza, que diría
Terenci Moix. Una mujer bellísima y tal vez por ello muy desgraciada,
con un importante problema que resolver y que articula la historia. Hay
un publicitario joven e idealista que empuja el programa y que topará
con problemas derivados del ambiente sociopolítico de la época. También
aparece un contradictorio magnate de la industria con conexiones
políticas, ambivalente, idealista y amante de la libertad. El último es
un joven inmigrante del norte, a punto de ser deportado al bajar del
tren en Barcelona, pero que aguantará el tipo y ganará en el futuro.
-¿La mujer soporta todo el peso del relato?
-Junto al programa de radio. El
personaje tiene atractivo y espero que gancho. Es una mujer de los
sesenta, muy castigada por las convenciones de su tiempo y vista de una
forma nada habitual.
-¿Ficción con una base muy real entonces?
-Es una novela muy contaminada de periodismo, como tres
generaciones de mi familia, que están ahí. La grabación en 1961 de
'Reina por un día', de mi tío Pipe, guionista y pionero en los estudios
de Miramar, es un capítulo. El periodismo de los años veinte, el de mi
abuelo, que se hacía entre tiroteos, estaba en mi primera novela, 'Una
heredera de Barcelona'. Los sesenta, los años de mi padre, son un
momento bonito. Hay censura, pero Barcelona se consolida como capital de
la comunicación. Se crean las grandes agencias de publicidad de España,
que harán época, como los programas de radio y los estudios de Miramar
en televisión. Surge la comunicación moderna que cambia el imaginario de
la gente. Llegan los electrodomésticos, las comodidades, el
seiscientos, que conviven aún con la alpargata. Es un tiempo no muy
explicado en la narrativa y creía que había campo para hacerlo.
Sin bañeras en casa
-¿Cómo cambió la realidad?
-Nacía el concepto de marketing. Narro cómo se lanzó en
la radio la campaña de promoción de un champú centrándose en el sábado,
el día que la gente acudía a los baños públicos. Marketing americano
para una España en la que la más de la mitad de las casas carecían de
ducha o bañera. Ahí está la paradoja.
-¿Le criticarán a usted por ser un crítico metido a novelista?
-Puede. Pero no me he considerado nunca un crítico. Mi
vocación fue y es la información literaria, en la que seguiré. Mis
novelas son deudoras de mi oficio. Se contaminan de periodismo con
trabajo sobre fuentes, búsqueda de datos, rastreos de hemeroteca y
diarios.
-¿Los tambores secesionistas amenazan el cetro cultural y editorial de Barcelona?
-Es la capital editorial desde hace medio siglo y el
referente hispanoamericano desde el siglo XV. La historia afianza esa
vocación de proyección como uno de los centros de la industria de la
cultura en el mundo hispánico. Ahí está el boom, la eclosión teatral o
la publicitaria. No sería bueno que esto se perdiera. Respeto todo las
posturas en el debate pero la capacidad de irradiación de Barcelona en
el mundo editorial y cultural hispano debe mantenerse. No perdamos esa
riqueza.
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