martes, 8 de enero de 2013

ADIÓS A LA CONSOLA QUE LLEVO EL VIDEOJUEGO A LAS MASAS./ «En los 60 convivieron en España la fiebre del consumo y la alpargata»

TÍTULO:_ADIÓS A LA CONSOLA QUE LLEVO EL VIDEOJUEGO A LAS MASAS.


Casi trece años después de su salida a la venta, Sony ha decidido dar por terminado el ciclo de vida de PlayStation 2. La compañía anunció a .

Casi trece años después de su salida a la venta, Sony ha decidido dar por terminado el ciclo de vida de PlayStation 2. La compañía anunció a principios de la semana pasada que dejaba de enviar remesas de la consola a Japón. La multinacional confirmaba ayer que el cese de la producción es total y afecta a todos los territorios, de tal forma que la consola más exitosa de la historia desaparecerá de las tiendas una vez se agote el stock. ¿La razón? «Hemos decidido concentrarnos en nuestras plataformas más novedosas y populares, PS3, PS Move y PS Vita», aseguran desde Sony España. La noticia sorprende porque no resulta tan descabellado imaginar una segunda juventud para el dispositivo en países con economías emergentes.
Los últimos números de la compañía hablan de más de 153 millones de unidades puestas en circulación en todo el mundo, 5 millones de ellas en España. Una proeza que la convierte en la consola de sobremesa más vendida de la historia, solo superada por una portátil, la Nintendo DS. En lo que respecta a los juegos, la máquina tampoco tiene quien le haga sombra. Sony sacaba la calculadora en enero de 2011 y anunciaba que se habían vendido más de 1.520 millones para la plataforma, entre los más de 10.800 títulos disponibles para la misma.
Con estas cifras no es de extrañar que las diferentes divisiones de Sony Computer Entertainment -la japonesa, la americana y la europea- se convirtieran en las más rentables del mundo en el sector y en una de las más rentables de toda la corporación. Pero ¿qué llevó al éxito de PlayStation 2? Fue un cúmulo de factores. Lanzada en marzo de 2000 en Japón, PS2 fue diseñada también por el padre de su antecesora, Ken Kutaragi. El ingeniero pretendía explotar el éxito de la marca y por ello dotó a esta segunda consola de compatibilidad con los juegos de la anterior. A fin de cuentas PlayStation había vendido más de 104 millones de unidades en todo el mundo, cifra que aún no ha superado ni la todopoderosa Wii de Nintendo.
Pero la jugada maestra vino con la inclusión de un lector de DVD en la máquina. A Sony, como productora y distribuidora de cine y soportes de almacenamiento ópticos, le interesaba promocionar el nuevo formato. Además, las mayores capacidades gráficas y sonoras de la máquina exigían cada vez más espacio para los juegos en los discos, así que la multinacional no se lo pensó dos veces. Sin duda, introducir un lector de estas características incrementó el precio hasta la friolera de las 74.900 pesetas que la consola costó en su lanzamiento en España, en noviembre de 2000. Era casi el doble de lo que valía su máxima competidora, la Dreamcast de Sega, lanzada un año antes en nuestro país. La idea funcionó porque los primeros reproductores de DVD eran también bastante caros y muchos aficionados al séptimo arte optaron por hacerse con una de estas máquinas. Hubo que esperar hasta 2002 para que Microsoft repitiera el movimiento con la primera Xbox.
Lo más sorprendente es que la máquina no fue, ni por asomo, la mejor de su generación. La CPU gobernada por el chip de 128 Bits Emotion Engine corría a 294'912 Mhz y su chip de gráficos, llamado Graphics Synthesizer, avanzaba a 147 Mhz, muy alejado de los números que marcarían máquinas como la GameCube de Nintendo o la Xbox un par de años más tarde. Sin embargo, el atractivo de la marca y haber llegado antes al mercado propiciaron que los desarrolladores se centraran en la máquina de Sony. Sagas exclusivas como 'Gran Turismo', 'Metal Gear Solid' y 'Final Fantasy' hicieron fuerte a la consola, mientras que juegos que también llegaron a otras plataformas forjaron su leyenda en PS2, como la saga 'Grand Theft Auto'.
Los juegos más sociales
Un par de años antes de que la consola llegara a la mitad de su ciclo, los estudios de desarrollo de Sony dieron vida a una serie de juegos que hasta el momento no habían tenido hueco en el hogar, orientados a público jugador y no jugador. La consola disponía de dos entradas USB que permitía conectar distintos periféricos. Así, 'SingStar' convertía la máquina en un karaoke con un sistema de puntuaciones gracias a un par de micrófonos, y 'Buzz', en un concurso televisivo con preguntas y pulsadores, mientras que 'eyeToy', una cámara que se conectaba a la máquina, permitía que los más pequeños de la casa pudieran jugar únicamente con el movimiento de sus cuerpos, adelantando lo que Kinect refinaría años después para Xbox 360. Precisamente, estos tres se encuentran en la lista de los 200 más vendidos. Así comenzaban los llamados juegos 'casual' que tan bien ha rentabilizado Nintendo con la Wii.
Pese a que Sony aparca a un lado la consola, algunas compañías seguirán sacando títulos. Es el caso de Square Enix que, en marzo de este año, lanzará una nueva entrega de 'Final Fantasy'.Sin ir más lejos 'Fifa 13' y 'PES 13' también tuvieron su versión para PlayStation 2 el pasado año. A buen seguro, habrá más ejemplos,.
 
 
 Una foto en la que Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona,1957) aparece en la feria de muestras de Barcelona sobre la pala de un tractor sirvió para,.
 
Una foto en la que Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona,1957) aparece en la feria de muestras de Barcelona sobre la pala de un tractor sirvió para que el escritor comenzase a recordar los años sesenta. Vila-Sanjuán es el ganador del 69 premio Nadal con 'Estaba en el aire', novela «de memoria, que no de memorias», que mezcla amor, humor, dinero y periodismo. Es la segunda del escritor, crítico y periodista barcelonés que se remonta a la década de su infancia, para recrear el claroscuro de la capital catalana en un tiempo de ilusión y esperanzas, lastrado aún por la mísera oscuridad de la posguerra pero que adivina un futuro más luminoso.
-¿Prima el gris del pasado o el color del futuro?
-Se mezclan. Es un homenaje a la España que pasa del agujero negro de la miseria a la colorida sociedad de consumo. Transcurre en la Barcelona de los primeros sesenta en torno a un programa de radio, 'Rinomicina le busca', antecedente real del 'Quién sabe dónde' de Lobatón, que localizaba personas desaparecidas. Mi padre era el patrocinador publicitario y Enrique Rubio el locutor. Los transformo a ambos para cruzar en el programa los destinos de varios personajes.
-Entonces sus protagonistas están basados en personas que existieron.
-No. Son construcciones con base real. Como una mujer de la alta sociedad barcelonesa -apenas sesenta familias, que no es lo mismo que la burguesía-, con el amargo don de la belleza, que diría Terenci Moix. Una mujer bellísima y tal vez por ello muy desgraciada, con un importante problema que resolver y que articula la historia. Hay un publicitario joven e idealista que empuja el programa y que topará con problemas derivados del ambiente sociopolítico de la época. También aparece un contradictorio magnate de la industria con conexiones políticas, ambivalente, idealista y amante de la libertad. El último es un joven inmigrante del norte, a punto de ser deportado al bajar del tren en Barcelona, pero que aguantará el tipo y ganará en el futuro.
-¿La mujer soporta todo el peso del relato?
-Junto al programa de radio. El personaje tiene atractivo y espero que gancho. Es una mujer de los sesenta, muy castigada por las convenciones de su tiempo y vista de una forma nada habitual.
-¿Ficción con una base muy real entonces?
-Es una novela muy contaminada de periodismo, como tres generaciones de mi familia, que están ahí. La grabación en 1961 de 'Reina por un día', de mi tío Pipe, guionista y pionero en los estudios de Miramar, es un capítulo. El periodismo de los años veinte, el de mi abuelo, que se hacía entre tiroteos, estaba en mi primera novela, 'Una heredera de Barcelona'. Los sesenta, los años de mi padre, son un momento bonito. Hay censura, pero Barcelona se consolida como capital de la comunicación. Se crean las grandes agencias de publicidad de España, que harán época, como los programas de radio y los estudios de Miramar en televisión. Surge la comunicación moderna que cambia el imaginario de la gente. Llegan los electrodomésticos, las comodidades, el seiscientos, que conviven aún con la alpargata. Es un tiempo no muy explicado en la narrativa y creía que había campo para hacerlo.
Sin bañeras en casa
-¿Cómo cambió la realidad?
-Nacía el concepto de marketing. Narro cómo se lanzó en la radio la campaña de promoción de un champú centrándose en el sábado, el día que la gente acudía a los baños públicos. Marketing americano para una España en la que la más de la mitad de las casas carecían de ducha o bañera. Ahí está la paradoja.
-¿Le criticarán a usted por ser un crítico metido a novelista?
-Puede. Pero no me he considerado nunca un crítico. Mi vocación fue y es la información literaria, en la que seguiré. Mis novelas son deudoras de mi oficio. Se contaminan de periodismo con trabajo sobre fuentes, búsqueda de datos, rastreos de hemeroteca y diarios.
-¿Los tambores secesionistas amenazan el cetro cultural y editorial de Barcelona?
-Es la capital editorial desde hace medio siglo y el referente hispanoamericano desde el siglo XV. La historia afianza esa vocación de proyección como uno de los centros de la industria de la cultura en el mundo hispánico. Ahí está el boom, la eclosión teatral o la publicitaria. No sería bueno que esto se perdiera. Respeto todo las posturas en el debate pero la capacidad de irradiación de Barcelona en el mundo editorial y cultural hispano debe mantenerse. No perdamos esa riqueza.

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