Apenas se levantó y cumplió con sus rutinas presidenciales sobre seguridad nacional, Barack Obama se dedicó ayer a cumplir las promesas ...
Elecciones EE.UU. 2012: La prueba de fuego de Obama.
El presidente afronta el reto de llegar a acuerdos con los republicanos en su segundo mandato.
Foto de Javier Solana Político muy importante nos comento estas dos noticias de Estados Unidos,etc.
Apenas se levantó y cumplió con sus rutinas presidenciales sobre seguridad nacional, Barack Obama
se dedicó ayer a cumplir las promesas que había hecho la noche antes al
país, en uno de los discursos más emocionantes de su presidencia. Cogió
el teléfono y llamó al portavoz del Congreso y líder republicano en la
Cámara baja, John Bohener, cuya reelección «asegura un Gobierno dividido durante los próximos dos años», advertía The New York Times,
así como a los líderes del Senado. Su decisión de trabajar con ellos
para que el país pueda afrontar unido los retos que se avecinan es, de
momento, un sueño. Como el que acaba de conseguir al ser elegido por
segunda vez. «Tanto si me he ganado tu voto como si no, he aprendido de
todos vosotros y me habéis hecho un presidente mejor», dijo al país al
celebrar su victoria en la madrugada de ayer. «Con vuestras historias y
vuestras luchas vuelvo a la Casa Blanca más decidido y más inspirado que
nunca para el trabajo que hay que hacer».
Obama cree que el pueblo ha votado por la acción,
«no para que sigamos con el mismo politiqueo de siempre», aclaró. Pero
de momento el partido perdedor piensa que el pueblo le ha dejado al
frente de la Cámara baja para que siga poniendo freno a su agenda, que
la ultraderecha considera «una auténtica catástrofe» para el país,
lamentó decepcionada la exgobernadora de Alaska Sarah Palin.
El partido que ha perdido las elecciones con el
voto mayoritario de los hombres blancos, los evangélicos y la población
rural, se encuentra de pronto en el lado equivocado de la historia. Sus
votantes son aquellos que se oponen a los matrimonios homosexuales y a
los cruces raciales, favorecen prohibir el aborto, forzar deportaciones
masivas de indocumentados y bajar los impuestos a los ricos. Todas ellas
posturas que, como han demostrado las encuestas a pie de urna, no
comparte la mayoría del país
Era eso lo que alimentaba una cierta sensación de
que había triunfado el bien sobre el mal, como tanto gusta en las
películas de Hollywood.
El Partido Demócrata, bajo el liderazgo de Obama,
ha sabido adaptarse a un país demográficamente más diverso y más
cosmopolita. Solo entre 2000 y 2010, la población hispana de EE.UU. ha
crecido un 43%, en comparación al 1,2% de la anglosajona. Romney
ha pagado en las urnas por haber adoptado una postura extremista de
ultraderecha en las primarias de su partido, en las que abogó por hacer
la vida tan difícil a los hispanos para que acabaran optando por la
«autodeportación». Obama, en cambio, emitió una orden ejecutiva para
legalizar temporalmente la situación de casi dos millones de jóvenes hispanos indocumentados que llegaron a EE.UU. de la mano de sus padres, y ha renovado su promesa de una reforma migratoria.
Como consecuencia, el martes ganó el 71% del voto hispano, frente al 27% de Romney,
lo que resultó decisivo para su victoria en estados como Nevada,
Colorado y Florida. Incluso en este último, donde el exilio
cubanoamericano tiene un perfil más conservador que el del resto del
país.
La nueva realidad del Partido Republicano es que
no logrará ganar las elecciones si no consigue mejorar sustancialmente
su imagen entre los hispanos. Por eso muchos sugieren que la primera
medida del presidente sea sentarse con el líder republicano en el
Congreso para negociar una reforma migratoria, ahora que los
republicanos la necesitan y los demócratas tienen que cumplir su
promesa.
TÍTULO: El precipicio fiscal:
Con todo, la inminencia del precipicio fiscal
obliga a que la primera cuestión sea el déficit. La mayor parte de los
votantes ha indicado que se deben subir los impuestos para paliar el
agujero presupuestario y frenar la emisión de deuda. Los demócratas se
consideran depositarios de esa voluntad, mientras que los republicanos,
que han sido votados por las clases más altas, prometen defender sus
intereses, que consideran cruciales para el crecimiento económico. Con
las rebajas de impuestos que aprobó el Gobierno de George W. Bush a
punto de expirar a final de año, ese será el asunto más urgente a
tratar.
Los más optimistas creen que el simple fin de las
elecciones permitirá desbloquear el punto muerto que ha experimentado
el Congreso desde que los republicanos ganaron la Cámara Baja hace dos
años. Por si acaso, Obama tiene una carta guardada: Mitt Romney. «Puede
que hayamos luchado fieramente, pero eso es solo porque amamos a este
país», dijo. «En las próximas semanas estoy deseando sentarme con el
gobernador Romney para discutir cómo podemos trabajar juntos para sacar
este país hacia adelante».
El hombre que aspiraba a ser el primer presidente
mormón de EE.UU. probablemente necesite más tiempo para superar el
descalabro de sus propios sueños. El exgobernador de Massachusetts, hijo
de un magnate de la industria automovilística de Detroit que también
aspiró al cargo presidente, pagó en ese estado industrial y en el vecino
Ohio, donde uno de cada ocho trabajadores depende de la industria
automovilísitica, por haber defendido que General Motors y Chrysler se
hundieran. El Gobierno de Obama, sin embargo, apoyó en solitario una
medida impopular en la cuna del capitalismo: un rescate público que ha
resultado tener el apoyo del 59% de la población de Ohio. Sin ese estado
nunca ningún republicano ha ganado nunca la Casa Blanca.
Obama se apuntó ese estado y practicamente todos los que estaban indecisos, excepto Carolina del Norte.
De cómo sepa el presidente gestionar el capital
de votos recibidos para su segundo mandato dependerá el futuro de EE.UU.
y del mundo. La economía mundial aguarda sus medidas económicas, pero
también su talento negociador para temas tan delicados como Irán,
Palestina o Siria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario