Ensaldas de mar y monte. La cocina de Pedro Larumbe Pedro Larumbe, prestigioso y reconocido cocinero, tiene varios restaurantes en ...
Ensaldas de mar y monte
- ¿Quién dijo que las ensaladas son solo para el verano? El chef navarro nos ofrece dos originales recetas nutritivas y económicas, con los ingredientes de temporada.
Los vegetales son la base de toda buena ensalada,
pero, dependiendo de la estación del año, podemos añadirles alimentos
de otros grupos para conseguir un plato equilibrado. Por ejemplo,
hidratos de carbono en forma de legumbres, pasta o arroz; proteínas con
trozos de pollo, conejo, sardinas, langostinos o huevo; vitaminas y
minerales con un puñado de semillas (de sésamo, lino, pipas...); y, para
los que busquen un toque dulce, un poco de fruta. El otro gran secreto
para conseguir una buena propuesta reside en el aliño.
De temporada. Si quieres una ensalada económica, opta siempre por alimentos de temporada, tanto en frutas y verduras como en carnes o pescados. Propiedades nutricionales. La lechuga, base de la ensalada, contiene entre un 90 y un 95% de agua, es rica en antioxidantes (vitamina A, C, E, B1, B3, B9, K) y minerales (fósforo, hierro, calcio, aminoácidos...). Además, contiene una sustancia llamada lactucarium que actúa como calmante.
Cuidado con los aliños. Si estás vigilando tu línea, acertarás con el aceite de oliva. Añade un cucharada por comensal, pero puedes pasarte a la vinagreta, la salsa de soja, de yogur o la mostaza.
TÍTULO: Blanca Portillo el camaleón:
Los antiguos griegos acudían en masa a las gradas de sus teatros para ver las últimas novedades de Esquilo, las comedias de Menandro y ..
De temporada. Si quieres una ensalada económica, opta siempre por alimentos de temporada, tanto en frutas y verduras como en carnes o pescados. Propiedades nutricionales. La lechuga, base de la ensalada, contiene entre un 90 y un 95% de agua, es rica en antioxidantes (vitamina A, C, E, B1, B3, B9, K) y minerales (fósforo, hierro, calcio, aminoácidos...). Además, contiene una sustancia llamada lactucarium que actúa como calmante.
Cuidado con los aliños. Si estás vigilando tu línea, acertarás con el aceite de oliva. Añade un cucharada por comensal, pero puedes pasarte a la vinagreta, la salsa de soja, de yogur o la mostaza.
TÍTULO: Blanca Portillo el camaleón:
Los antiguos griegos acudían en masa a las gradas de sus teatros para ver las últimas novedades de Esquilo, las comedias de Menandro y ..
Los antiguos griegos acudían en masa a las gradas de sus
teatros para ver las últimas novedades de Esquilo, las comedias de
Menandro y Aristófanes o las tragedias de Eurípides, interpretadas por
sus mejores actores. Actores en masculino, ya que ellas tenían vetada la
labor interpretativa. Tuvieron que pasar siglos para que las mujeres
pudieran hacer los papeles escritos para ellas y competir con los
hombres que querían seguir haciendo libretos femeninos. Ahora, Blanca
Portillo (Madrid, 1963) ha recuperado las antiquísimas raíces del teatro
haciendo el camino a la inversa: haciendo que las mujeres tomen los
papeles de los hombres. Como ella, transformada en un magnífico
Segismundo en 'La vida es sueño' de Calderón de la Barca.
Un trabajo que culmina una temporada en que ha ganado
cinco premios Max con 'La avería' y ha presentado en Mérida la
'Antígona' convertida en el ciego brujo (¿o bruja?) Tiresias. Toda esta
frenética actividad le valió ayer la concesión, por parte del Ministerio
de Cultura, del Premio Nacional de Teatro, dotado con 30.000 euros «por
su amplia y variada trayectoria profesional, su valentía al asumir
nuevos retos escénicos y su defensa del teatro como compromiso con la
sociedad», señaló el jurado en su fallo. «Me siento como una niña
pequeña», confesó.
Este galardón público reconoce la labor de una mujer que
nació, creció y se graduó en las tablas pero que, sin embargo, fue
catapultada a la fama por la pequeña pantalla. Su Carlota en '7 vidas'
la convirtió en un rostro conocido. «Todavía me reconocen por la calle»,
apuntó Portillo, que dejó la serie hace ya ocho años. Quería centrarse
más en el teatro -se fue a Argentina para interpretar 'La hija del
aire', basada en otro texto de Calderón- y explorar proyectos
cinematográficos, género en el que había debutado en 1995 con 'El perro
del hortelano', de Pilar Miró. Otro clásico. En el 2006, dio vida al
inquisidor Fray Emilio Bocanegra en 'Alatriste' y Pedro Almodóvar la
llamó para 'Volver'. Logró, junto al resto de compañeros, un premio
colectivo a la mejor interpretación femenina en Cannes. Un año más
tarde, consiguió la Concha de Plata del Festival de San Sebastián
gracias a 'Siete mesas de billar francés'.
Pero a pesar de estas incursiones, también televisivas,
Portillo siempre ha vuelto a sus clásicos, a reinterpretarlos como ha
creído conveniente y a arriesgarse. Así lo hizo con Animalario -con los
que trabajo en 'Hamelin' (2005)-, con su visita a Chejov en 'Afterplay' o
con la estremecedora 'Mujeres soñaron caballos', de Veronese (2007), o
su madame de Merteuil en 'Barrocco', de Tomaz Pandur, en el 2007. Con el
director esloveno se aventuraba dos años después en un memorable
'Hamlet' que le valió el primero de sus tres premios Max. Otra vez de
hombre, de príncipe de Dinamarca, como hizo en 1960 otra gran dama del
teatro, Nuria Espert.
Ya en el 2009 estuvo en una 'Medea' que se pudo ver en
el Festival de Mérida, donde en el 2011, siendo su directora, se reservó
un pequeño papel, Tiresias, en 'Antígona'. Precisamente en la capital
extremeña tuvo uno de sus momentos más desagradables. Siendo codirectora
del festival de Teatro Clásico, decidió dimitir porque en una
exposición paralela -'Camerinos'- se retiró una fotografía en la que
aparecía Asier Etxeandia caracterizado como Jesucristo. «Aprendí mucho
con esa experiencia porque a veces un escenario se queda corto y hay
otros lugares donde puedes decir claramente las cosas», esgrimió la
actriz y directora. «No me arrepiento. Es de las cosas tristes, pero era
necesario», argumentó la actriz, criada en la Real Escuela Superior de
Arte Dramático.
Allí, Pedro Estruch la moldeó y la crío artísticamente.
«A caminar y aguantar», le dijo el maestro, también Premio Nacional de
Teatro (1990), cuando Portillo acabó sus estudios. «Ahora es un momento
muy especial, en el que la cultura está en una situación frágil. Parece
que nada importa y yo creo que sí importa. Trabajaré así y por eso
pienso que este premio tiene algo de especial más», afirma.
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