sábado, 10 de noviembre de 2012

EL TESORO INAGOTABLE DEL ESPAÑOL: / NO SE PUEDE JUGAR CON EL PRESTIGIO DEL APELLIDO THYSSEN,.

 TÍTULO: EL TESORO INAGOTABLE DEL ESPAÑOL:

 Puede calcularse el valor económico de un idioma? A bote pronto, parece una misión tan insensata como medir el aire o contar las estrellas ...


 Puede calcularse el valor económico de un idioma? A bote pronto, parece una misión tan insensata como medir el aire o contar las estrellas del firmamento. Y, sin embargo, nadie duda de que una lengua tiene evidentes repercusiones monetarias. La Fundación Telefónica, a despecho de escollos matemáticos, se propuso hace seis años averiguar el peso real del castellano. Después de diez libros publicados, el equipo dirigido por José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, ha llegado a una sonora conclusión: el español aporta al país cerca el 16% del PIB del año 2007. O sea, algo más de 164.000 millones de euros.
¿Pero cómo se puede saber eso? «Es fácil de decir, pero mucho más complejo de hacer», reconoce García Delgado. La ecuación comienza asignando a cada sector un «coeficiente de lengua», o sea, un cálculo de lo que supone el español para esa industria. El idioma, por ejemplo, es pilar fundamental de las sociedades editoriales y también cuenta mucho en la administración pública, pero apenas influye en la agricultura. La suma final de todos ellos determina el porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) que se debe a la lengua.
El dato final, ese 16% del PIB, resulta un poco mareante, pero ni siquiera es la principal conclusión del estudio. «Quizá sea más novedoso el análisis de cómo una lengua de comunicación internacional puede actuar de palanca para la multiplicación de oportunidades de negocio». El español es, hoy por hoy, la segunda lengua de comunicación internacional del mundo, solo por detrás del inglés. También en la web, con cerca de 700 millones de páginas escritas en castellano. El chino mandarín y el hindi tienen más hablantes, pero casi todos viven encerrados en los límites geográficos de sus respectivos países.
«Nuestros intercambios comerciales con América Latina serían tres veces menos si no contáramos con un idioma común y cohesionado; el español abre puertas, crea confianza y, muy importante, facilita el entendimiento a la hora de establecer condiciones y contratos», puntualiza García Delgado. Esta cifra incluso se multiplica cuando se consideran los flujos de inversión: «Las empresas españolas se han internacionalizado en América Latina siete veces más de lo que lo hubieran hecho en iguales condiciones, pero sin la ayuda de un idioma común». Y eso tiene miga. Pregúntenselo a Telefónica, a Iberdrola o al BBVA.
Más ciencia
El español ha cabalgado alegremente a lomos de la desbocada demografía de América Latina, pero, para mantener su posición de privilegio, necesita algo más: «Una lengua vale lo que valgan los países y las gentes que la hablen», resume García Delgado. El economista, que abrirá el jueves 15 en Logroño las Jornadas 'Futuro en Español', organizadas por larioja.com y Vocento, apunta los dos grandes retos a los que se enfrenta el español: conseguir una mayor presencia en la Red y convertirse en lengua de la ciencia y de la técnica, un territorio abandonado. O sea, ganar prestigio.
¿Hay que competir con el inglés? Ni García Delgado ni Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado para la Marca España, lo recomiendan. «Eso sería derrochar dinero para nada», asegura el economista. «Debemos ir hacia un mundo en el que las personas dominen al menos tres idiomas: el local, el inglés y el español. No buscamos la rivalidad, sino convertirnos en el mejor complemento», apostilla Espinosa de los Monteros.
Y para eso cobra especial importancia el Instituto Cervantes, aunque ahora debe capear el temporal de la crisis. Este año manejará un presupuesto menor (83 millones de euros, con un recorte del 13,9%). Mal asunto cuando se quiere competir con la Alliance Française o el Instituto Goethe, que le llevan casi un siglo de ventaja y que gestionan muchísimo más dinero, hasta 19 veces más en el caso francés. ¿Como se salva esa brecha? «O crecemos o morimos», sentencia Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes. «Si dejamos huecos vacíos, otros los ocuparán», añade. Pero la estrategia debe ser distinta: «La etapa de los grandes edificios ha pasado. Debemos ir a las universidades y trabajar con ellas, así lograremos incrementar además el prestigio del idioma. Y eso -apostilla García de la Concha- es muy necesario en Estados Unidos».
Cincuenta millones de estadounidenses hablan español y la cifra sigue subiendo. Hasta hace pocos años, manejar en Seattle o en Chicago el idioma de Vargas Llosa era todavía un estigma; ahora sin embargo empieza a considerarse una virtud que se traduce en un mejor salario (con incrementos de hasta el 10%). «Esa es nuestra gran frontera -resume García Delgado-. Si el español se asegura ese puesto en Estados Unidos, su futuro como segunda lengua internacional, por delante del francés o del alemán, estará garantizado».
 
 
 TÍTULO: NO SE PUEDE JUGAR CON EL PRESTIGIO DEL APELLIDO THYSSEN:

 Vaqueros, camisa blanca y deportivas. El atuendo informal de la baronesa contrasta con la seriedad de la sala del patronato del museo que ...

 Dios quiera que no tenga que vender nunca más un cuadro de mi colección», afirma la aristócrata y mecenas del arte
Vaqueros, camisa blanca y deportivas. El atuendo informal de la baronesa contrasta con la seriedad de la sala del patronato del museo que lleva su nombre y que exhibe su colección en Málaga. «Vengo con el traje de faena», comenta distendida antes de repasar asuntos diversos -y espinosos- como las negociaciones con el Gobierno para mantener su colección en España, las inminentes memorias de su marido el barón Thyssen o el papel de su hijo Borja.
-¿Está satisfecha con la exposición de Anglada-Camarasa?
-Está muy bien y me alegra. Queríamos una exposición de otros museos y otras colecciones y la de La Caixa es espectacular, como la gran labor de su obra social. Me siento muy orgullosa de la colaboración entre el Thyssen malagueño y La Caixa. Preparé una exhibición para ellos en Gerona y me ilusiona que en apenas un mes y medio haya tenido 20.000 visitantes.
-¿Ve nuevas colaboraciones?
-Claro que sí. Con el museo recién abierto no teníamos una lista de exposiciones temporales. Cada una necesita varios años. No se podía abrir y tener temporales importantes. Asumí abrir camino con mi propia colección, con obras prestadas en el museo de Madrid y en otros muchos sitios para hacer tres exposiciones.
-¿Esos préstamos revertirán en el museo malagueño?
-Por supuesto que sí. Este museo se llama Thyssen y esta muy unido al de Madrid por el prestigio del apellido, y con eso no se puede jugar. Es una marca de coleccionistas serios y de un gran museo. Está consolidada en todo el mundo como un apellido ilustre de coleccionistas, de museos y de intercambios culturales. La unión entre museos siempre es importante. El arte une, no desune.
-Parece que ahora la política no se lleva demasiado bien con el arte...
-Yo creo que la política debería contar más con el arte porque internacionalmente se abren fronteras.
-¿Es difícil mantener su empeño en que los Thyssen de Madrid y Málaga no sean deficitarios?
-Es muy importante. Tiene que ver con la seriedad y con el prestigio. Desde que se abrió el Thyssen de Madrid en el 92 he procurado llevar el control para que no ocurran cosas desagradables. Lo importante es que nunca hemos sido deficitarios y me enorgullece. Tiene que ser así; pero claro, con esta crisis, no vamos a poder hacerlo. Tenemos la gran suerte de haber tocado con la varita mágica de Hopper en Madrid, que nos ha resarcido, y repetir con Gauguin que va de maravilla.
-En febrero expira la prórroga de la cesión gratuita de su colección. ¿Tiene noticias del Gobierno?
-Pues que hay crisis, lo mismo que he oído en los últimos años. ¡Qué se le va hacer! A ver... a ver qué hago.
-¿Ningún avance?
-No. Comprendo las crisis y ayudo como puedo. Me he sacrificado para dejar tantos años una colección gratuitamente. En Málaga también. Hasta el punto de tener que vender un cuadro ('La esclusa', de John Constable, vendido por 24,89 millones), que no estaba integrado del todo en mi colección, que va de los maestros antiguos a los siglo XVIII y XIX, los impresionistas, posimpresionistas, modernos. No rompe mi colección. Ese cuadro no era indispensable ni para el Thyssen de Madrid ni para mi colección. Pero el sacrificio ha tenido que ser así.
-¿Confía en no tener que volver a vender?
-¡Nunca más! Dios quiera que nunca más. Nunca más un cuadro de la colección.
-Pronto aparecerán las memorias de su marido el barón. ¿Qué encontrarán los lectores?
-Mi marido las grabó en persona. Estoy leyéndolas y me emocionan. Están muy bien escritas y ofrece información sobre su familia, su vida y sus matrimonios. Es él tal como era.
-¿Habrá sorpresas?
-Seguramente. No he encontrado nunca un ser humano como mi marido.
-¿Con qué se queda de sus años de matrimonio?
-Con las cosas divertidas. Tenía mucho sentido del humor y era muy valiente. No tenía miedo a nada y yo soy muy miedosa a veces. Era hombre de palabra. Jamás dijo una cosa por otra ni me mintió. No era su forma de ser. O lo tomabas o lo dejabas. Era espectacular, muy especial. Me hace muy feliz que nuestra unión generara algo tan especial e importante como el museo de Madrid. Siempre me apenó no habernos conocido jóvenes, sin la diferencia de años y de vida. Pero vivimos lo que tocaba y ha sido milagroso.
-¿Se le ha reconocido lo suficiente en España?
-No. Se le reconocerá dentro de 50 años, porque lo que se hizo es histórico. El mayor movimiento en la historia y de cuadros excepcionales que explican nuestra historia. Es como la máquina del tiempo, la historia del hombre a través del arte. Son cuadros muy bien escogidos. Con 23 años mi marido no tenía ni idea, pero aprendió por sí mismo. Protegió la colección de su padre que recibió unida y se disgregó por temas familiares. Dedicó su vida a recuperar los cuadros que vendieron sus cuñados con sus hermanas. Se hizo coleccionista sin saber cómo, como me ocurrió a mí.
-¿Espera que su colección tenga continuidad en sus hijos?
-¡Me gustaría mucho! ¡Cómo no! Porque además creo que identifica mucho a nuestro apellido Thyssen.
-Es el apellido de su hijo Borja. ¿Le gustaría verlo en el patronato del Thyssen Málaga?
- Cuando antes mejor. Está súper implicado con el arte desde niño. Borja está muy preparado. Cuando quiera sale adelante. Sabe muy bien lo que es el museo y el arte.

Foto del Periodista Matias Prast y Manu Sanchez nos contarón esta dos noticias importantes que pasaron tal día como hoy,.

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