Puede calcularse el valor económico de un idioma? A bote pronto, parece una misión tan insensata como medir el aire o contar las estrellas ...
Puede calcularse el valor económico de un idioma? A bote pronto, parece una misión tan insensata como medir el aire o contar las estrellas del firmamento. Y, sin embargo, nadie duda de que una lengua tiene evidentes repercusiones monetarias. La Fundación Telefónica, a despecho de escollos matemáticos, se propuso hace seis años averiguar el peso real del castellano. Después de diez libros publicados, el equipo dirigido por José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, ha llegado a una sonora conclusión: el español aporta al país cerca el 16% del PIB del año 2007. O sea, algo más de 164.000 millones de euros.
¿Pero cómo se puede saber eso? «Es fácil de decir, pero
mucho más complejo de hacer», reconoce García Delgado. La ecuación
comienza asignando a cada sector un «coeficiente de lengua», o sea, un
cálculo de lo que supone el español para esa industria. El idioma, por
ejemplo, es pilar fundamental de las sociedades editoriales y también
cuenta mucho en la administración pública, pero apenas influye en la
agricultura. La suma final de todos ellos determina el porcentaje del
Producto Interior Bruto (PIB) que se debe a la lengua.
El dato final, ese 16% del PIB, resulta un poco mareante,
pero ni siquiera es la principal conclusión del estudio. «Quizá sea más
novedoso el análisis de cómo una lengua de comunicación internacional
puede actuar de palanca para la multiplicación de oportunidades de
negocio». El español es, hoy por hoy, la segunda lengua de comunicación
internacional del mundo, solo por detrás del inglés. También en la web,
con cerca de 700 millones de páginas escritas en castellano. El chino
mandarín y el hindi tienen más hablantes, pero casi todos viven
encerrados en los límites geográficos de sus respectivos países.
«Nuestros intercambios comerciales con América Latina
serían tres veces menos si no contáramos con un idioma común y
cohesionado; el español abre puertas, crea confianza y, muy importante,
facilita el entendimiento a la hora de establecer condiciones y
contratos», puntualiza García Delgado. Esta cifra incluso se multiplica
cuando se consideran los flujos de inversión: «Las empresas españolas se
han internacionalizado en América Latina siete veces más de lo que lo
hubieran hecho en iguales condiciones, pero sin la ayuda de un idioma
común». Y eso tiene miga. Pregúntenselo a Telefónica, a Iberdrola o al
BBVA.
Más ciencia
El español ha cabalgado alegremente a lomos de la
desbocada demografía de América Latina, pero, para mantener su posición
de privilegio, necesita algo más: «Una lengua vale lo que valgan los
países y las gentes que la hablen», resume García Delgado. El
economista, que abrirá el jueves 15 en Logroño las Jornadas 'Futuro en
Español', organizadas por larioja.com y Vocento, apunta
los dos grandes retos a los que se enfrenta el español: conseguir una
mayor presencia en la Red y convertirse en lengua de la ciencia y de la
técnica, un territorio abandonado. O sea, ganar prestigio.
¿Hay que competir con el inglés? Ni García Delgado ni
Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado para la Marca España,
lo recomiendan. «Eso sería derrochar dinero para nada», asegura el
economista. «Debemos ir hacia un mundo en el que las personas dominen al
menos tres idiomas: el local, el inglés y el español. No buscamos la
rivalidad, sino convertirnos en el mejor complemento», apostilla
Espinosa de los Monteros.
Y para eso cobra especial importancia el Instituto
Cervantes, aunque ahora debe capear el temporal de la crisis. Este año
manejará un presupuesto menor (83 millones de euros, con un recorte del
13,9%). Mal asunto cuando se quiere competir con la Alliance Française o
el Instituto Goethe, que le llevan casi un siglo de ventaja y que
gestionan muchísimo más dinero, hasta 19 veces más en el caso francés.
¿Como se salva esa brecha? «O crecemos o morimos», sentencia Víctor
García de la Concha, director del Instituto Cervantes. «Si dejamos
huecos vacíos, otros los ocuparán», añade. Pero la estrategia debe ser
distinta: «La etapa de los grandes edificios ha pasado. Debemos ir a las
universidades y trabajar con ellas, así lograremos incrementar además
el prestigio del idioma. Y eso -apostilla García de la Concha- es muy
necesario en Estados Unidos».
Cincuenta millones de estadounidenses hablan español y la
cifra sigue subiendo. Hasta hace pocos años, manejar en Seattle o en
Chicago el idioma de Vargas Llosa era todavía un estigma; ahora sin
embargo empieza a considerarse una virtud que se traduce en un mejor
salario (con incrementos de hasta el 10%). «Esa es nuestra gran frontera
-resume García Delgado-. Si el español se asegura ese puesto en
Estados Unidos, su futuro como segunda lengua internacional, por delante
del francés o del alemán, estará garantizado».
Vaqueros, camisa blanca y deportivas. El atuendo informal de la baronesa contrasta con la seriedad de la sala del patronato del museo que ...
Dios quiera que no tenga que vender nunca más un cuadro de mi colección», afirma la aristócrata y mecenas del arte
Vaqueros, camisa blanca y deportivas. El atuendo informal
de la baronesa contrasta con la seriedad de la sala del patronato del
museo que lleva su nombre y que exhibe su colección en Málaga. «Vengo
con el traje de faena», comenta distendida antes de repasar asuntos
diversos -y espinosos- como las negociaciones con el Gobierno para
mantener su colección en España, las inminentes memorias de su marido el
barón Thyssen o el papel de su hijo Borja.
-¿Está satisfecha con la exposición de Anglada-Camarasa?
-Está muy bien y me alegra. Queríamos una exposición de
otros museos y otras colecciones y la de La Caixa es espectacular, como
la gran labor de su obra social. Me siento muy orgullosa de la
colaboración entre el Thyssen malagueño y La Caixa. Preparé una
exhibición para ellos en Gerona y me ilusiona que en apenas un mes y
medio haya tenido 20.000 visitantes.
-¿Ve nuevas colaboraciones?
-Claro que sí. Con el museo recién abierto no teníamos
una lista de exposiciones temporales. Cada una necesita varios años. No
se podía abrir y tener temporales importantes. Asumí abrir camino con mi
propia colección, con obras prestadas en el museo de Madrid y en otros
muchos sitios para hacer tres exposiciones.
-¿Esos préstamos revertirán en el museo malagueño?
-Por supuesto que sí. Este museo se llama Thyssen y esta
muy unido al de Madrid por el prestigio del apellido, y con eso no se
puede jugar. Es una marca de coleccionistas serios y de un gran museo.
Está consolidada en todo el mundo como un apellido ilustre de
coleccionistas, de museos y de intercambios culturales. La unión entre
museos siempre es importante. El arte une, no desune.
-Parece que ahora la política no se lleva demasiado bien con el arte...
-Yo creo que la política debería contar más con el arte porque internacionalmente se abren fronteras.
-¿Es difícil mantener su empeño en que los Thyssen de Madrid y Málaga no sean deficitarios?
-Es muy importante. Tiene que ver con la seriedad y con
el prestigio. Desde que se abrió el Thyssen de Madrid en el 92 he
procurado llevar el control para que no ocurran cosas desagradables. Lo
importante es que nunca hemos sido deficitarios y me enorgullece. Tiene
que ser así; pero claro, con esta crisis, no vamos a poder hacerlo.
Tenemos la gran suerte de haber tocado con la varita mágica de Hopper en
Madrid, que nos ha resarcido, y repetir con Gauguin que va de
maravilla.
-En febrero expira la prórroga de la cesión gratuita de su colección. ¿Tiene noticias del Gobierno?
-Pues que hay crisis, lo mismo que he oído en los últimos años. ¡Qué se le va hacer! A ver... a ver qué hago.
-¿Ningún avance?
-No. Comprendo las crisis y ayudo como puedo. Me he
sacrificado para dejar tantos años una colección gratuitamente. En
Málaga también. Hasta el punto de tener que vender un cuadro ('La
esclusa', de John Constable, vendido por 24,89 millones), que no estaba
integrado del todo en mi colección, que va de los maestros antiguos a
los siglo XVIII y XIX, los impresionistas, posimpresionistas, modernos.
No rompe mi colección. Ese cuadro no era indispensable ni para el
Thyssen de Madrid ni para mi colección. Pero el sacrificio ha tenido que
ser así.
-¿Confía en no tener que volver a vender?
-¡Nunca más! Dios quiera que nunca más. Nunca más un cuadro de la colección.
-Pronto aparecerán las memorias de su marido el barón. ¿Qué encontrarán los lectores?
-Mi marido las grabó en persona. Estoy leyéndolas y me
emocionan. Están muy bien escritas y ofrece información sobre su
familia, su vida y sus matrimonios. Es él tal como era.
-¿Habrá sorpresas?
-Seguramente. No he encontrado nunca un ser humano como mi marido.
-¿Con qué se queda de sus años de matrimonio?
-Con las cosas divertidas. Tenía mucho sentido del humor y
era muy valiente. No tenía miedo a nada y yo soy muy miedosa a veces.
Era hombre de palabra. Jamás dijo una cosa por otra ni me mintió. No era
su forma de ser. O lo tomabas o lo dejabas. Era espectacular, muy
especial. Me hace muy feliz que nuestra unión generara algo tan especial
e importante como el museo de Madrid. Siempre me apenó no habernos
conocido jóvenes, sin la diferencia de años y de vida. Pero vivimos lo
que tocaba y ha sido milagroso.
-¿Se le ha reconocido lo suficiente en España?
-No. Se le reconocerá dentro de 50 años, porque lo que se
hizo es histórico. El mayor movimiento en la historia y de cuadros
excepcionales que explican nuestra historia. Es como la máquina del
tiempo, la historia del hombre a través del arte. Son cuadros muy bien
escogidos. Con 23 años mi marido no tenía ni idea, pero aprendió por sí
mismo. Protegió la colección de su padre que recibió unida y se disgregó
por temas familiares. Dedicó su vida a recuperar los cuadros que
vendieron sus cuñados con sus hermanas. Se hizo coleccionista sin saber
cómo, como me ocurrió a mí.
-¿Espera que su colección tenga continuidad en sus hijos?
-¡Me gustaría mucho! ¡Cómo no! Porque además creo que identifica mucho a nuestro apellido Thyssen.
-Es el apellido de su hijo Borja. ¿Le gustaría verlo en el patronato del Thyssen Málaga?
- Cuando antes mejor. Está súper implicado con el arte
desde niño. Borja está muy preparado. Cuando quiera sale adelante. Sabe
muy bien lo que es el museo y el arte.
Foto del Periodista Matias Prast y Manu Sanchez nos contarón esta dos noticias importantes que pasaron tal día como hoy,.
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