viernes, 9 de noviembre de 2012

la doctora monasterio

 TÍTULO: la doctora monasterio.

Rafapal en el Centro Sirio de Madrid. "La Guerra de sexos y el movimiento homosexualizador" Miércoles 7 noviembre, 19:30 horas.


Abadesa benedictina alemana de la Edad Media


Hildegarda nació un 16 de septiembre de 1098 en el seno de una familia noble y numerosa de Alemania. A los ocho años, fue encomendada a los cuidados de la maestra Judith de Spanheim, en el monasterio benedictino de San Disibodo. Cuando murió Judith, fue llamada por sus Hermanas a sucederla como maestra (priora o abadesa). Puso al servicio de esa tarea sus dotes de mujer culta, espiritualmente elevada y capaz de afrontar con competencia los aspectos organizativos de la vida claustral. Como llamaban muchas jóvenes a las puertas del monasterio, decidió abrir otro en Bingen. Llamaba la atención el modo de ejercer su ministerio: suscitando emulación en la práctica del bien: Madre e hijas competían en amarse y servirse mutuamente.
Hildegarda tuvo una personalidad multifacética: médica, compositora, escritora, visionaria, mística y profetisa, no porque anunciara acontecimientos futuros, sino porque dijo la verdad de Dios para su tiempo con la fuerza del contacto inmediato con Él. Puede ser incluida con toda justicia entre las profetisas comprometidas en la reforma de la Iglesia. Supo hablar de Dios y de los misterios de la fe desde la experiencia y su peculiar inteligencia y sensibilidad. Supo mostrar en su tiempo de modo atractivo el camino hacia Dios, mediante su amor a la creación, su medicina, su poesía, su música y, sobre todo su amor apasionado a Cristo y a su Iglesia, herida también entonces por los pecados de los sacerdotes y de los laicos. Mientras los cátaros proponían el cambio de las estructuras, ella recordaba que la verdadera reforma de la Iglesia solo se hace con un espíritu de penitencia y conversión. Exhortaba a todos, pero sobre todo a las comunidades monásticas y al clero, a una vida conforme a su vocación divina.
Tres son sus escritos más destacados: Scivias (Conoce los caminos de Dios), Libro de los méritos de la vida y Libro de las obras divinas. Contienen, sobre todo las visiones místicas que tuvo desde niña, relativas a la historia de la salvación y expresadas con lenguaje poético y simbólico. Para discernir sobre la autenticidad de sus visiones, se puso en contacto con san Bernardo de Claraval, la figura que gozaba entonces de máxima estima en la Iglesia. Mostró así el sello inconfundible de la autenticidad de su experiencia.
Desde su muerte Hildegarda de Bingen ha sido venerada como santa en Alemania especialmente dentro de la Orden Benedictina. Ahora es la cuarta Doctora de la Iglesia, declarada por Benedicto XVI; Pablo VI declaró Doctoras a santa Teresa de Jesús y a santa Catalina de Siena; y Juan Pablo II a santa Teresa de Lisieux.

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