sábado, 22 de septiembre de 2012

EL SOLITARIO QUE QUISO SER ESCRITOR DIEGO DONCEL MANZANO: CAFÉ GIJON 2012 MADRID.

TÍTULO:  EL SOLITARIO QUE QUISO SER ESCRITOR DIEGO DONCEL MANZANO: CAFÉ GIJON 2012 MADRID:

Diego Doncel Manzano ganador del premio de novela Café Gijon 2012.

El Café Gijón (denominado también Gran Café de Gijón) es un café de importancia cultural situado en el bulevar principal del madrileño Paseo de Recoletos n.º 21. El café está frente a una estación de ferrocarril del mismo nombre (Recoletos) y a la Biblioteca Nacional de España (BNE). La terraza de enfrente se encuentra en el pasillo central del Paseo.
Fue fundado el 15 de mayo del año 1888 por un asturiano afincado en la capital llamado Gumersindo Gómez[1] (otras fuentes lo mencionan como Gunmersindo García).[2] El Café, a pesar de sus modestos comienzos a finales del siglo XIX, pronto se convirtió, tras la guerra civil española, en un famoso lugar de tertulia literaria y reunión de intelectuales y artistas de la época del régimen de Franco, y la transición española.[3]
En el local se celebra cada año el premio literario que lleva su nombre. Al cumplir su centenario a finales del siglo XX queda como testigo de una época de florecimiento de cafés de tertulia en Madrid. Se trata de uno de los pocos cafés de tertulia (junto con otros como el Café Comercial) sobrevivientes en el Madrid de comienzos del siglo XXI.
El Café nació cuando el asturiano originario de Gijón Gumersindo Gómez adquirió el local ubicado en el paseo de Recoletos, número 21.[4] El 15 de mayo de 1888 se inauguró de forma modesta entre las calles de Prim y Almirante. Gumersindo había ganado dinero trabajando en la ciudad de La Habana. Posteriormente regresó a Madrid, invirtiendo el dinero en la compra de un modesto local, no muy amplio para lo que era el estilo de la época. Con ello abriría lo que será el café de tertulia del siglo XX.[2] Sobre el apellido de Gunmersindo hay un debate, ya que algunos autores lo mencionan como García (así lo nombra ocasionalmente Marino Gómez-Santos en su Crónica del Café Gijón, 1955)[5] y, sin embargo, Mariano Tudela lo menciona como «Don Gumersindo Gómez» en su estudio publicado con motivo del centenerario.[6]

Los inicios

En ese período de finales del siglo XIX estaban en su apogeo los cerca de catorce cafés de la Puerta del Sol.[7] Por ejemplo, el Café de Fornos y el Suizo situados en la calle de Alcalá, y eran la moda que atraía a la mayoría de la clientela de tertulia. El Café Gijón estaba lejos del centro, pero el Paseo de Recoletos era lugar de paseo habitual de los madrileños en los calurosos meses de verano. El nombre del local se fijó en honor de la ciudad natal de Gunmersindo. A pesar del lujo no dejaba de ser este café, entre los cientos que había en la época, un simple café de barrio.[2] El éxito del negocio en los primeros años era precisamente que Recoletos era un lugar de paseo habitual en verano. El café atraía a los viandantes casuales y se consumían horchatas, un agua de cebada o de limón, una zarzaparrilla o cualquier refresco al uso de la época. En los meses de otoño los paseantes desaparecían, disminiyendo los tertulianos en el Café.
Poco a poco se fueron instaurando las tertulias en sus típicas mesas de mármol; se hablaba de política, de toros y de sucesos truculentos como el famoso crimen de la calle Fuencarral (asesinato en Madrid en 1902 de doña Luciana Borcino). Los tertulianos provenían a veces del cercano teatro Príncipe Alfonso. Gumersindo llevaba el local desde un atrio elevado y pronto abrió una terraza en el paseo enfrente del local. Los primeros clientes famosos fueron José Canalejas, que discretamente se sentaba en una mesa y tomaba solas su café hasta el día de su asesinato; don Santiago Ramón y Cajal, acompañado las más veces de un alumno; Benito Pérez Galdós, acompañado. Uno de los personajes primerizos fue Valle-Inclán que era atraído por el frescor de la terraza, buscando tranquilidad del bullicioso Café de la Montaña, a veces del Kursaal de la plaza del Carmen. Una de las primeras musas en aquellos primeros años fue madame Pimentón, objeto de burlas y chirigotas de los tertulianos, mujer popular que frecuentaba algunos cafés de la periferia a comienzos del siglo XX.

 Comienzos de siglo XX

Paseo de Recoletos. A la izquierda se encuentra la terraza del famoso Café.
Un barbero de origen extremeño que poseía el establecimiento en la calle del Almirante, cliente habitual del Café y llamado Benigno López, disfrutaba de una cordial amistad con Gumersindo. Un día, Benigno le propuso comprar el local y Gumersindo en el año 1916 decidió finalmente traspasarle el negocio. El acuerdo inicial entre ambas partes es curioso ya que obligaba a Benigno a no cambiar jamás el nombre del establecimiento. Se cuenta que el local fue adquirido por la módica cantidad de 60.000 pesetas.[1] Gumersindo se retiró a su tierra natal una vez realizada la operación de venta del local. La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial hizo que Madrid se viera poblado de personajes de la realeza y de la política europea. Entre los visitantes más conocidos de esta nueva etapa se encuentra la Mata Hari, personaje que parece ser visitaba la mayor parte de los lugares famosos de Madrid.[8] Así pues, durante los años de la contienda, Madrid se llenó de personalidades europeas que huían de la guerra.
Esta coyuntura de cierto esplendor duró unos pocos años. El Café había ido tomando aires de prestigio a comienzos del siglo XX. Llegado a ese instante Benigno intentó abordar lo que será la primera reforma del local. El estado del mobiliario era un poco viejo, los divanes de peluche desgastados, las paredes negras del humo, etc. Esa primera reforma se encargaría de realizarla uno de los arquitectos tertulianos habituales por aquellos días, Luis Laorga Gutiérrez. El Gijón cerró durante una temporada para después volver a aparecer renovado. Los camareros de esa época son reflejados en la literatura. A uno de ellos le tocó la lotería y posteriormente se arruinó; otro fue un torero fracasado, etc.[5] Es en esa época de comienzos de siglo, al poco de realizar la primera reforma del Café, cuando Benigno enfermó y murió repentinamente a poco de cumplir los sesenta años.
Encarnación Fernández, su viuda, se entregó de lleno a la gestión del Café y decidió ampliar el negocio abriendo otro local en el Paseo de Recoletos. Se pensó que aquello era un error ya que Encarnación se haría la competencia a si misma al poseer otro estableciento en la misma calle cerca de la Plaza de Cibeles denominado Café Cibeles, inaugurado en el año 1928. En aquellos tiempos de aparición del cine y del auge de la calefacción urbana algunos de los tertulianos auguraban el fin de los cafés de tertulia.[9] A pesar de todo, durante casi ocho años ambos locales compartieron clientela e incluso tertulias. Pero poco a poco el Café Gijón iba perdiendo clientela en favor del Café Recoletos.[10] En 1912 Gómez de la Serna abrió la tertulia denominada «Sagrada Cripta Del Pombo» en el Pombo. A finales del 1922 nació la tertulia del café Europeo, en la glorieta de Bilbao, a la que acudían Enrique Jardiel Poncela, César González-Ruano,[10] Carlos Fernández Cuenca, Manuel Martínez Gargallo. En 1929 se estrenaba el Café vecino al Gijón denominado Lyon, muy cerca de la Cervecería Correos. La actividad de las tertulias se expandía lejos del centro de la Puerta del Sol.,etc,.

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