Dolores Ibárruri Gómez, llamada Pasionaria (Gallarta, Vizcaya, 9 de diciembre de 1895 – Madrid, 12 de noviembre de 1989), fue una política española.
Pasionaria destacó como dirigente política en la Segunda República Española y en la Guerra Civil. Histórica dirigente del Partido Comunista de España. A su lucha política unió la lucha por los derechos de las mujeres para demostrar que las mujeres, fuesen de la condición que fuesen, eran seres libres para elegir su destino.[2]
Primeros años
Dolores Ibárruri nació en población vizcaína de Gallarta (en la actualidad desplazada de su ubicación original por una explotación minera) perteneciente al municipio de Abanto y Ciérvana (País Vasco) el 9 de diciembre de 1895 en el seno de una familia minera. Su padre, Antonio Ibárruri, era un obrero con ideología carlista, nacido expósito en la anteiglesia de Ibárruri que le da el apellido, anexionada en 1965 a la localidad de Múgica. Su madre, Juliana Gómez Pardo, procedía de Castilruiz, en la provincia de Soria.
En 1910 se ve obligada por la condiciones económicas a abandonar los estudios, había superado ya el curso preparatorio para ingresar en la Escuela Normal de Maestras y realizar estudios de magisterio, comenzando a trabajar de costurera y sirvienta. Como ella mismo lo dice
¿Quién podría costearme los viajes, los libros, la comida, la matrícula? .../... preparaba para servir como criada o casarme y convertirme en la mujer de un minero, la larga historia de mi familia.Se casó por la iglesia el 16 de febrero de 1916 con un minero socialista llamado Julián Ruiz Gabiña,[3] con quien estaría casada 17 años,[1] y se traslada a Somorrostro. Aficionada a la lectura y aprovechando la condición de líder minero socialista de su marido comenzó a adquirir conocimientos de marxismo que cuestionaron su educación tradicionalista y católica. Dolores asumió la doctrina marxista como una herramienta ideológica idónea para luchar a favor de la "liberación de la clase obrera".
Participó con su marido en la huelga general de 1917. Estando integrada en la agrupación socialista de Somorrostro, lo acompañó en la escisión comunista del PSOE en 1919 desde la que, en 1920, participó en la fundación del Partido Comunista Español, entrando en el Comité Provincial de Vizcaya, que al año siguiente formaría, junto al Partido Comunista Obrero Español, el Partido Comunista de España.
Carrera política
En 1917 quedó muy impresionada por el triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia. En 1918, utilizó por primera vez el seudónimo Pasionaria para un artículo publicado en la prensa obrera y titulado El Minero Vizcaíno. Desde el comienzo ocupó puestos de responsabilidad dentro del PCE, siendo detenida en numerosas ocasiones. Llegó a formar parte de su Comité Central en 1930 y al año siguiente se presentó a las elecciones a Cortes Constituyentes, siendo derrotada su candidatura. En 1931 se trasladó a Madrid para trabajar en la redacción del periódico del Partido, Mundo Obrero. En 1933 fue presidenta de la recién fundada Unión de Mujeres Antifascistas. Tras divorciarse de su marido, mantuvo una relación amorosa con un hombre 17 años menor que ella. Esta relación fue una revolución en el ámbito privado, y se volvía más inconcebible aún para los hombres con quienes militaba que el amante fuera mucho menor que ella. Es curioso que, tanto desde el socialismo como desde el comunismo, le pidieran como condición que lo abandonara para seguir militando.[cita requerida]Tuvo seis hijos: Ester (1916-1919), Rubén (1921-1942), que murió como Teniente del Ejército Rojo en la Batalla de Stalingrado, el 14 de septiembre de 1942; Amagoia, Azucena y Amaya[4] (estas últimas trillizas nacidas en 1923, de las que Amagoia murió al poco de nacer y Azucena a los dos años) y Eva (1928; murió a los tres meses). Fue afirmando su vocación política y encauzándola a través del periodismo de Partido. "El Minero Vizcaíno" y "La Lucha de Clases" fueron los escaparates del seudónimo Pasionaria, que eligió ella misma porque su primer artículo salió durante la Semana Santa de 1918.
Fue encarcelada varias veces debido a sus fuertes y punzantes discursos y a su activa militancia en las manifestaciones comunistas. Poco tiempo después se destacó en el Congreso de los Diputados de la República como diputada del PCE por Asturias. En las elecciones de febrero de 1936 fue elegida diputada por Asturias. Figura relevante durante la Guerra Civil, fue elegida vicepresidenta de las Cortes republicanas en 1937. Durante este período se convirtió en un mito para una parte de España, siendo famosa por sus arengas en favor de la causa republicana. Suyo fue el lema «¡No pasarán!», acuñado durante la defensa de Madrid. Se opuso a la capitulación del coronel Segismundo Casado.,etc.
TÍTULO: UNA LARGA COLA PARA SER MÉDICO:
Si toda la gente que había ayer en Ifeba se hubiese colocado en fila india, quizás podrían haber llegado hasta Badajoz. El motivo de la ...
Si toda la gente que había ayer en Ifeba se hubiese colocado en fila india, quizás podrían haber llegado hasta Badajoz. El motivo de la aglomeración estaba en el llamamiento para las vacantes de las carreras de Medicina, Enfermería y Fisioterapia. Es decir, se adjudicaron las últimas plazas libres que quedaban en estas tres carreras.
Por primera vez el acto tuvo lugar en un pabellón ferial, ya que el año pasado las instalaciones de las facultades se quedaron pequeñas.
Cientos de jóvenes acompañados de sus padres, amigos o parejas. Cuantos más acompañantes, más dedos que cruzar por la misma causa: una deseada plaza en la carrera de su vida. Los nervios se masticaban en forma de chicle, y los más avispados intentaban colarse como quien no quiere la cosa. Todos querían llegar cuanto antes al pabellón. Media hora antes del comienzo ya era difícil encontrar aparcamiento, y los aspirantes abarrotaban los alrededores del recinto.
El primer turno fue para el grado de Medicina. Al ser el que más demanda tuvo, solo pudo entrar el interesado en cuestión. Papá y mamá tuvieron que esperar fuera con los nervios a flor de piel.
Uno de los acompañantes fue el veterano profesor universitario José Miguel Coleto. Explica que en otros años los llamamientos se realizaron siguiendo la técnica del voceo. Es decir, el secretario llamaba en alto al aspirante, y el público iba corriendo su nombre de viva voz.
Pero este año han querido tenerlo todo más organizado, con un sistema de altavoces y una gran pantalla en la que los asistentes iban viendo la lista de vacantes. Algunos estaban hasta preparados para salir corriendo en cuanto dijesen su nombre. Otros sin embargo (principalmente los que pararon a engrosar una nueva lista de espera por si hay más vacantes) bajaban con parsimonia. «Como para una urgencia» se podía escuchaba en los pasillos. Medicina fue la primera, porque muchos de los aspirantes se habían matriculado también en Fisioterapia y Enfermería por si acaso.
En la mesa, el secretario académico de la facultad de Medicina, Vicente Climent, acompañado de varios funcionarios, dirigía el acto y leía la lista. Hasta dos veces pronunciaba cada nombre. Y después, miraba con atención, cuidadoso de que no se le pasase ninguna mano tímida que delatase a un nuevo estudiante.
Nada más comenzar el acto, Climent se presentó y lo primero que dijo era que iban a esperar unos minutos por si algún despistado se había presentado en la facultad de Medicina. A las once y cuarto aproximadamente comenzó el llamamiento. El estudiante que no estuviese presente al ser nombrado perdía su derecho de plaza. Y hubo muchos ausentes.
La primera plaza se dio al segundo nombre citado, pero la siguiente tuvo que esperar hasta el puesto veinte. Marta Curado bajaba sonriente a identificarse. Minutos después, contaba a HOY que el año pasado quedó la décima en lista de espera, pero durante el curso fue avanzando y quedó al final la segunda. Así que ha vuelto a presentarse a Selectividad para subir su nota. Para no perder el año, se matriculó en Enfermería y ahora le convalidan ocho asignaturas de diez. La joven emeritense de 19 años no podía ayer ocultar su alegría. «Quiero ser pediatra».
La última plaza de Medicina, la decimoséptima, fue adjudicada al candidato que estaba en el puesto 74 de la lista. «Eso es suerte» se escuchaba entre murmullos. De haber asistido otra persona antes que él, ahora no tendría la certeza de que será médico. Todo pasó deprisa. Se veían algunas caras tristes y otras que no podían ocultar su nerviosismo. Manos sudorosas que se movían sin parar y retransmitían lo que pasaba a través del móvil a los padres que se encontraban fuera del recinto.
«El año pasado no me cogieron, pero ahora ya tengo la plaza asegurada»
«Estoy la octava en lista de espera. Espero que me acepten»
«No tengo muchas esperanzas, ya que estoy la trigésima en la lista»
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