domingo, 23 de septiembre de 2012

CARTA DE LA SEMANA DE ALGECIRAS A CADAQUÉS./ LA AGONÍA DE LA CREMATÍSTICA:/ : EL BLOC DEL CARTERO EL CÁNCER DE LA GILIPOLLEZ:

TÍTULO: CARTA DE LA SEMANA DE ALGECIRAS A CADAQUÉS:

Día de relax. Nos quedamos todo el día vagueando por Mamghar, lo tenemos todo, buena playa, buen pescado y una gente realmente hospitalaria. Hoy parte del día lo invertimos para comentar entre todos, lo ya vivido y lo venidero, tomar el sol y largos paseos por estas playas increíblemente solitarias y salvajes.
Por la tarde se celebra una fiesta en el poblado, no nos enteramos muy bien de que se trata, únicamente unos niños vienen a buscarnos y nos señalan una jaima, como indicándonos que vayamos hasta allí, así lo hacemos, el ritual de los tres tes se repite una y otra vez y entre farándula, cánticos y alegría, el sol va perdiéndose en el horizonte. Somos muy bien recibidos.
De nuevo y una vez más, nuestra jaima al borde del mar. No se si después de todo esto podré acostumbrarme a vivir en otro lugar cuando llegue a nuestra civilizada sociedad y me hace reflexionar en lo equivocados que estamos subyugándonos en interminables hipotecas, la mayoría de veces, en lugares que detestamos. Me encantan estas jaimas, con sus decoraciones interiores y por descontado, en los lugares donde están plantadas y lo adaptadas que están al medio y a los factores meteorológicos.
La playa está llena de restos de fauna marina, unos por la subida de las mareas, otros simplemente son restos medio devorados por sus depredadores, es realmente un espectáculo lo que el mar escupe a la arena cada día, desde tortugas a calamares e incluso algún delfín que entre todos devolvemos al mar y victima de esas mareas, es una pasada, creo que debe ser difícil encontrar en el mundo algo igual.

TÍTULO: LA AGONÍA DE LA CREMATÍSTICA:

Al alba partimos hacia Nouackchot. Tenemos que aprovechar las mareas ya que llegaremos a la capital por la playa. Nos separan unas cuatro horas, no podemos despistarnos ya que a la subida de la marea hay lugares que son autenticas trampas, por el camino nos encontramos a muchos vehículos e incluso un autocar con aire hippie que fueron devorados por el mar, barcos que tras naufragios quedan varados en la arena.
A media mañana ya estamos en Nouackchot, se trata de la capital administrativa y política, contrariamente a Nouadibou que es la económica, son dos ciudades muy diferentes. En Nouackchot fue creada la independencia de Mauritania en 1960 con la oposición de Marruecos y la Liga Árabe, que pretendían que el país fuese parte de Marruecos. En 1973 fue reconocido por la Liga Árabe como la actual RIM (Republica Islámica de Mauritania). Nouackchot fue creada sobre el emplazamiento de un puesto militar, tal como lo describía Saint Exupery en su obra Tierra de hombres. Aquí prácticamente la totalidad de la población es negra, el puerto de pesca vuelve a ser bullicioso y muchos senegaleses buscan en este lugar un puesto de trabajo.
Visitamos el mercado y después de varios días vemos civilización, una gran avenida e incluso embajadas de muchos países. Por la tarde de nuevo al puerto, para mi gusto lo mejor y más pintoresco de la capital, de nuevo mucha vida. Parte del grupo, deciden buscar hoy algún hotel a fin de poder quitarse el salitre acumulado de los últimos días. El resto, invitados por Mariam, una mujer que conocemos en el mercado de la pesca, volvemos a montar una vez más nuestro campamento en aquella playa, llena de restos de pescado, cabezas, espinas... el lugar roza la decadencia. Hemos pasado una buena noche en la zona con todos los personajes que por allí pululan, desde marineros a pescadores e incluso armadores de pequeñas pateras. Alucinante.
¿Para que queréis el pescado?
Mariam, nos ha invitado a plantar nuestra tienda junto a su cabaña, como contrapartida y acostumbrados a nuestra lógica occidental nos vemos obligados, como acto recíproco, a comprarle la pesca que tiene a la venta. Le preguntamos cuánto quiere, responde: ¿Para que queréis el pescado?. Le respondemos que para la cena, a lo que ella nos contesta que no es necesario, que estamos invitados a cenar en su cabaña. En un gran perolo la cena está lista. Nos recuerda el tiebouidinne al que nos invitaron Artouro y Moulouda, pero en este caso es algo más parecido a una bullabesa, una excelente sopa de pescado, también acompañada de vegetales y una especie de pasta, que después supimos que era mijo. Mariam es una mujer muy extrovertida, nos cuenta muchas historias del puerto, del mar, de cómo su marido salió un día de pesca y no volvió... La experiencia en el puerto de Nouackchot ha sido muy positiva, conocer a Mariam aún más si cabe.

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO EL CÁNCER DE LA GILIPOLLEZ:

Salimos de Nouackchot. Dejamos el desierto atlántico, para adentrarnos al interior. Esperamos que las temperaturas sean favorables, al igual que las tormentas de arena. Nos dirigimos directamente hacia la región del Adrar: Atar es la capital de dicha región. En toda esa zona se aglutinan cantidad de oasis y zonas de dunas y grandes ergs (arenales) en síntesis, el desierto que todos tenemos mitificado.
Llegamos a Akjout, la típica ciudad de desierto con escaso interés, aunque todos los alrededores y acceso empiezan a vislumbrar que esta zona es de gran belleza. Akjout nace en 1943 a raíz de la explotación de unas grandes minas de cobre que aún hoy se explotan. Una parada rápida, compramos agua y algunos alimentos. Continuamos hacía Atar, nos encontramos en un gran altiplano, se multiplican las gargantas y los pasos, descendemos hacia unas planicies interiores para llegar a Atar. En Atar se concentran mayoritariamente los mauros nómadas de esta región. La ciudad esta dividida en dos partes: la zona antigua con su ksar y la zona moderna, que contrasta de forma muy especial con las ruinas de la vieja ciudad. Toda esta región es la cuna de las antiguas tribus almorávides que después fundaron el Reino de Marruecos, cuenta también con un precioso palmeral, cultivado y perfectamente irrigado.
El termómetro marca casi lo 50 ºC y nunca había estado en el desierto a estas temperaturas. Me gusta, me resulta casi agradable en algunos momentos, dado que se trata de un clima muy seco y la transpiración es prácticamente nula, me asombra que hace apenas unos días en ese mismo desierto y a la orilla del mar, había momentos en los que realmente hacia frío.
En Atar hacemos una parada para comer: naturalmente carne de dromedario, dátiles y leche agria, se acabó el pescado (no hay problema ya que nuestras reservas de fósforo están en superávit).
Continuamos en dirección Chinguetti. Esta zona es preciosa, muchos nómadas con dromedarios, nos acercamos al Fort Saganne. También visitamos un yacimiento de pinturas rupestres descubiertas por el profesor Monod. Por fin llegamos a Fort Saganne, un lugar estratégico y realmente precioso. Plantamos el campamento, el día ha sido muy cálido, el cielo limpio, la noche suave acercándose a puntos de calor, las botellas de agua van desapareciendo, el grupo ha adoptado una postura muy diferente a los días anteriores, estamos en pleno corazón del Sahara.

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