Cándido Méndez: "Hay que dar un cambio profundo al sindicato"
Lleva toda la vida en el sindicato y 19 años como secretario general de UGT. Cándido Méndez (Badajoz, 1952) afronta su sexta...
entrevista
Cándido Méndez-foto-: "Hay que dar un cambio profundo al sindicato"
Lleva toda la vida en el sindicato y 19 años como secretario general de UGT. Cándido Méndez (Badajoz,
1952) afronta su sexta reelección como líder de UGTcon la intención de
abordar un profundo cambio en el sindicato en los próximos cuatro años,
que califica "de tránsito". Todos los días desde hace años va caminando
desde su casa hasta la sede del sindicato en un trayecto que dura más de
hora y media y asegura que prefiere dar explicaciones por lo que hace
que por no hacerlo.
-Si sale reelegido en el Congreso Confederal de UGT estará de secretario general casi un cuarto de siglo. ¿No son muchos años?
-Serían 23. Son años. Primero hay que esperar el resultado del congreso. En la UGT hay una apuesta por la estabilidad. En nuestra organización nunca ha habido límite de mandato, aunque es un tema que vuelve a plantearse como enmienda en este congreso. He hablado con todos los secretarios generales del sindicato y coincidimos en que hay que dar un cambio profundo al sindicatos: conseguir que sea más abierto, más cercano a los trabajadores, con una estructura más simplificada y con más nervio sindical y menos estructura política. Vamos a abordar cuatro años de tránsito en el sindicato de manera que al finalizar el próximo mandato haya una organización sindical distinta en el funcionamiento, aunque con los mismos valores. ¿Era adecuado simultanear el cambio del sindicato con un cambio en la dirección y en una coyuntura tan difícil como esta?Esa reflexión es lo que me ha impulsado a presentarme.
Se habla de que en los partidos políticos es necesaria una regeneración ¿también en los sindicatos?
No, yo hablo de un cambio en el modelo de funcionamiento. Profundizar en la reducción de federaciones, que de veinte se queden en tres o cuatro, pero reforzando los sectores. La estructura genuinamente sindical es el sector. Sería un cambio profundo, si se aprueba, acompañado de una reducción de la Ejecutiva y del Comité Confederal, que pasaría de 180 a alrededor de 100 miembros.
¿Sería su último mandato?
Los mandatos son de cuatro años. Luego, por circunstancias, puedes ir acumulando y sumar 19 años. Pero aquí a nadie se le elige para toda la vida. Uno está toda la vida en su sindicato, yo no abandonaré nunca mi sindicato, pero ahora me eligen para cuatro años como máximo.
¿El proceso de imputación de la infanta Cristina está provocando inestabilidad en la Jefatura del Estado?
La percepción social de la Casa Real ha cambiado y eso hay que reconocerlo. Creo que es un error pensar que, superada la crisis, las aguas volverán a su cauce. Hay una causa más profunda. La percepción que tiene una persona de mi generación (era diputado el 23-F y estaba en el Congreso) no es la de los jóvenes. La función, las exigencias políticas e institucionales a la Casa Real habría que reconciliarlas con la nueva percepción social. Tiene que estar incluida en la Ley de Transparencia, como los sindicatos.
¿Cree que los líderes sindicales deberían mostrar su declaración de la renta y de patrimonio?
Si lo dice la Ley de Transparencia, sin duda.
Pero si no lo dice, no.
Creo que la ley debería decirlo. Yo hago público mi sueldo.
¿Cuánto gana?
2.377 euros netos al mes.
Ahora mismo los sindicatos están siendo muy cuestionados por el caso de los ERE. ¿Cómo actúa UGT en un ERE?
Los sindicatos no promueven EREs, son las empresas. El sindicato está en el derecho constitucional de abrir un proceso de negociación para evitarlo, si se puede, o buscar las salidas menos traumáticas, como la prejubilación. Ahí hay un asesoramiento económico, jurídico y técnico actuarial para hacer la estimación para cada trabajador de lo que debe percibir. Hay que buscar la aseguradora que lo cubra, comprobar si la póliza de seguro garantiza lo acordado y vigilar los pagos durante años. Por todo ello, se cobra entre el 0,5% y el 1% de comisión para cubrir los costes. Con la polémica surgida se busca poner en cuestión a los sindicatos y, aún más, poner en cuestión estos mecanismos de protección y avanzar hacia el despido gratis. En Andalucía lo que se ha hecho no es excepcional, se ha seguido la pauta de los planes de reconversión industrial de los años ochenta, que consiste en establecer un marco de ayudas públicas para buscar alternativas y salidas menos traumáticas. En Andalucía se quiere criminalizar que se hayan constituido asociaciones en algunos casos, pero es que no había empresas para hacerse cargo porque ya habían desaparecido.
Pero ha habido ctuaciones irregulares y usted mismo ha reconocido que hay que depurar responsabilidades.
Las actuaciones irregulares hasta ahora acreditadas son de directivos de la Junta de Andalucía, de empresas mediadoras y consultoras y de una persona que se desvinculó del sindicato hace once años.
¿Cómo controla el sindicato que sus delegados y representantes tengan una actuación correcta?
En el sindicato no se puede instaurar una dinámica inquisitorial. Lo que sí hay en UGTes un Código Ético y un órgano judicial interno que es la Comisión de Garantía.
¿Se ha llegado a expulsar a alguien?
Ha habido muchos casos. Dentro de una organización que tiene 1.160.000 afiliados y 108.000 representantes sindicales se dan casos de muy diversa índole.
¿Qué cree que ha hecho mal, usted o el sindicato, en estos últimos cuatro años y qué cambiaría?
Cometimos un error compartido, que fue pensar que la crisis sería muy dura pero de corta duración. Además, creo que tenemos que conseguir que el epicentro real sea el afiliado y nuestro representante en la empresa. A lo largo de estos años, nuestros afiliados no han conocido con la prontitud y la claridad necesarias las decisiones que hemos adoptado, ya sean acuerdos o movilizaciones. Las han conocido a través de los medios de comunicación. El sindicato tiene que ir al contacto con la gente. Hemos tenido un déficit en eso. En las propuestas al Congreso estamos analizando la necesidad de tener una asamblea anual con presencia de sindicatos comarcales, de personas de base, de dirigentes... para hacer una reflexión colectiva.
¿Podemos concluir que ha faltado contacto real?
Que ha sido insuficiente.
¿Sigue cayendo la afiliación?
A este congreso de 2013 vamos, en promedio de cuatro años, con un mayor número de afiliados y de cotizaciones que en 2009, pero es cierto que a partir de 2012 se ha producido una pérdida de afiliación y representación como consecuencia de la crisis, por el cierre de empresas y reducción de plantilla.
¿Cree que la economía española va a crecer de forma clara en 2014 como ha anunciado el presidente del Gobierno?
No lo creo y quisiera estar equivocado. Lo que dice el presidente del Gobierno está en contradicción con lo que dicen la Comisión Europea y otras instituciones. Hasta 2018 no empezaremos a aproximarnos a la situación previa a la crisis, y hay quien lo lleva a 2023. Es una década pérdida, pero hay que contabilizarla también desde la segunda recesión, en 2012. Recuperación estadística y depresión humana. Las magnitudes macroeconómicas pueden mejorar, pero la realidad de la gente, no. Hay que hacer un cambio de modelo productivo porque la recuperación del empleo ya no va a venir de la mano de la construcción, y hay que buscar un sustituto de financiación para las pymes que antes eran las cajas de ahorro y ya no existen. Y sobre eso, el Gobierno no está tomando ninguna decisión. Es esencial crear una banca pública aprovechando la entidades nacionalizadas.
¿Cuándo se va a crear empleo?
¿Con fuerza? No lo veo ni en 2013 ni en 2014.
¿Hay que abandonar ya la moderación salarial como dijo el secretario general de CCOO?
El acuerdo que firmamos en enero de 2012 con la patronal era un acuerdo de rentas, donde se moderaban los salarios pero también los beneficios y los precios regulados o los impuestos. Y esa otra parte no se ha cumplido. En los acuerdos en empresas concretas estamos aceptando moderación salarial a cambio de no destruir empleo o atraer más producción como en el sector del automóvil. En términos agregados, si sólo hay contención salarial no funciona. Creo que ha llegado el momento de introducir estímulos salariales en los sectores que puedan para tirar de la demanda interna.
¿Va a haber otra huelga general?
No lo sé. Pero lo que nunca vamos a dejar de hacer es seguir pidiendo que se recupere el diálogo social.
-Si sale reelegido en el Congreso Confederal de UGT estará de secretario general casi un cuarto de siglo. ¿No son muchos años?
-Serían 23. Son años. Primero hay que esperar el resultado del congreso. En la UGT hay una apuesta por la estabilidad. En nuestra organización nunca ha habido límite de mandato, aunque es un tema que vuelve a plantearse como enmienda en este congreso. He hablado con todos los secretarios generales del sindicato y coincidimos en que hay que dar un cambio profundo al sindicatos: conseguir que sea más abierto, más cercano a los trabajadores, con una estructura más simplificada y con más nervio sindical y menos estructura política. Vamos a abordar cuatro años de tránsito en el sindicato de manera que al finalizar el próximo mandato haya una organización sindical distinta en el funcionamiento, aunque con los mismos valores. ¿Era adecuado simultanear el cambio del sindicato con un cambio en la dirección y en una coyuntura tan difícil como esta?Esa reflexión es lo que me ha impulsado a presentarme.
Se habla de que en los partidos políticos es necesaria una regeneración ¿también en los sindicatos?
No, yo hablo de un cambio en el modelo de funcionamiento. Profundizar en la reducción de federaciones, que de veinte se queden en tres o cuatro, pero reforzando los sectores. La estructura genuinamente sindical es el sector. Sería un cambio profundo, si se aprueba, acompañado de una reducción de la Ejecutiva y del Comité Confederal, que pasaría de 180 a alrededor de 100 miembros.
¿Sería su último mandato?
Los mandatos son de cuatro años. Luego, por circunstancias, puedes ir acumulando y sumar 19 años. Pero aquí a nadie se le elige para toda la vida. Uno está toda la vida en su sindicato, yo no abandonaré nunca mi sindicato, pero ahora me eligen para cuatro años como máximo.
¿El proceso de imputación de la infanta Cristina está provocando inestabilidad en la Jefatura del Estado?
La percepción social de la Casa Real ha cambiado y eso hay que reconocerlo. Creo que es un error pensar que, superada la crisis, las aguas volverán a su cauce. Hay una causa más profunda. La percepción que tiene una persona de mi generación (era diputado el 23-F y estaba en el Congreso) no es la de los jóvenes. La función, las exigencias políticas e institucionales a la Casa Real habría que reconciliarlas con la nueva percepción social. Tiene que estar incluida en la Ley de Transparencia, como los sindicatos.
¿Cree que los líderes sindicales deberían mostrar su declaración de la renta y de patrimonio?
Si lo dice la Ley de Transparencia, sin duda.
Pero si no lo dice, no.
Creo que la ley debería decirlo. Yo hago público mi sueldo.
¿Cuánto gana?
2.377 euros netos al mes.
Ahora mismo los sindicatos están siendo muy cuestionados por el caso de los ERE. ¿Cómo actúa UGT en un ERE?
Los sindicatos no promueven EREs, son las empresas. El sindicato está en el derecho constitucional de abrir un proceso de negociación para evitarlo, si se puede, o buscar las salidas menos traumáticas, como la prejubilación. Ahí hay un asesoramiento económico, jurídico y técnico actuarial para hacer la estimación para cada trabajador de lo que debe percibir. Hay que buscar la aseguradora que lo cubra, comprobar si la póliza de seguro garantiza lo acordado y vigilar los pagos durante años. Por todo ello, se cobra entre el 0,5% y el 1% de comisión para cubrir los costes. Con la polémica surgida se busca poner en cuestión a los sindicatos y, aún más, poner en cuestión estos mecanismos de protección y avanzar hacia el despido gratis. En Andalucía lo que se ha hecho no es excepcional, se ha seguido la pauta de los planes de reconversión industrial de los años ochenta, que consiste en establecer un marco de ayudas públicas para buscar alternativas y salidas menos traumáticas. En Andalucía se quiere criminalizar que se hayan constituido asociaciones en algunos casos, pero es que no había empresas para hacerse cargo porque ya habían desaparecido.
Pero ha habido ctuaciones irregulares y usted mismo ha reconocido que hay que depurar responsabilidades.
Las actuaciones irregulares hasta ahora acreditadas son de directivos de la Junta de Andalucía, de empresas mediadoras y consultoras y de una persona que se desvinculó del sindicato hace once años.
¿Cómo controla el sindicato que sus delegados y representantes tengan una actuación correcta?
En el sindicato no se puede instaurar una dinámica inquisitorial. Lo que sí hay en UGTes un Código Ético y un órgano judicial interno que es la Comisión de Garantía.
¿Se ha llegado a expulsar a alguien?
Ha habido muchos casos. Dentro de una organización que tiene 1.160.000 afiliados y 108.000 representantes sindicales se dan casos de muy diversa índole.
¿Qué cree que ha hecho mal, usted o el sindicato, en estos últimos cuatro años y qué cambiaría?
Cometimos un error compartido, que fue pensar que la crisis sería muy dura pero de corta duración. Además, creo que tenemos que conseguir que el epicentro real sea el afiliado y nuestro representante en la empresa. A lo largo de estos años, nuestros afiliados no han conocido con la prontitud y la claridad necesarias las decisiones que hemos adoptado, ya sean acuerdos o movilizaciones. Las han conocido a través de los medios de comunicación. El sindicato tiene que ir al contacto con la gente. Hemos tenido un déficit en eso. En las propuestas al Congreso estamos analizando la necesidad de tener una asamblea anual con presencia de sindicatos comarcales, de personas de base, de dirigentes... para hacer una reflexión colectiva.
¿Podemos concluir que ha faltado contacto real?
Que ha sido insuficiente.
¿Sigue cayendo la afiliación?
A este congreso de 2013 vamos, en promedio de cuatro años, con un mayor número de afiliados y de cotizaciones que en 2009, pero es cierto que a partir de 2012 se ha producido una pérdida de afiliación y representación como consecuencia de la crisis, por el cierre de empresas y reducción de plantilla.
¿Cree que la economía española va a crecer de forma clara en 2014 como ha anunciado el presidente del Gobierno?
No lo creo y quisiera estar equivocado. Lo que dice el presidente del Gobierno está en contradicción con lo que dicen la Comisión Europea y otras instituciones. Hasta 2018 no empezaremos a aproximarnos a la situación previa a la crisis, y hay quien lo lleva a 2023. Es una década pérdida, pero hay que contabilizarla también desde la segunda recesión, en 2012. Recuperación estadística y depresión humana. Las magnitudes macroeconómicas pueden mejorar, pero la realidad de la gente, no. Hay que hacer un cambio de modelo productivo porque la recuperación del empleo ya no va a venir de la mano de la construcción, y hay que buscar un sustituto de financiación para las pymes que antes eran las cajas de ahorro y ya no existen. Y sobre eso, el Gobierno no está tomando ninguna decisión. Es esencial crear una banca pública aprovechando la entidades nacionalizadas.
¿Cuándo se va a crear empleo?
¿Con fuerza? No lo veo ni en 2013 ni en 2014.
¿Hay que abandonar ya la moderación salarial como dijo el secretario general de CCOO?
El acuerdo que firmamos en enero de 2012 con la patronal era un acuerdo de rentas, donde se moderaban los salarios pero también los beneficios y los precios regulados o los impuestos. Y esa otra parte no se ha cumplido. En los acuerdos en empresas concretas estamos aceptando moderación salarial a cambio de no destruir empleo o atraer más producción como en el sector del automóvil. En términos agregados, si sólo hay contención salarial no funciona. Creo que ha llegado el momento de introducir estímulos salariales en los sectores que puedan para tirar de la demanda interna.
¿Va a haber otra huelga general?
No lo sé. Pero lo que nunca vamos a dejar de hacer es seguir pidiendo que se recupere el diálogo social.
TÍTULO: STELLA SE SALE CON LA SUYA,.
Stella se sale con la suya
Hay apellidos que lo mismo sirven para propulsar carreras como para tumbarlas. McCartney es uno de ellos. Cuando Stella lanzó su primera ...
Stella se sale con la suya
La hija de Paul McCartney triunfa
como diseñadora con prendas intemporales y carga contra los modistos
que «manipulan» a las mujeres
Hay apellidos que lo mismo sirven para propulsar carreras
como para tumbarlas. McCartney es uno de ellos. Cuando Stella lanzó su
primera colección muchos le acusaron de aprovecharse de la fama de sus
padres. Nadie puede negar de quién es hija. Es un calco del beatle más
famoso. Los mismos ojos azules e idéntico corte de cara, salpicado de
unas simpáticas pecas. Los prejuicios cayeron sobre ella pensando que
sería otra hija de papá dispuesta a hacer fortuna en un mundo demasiado
tentador para los famosos que buscan hacer carrera por la vía rápida. Si
bien es cierto que rellenó con un nombre falso su solicitud de ingreso
en la elitista escuela de Saint Martins College, después la han tendido
muchas alfombras rojas para allanarle el camino.
Con solo quince años hizo prácticas en el taller de
Christian Lacroix y siendo aún una cría le dio tiempo para fajarse en
Savile Row, la calle de los sastres tradicionales londinenses. Allí
aprendió el oficio, haciendo ropa a medida para hombres. Sus amigas le
echaron luego un capote para rematar su trabajo de fin de carrera y
posar con sus modelos. La hija de la leyenda del rock siempre ha tenido
una gran habilidad para rodearse de imponentes maniquíes y las actrices
más 'cool' de Hollywood. Por eso a casi nadie le sorprendió que sus
íntimas Naomi Campbell, Kate Moss y Yasmin Le Bon desfilasen a los
acordes de la banda sonora que le compuso sir Paul McCartney.
Las sospechas crecieron cuando, en 1997, sin ninguna
experiencia fue nombrada directora creativa de Chloé. Con solo 25 años
se puso al frente de una de las marcas más exquisitas. La decisión
removió los cimientos de una industria donde los nombramientos de
relumbrón suelen están reservados a figuras consagradas. Stella era
entonces una don nadie. Fue Karl Lagerfeld, gurú de Chanel, quien más
leña echó al fuego al hacerle ver que nunca formaría parte de su círculo
de amistades. «Deberían haber escogido a un gran nombre. En realidad,
lo han hecho, pero de la música, no de la moda», sentenció. Stella
siempre ha sabido sacudirse las críticas que le han perseguido: «Crecí
con un nombre en mi familia y soy consciente de la importancia del
mismo». Las palabras de Lagerfeld resultaron totalmente desafortunadas.
Dos años después de su nombramiento, quintuplicó las ventas y situó el
nombre de Chloé, donde solo permaneció cuatro años, entre las firmas más
deseadas.
Prueba de que tenía una fe ciega en sus posibilidades es
que reivindicó su espacio en la moda con nombre propio. En 2001
constituyó su marca. No solo eso. Fijó la reglas del juego al ir al 50%
con el conglomerado PPR, propietario de Gucci, Balenciaga y Saint
Laurent Paris, entre otras etiquetas de lujo. Desde que era niña soñaba
con ser diseñadora, pero quería caminar sin ataduras. «Todavía me veo al
borde de la cama observando a mis padres con los ojos bien abiertos
mientras se preparaban para las veladas que tenían todas las semanas.
Siempre me sentí atraída por las cosas bonitas. Mi madre se adelantó a
su tiempo con la ropa más alucinante. Tenía un toque irreverente»,
relata.
Muerte en los zapatos
La influencia de la difunta Linda Eastman en la defensa de
los derechos de los animales ha marcado su vida personal y profesional.
Es conocido el rechazo de Stella al uso de las pieles, aunque sabe que
esta opción limita su negocio. Solo utiliza algodones orgánicos. Jamás
trabaja con cuero y PVC. «Hay mucha muerte en un zapato de piel y yo
huyo de ello. Todo lo que se vende en mis tiendas está libre de
crueldad. Es una cuestión de conciencia». La creadora intenta ser
«responsable y fiel» a sí misma. Juzga inconcebible que más de 50
millones de animales se maten al año «solo para la industria de la
moda». En las limitaciones parece estar también el secreto de su
atronador éxito. «Crecí en una granja, toda mi familia es vegetariana e
intento hacer negocios de una manera responsable. No quiero ser una
hipócrita», subraya.
Aunque evita señalar a nadie, Stella se ha convertido en el
'pepito grillo' de una industria que no puede seguir con las «mismas
reglas de hace cientos de años». Más de una vez ha invitado a sus
colegas a trabajar «sin dañar» el medio ambiente, aunque reconoce que
los cambios «asustan» en el sector del lujo. «Matar animales no es un
lujo», confesó tras recibir la Orden del Imperio británico, cuya
condecoración le entregó la reina Isabel en el Palacio de Buckingham.
Allí volvió a dar muestras de su indomable carácter. Insistió en que
intenta hacer prendas que «no den dolor de cabeza», defendió el carácter
intemporal de su ropa -«no hay por qué ir vestido siempre a la última»-
y se rio de quienes le echan en cara que carezca del talento de
Alexander McQueen o de otros genios que salieron de su misma escuela,
como John Galliano, Kenzo o Yamamoto.
Desde 2004 diseña la ropa deportiva para Adidas -«siempre
me había parecido horrible ver a esas mujeres estilosas entrenando con
camisetas y pantalones ridículamente masculinas»-, el año pasado creó
los uniformes que lucieron los atletas de Reino Unido en los Juegos
Olímpicos de Londres y la revista 'Time' la eligió uno de los personajes
más influyentes. Aunque tampoco las distinciones parecen impresionarla:
«Todos tenemos ese momento en que te sientes exultante, pero cuando tu
hijo vomita sobre ti te devuelve a la realidad», confiesa.
Madre de cuatro pequeños, a sus 41 años triunfa con sus
diseños sostenibles y se permite marcar las diferencias con sus colegas
masculinos. «Hay creadores fantásticos que aman a las mujeres, pero, a
veces, podemos sentirnos algo manipuladas. Una mujer siempre tendrá un
punto de vista diferente porque somos nuestras primeras modelos y
clientas. Yo hago moda que está más cerca de la realidad y necesidades
de las mujeres», recalca una creadora que triunfa sin vivir a la sombra
de su padre, aunque Paul McCartney es un indiscutible fijo en el
'front-row' de todos sus desfiles.
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