La corrida de Torrestrella tuvo un carácter general de gran nobleza.
El cuarto y el sexto toros atesoraron calidad de la buena. El cuarto
puede competir con los mejores de las ganaderías de Jandilla, Dolores
Aguirre y Miura a la hora de serle otorgado el galardón de mejor toro de
la presente feria pamplonica.
Con ese toro, Antonio Ferrera no estuvo a la altura de la calidad exhibida por el animal de Torrestrella. Es verdad que facturó algunos buenos muletazos, varios muy buenos, mas dejó que se le marchara un triunfo sonado. Para colmo lo remató tremendamente mal. En banderillas se apuntó un estrepitoso fracaso. En cuanto a su primero su labor no pasó de discreta, exhibiendo un cierto miedo, cosa que en un torero, es de muy poco recibo.
El torero de la tierra, Francisco Marcos, dejó la impronta de diestro
voluntarioso en su primero; y mostró valentía en su segundo.
El Fandi actuó con decoro en banderillas en su primero y dejó el buen crédito de espectacular banderillero en su segundo. Ahí se metió al público en el bolsillo, sobre todo cuando después de prender el par corría delante de la cara del toro con su mano puesta en el testuz, hasta conseguir que el toro parara por agotamiento, y el torero entonces saludaba con orgullo de "recortador" navarro.
De todos modos, esa imagen generosa y de pasión del público puede ser todo un símbolo que lo relaciona con las gentes que hemos tratado durante esta feria. Algunos de ellos, amigos de nuestro inolvidable Joaquín Vidal. La mayoría de ellos, ahora, gracias a su buen nombre, han pasado a ser amigos de quien esto escribe. La lista es muy grande, entran Masito, Elu, Tasio, Nico, Benjamín, Serapio, Juan Miguel y tantos otros. En nuestro encuentro con ellos evocamos a nuestro querido y muy llorado Joaquín Vidal...
Otros más podían entrar en la lista, si no fuera porque, como diría Borges, de las listas lo que más se nota son las omisiones. Pero ahí están Mari Carmen y Javier, Begoña y Martín, Teodoro y María Jesús, entre otros.
Todos ellos conforman esa pasión navarra que tan felices nos hace a quienes vamos a visitarles. Para ellos y para todo lo que supone el símbolo de la pasión sanferminera, digamos, Kierkegaard aducía aquello tan hermoso: "Quien se pierde por su pasión, pierde menos que quien pierde la pasión".
Al balance de la Feria de Pamplona se le puede poner una buena nota. Creemos que ha sido superior a la del año pasado. En este sentido, la tradición por contratar corridas de prestigio sigue siendo uno de los puntos fuertes de la Casa de Misericordia. "Nada que no sea tradicional puede ser verdaderamente nuevo", decía T. S. Elliot.
TÍTULO: EL ARTE CONTEMPORÁNEO Y LA TAUROMAQUIA SE DAN LA MANO EN LA PLAZA DE TOROS DE CÁCERES,.
El arte contemporáneo y la tauromaquia se dan la mano en la plaza de toros de Cáceres
Con ese toro, Antonio Ferrera no estuvo a la altura de la calidad exhibida por el animal de Torrestrella. Es verdad que facturó algunos buenos muletazos, varios muy buenos, mas dejó que se le marchara un triunfo sonado. Para colmo lo remató tremendamente mal. En banderillas se apuntó un estrepitoso fracaso. En cuanto a su primero su labor no pasó de discreta, exhibiendo un cierto miedo, cosa que en un torero, es de muy poco recibo.
Miura / Ferrera, Marcos, Fandi.
Toros de Torrestrella, corrida bastante completa. Excelentes 4º y 6º. Antonio Ferrera: tres pinchazos y estocada caída (silencio); dos pinchazos, estocada y dos descabellos (aplausos). Francisco Marcos: casi entera (silencio); estocada (silencio). El Fandi: estocada desprendida (ovación); estocada (oreja). Plaza de Pamplona, 14 de julio. 10ª y última de feria. Lleno a falta de muy pocas localidades por completar la gran entrada.El Fandi actuó con decoro en banderillas en su primero y dejó el buen crédito de espectacular banderillero en su segundo. Ahí se metió al público en el bolsillo, sobre todo cuando después de prender el par corría delante de la cara del toro con su mano puesta en el testuz, hasta conseguir que el toro parara por agotamiento, y el torero entonces saludaba con orgullo de "recortador" navarro.
Convencer al público
El público pamplonés además de pedir una oreja en el sexto de la tarde, quiso que la presidenta, Amaya Otamendi, le concediera a El Fandi la segunda oreja. Y no se la concedió, con sobrada razón. Nadie puede negar que El Fandi no trabajara para convencer al público. Anotamos en su primer toro tres largas cambiadas, unos lances a pies juntos y dos chicuelinas, además de un quite por faroles. También hay que decir que toreó por estatuarios en su primer toro y que después de no estar demasiado ajustado con naturales y derechazos tiró por molinetes de rodillas. En su sexto toro se ajustó en chicuelinas y que empezó la faena con las dos rodillas en tierra, además de un cambio de mano y un pase por alto. Después toreó con las dos manos pases largos, aunque sin rematar demasiado la faena. Tuvo el inconveniente de dejar que le enganchara demasiadas veces la muleta el toro. Sin duda, ese último ejemplar era para haberle cortado las dos orejas y se valora la manera de tirarse a matar.De todos modos, esa imagen generosa y de pasión del público puede ser todo un símbolo que lo relaciona con las gentes que hemos tratado durante esta feria. Algunos de ellos, amigos de nuestro inolvidable Joaquín Vidal. La mayoría de ellos, ahora, gracias a su buen nombre, han pasado a ser amigos de quien esto escribe. La lista es muy grande, entran Masito, Elu, Tasio, Nico, Benjamín, Serapio, Juan Miguel y tantos otros. En nuestro encuentro con ellos evocamos a nuestro querido y muy llorado Joaquín Vidal...
Otros más podían entrar en la lista, si no fuera porque, como diría Borges, de las listas lo que más se nota son las omisiones. Pero ahí están Mari Carmen y Javier, Begoña y Martín, Teodoro y María Jesús, entre otros.
Todos ellos conforman esa pasión navarra que tan felices nos hace a quienes vamos a visitarles. Para ellos y para todo lo que supone el símbolo de la pasión sanferminera, digamos, Kierkegaard aducía aquello tan hermoso: "Quien se pierde por su pasión, pierde menos que quien pierde la pasión".
Al balance de la Feria de Pamplona se le puede poner una buena nota. Creemos que ha sido superior a la del año pasado. En este sentido, la tradición por contratar corridas de prestigio sigue siendo uno de los puntos fuertes de la Casa de Misericordia. "Nada que no sea tradicional puede ser verdaderamente nuevo", decía T. S. Elliot.
TÍTULO: EL ARTE CONTEMPORÁNEO Y LA TAUROMAQUIA SE DAN LA MANO EN LA PLAZA DE TOROS DE CÁCERES,.
El arte contemporáneo y la tauromaquia se dan la mano en la plaza de toros de Cáceres
Taurografía.
¿Conoce el significado de este término? Es el momento de familiarizarse
con él ya que, a partir de la próxima semana, será más ...
aurografía. ¿Conoce el significado de este término? Es el
momento de familiarizarse con él ya que, a partir de la próxima semana,
será más que frecuente escucharlo entre los aficionados, sobre todo los
de la ciudad de Cáceres. La 'Era de los Mártires' acogerá una corrida de
toros el sábado 27 de abril. Un festejo goyesco en el que Antonio
Ferrera e Iván Fandiño lidiarán ejemplares de la ganadería de José Luis
Pereda.
Pero más allá del festejo taurino, la jornada se convertirá
en un día en el que el arte contemporáneo y la tauromaquia se darán la
mano gracias a la obra del francés Laurent Pallatier d'Aume, más
conocido como Loren. Este polifacético artista pondrá en marcha una
performance en la que las taurografías cobrarán un papel protagonista.
Pero, ¿qué son las taurografías?. «Son unas composiciones
en las que la muleta es el pincel, la prolongación de la mano del
artista. La idea surgió porque a mí me hubiese encantado ver en un
cuadro las huellas de los naturales de 'Manolete' o los derechazos de
Belmonte. Es mi manera de archivar el arte de los matadores y que ellos
dejen su huella», explica Loren.
Así, las taurografías se logran impregnando de pintura una
muleta que toma el matador y, como si estuviese toreando de salón, deja
la huella de los pases que va ejecutando sobre una tabla. «Es algo
artístico pero también un testimonio para los nuevos aficionados»,
asevera el artista.
Cáceres será la primera ciudad española que acoja este tipo
de actividad artística. La Plaza Mayor de la ciudad albergará el
próximo jueves, 25 de abril, una exhibición de toreo de salón en la que
se realizarán 75 toreografías. «Antonio Ferrera e Iván Fandiño harán 25
cada uno y yo haré las otras 25», comenta Loren.
Los tableros serán de color blanco y la pintura con la que
'dibujarán' sus pases los matadores será negra. Los aficionados que lo
deseen podrán acercarse para contemplar la comunión de la tauromaquia y
el arte.
Posteriormente, esos tableros se instalarán con tornillos
en la plaza de toros de Cáceres, ya que está previsto que se retiren una
vez que termine el festejo. Sus dimensiones son de un metro y medio por
un metro diez centímetros. El ruedo de la plaza se teñirá de color rojo
inglés y las rayas de picar se pintarán en oro o plata, algo que aún no
ha definido el artista.
El resultado, en sus propias palabras, es bonito pero
efímero, como la propia magia del toreo. «El conjunto y la colocación
son muy gráficos, muy reales y cuando se ve al matador toreando tiene
una imagen muy dinámica», indica Loren a HOY en una entrevista vía
telefónica.
Esta actividad se ha llevado a cabo en la ciudad francesa
de Arles, en una corrida goyesca. Loren comenta que comenzó a decorarse
el ruedo del Anfiteatro Romano de la mano del diseñador Christian
Lacroix. «Empezó con un bordado de un vestido de luces inmenso, de unos
3.500 metros sobre el ruedo de la plaza», comenta.
Loren pintó las tablas y el ruedo, como va a hacer en
Cáceres, solo que allí convirtió cada tablón en una verdadera obra de
arte, cada uno de un color distinto. «A los aficionados les sorprendió
muchísimo y la gente me pedía las tablas como cuadros», recuerda.
También ha puesto en marcha iniciativas similares en la plaza de toros
de Málaga, con su corrida picassiana.
«Este año no pude estar en La Malagueta y no fue el diseño
como a mí me hubiese gustado, ya que yo quería decorar la plaza en rosa
por la época rosa de Picasso, pero no pintaron el ruedo y no terminó de
ser algo especial. El año que viene quiero hacer la picassiana azul y
será algo espectacular que empezaré a trabajar con seis meses de
antelación», adelanta el artista francés.
De torero a pintor
Y es que Laurent Pallatier d'Aume es un enamorado de la
fiesta del toro. Tanto, que intentó ser matador de toros. Curiosamente,
este parisino nacido en 1970 se aficionó a la fiesta en Cataluña. Cuando
era pequeño, muchos franceses veraneaban en la Costa Brava y la Costa
Dorada. Sus padres compraron un piso en Salou, cerca de Tarragona, donde
acudía con mucha frecuencia.
Impresionado por los carteles de toros, Laurent Pallatier
pidió a su madre que lo llevase a las plazas. «Cada domingo íbamos a
Tarragona y los jueves a Barcelona. La mía no era una familia muy
aficionada, pero me acompañaban a ver las corridas», recuerda el
artista.
Cuando salía de los toros los domingos, se reunía en la
playa con sus amigos, que también veraneaban allí. «Unos era de
Zaragoza, otros de Madrid, y también había algunos de Salamanca.
Jugábamos al toro y los niños de Pamplona habían un recorrido en la
arena en el que después emulábamos los encierros de San Fermín», asevera
el artista.
Loren recuerda que cuando él era pequeño la Francia taurina
aún no era tan importante como lo es hoy en día. Se organizaban
festejos, pero siempre con empresarios, toros y toreros españoles, pues
no existía el movimiento de matadores y ganaderos galos actual.
«Desde los nueve o diez años quería ser torero, pero mi
padre me dijo que tenía que terminar mis estudios y hacer la
selectividad antes de irme a España. Yo quería venir a Madrid, para
estar en la Escuela Taurina que dirigía Enrique Martín Arranz. Así que,
con 18 años recién cumplidos y mis estudios terminados me trasladé a la
capital de España para intentar cumplir mi sueño», relata.
No era la primera vez que tomaba contacto con el capote y
la muleta. Durante los veranos de su adolescencia viajaba hasta Arles
para aprender a torear y ponerse delante de una vaca brava por primera
vez. Sin embargo, el artista recuerda que no era fácil porque él era
parisino «y eso en el sur de Francia es como ser extranjero», apostilla.
Por eso prefería viajar a España para formarse como matador.
Permaneció un año en la Escuela Taurina de Madrid, pero su
visión de la tauromaquia era más romántica y decidió, junto a un
apoderado de Córdoba, comenzar a torear. En las capeas y novilladas
empezó a tomar contacto con la profesión y sus primeros festejos se
celebraron en las provincias de Salamanca, Burgos, Valladolid, Ávila,
Madrid...
«Llegué a matar unas 30 reses de todas las clases, desde
toros grandes en capeas hasta novilladas sin caballos, pues nunca llegué
a debutar con picadores. Sin embargo pronto me di cuenta de que no
tenía el valor suficiente para ser figura del toreo», indica Loren con
total sinceridad.
No quería ser banderillero y, como le atraía el dibujo,
decidió comenzar a pintar y dibujar con el tema taurino como base de su
obra. Fue un camino largo que comenzó con lo figurativo, representaba lo
más típico de la pintura taurina. «Luego empecé a relacionarme con el
arte contemporáneo porque me gustaba investigar, había muchas cosas que
me sorprendían y siempre tenía claro que el arte taurino necesitaba
añadir una faceta más adecuada al tiempo que vivimos y cambiar la imagen
que damos a los jóvenes», subraya Loren, que cree que es interesante
que el arte contemporáneo pueda servirse de los protagonistas de la
fiesta y sus mismos elementos.
A lo largo de su carrera ha llevado a cabo tres proyectos.
El primero de ellos, reflejar la huella de un toro a través de una
performance que llevó a cabo en una plaza torista gala, la de
Vic-Fezensac. Para este trabajo adquirió un toro de la ganadería de
Cebada Gago y se encerró junto a él en un chiquero a oscuras durante
tres días y tres noches. Una de las paredes del habitáculo era de
cristal blindado, a través del cual Loren observaba el comportamiento
del morlaco.
Con varios juegos de luces y música recreó varios ambientes
para poder filmar, pintar y dibujar al animal. Fue también una manera
de poner punto y final a una pesadilla que le atormentaba. Loren cuenta a
modo de anécdota que no paraba de soñar que se caía en un chiquero con
un astado y, justo cuando iba a cogerle, se despertaba sobresaltado. «A
partir de ese día no volví a tener ese sueño más», comenta.
Esa primera performance taurina tuvo lugar la nochevieja
del año 1998 a 1999 y tuvo bastante repercusión. «Para mí fue una
experiencia muy bonita, de convivencia y casi me atrevo a decir que de
fraternidad», destaca Loren, que en la actualidad tiene a ese ejemplar
de Cebada Gago embalsamado en su finca. Lo más destacado de esa obra fue
el propio cristal que le separaba del astado y sobre el cual el animal
dejó las marcas de sus pitones al rematar contra él.
Después de esta primera experiencia con el toro como
protagonista, Laurent Pallatier decidió que era momento de trabajar con
el torero y ahí surgieron las toreografías, la perfomance que se llevará
a cabo en Cáceres y que comenzó en Arles.
El artista recordaba que cuando era pequeño le encantaba
que los diestros le lanzasen la oreja que había cortado o verles salir
por la puerta grande a hombros y poner arrancar un macho de sus trajes.
«Coleccionaba esos objetos como si de reliquias de la Sábana Santa se
tratasen y cada noche los guardaba bajo mi almohada para dormir junto a
ellos», puntualiza.
Por eso optó por comprar vestidos de luces, cortarlos y
pegarlos en cuadros sobre los que también incorporaba albero. Era para
él una forma de llevar el toreo a los aficionados del norte de Francia y
de Europa, acercarles las ferias y las corridas que algunos recordaban
de sus veranos en España.
Por último, durante una Feria de Abril descubrió que en
Sevilla quemaban las tablas de los burladeros cuando se deterioraban.
«Pensé que no era posible que una madera que había servido para proteger
al hombre y que tenía tanto significado se quemase sin más. Pedí que me
cedieran cada año sus burladeros que son el soporte perfecto para mí, y
en los que plasmo lo que siento utilizándolos como lienzo», argumenta
el parisino.
De momento Loren se encuentra inmerso en su proyecto
cacereño, que espera tenga una buena acogida entre la afición. «He
estado varias veces en el Parador de la ciudad y me parece preciosa.
Cáceres tiene un ambiente muy bonito y se respira que la gente es muy
agradable. Es un orgullo para mí que me hayan pedido por primera vez en
España que lleve este proyecto a Cáceres», asevera Loren.
Cáceres se impregnará de torería el próximo jueves con una
actividad que servirá también para acercar a los aficionados al arte
contemporáneo a la Plaza Mayor para conocer las toreografías. Una
iniciativa novedosa con la que se espera también darle un empuje a la
tauromaquia en la ciudad, en un momento en que sin duda necesita más
apoyo que nunca.
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