TÍTULO: Hollywood se merienda a las 'top'
Puede
que el cine no atraviese su mejor momento, pero sus estrellas brillan
más que nunca. Jamás habían acaparado tanto relumbrón en el ...
Puede que el cine no atraviese su mejor momento, pero sus
estrellas brillan más que nunca. Jamás habían acaparado tanto relumbrón
en el mundo de la moda y la belleza. No hay firma que se resista a
contratar a alguna figura de Hollywood. Han relegado a un segundo plano a
las modelos en las campañas publicitarias más espectaculares. Normal
que la española Candela Peña expresase su deseo de ser peor actriz, pero
más alta y guapa para lucir una mejor cuenta corriente.
Todos están a la que salta. Nicholas Hoult, protagonista de
'Memorias de un zombie adolescente' y expareja de Jennifer Lawrence,
promociona la línea de gafas de Tom Ford, mientras Chris Evans,
especialista en meterse en la piel de superhéroes - Antorcha Humana y el
Capitán América-, rodará para Gucci, junto a la explosiva Evan Rachel
Woody, la que promete ser la campaña más sensual de la temporada. «Es
muy amiga mía y en un rodaje tan íntimo, en esos días en que tienes que
quitarte la camisa y todo puede parecer muy violento, trabajar con ella
lo hace todo más fácil», afirma. El asunto es rodar, aunque sean
anuncios.
Sin ir más lejos, famosas como Scarlett Johansson dedican
últimamente más tiempo a los flashes de los fotógrafos. La intérprete
neoyorquina vende todo el catálogo de Dolce&Gabbana. Lo mismo su
nuevo perfume Desire -«rescata el glamour inalcanzable de Lauren Bacall
o Grace Kelly»- que su línea de maquillaje Perfect Matte Liquid
Foundation. «Cada mujer puede ser la mejor versión de sí misma». El
romance entre la adolescente que sedujo al cine susurrando a los
caballos y los modistos sicilianos es una de las alianzas más
fructíferas de una industria que exalta la belleza, pero que compañeras
como Kate Winslet rebaten con matices.
La protagonista de 'Titanic' es la indiscutible embajadora
de Lancôme. Cuidarse, pero con límites. Este es el lema de una artista
que no cree en los retoques estéticos. «Me gustan las mujeres que no
pasan demasiado tiempo mirándose al espejo y tampoco se ponen montañas
de maquillaje», defiende. A la Winslet se le perdona todo. Es un seguro
de vida. Posiblemente porque no engaña a nadie y es de las que más
vende. Su idilio con la firma que promociona también Julia Roberts tiene
mucho que ver con la filosofía de los productos de Lancôme. «Sus
fórmulas no tratan de modificar la cara, sino que celebran los cambios
derivados del proceso natural de envejecimiento», reflexiona.
Ganan un dineral
A Adrien Brody también le van cayendo los años. Con 29 se
proclamó el ganador del Oscar más joven de la historia, pero, una década
después de estremecer a los espectadores con 'El pianista' busca su
sitio en el cine. «¿Qué voy a hacer si no consigo papeles
convencionales? Desafortunadamente, no he encontrado uno con tanto
significado desde entonces». Por el contrario, su nariz aguileña sigue
siendo un imán irresistible para marcas como Ermenegildo Zegna y Prada.
Fanático del rap, publicita la última maquinilla de Gillette en un spot
en el que comparte escenas con el mexicano Gael García Bernal. «Estoy
muy contento de participar porque es un producto que uso y me resulta
extremadamente útil», detalla.
Y, además, ganó un dineral. Porque estos contratos van
acompañados casi siempre de cifras irrechazables. Alberto Ammann, el
actor de moda del cine español y 'chico Chanel', creyó que su
representante le estaba tomando el pelo cuando le comentó que el
director de 'Orgullo y Prejuicio' deseaba emparejarle con Keira
Knigthley para un anuncio -el perfume Coco Mademoiselle- en el que
saltaron chispas sexuales. Tanto se metieron los personajes en sus
papeles que Gran Bretaña prohibió su pase en horario infantil. Ammann
disfrutó de lo lindo y con lo que le pagaron montó un bar en el centro
de Madrid junto a dos amigos argentinos.
Es muy difícil resistirse a los cantos de sirena con que
las casas de moda tientan a las superestrellas. Gary Oldman, uno de los
vampiros más populares del cine, admite que no dudó mucho cuando Miuccia
Prada se encaprichó de su figura, alejada de la de los apolíneos
modelos que pueblan las pasarelas. «Me lo pensé diez segundos y dije:
'¿Por qué no?'». El actor al que el alcohol destruyó sus relaciones con
Uma Thurman e Isabella Rossellini echó de paso un capote a su hijo más
joven, Charlie, que aspira a ser diseñador. Mientras se enfundaba unos
abrigos que «parodian el poder masculino», Oldman confesó que sus días
locos «no lo fueron tanto». Una confesión que revela cómo se las gasta
el universo de la moda, que no quiere escándalos ni personajes
conflictivos a su alrededor.
Giros inesperados
Por eso estaba cantado que acabaría echando las redes al
actor australiano más famoso del momento. Si con Eric Bana ardió Troya,
ahora la firma de joyería Bulgari aprovecha el tirón de uno de los
actores más atractivos como imagen de la fragancia 'Man Extreme'. «Nunca
había hecho nada parecido y me ha encantado», relató. Emma Watson,
Hermione en la saga de Harry Potter, se reinventa, a los 22 años, como
una 'it girl'. Ha trabajado ya para Burberry, People Tree y Alberta
Ferretti y Lancôme también la tiene en nómina. «Todo el mundo me
pregunta qué voy a hacer cuando cumpla los 30. Mi vida toma estos giros
por completo inesperados». Otro tanto podría decirse de Amy Adams, que
lo mismo maravilla en 'The Master', una de las mejores películas del año
pasado, que pone rostro al primer perfume femenino de Lacoste. «Mi vida
encaja con los valores de la firma. Me gusta el deporte, soy una madre
implicadísima, una 'curranta' y tengo una maravillosa relación
romántica», relata.
La estrecha relación del cine y la moda no tiene ninguna
pinta de torcerse a corto plazo. Karl Lagerfeld ha elegido a Tilda
Swinton como heroína de la campaña 'Artesanos París/Edimburgo', que
comenzará a rodar en mayo, por tratarse de una mujer «moderna y un icono
de elegancia intemporal». Mientras, Eva Mendes observa la vida con
gafas de Vogue, Benicio del Toro se pone unas de Prada, Penélope Cruz
publicita los bolsos de Loewe, Natalie Portman se perfuma con Dior,
Monica Bellucci pone nombre a las barras de labios más sexys de
Dolce&Gabbana, L'Oréal ha fichado a Julianne Moore... La lista
es extensa. Pero la pregunta es ¿quién será el próximo artista en posar?
Nunca los actores tuvieron tantos focos encima y estuvieron tan de
moda.
TÍTULO: LA VIDA DESPUÉS DEL DOCTOR CAVADAS,.
Un
día fueron noticia y llenaron páginas de periódicos y minutos de radio y
televisión. No eran estrellas efímeras de la música, el cine o el ...
Cuatro pacientes que fueron noticia
por someterse a operaciones inéditas relatan su día a día años después
de pasar por el quirófano del 'milagroso' cirujano
Un día fueron noticia y llenaron páginas de periódicos y
minutos de radio y televisión. No eran estrellas efímeras de la música,
el cine o el teatro, ni ganadores de un espectáculo televisivo de
telerrealidad. A ellos la fama, aunque fuera solo de quita y pon, les
llegó sin buscarla ni quererla. Eran simples pacientes con enfermedades
muy complejas que cuando se apagaron las luces de los flashes y los
focos de las cámaras tuvieron que marcharse a otra parte con sus
dolores, recién tratados.
Terminada la última entrevista, se fueron a sus casas en
Vilanova i la Geltrú, Castellón, Vitoria y Bermeo. ¿Qué fue de todos
ellos? ¿Qué fue de Genoveva, de Javier, de Diego, de Alex y de todos los
demás? El reconocido, y también controvertido, cirujano valenciano
Pedro Cavadas les devolvió la salud y la esperanza, pero luego, ¿adónde
fueron? ¿Mejoró realmente su calidad de vida? ¿Volvieron a soñar o
regresó la pesadilla? ¿Cómo lo vivieron? ¿Cómo lo viven?... Hoy lo
cuentan.
Genoveva García Operada de un fibroma en un brazo
«Mi infancia fue una tragedia llena de llanto»
«Mi principal problema era mi brazo izquierdo. Según iba
creciendo, se iba desfigurando cada vez más. Tenía la misma movilidad y
fuerza que el derecho, pero su grosor y su forma me convirtió en objeto
de múltiples burlas cuando era niña. Así que no solo crecimos mi brazo y
yo, sino también mi complejo. Aguantar todas aquellas risas era
agotador, insufrible, doloroso. Recuerdo mi infancia y adolescencia como
una tragedia llena de llanto y desesperación, siempre metida en casa,
sin ir a ningún sitio».
La historia clínica de Genoveva García está plagada de
sufrimiento y errores médicos que dan material suficiente como para
llenar de contenido otro reportaje. Después de una veintena de
intervenciones quirúrgicas, de haber perdido la movilidad de su brazo y
también la fe en la medicina, su madre la lio para que visitara al
cirujano de moda, capaz de hacer posible lo imposible. «Llamó a mis
espaldas y acudí a la consulta a regañadientes, sin esperanza en nadie
ni en nada. Fíjese: un médico llegó a soltarme de golpe y porrazo que
aprovechara el tiempo, que me quedaban sólo tres meses de vida».
«Tiene solución», dijo Cavadas. «Alucinaba oyendo algo así
después de que seis médicos de Barcelona me hubieran dicho que era
imposible». La paciente fue sometida a una abdominoplastia, que precisó
nueve horas de quirófano. Los cirujanos retiraron la piel «mala y
enferma» y la sustituyeron por otra sana, que extrajeron
fundamentalmente del abdomen y algo del muslo. Desde entonces han pasado
cuatro años. « Ahora, por fin, puedo mirarme el brazo». Gracias a esa
operación, a las que siguieron y al apoyo incondicional de su marido, ha
perdido el miedo a salir a la calle, a ir al trabajo y a enfrentarse a
las miradas curiosas y «descaradas» de los paseantes. «Es muy duro,
porque sé que nunca moveré la mano. No puedo llevar una bandeja, ni
ducharme con normalidad y si quiero abrir una botella de agua tengo que
ayudarme con los pies. Pero tengo un brazo sin fibromas y con piel sana.
Cavadas es mi héroe sin disfraz».
Diego Jiménez Trasplantado de ambos brazos
«Me ato los zapatos, pero con la camisa no puedo»
Diego Jiménez, 33 años y castellonense, como Genoveva,
perdió los dos brazos el 24 de abril de 2009 por una potente descarga
eléctrica, que los dejó irrecuperables. «¡Casualidad! Hoy se cumplen
seis años del accidente. En nuestra familia nos dedicamos a buscar
chatarra. Un hombre nos ofreció una fábrica, se la compramos y nos dijo
que estuviéramos tranquilos, que el circuito eléctrico estaba
desconectado. Pero se equivocó». Una ambulancia lo condujo al hospital
La Fe de Valencia, donde tuvo que permanecer dos meses en la Unidad de
Cuidados Intensivos para recuperarse de las graves lesiones sufridas.
Después se planteó la posibilidad de convertirse en el primer español al
que se le trasplantaban los dos brazos, en una operación que llevaría
la firma del mismo cirujano que realizó la primera cirugía de este tipo
en el mundo con una mujer venezolana.
«Para mí, Pedro Cavadas no es sólo un gran médico, sino una
gran persona», añade Diego, que tuvo que esperar año y medio para que
apareciera un donante compatible con su sistema inmunitario. Después de
la intervención, comenzó el proceso de rehabilitación, que le obligó a
acudir todos los días durante meses a la consulta del microcirujano
valenciano para participar en sesiones de rehabilitación. «La vida me ha
cambiado del derecho al revés», explica de manera gráfica. «Ahora puedo
conducir, vestirme, ducharme, valerme por mi mismo, vamos».
Lo mejor de todo, continúa, «es sentirse abrazado, sobre
todo por los chiquillos». Tiene cuatro. Uno de ellos, la pequeña, nació
después de la intervención y se llama Virginia, «como la hermana de
Pedro», que trabaja en la clínica junto a él. «Es su madrina, porque
nació niña, pero si hubiera sido niño se habría llamado Pedro y le
habría pedido que fuera su padrino», cuenta.
Sus brazos aún no responden al 100%, o al menos no lo hacen
del modo en que él hubiera imaginado. Pero está más que satisfecho.
«Calculo que he recuperado la función de las manos en un 70% o un 80%.
Soy capaz de atarme los zapatos, pero no puedo soltarme un botón de la
camisa. Eso me cuesta más...», se lamenta, aunque no duda en afirmar que
su vida «es bastante completa».
Vive su rutina diaria en un barrio situado en las afueras
de la ciudad. Cada día lleva a los niños al colegio, atiende a los
pájaros y al caballo que tiene la familia o pasea... «Me gustaría volver
a trabajar, que es lo que he hecho toda la vida -confiesa-, pero no he
podido volver a hacerlo. La verdad es que tampoco puedo coger mucho
peso», se duele.
Javier Galdós Una fístula 'incurable' en el esófago
«Por fin vivo como cualquier otro jubilado»
A 220 kilómetros de Diego, reside un vitoriano afincado por
temporadas en Benidorm, que se comunica a través de la escritura.
Javier Galdós tiene 63 años y trabajaba como empleado en una entidad
bancaria hasta hace tres, cuando se jubiló. Sus problemas con la laringe
comenzaron hace casi dos décadas, en 1995. En aquella ocasión, la
radioterapia pareció ser tratamiento suficiente para superar un cáncer
incipiente. No lo sabía todavía, la radiación, había resultado
demoledora.
El tratamiento le produjo una fístula imposible de cerrar
en el esófago, que es el conducto que lleva el alimento de la boca al
estómago. A causa de este problema, el suyo quedó conectado con los
pulmones, lo que llevó a los médicos que le atendieron a impedirle de
por vida todo alimento sólido.
La medida buscaba evitar que algún resto de comida pasase
al tracto respiratorio y se desencadenara un problema mayor, como una
neumonía o un ahogo repentino. «Mi vida se truncó. Todo mi alimento se
limitó desde entonces a un preparado que introducía con jeringuillas a
través de un tubo conectado directamente al estómago. No podía ni tragar
saliva, lo que limitaba mi asistencia a espectáculos, celebraciones. Ni
siquiera ir de compras, porque tenía verdaderas dificultades para
desenvolverme en sitios cerrados», recuerda el bancario alavés.
Su esposa, Mari Carmen García de Cortázar, y sus hijos,
Ruth y Xabier, fueron durante ese tiempo su principal apoyo y su
esperanza. «Su aguante fue total, a pesar de los inconvenientes que se
producían. Llegaba un acontecimiento familiar y yo tenía que comer
aparte sin poder disfrutar de la fiesta». Después de dos años y medio
«sin que la Sanidad pública me diera una solución», decidió buscar una
respuesta por Internet «y el azar me llevó a Cavadas». «Eso está hecho»,
le prometieron.
Una semana después, Javier comenzó a comer y beber con
entera normalidad. No ha recuperado el habla, pero sí el placer por la
buena mesa. «Ahora se come una chuleta y lo que le eches», bromea su
hija. «Mi vida cambió a mejor en un cien por cien y mi estado
psicológico se normalizó», corrobora el padre. Está encantado de
disfrutar al fin de una vida «completamente normal, como la de un
jubilado cualquiera, escapándome de vez en cuando a Benidorm o adonde
sea; y disfrutando de los nietos. Siempre que puede se acerca a Valencia
para visitar a su médico. «Se lo agradeceré siempre».
Alex Goikoetxea Tetrapléjico
«Me ha devuelto las ganas de seguir adelante»
Otro vasco, como Javier Galdós, cierra este reportaje. En
el invierno de 1997, Alex Goikoetxea, bermeano de 47 años, disfrutaba de
un día de nieve en Valdezcaray y perdió el control del plástico con el
que se deslizaba por una ladera. La caída le obligó a cambiar la vida en
el mar por una nueva, en tierra, pegado a una silla de ruedas, que le
provocó una herida en las nalgas insufrible, que parecía que nunca se
cerraría.
Más de 20 operaciones inútiles después, decidió acudir a
Cavadas en busca de una última oportunidad. El cirujano optó por cerrar
la lesión con piel de la planta del pie, más dura y resistente.
La rehabilitación se prolongó durante 7 meses, pero se
logró lo que se buscaba. «Llevo 3 años sin operaciones y hago de todo.
Salgo a la calle con los amigos, voy a San Mamés a ver al Athletic, a
buscar al instituto a mi hija, paseo con mi mujer...». Lo tiene claro.
«A mí me ha devuelto las ganas de vivir».
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