domingo, 28 de abril de 2013

Hollywood se merienda a las 'top'/ LA VIDA DESPUÉS DEL DOCTOR CAVADAS,./


TÍTULO:  Hollywood se merienda a las 'top'

Puede que el cine no atraviese su mejor momento, pero sus estrellas brillan más que nunca. Jamás habían acaparado tanto relumbrón en el ...
 

Puede que el cine no atraviese su mejor momento, pero sus estrellas brillan más que nunca. Jamás habían acaparado tanto relumbrón en el mundo de la moda y la belleza. No hay firma que se resista a contratar a alguna figura de Hollywood. Han relegado a un segundo plano a las modelos en las campañas publicitarias más espectaculares. Normal que la española Candela Peña expresase su deseo de ser peor actriz, pero más alta y guapa para lucir una mejor cuenta corriente.
Todos están a la que salta. Nicholas Hoult, protagonista de 'Memorias de un zombie adolescente' y expareja de Jennifer Lawrence, promociona la línea de gafas de Tom Ford, mientras Chris Evans, especialista en meterse en la piel de superhéroes - Antorcha Humana y el Capitán América-, rodará para Gucci, junto a la explosiva Evan Rachel Woody, la que promete ser la campaña más sensual de la temporada. «Es muy amiga mía y en un rodaje tan íntimo, en esos días en que tienes que quitarte la camisa y todo puede parecer muy violento, trabajar con ella lo hace todo más fácil», afirma. El asunto es rodar, aunque sean anuncios.
Sin ir más lejos, famosas como Scarlett Johansson dedican últimamente más tiempo a los flashes de los fotógrafos. La intérprete neoyorquina vende todo el catálogo de Dolce&Gabbana. Lo mismo su nuevo perfume Desire -«rescata el glamour inalcanzable de Lauren Bacall o Grace Kelly»- que su línea de maquillaje Perfect Matte Liquid Foundation. «Cada mujer puede ser la mejor versión de sí misma». El romance entre la adolescente que sedujo al cine susurrando a los caballos y los modistos sicilianos es una de las alianzas más fructíferas de una industria que exalta la belleza, pero que compañeras como Kate Winslet rebaten con matices.
La protagonista de 'Titanic' es la indiscutible embajadora de Lancôme. Cuidarse, pero con límites. Este es el lema de una artista que no cree en los retoques estéticos. «Me gustan las mujeres que no pasan demasiado tiempo mirándose al espejo y tampoco se ponen montañas de maquillaje», defiende. A la Winslet se le perdona todo. Es un seguro de vida. Posiblemente porque no engaña a nadie y es de las que más vende. Su idilio con la firma que promociona también Julia Roberts tiene mucho que ver con la filosofía de los productos de Lancôme. «Sus fórmulas no tratan de modificar la cara, sino que celebran los cambios derivados del proceso natural de envejecimiento», reflexiona.
Ganan un dineral
A Adrien Brody también le van cayendo los años. Con 29 se proclamó el ganador del Oscar más joven de la historia, pero, una década después de estremecer a los espectadores con 'El pianista' busca su sitio en el cine. «¿Qué voy a hacer si no consigo papeles convencionales? Desafortunadamente, no he encontrado uno con tanto significado desde entonces». Por el contrario, su nariz aguileña sigue siendo un imán irresistible para marcas como Ermenegildo Zegna y Prada. Fanático del rap, publicita la última maquinilla de Gillette en un spot en el que comparte escenas con el mexicano Gael García Bernal. «Estoy muy contento de participar porque es un producto que uso y me resulta extremadamente útil», detalla.
Y, además, ganó un dineral. Porque estos contratos van acompañados casi siempre de cifras irrechazables. Alberto Ammann, el actor de moda del cine español y 'chico Chanel', creyó que su representante le estaba tomando el pelo cuando le comentó que el director de 'Orgullo y Prejuicio' deseaba emparejarle con Keira Knigthley para un anuncio -el perfume Coco Mademoiselle- en el que saltaron chispas sexuales. Tanto se metieron los personajes en sus papeles que Gran Bretaña prohibió su pase en horario infantil. Ammann disfrutó de lo lindo y con lo que le pagaron montó un bar en el centro de Madrid junto a dos amigos argentinos.
Es muy difícil resistirse a los cantos de sirena con que las casas de moda tientan a las superestrellas. Gary Oldman, uno de los vampiros más populares del cine, admite que no dudó mucho cuando Miuccia Prada se encaprichó de su figura, alejada de la de los apolíneos modelos que pueblan las pasarelas. «Me lo pensé diez segundos y dije: '¿Por qué no?'». El actor al que el alcohol destruyó sus relaciones con Uma Thurman e Isabella Rossellini echó de paso un capote a su hijo más joven, Charlie, que aspira a ser diseñador. Mientras se enfundaba unos abrigos que «parodian el poder masculino», Oldman confesó que sus días locos «no lo fueron tanto». Una confesión que revela cómo se las gasta el universo de la moda, que no quiere escándalos ni personajes conflictivos a su alrededor.
Giros inesperados
Por eso estaba cantado que acabaría echando las redes al actor australiano más famoso del momento. Si con Eric Bana ardió Troya, ahora la firma de joyería Bulgari aprovecha el tirón de uno de los actores más atractivos como imagen de la fragancia 'Man Extreme'. «Nunca había hecho nada parecido y me ha encantado», relató. Emma Watson, Hermione en la saga de Harry Potter, se reinventa, a los 22 años, como una 'it girl'. Ha trabajado ya para Burberry, People Tree y Alberta Ferretti y Lancôme también la tiene en nómina. «Todo el mundo me pregunta qué voy a hacer cuando cumpla los 30. Mi vida toma estos giros por completo inesperados». Otro tanto podría decirse de Amy Adams, que lo mismo maravilla en 'The Master', una de las mejores películas del año pasado, que pone rostro al primer perfume femenino de Lacoste. «Mi vida encaja con los valores de la firma. Me gusta el deporte, soy una madre implicadísima, una 'curranta' y tengo una maravillosa relación romántica», relata.
La estrecha relación del cine y la moda no tiene ninguna pinta de torcerse a corto plazo. Karl Lagerfeld ha elegido a Tilda Swinton como heroína de la campaña 'Artesanos París/Edimburgo', que comenzará a rodar en mayo, por tratarse de una mujer «moderna y un icono de elegancia intemporal». Mientras, Eva Mendes observa la vida con gafas de Vogue, Benicio del Toro se pone unas de Prada, Penélope Cruz publicita los bolsos de Loewe, Natalie Portman se perfuma con Dior, Monica Bellucci pone nombre a las barras de labios más sexys de Dolce&Gabbana, L'Oréal ha fichado a Julianne Moore... La lista es extensa. Pero la pregunta es ¿quién será el próximo artista en posar? Nunca los actores tuvieron tantos focos encima y estuvieron tan de moda.

TÍTULO: LA VIDA DESPUÉS DEL DOCTOR CAVADAS,.

Un día fueron noticia y llenaron páginas de periódicos y minutos de radio y televisión. No eran estrellas efímeras de la música, el cine o el ...
 

Cuatro pacientes que fueron noticia por someterse a operaciones inéditas relatan su día a día años después de pasar por el quirófano del 'milagroso' cirujano

Un día fueron noticia y llenaron páginas de periódicos y minutos de radio y televisión. No eran estrellas efímeras de la música, el cine o el teatro, ni ganadores de un espectáculo televisivo de telerrealidad. A ellos la fama, aunque fuera solo de quita y pon, les llegó sin buscarla ni quererla. Eran simples pacientes con enfermedades muy complejas que cuando se apagaron las luces de los flashes y los focos de las cámaras tuvieron que marcharse a otra parte con sus dolores, recién tratados.
Terminada la última entrevista, se fueron a sus casas en Vilanova i la Geltrú, Castellón, Vitoria y Bermeo. ¿Qué fue de todos ellos? ¿Qué fue de Genoveva, de Javier, de Diego, de Alex y de todos los demás? El reconocido, y también controvertido, cirujano valenciano Pedro Cavadas les devolvió la salud y la esperanza, pero luego, ¿adónde fueron? ¿Mejoró realmente su calidad de vida? ¿Volvieron a soñar o regresó la pesadilla? ¿Cómo lo vivieron? ¿Cómo lo viven?... Hoy lo cuentan.
Genoveva García Operada de un fibroma en un brazo
«Mi infancia fue una tragedia llena de llanto»
«Mi principal problema era mi brazo izquierdo. Según iba creciendo, se iba desfigurando cada vez más. Tenía la misma movilidad y fuerza que el derecho, pero su grosor y su forma me convirtió en objeto de múltiples burlas cuando era niña. Así que no solo crecimos mi brazo y yo, sino también mi complejo. Aguantar todas aquellas risas era agotador, insufrible, doloroso. Recuerdo mi infancia y adolescencia como una tragedia llena de llanto y desesperación, siempre metida en casa, sin ir a ningún sitio».
La historia clínica de Genoveva García está plagada de sufrimiento y errores médicos que dan material suficiente como para llenar de contenido otro reportaje. Después de una veintena de intervenciones quirúrgicas, de haber perdido la movilidad de su brazo y también la fe en la medicina, su madre la lio para que visitara al cirujano de moda, capaz de hacer posible lo imposible. «Llamó a mis espaldas y acudí a la consulta a regañadientes, sin esperanza en nadie ni en nada. Fíjese: un médico llegó a soltarme de golpe y porrazo que aprovechara el tiempo, que me quedaban sólo tres meses de vida».
«Tiene solución», dijo Cavadas. «Alucinaba oyendo algo así después de que seis médicos de Barcelona me hubieran dicho que era imposible». La paciente fue sometida a una abdominoplastia, que precisó nueve horas de quirófano. Los cirujanos retiraron la piel «mala y enferma» y la sustituyeron por otra sana, que extrajeron fundamentalmente del abdomen y algo del muslo. Desde entonces han pasado cuatro años. « Ahora, por fin, puedo mirarme el brazo». Gracias a esa operación, a las que siguieron y al apoyo incondicional de su marido, ha perdido el miedo a salir a la calle, a ir al trabajo y a enfrentarse a las miradas curiosas y «descaradas» de los paseantes. «Es muy duro, porque sé que nunca moveré la mano. No puedo llevar una bandeja, ni ducharme con normalidad y si quiero abrir una botella de agua tengo que ayudarme con los pies. Pero tengo un brazo sin fibromas y con piel sana. Cavadas es mi héroe sin disfraz».
Diego Jiménez Trasplantado de ambos brazos
«Me ato los zapatos, pero con la camisa no puedo»
Diego Jiménez, 33 años y castellonense, como Genoveva, perdió los dos brazos el 24 de abril de 2009 por una potente descarga eléctrica, que los dejó irrecuperables. «¡Casualidad! Hoy se cumplen seis años del accidente. En nuestra familia nos dedicamos a buscar chatarra. Un hombre nos ofreció una fábrica, se la compramos y nos dijo que estuviéramos tranquilos, que el circuito eléctrico estaba desconectado. Pero se equivocó». Una ambulancia lo condujo al hospital La Fe de Valencia, donde tuvo que permanecer dos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos para recuperarse de las graves lesiones sufridas. Después se planteó la posibilidad de convertirse en el primer español al que se le trasplantaban los dos brazos, en una operación que llevaría la firma del mismo cirujano que realizó la primera cirugía de este tipo en el mundo con una mujer venezolana.
«Para mí, Pedro Cavadas no es sólo un gran médico, sino una gran persona», añade Diego, que tuvo que esperar año y medio para que apareciera un donante compatible con su sistema inmunitario. Después de la intervención, comenzó el proceso de rehabilitación, que le obligó a acudir todos los días durante meses a la consulta del microcirujano valenciano para participar en sesiones de rehabilitación. «La vida me ha cambiado del derecho al revés», explica de manera gráfica. «Ahora puedo conducir, vestirme, ducharme, valerme por mi mismo, vamos».
Lo mejor de todo, continúa, «es sentirse abrazado, sobre todo por los chiquillos». Tiene cuatro. Uno de ellos, la pequeña, nació después de la intervención y se llama Virginia, «como la hermana de Pedro», que trabaja en la clínica junto a él. «Es su madrina, porque nació niña, pero si hubiera sido niño se habría llamado Pedro y le habría pedido que fuera su padrino», cuenta.
Sus brazos aún no responden al 100%, o al menos no lo hacen del modo en que él hubiera imaginado. Pero está más que satisfecho. «Calculo que he recuperado la función de las manos en un 70% o un 80%. Soy capaz de atarme los zapatos, pero no puedo soltarme un botón de la camisa. Eso me cuesta más...», se lamenta, aunque no duda en afirmar que su vida «es bastante completa».
Vive su rutina diaria en un barrio situado en las afueras de la ciudad. Cada día lleva a los niños al colegio, atiende a los pájaros y al caballo que tiene la familia o pasea... «Me gustaría volver a trabajar, que es lo que he hecho toda la vida -confiesa-, pero no he podido volver a hacerlo. La verdad es que tampoco puedo coger mucho peso», se duele.
Javier Galdós Una fístula 'incurable' en el esófago
«Por fin vivo como cualquier otro jubilado»
A 220 kilómetros de Diego, reside un vitoriano afincado por temporadas en Benidorm, que se comunica a través de la escritura. Javier Galdós tiene 63 años y trabajaba como empleado en una entidad bancaria hasta hace tres, cuando se jubiló. Sus problemas con la laringe comenzaron hace casi dos décadas, en 1995. En aquella ocasión, la radioterapia pareció ser tratamiento suficiente para superar un cáncer incipiente. No lo sabía todavía, la radiación, había resultado demoledora.
El tratamiento le produjo una fístula imposible de cerrar en el esófago, que es el conducto que lleva el alimento de la boca al estómago. A causa de este problema, el suyo quedó conectado con los pulmones, lo que llevó a los médicos que le atendieron a impedirle de por vida todo alimento sólido.
La medida buscaba evitar que algún resto de comida pasase al tracto respiratorio y se desencadenara un problema mayor, como una neumonía o un ahogo repentino. «Mi vida se truncó. Todo mi alimento se limitó desde entonces a un preparado que introducía con jeringuillas a través de un tubo conectado directamente al estómago. No podía ni tragar saliva, lo que limitaba mi asistencia a espectáculos, celebraciones. Ni siquiera ir de compras, porque tenía verdaderas dificultades para desenvolverme en sitios cerrados», recuerda el bancario alavés.
Su esposa, Mari Carmen García de Cortázar, y sus hijos, Ruth y Xabier, fueron durante ese tiempo su principal apoyo y su esperanza. «Su aguante fue total, a pesar de los inconvenientes que se producían. Llegaba un acontecimiento familiar y yo tenía que comer aparte sin poder disfrutar de la fiesta». Después de dos años y medio «sin que la Sanidad pública me diera una solución», decidió buscar una respuesta por Internet «y el azar me llevó a Cavadas». «Eso está hecho», le prometieron.
Una semana después, Javier comenzó a comer y beber con entera normalidad. No ha recuperado el habla, pero sí el placer por la buena mesa. «Ahora se come una chuleta y lo que le eches», bromea su hija. «Mi vida cambió a mejor en un cien por cien y mi estado psicológico se normalizó», corrobora el padre. Está encantado de disfrutar al fin de una vida «completamente normal, como la de un jubilado cualquiera, escapándome de vez en cuando a Benidorm o adonde sea; y disfrutando de los nietos. Siempre que puede se acerca a Valencia para visitar a su médico. «Se lo agradeceré siempre».
Alex Goikoetxea Tetrapléjico
«Me ha devuelto las ganas de seguir adelante»
Otro vasco, como Javier Galdós, cierra este reportaje. En el invierno de 1997, Alex Goikoetxea, bermeano de 47 años, disfrutaba de un día de nieve en Valdezcaray y perdió el control del plástico con el que se deslizaba por una ladera. La caída le obligó a cambiar la vida en el mar por una nueva, en tierra, pegado a una silla de ruedas, que le provocó una herida en las nalgas insufrible, que parecía que nunca se cerraría.
Más de 20 operaciones inútiles después, decidió acudir a Cavadas en busca de una última oportunidad. El cirujano optó por cerrar la lesión con piel de la planta del pie, más dura y resistente.
La rehabilitación se prolongó durante 7 meses, pero se logró lo que se buscaba. «Llevo 3 años sin operaciones y hago de todo. Salgo a la calle con los amigos, voy a San Mamés a ver al Athletic, a buscar al instituto a mi hija, paseo con mi mujer...». Lo tiene claro. «A mí me ha devuelto las ganas de vivir».

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