lunes, 22 de abril de 2013

MÁRQUEZ, ORO DE PRIMERA LEY,./ MIURA Y ESCRIBANO, LA BOMBA DE LA FERIA,.

TÍTULO: MÁRQUEZ, ORO DE PRIMERA LEY,.

Márquez, oro de primera ley -
El catalán se convierte con 20 años y dos meses en el piloto más joven en lograr el triunfo en la máxima categoría, por delante de Pedrosa y ...foto,.

Márquez, oro de primera ley

El catalán se convierte con 20 años y dos meses en el piloto más joven en lograr el triunfo en la máxima categoría, por delante de Pedrosa y de un Lorenzo al que le pesó la diferencia de aceleración favorable a las Honda


Pedrosa y Márquez, o mejor dicho, Márquez y Pedrosa, se fueron a hacer las Américas en avión, concretamente en uno de 1.000cc y con un motor Honda cuya aceleración no es comparable a ninguna otra montura del campeonato. Sobre cuál es la mejor moto, el debate puede durar desde hoy y hasta noviembre. Sobre cuál es la más rápida no hay lugar ni al comentario. La superioridad aplastante de las dos HRC fue tal, que desde la segunda vuelta y hasta el banderazo a cuadros toda la emoción de la carrera radicó en saber si se impondría la veteranía de Dani o el empuje de Marc. El debutante, con 20 años y 66 días, pegó un hachazo a nueve vueltas de la conclusión y se llevó a su compañero y a la historia por delante. Nadie, nunca, ha logrado lo que consiguió el joven piloto español en Texas. Ya es el más joven en ganar una carrera, y tiene esta temporada y la siguiente para ser el campeón del mundo más precoz. Pedrosa, segundo, sigue con la calculadora en las manos, intentando que no se vuele por culpa del ciclón que le han metido en su box. Tras ellos, Lorenzo, en solitario, mucho mejor que el resto de perseguidores pero con una moto que en un circuito de «stop and go» como el de Austin tiene como meta pensar en subir al tercer escalón del podio, sumar 16 puntos y mirar al horizonte buscando en el siguiente gran premio.
El actual campeón arrancó patinando y se vio envuelto en una lucha que tampoco era la suya. Se quitó de delante a Bradl y a Crutchlow y se instaló en la tercera posición, tratando de que el chicle con los dos de cabeza no se estirase demasiado. El 26 marcaba el ritmo y el 93 seguía sumando vueltas de experiencia, sabedor de que había elegido un neumático más duro que su compañero y que su momento estaría muchas vueltas después. Frialdad a 160 pulsaciones por minuto, un monstruo con cara de niño, con una eterna sonrisa que no pierde ni cuando aniquila a sus adversarios. Esas son las credenciales, ese es el ogro al que todos miran de reojo. Otro gigante, Lorenzo, supo en apenas dos giros que su principal misión era no perder la concentración y no tener sustos. Tras él, Crutchlow, Bradl y un Valentino Rossi decepcionante. Los que soñaron con verle en la lucha por el campeonato pronto se han llevado el primer revés. Estar lejos de las dos Honda era lo esperado. Tan por detrás de su compañero de equipo un jarro de agua fría, pero no poder seguir la estela de una Tech3 y de la LCR supera el cálculo más pesimista de cualquier seguidor del 46, cuyo sitio ni es ni debería ser pelear contra Dovizioso y Bautista por la sexta plaza. Claro que peor le van las cosas a Spies, en una tercera oportunidad que nunca debió tener, y a Bradley Smith, en las antípodas de Márquez y ante desafíos para los que no está preparado.
Con el escalafón claro en Yamaha, quedaba por ver cómo acabaría la guerra civil entre las dos HRC. A nueve vueltas para el final, Marc Márquez dio el segundo golpe de estado en dos semanas. Hachazo a la moral de Pedrosa y directo a por el triunfo. Marc fue tercero en Losail y afirmó que no estaba del todo contento porque «habría sido mejor ganar la carrera».
Una mentalidad así solo puede acabar o por los suelos o en lo más alto.
Para el joven piloto español no existen los grises. Es todo o nada, y de momento, en su estreno de MotoGP las cosas le están yendo completamente de cara. Pedrosa buscó su estela pero la diferencia de gomas acabó por darle un susto que le devolvió a su realidad habitual, la de piloto que en los cuerpo a cuerpo pasa problemas. Dani volvió a tirar de la manta y se tapó el horizonte a cambio de quedar desnudo en el presente. Sigue muy vivo de cara al campeonato, pero en dos duelos directos su compañero, un rookie, ha caído con claridad. No hay órdenes de equipo, y si las hubiera saldría fuego de los despachos para decidir a quién deberían beneficiar. En abril, en solo dos carreras y en apenas quince días, Márquez ha puesto del revés el mundo de las dos ruedas. Con la moto más rápida y con un hambre voraz, ya no le tiene miedo a nada. «No sé cómo iban los otros, pero yo iba muy bien; toca disfrutar del momento y ya habrá lugar para los análisis». Márquez, con una sonrisa, Pedrosa con cara de resignación y Lorenzo aceptando el desafío. Hay Mundial, y llega a Jerez. Espectáculo asegurado.

  TÍTULO: MIURA Y ESCRIBANO, LA BOMBA DE LA FERIA,.

Miura y Escribano, la bomba de la feria

La corrida de Miura en la que estuvo anunciado El Juli -reclamo mayor- trajo cuatro toros de buena nota: tercero, segundo, cuarto y sexto.
 
La corrida de Miura en la que estuvo anunciado 'El Juli' -reclamo mayor- trajo cuatro toros de buena nota: tercero, segundo, cuarto y sexto. Los tres jugados de pares, abiertos en lotes distintos. Un lote completo para el tercer espada, Manuel Escribano, que tuvo la audacia de apuntarse en la sustitución de 'El Juli'. Se cumplió el adagio latino: audaces fortuna iuvat. La suerte sonríe a los valientes. La suerte de dos toros más que relevantes, la que le pone al valor alas y la suerte de encontrarse la música dispuesta como nunca -hasta el regalo de una diana floreada cuando tocaron a muerte en el sexto- y de dulce el público de Sevilla. La última tarde de la feria fue un festín.
Dos orejas casi por la Puerta del Príncipe Escribano, que, novillero puntero en su día, arrinconado luego en su natal Gerena -el pueblo sevillano de los Campuzano y los Quinta, de Punta y Daniel Luque también-, se fue a Venezuela en busca de fortuna, y la encontró, y vino hace dos años a repescarse, curtirse y refrescarse en el circuito del torismo duro francés.
El domingo que viene está anunciado en la Camarga -San Marín de Crau, baluarte de severo torismo- con una corrida de Dolores Aguirre, el 12 de mayo con la de Prieto de la Cal cerca de Nimes, en Alés; el 19 de mayo en Vic Fezensac con la de Escolar y el 14 de julio en Ceret con la de Palha. Antes de salir a torear por la tarde, había firmado la de Palha con la empresa de Azpeitia.
Los miuras de son fueron toros de diversa fortuna: el cuarto, no el de más peso pero sí el de más cuajo de todos, remató de salida con estilo sobresaliente, pero, al ser cerrado a destiempo, se estrelló contra un burladero, el de capotes, y se tronchó el cuerno izquierdo por mitad de la pala. Lo devolvieron sin demora. Sensación segura de que el toro era de excelente reata. Por la manera de galopar, por las hechuras, hasta por el aire con que volvió a corrales. Acudió a un toque de capote entre barreras y lo tomó largo. Al limbo el toro.
Los otros tres de nota fueron distintos, pero tuvieron en común la prontitud, la viveza y la entrega. Cárdenos, como toda la corrida entera, incluido el reserva, que salió, por cierto, rana: perverso, geniudo, listo, violento y la defensiva. Una prenda. El segundo se descaró de salida nervioso y buscando caras por el tendido -señal tan propia de Miura-, no remató en el caballo, galopó en banderillas y quiso mejor por una mano que por otra. Un toro derechoso; por la izquierda se rebotaba un poco. El tercero sacó acompasado tranco y bondad, tanta que hasta se dejó clavar en tablas un par de banderillas al violín y al quiebro, que no todos. Banderillas de Escribano, que ya era de novillero competente rehiletero y no ha hecho más que irse soltando y ganando. El sexto, picado lo imprescindible, sacó particular alegría y en nobleza ganó a todos los compañeros de envío. Más noble que ninguno, de fijeza particular, pronto y fiable en toques, enganches y remates.
De modo que, con la excepción tan notoria del sobrero, la corrida de Miura no fue tan fiera como se pintaba. Tampoco fue de comunión diaria. Tardo y parado, reservón por tanto el primero, celoso de salida, se desinfló en banderillas; llevaba un primer puyazo duro porque se empleó muy en serio contra el caballo de pica y es probable que acusara el castigo cuando lo hizo trabajar con buenas artes e ideas Rafaelillo. El quinto, de buen arranque -salida muy codiciosa-, terminó pegando cabezazos a final de viaje: señal de falta de fuerza. Salvo el sobrero de marras, ninguno de los miuras pecó de medir a los toreros -ni siquiera en banderillas- ni pegó los gaitazos tan temibles que vienen con el precio. Bramar sí que bramó alguno. Pero poco.
Rafaelillo bailó con la más fea: el torote reservón que abrió el baile y el sobrero alimaña. Anduvo listo, fácil, resuelto, decidido, capaz, tranquilo. Sin volver la cara, dueño incluso de los regates del reserva, al que acabó engañando con muletazos de pitón a pitón. Al primero lo toreó de salida con lances templados, media docena, y remató con bella revolera. A los dos los mató por arriba de formidables estocadas inapelables. Javier Castaño lidió con buen criterio al segundo y se estiró a la verónica con el quinto y en buen compás. Una primera faena en un palmo de terreno -les costó a toro y torero pasar del tercer muletazo- y una segunda de buenos recursos, habilidad y pulso. Y tragaderas porque el final del toro no fue la pipa de la paz. Al quinto lo tumbó sin puntilla de gran estocada. Al segundo, al cuarto viaje.
Y el hombre del día, Manuel Escribano, que lo hizo todo: a porta gayola a esperar a sus dos toros de salida, al lance en la vertical con serio encaje, por chicuelinas en un quite, de frente por detrás en un airoso galleo, seis pares de banderillas de supina seguridad y dos trasteos de absoluto encaje, el ajuste necesario, los brazos sueltos, las distancias intuidas y entendidas como si llevara toreando miuras desde ni se sabe cuándo.
Una alegría, una sonrisa que parecía llegar hasta la última fila de la grada de sol. Con la izquierda o con la derecha, el de pecho, las líneas bien tiradas, una soberbia estocada para dejar al sexto sin tiempo ni de agonizar. Un jaleo importante. La suerte estaba echada.

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