viernes, 19 de abril de 2013

Bufete de Abogados Juan Lago en Vilagarcía de Arousa./ PASEO HISTORICOS POR SALAMANCA,.

TÍTULO: Bufete de Abogados Juan Lago en Vilagarcía de Arousa

El bufete de Juan Lago Abogados -foto--está formado por dos colegiados: Juan Lago Franco y José Martínez Redondo. Trabajamos en las siguientes materias del derecho: jurídico, civil, mercantil, administrativo, penal y laboral.

Juan Lago Franco
Colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Pontevedra desde el año 1993 con el número 1.572. En este año 2010 cumple 17 años de ejercicio profesional que avalan su experiencia y conocimientos.

José Martínez Redondo
Ex-alumno de la Escuela de Práctica Jurídica “Teucro Iuris” homologada por el Consejo Nacional de la Abogacía Española y colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Pontevedra desde el año 2001. Esta amplia formación forense unida al ejercicio habitual en el foro a lo largo de nueve años son garantía de conocimiento, estudio y resultado.
 
TÍTULO:  PASEO HISTORICOS POR SALAMANCA,.
 

Salamanca es una ciudad única y su...

Salamanca es una ciudad única y su Casco histórico una visita imprescindible para los amantes del turismo cultural. La ciudad universitaria de referencia universal tiene un casco urbano que te permite ampliar tus conocimientos en cuanto a historia y artes, dando un simple paseo por sus añejas calles.

También encontrarás mucho ambiente universitario, bares, restaurantes, alojamientos de todas las categorías posibles y un sinfín de posibilidades. 
 

El color dorado

El casco histórico de Salamanca, como toda la ciudad, es beige, mezcla de amarillo y marrón suaves, de fachadas lisas e impolutas. Inalterable. Entre pardo y dorado cuando le da el sol: es un color tan característico que pensar en Salamanca es pensar en él.

¿La razón? Salamanca está construida con la piedra de la cantera de Villamayor de Armuña, el pueblo al oeste que nutre con su arenisca a la capital. También conocida como Piedra Franca, es tan fácil de cortar, labrar y tallar, y admite tanta filigrana, que, como explica la web que le han dedicado, dio origen al estilo Plateresco, en el que está tallada la elaborada fachada de la Universidad.

Dos consejos: si el día es soleado, pasead sobre las 12-13. Con la luz solar, el color es más bonito todavía. Y lo sea o no, paseo nocturno imprescindible. El casco histórico de Salamanca por la noche es impresionante. En serio. 
 

Casco histórico de Salamanca

Salamanca puede presumir de muchas cosas, entre otras la de albergar la universidad más antigua de España, creada por Alfonso X en 1218, y sin duda el edificio universitario de más solera.

Por sus muros desfilaron estudiantes de todo pelaje, enzarzados en una continua rivalidad con Alcalá de Henares, y profesores y visitantes de gran prestigio, como Fray Luis de León, Nebrija, San Juan de la Cruz, Cervantes, Gonzalo Torrente Ballester, y el que fue rector de la Universidad, Miguel de Unamuno.

La biblioteca de la universidad es una maravilla, con 483 incunables, 2.774 manuscritos y 62.000 impresos anteriores al s. XIX.

Como anécdota hay que contar que las esferas y globos terráqueos de la biblioteca tuvieron que ser contabilizadas como “libros redondos” para que permitieran su compra los contables.

Alfonso X nombró el primer bibliotecario en 1.254, y la biblioteca moderna alcanza el millón de ejemplares.

Además de su glorioso pasado universitario, y su pujanza actual como lugar preferido por numerosos estudiantes extranjeros para aprender castellano (yo desde luego no recomendaría “Madriz” ni mucho menos “Barçalona”), Salamanca también es una ciudad jacobea de gran importancia, ya que durante bastante tiempo estuvo adscrita al arzobispado de Santiago y está en plena Vía de la Plata, para el “Viajero del camino del sur, caminante de la luz, de la reflexión, solidario en el camino del espíritu, peregrino en el universo jacobeo”.

Precisamente el arzobispo Fonseca de Santiago, que también lo fue de Salamanca, dejó en ambas ciudades espléndidos edificios renacentistas sedes del Colegio Fonseca.

Intelectual, mecenas, hombre adelantado a su tiempo y humanista antes que clérigo, llegó a ser arzobispo de Toledo, o sea la máxima autoridad eclesiástica de España, a pesar de ser fruto de relaciones prohibidas entre Alonso de Fonseca, arzobispo de Santiago, y la noble gallega María de Ulloa.

El carácter jacobeo de la ciudad se plasma también en el puente romano que cruza el Tormes para llegar a la iglesia de Santiago, y sobre todo en la Casa de la Conchas, mandada edificar por el caballero y canciller de la Orden de Santiago, que tiene su fachada en piedra completamente recubierta del símbolo de los peregrinos, y unas rejas góticas primorosas.

Como dice la frase poética, “en la piel de la ciudad, de sus edificios, está todo: la memoria, el presente y el futuro. Los pasos que son y los ecos que han sido y serán”.

Salamanca es una ciudad acogedora y abierta al mundo, por cuanto lleva 800 años siendo ininterrumpidamente sede universitaria, y uno se siente a gusto en este ambiente multicultural, como comprobé en el cybercafé sito en la plaza Mayor, una de las más bellas de España, donde el que atendía se esforzaba en chapurrear hasta 5 idiomas con los extranjeros (bueno, sobre todo con las extranjeras), que eran todos menos yo.

Salamanca merece pausados paseos por sus históricas calles, visitas a librerías “de viejo”, cafés con sabor (y olor) a tiempos pasados, animadas terrazas en la plaza mayor (cuando el tiempo lo permite), donde ver pasar la vida y a todo el mundo, y sin duda un recorrido por el río Tormes y el puente romano, por donde entra la Vía de la Plata, como atestiguan las conchas en el suelo.

La catedral merece un comentario aparte, ya que a la grandiosidad de la catedral gótica, la última de este estilo construida en España, a través de una recoleta puerta se pasa a la catedral románica, del s. XII, mucho más discreta en sus medidas, pero sin duda mucho más acogedora y espiritual, con obras de gran valor como la puerta románica de hermosos capiteles, y la sala donde los aspirantes a doctores defendían sus tesis bajo la adusta mirada de los jueces en su tribuna, y las chanzas contenidas de sus compañeros.

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