TÍTULOEL PARLAMENT RECHAZA EQUIPARAR CATALÁN Y CASTELLANO EN LA ENSEÑANZA, .
El TSJ de Cataluña obliga a dar castellano a toda la clase del alumno que lo pida
El Parlament rechaza equiparar catalán y castellano en la enseñanza
La interlocutoria del alto tribunal catalán, que obliga a la Generalitat a introducir cambios en el modelo educativo en beneficio del castellano,
La interlocutoria del alto tribunal catalán, que obliga a
la Generalitat a introducir cambios en el modelo educativo en beneficio
del castellano, recibió ayer el rechazo casi unánime de la comunidad
educativa y del arco parlamentario catalán. Y es que, el sistema de
inmersión lingüística, que gira en torno al catalán como única lengua de
transmisión del conocimiento en la escuela, cuenta con una aceptación
muy mayoritaria en Cataluña. De hecho, solo se oponen a ella el PP y
Ciutadans, que tienen una representación del 15% en el Parlament y que
por ejemplo ayers se quedaron solos al votar una moción, que instaba al
Govern a establecer que catalán y castellano sean, por igual, lenguas
vehiculares de enseñanza en las escuelas catalanas.
La defensa del catalán es un tema muy sensible en Cataluña y
buena parte de la autonomía montó en cólera contra el auto del TSJC,
que extiende el bilingüismo a toda la clase si un alumno lo pide, aunque
no concreta el porcentaje de uso de cada lengua. Especialmente la
Generalitat, que anunció que no introducirá los cambios en el modelo
educativo que le pide el auto judicial. «Estoy dispuesta a correr el
riesgo de que me puedan inhabilitar», señaló la consejera de Educación,
Irene Rigau, consciente de los peligros que entraña no cumplir la
resolución del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. La consejera,
que señala que las dos lenguas ya están presentes en el sistema
educativo catalán, aunque de forma muy desigual, afirmó que recurrirá el
fallo ante el Tribunal Supremo.
El Govern no descarta además acudir al Constitucional para
defender el modelo lingüístico de la escuela catalana. «O se aplica o se
recurre, y nosotros utilizamos el ordenamiento jurídico al máximo». La
Generalitat, que celebró este jueves una reunión de crisis entre el
presidente y varios consejeros, entiende que no debe ejecutar los fallos
porque son medidas cautelares que ya están recurridas. Desde el punto
de vista educativo, Rigau cree que «no es viable aplicar estas medidas
porque, por un caso en particular, no se tienen en cuenta los derechos
de los otros padres». Rigau cuenta con el apoyo de buena parte de la
comunidad educativa, que ya ha hecho un llamamiento interno a los
profesores a desobedecer al TSJC.
Cumplir la sentencia
No obstante, el ministro de Educación, José Ignacio Wert,
recordó al sector y a la consejera Rigau que las sentencias, como señala
la Constitución, hay que cumplirlas. «No es algo que voluntariamente se
pueda hacer o dejar de hacer», dijo el ministro. Desde el PP catalán,
advirtieron que exigirán «por medios judiciales» que la Generalitat
cumpla las resoluciones. «El Ejecutivo de Artur Mas incumple
reiteradamente las decisiones judiciales, pero no se puede ser insumiso
con la justicia ni mientras se recurre una sentencia», avisó la
presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho.
La batalla judicial, en cualquier caso, va para largo, ya
que la plataforma que ha impulsado y asesorado a las familias que han
pedido la escolarización en castellano en los tribunales señala que hay
112 procesos abiertos y 1.200 solicitudes en vía administrativa. La
guerra política también se prolongará pues la Generalitat se opone a la
nueva ley de Educación que prepara el ministro Wert.
El escritor Javier Reverte ha conseguido con El tiempo de los héroes, su nueva novela, cumplir su empeño de escribir una obra sobre la ...
El escritor Javier Reverte ha conseguido con 'El tiempo de
los héroes', su nueva novela, cumplir su empeño de escribir una obra
sobre la Guerra Civil. «Aunque nací cinco años después, yo la viví
porque mis mayores la hicieron, un tío mío combatió con Franco y mi
padre, al que llevaron en levas, estuvo con 'El Campesino', al que
consideraba una persona muy cruel. La guerra estaba en la comida, en la
cena. Estaba la tragedia pero también la épica, el romanticismo. Como
dijo Hemingway, fue la última guerra en que la gente luchó por las
ideas», indicó en la presentación.
El pie perfecto que buscaba para entrar en el territorio
literario fue el personaje del general Juan Modesto, jefe de milicianos
que tuvo gran prestigio durante la contienda y que luego cayó en el
olvido: «Es un héroe de los antiguos, un héroe clásico, que tiene
contradicciones en el alma, que sabe que el destino está por encima de
él. Como los griegos, sufría y se levantaba sobre el sufrimiento. Hay un
momento en que un compañero en el frente, a punto de perder una
batalla, le dice: 'Aguanta, aguanta, porque si no lo haces tú, nosotros
no podremos'. Lo he escrito en recuerdo de una frase de 'La Odisea'. La
que pronuncia Ulises a punto de ahogarse, 'aguanta corazón'».
El impulso final se lo dio encontrar la foto de Modesto que
aparece en la portada del libro, tomada en Brunete y de autor
desconocido. A partir de ese momento, dice «me sentí arrastrado». «No me
costó, escribí emocionadamente», comentó. Frente a otras novelas sobre
la guerra, hechas desde la postguerra o de la retaguardia, Reverte ha
querido contar la historia desde el frente, desde las trincheras. Está
la muerte, el sufrimiento de los soldados, «es la guerra narrada desde
la primera línea de combate».
En voz baja
Pero, sobre todo, es la historia de Juan Modesto, nacido
Juan Guilloto León, en 1906 en El Puerto de Santa María (Cádiz).
Militante sindical y de Socorro Rojo, se afilia al PCE y se marcha a
Madrid en 1933. Reverte, que ha reconstruido a duras penas su historia,
dice que Azaña le admiraba, decía que era el único miliciano que sabía
leer un mapa.
Los soldados le reverenciaban y entre sus contemporáneos
tenía fama de altura ética. Las mujeres se rendían ante su atractivo.
Hemingway le retó a la ruleta rusa por flirtear con su esposa. Cuando
terminó la guerra desapareció de escena y su figura se eclipsó. Vivió
exiliado en Praga, donde, precursor del eurocomunismo, llegó a
enfrentarse con los tanques soviéticos esgrimiendo su carné de general
honorario del Ejército de la Unión Soviética.
En El Puerto, Modesto, o Juan Guilloto era un nombre que se
pronunciaba en voz baja en los cascos de bodega. Perdido como la
arboleda de Alberti de la memoria oficial, seguía presente en las
conversaciones del núcleo de republicanos que malvivió durante el
franquismo en un pueblo que tuvo alcalde comunista en las primeras
municipales de la democracia.
Ayer, el autor recorrió los lugares de su infancia, la
plaza Isaac Peral, sede del antiguo Ayuntamiento, donde se proclamó la
República, lugares donde trabajó, como la bodega de Grant y la farmacia
Lucuiz, el colegio donde estudió, el jesuita de San Luis Gonzaga, donde
llegó a conocer a Alberti, su casa natal en la calle Cruces y el Barrio
Alto de su infancia, para terminar en la antigua sede de Falange, una
casa palacio incautada al mecenas Elías Ahuja que hoy es centro cultural
Alfonso X El Sabio.
Con una sorpresa añadida, el encuentro accidental con un
sobrino-nieto, Antonio Gallego Guilloto, un joven que no conoció al
general. Tras convertirse en uno de los primeros escritores de viajes de
España, con títulos como 'Corazón de Ulises' o 'Billete de ida' y dar
el salto a la ficción, Javier Reverte da un paso adelante con 'El tiempo
de los héroes', pues acepta el riesgo de novelar la historia, de
biografiar la ficción con el trasfondo siempre delicado de la Guerra
Civil.
Con este libro Reverte continúa una carrera a la que no
dejarán de sumarse pronto otras obras de viaje, porque ya tiene
preparado otro volumen sobre Irlanda.
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