La autora de Las viudas de los jueves, Claudia Piñeiro, regresa a aquel 24 de marzo de 1976 en que no solo se instauró la dictadura en su ...
La autora de 'Las viudas de los jueves', Claudia Piñeiro,
regresa a aquel 24 de marzo de 1976 en que no solo se instauró la
dictadura en su país, «también el silencio, la toma de conciencia de que
había cosas que era mejor no repetir fuera de casa», explica. Y lo hace
en su nueva novela, 'Un comunista en calzoncillos'. Un retrato de una
época y una realidad social que irrumpe en la intimidad de los hogares y
le sirve de excusa para recrear su pequeño mundo familiar y, sobre
todo, retratar a su padre. Una historia en la que reconoce que lo
autobiográfico está por delante de la ficción. «Por eso terminarla me
dejó un vacío mucho mayor que otras. Acabarla no era solo desprenderse
del texto como en otras oportunidades. Era también desprenderse de la
evocación, y en alguna medida, de mi padre», asevera.
-¿Cómo surgió escribir esta crónica novelada o autobiografía intervenida, como la llama usted?
-Hace un par de años me pidieron un pequeño párrafo acerca
de lo que estaba haciendo yo el 24 de marzo de 1976, cuando me enteré
del golpe militar que derrocó al gobierno democrático. Escribí ese
texto, pero el recuerdo me quedó en la cabeza y a ese recuerdo se
sumaron otros en los que apareció con claridad la figura de mi padre, y
ya no pude dejar de escribir.
-Y su padre se convirtió en ese 'comunista en calzoncillos'.
-Eso ocurrió tras leer un capítulo de lo que aún era el
borrador de esta novela en un congreso. Al acabar, se me acercó el
escritor peruano Alonso Cueto y me dijo: 'Me gustó mucho ese texto
acerca del comunista en calzoncillos'. En una frase supo resumir lo que
leí acerca de mi padre. Un hombre con ideales, que quisiera luchar por
un mundo mejor pero que no va más allá del discurso ideológico, no sale a
hacer la revolución, se queda en su casa, paseándose en calzoncillos,
declamando su utopía.
-Por cierto, antes no me ha dicho qué hacía usted aquel 24 de marzo de 1976.
-Ese día fue declarado festivo, así que nadie me despertó
para ir al colegio. Pero mi recuerdo es de cuando caminaba hacia mi
escuela, una vez reanudadas las clases, pensando qué me diría aquella
amiga a quien pasaba a buscar cada mañana, y que sabía que tenía una
familia con opiniones muy diferentes de las de la mía.
-¿Cómo recuerda ahora aquellos días?
-En aquel entonces hubo muchas familias que tomaron la
dictadura como una posibilidad de volver al orden, una palabra tan
peligrosa y en virtud de la cual se han cometido grandes atrocidades. En
mi casa se pensaba todo lo contrario. Me acuerdo de que esa amiga de la
que te hablaba antes me dijo: 'Por suerte ahora vamos a poder conseguir
papel higiénico'. Se ve que era el tema que le preocupaba. Esta frase
de mi amiga se repetía en otras familias.
-¿De qué manera se ha vivido en Argentina la reciente muerte del dictador Jorge Rafael Videla?
-No te digo que con alegría, porque uno no le desea la
muerte a nadie, pero sí con la satisfacción de que haya muerto preso en
una cárcel pagando por sus crímenes, después de haber tenido un juicio
que lo condenó, algo que él no le concedió a tantos antes de matarlos.
-En su casa se veía el mundo de otra manera, en gran parte
por su padre. ¿Qué sentimientos le provoca eso? ¿Le gustaba no ser como
los demás, le daba miedo.?
-Todo eso. Me gustaba sentir que mi padre se daba cuenta o
sabía cosas que en las casas de mis amigas se ignoraban o se querían
ignorar. Pero también me hacía sentir expuesta, no solo por temor a lo
que pudiera pasar, sino por ser diferente a mis amigas. En la
adolescencia lo que uno más quiere es sentirse parte indisoluble del
grupo al que pertenece. Por eso el silencio.
-Al igual que su padre, ¿cree en los pequeños actos de rebeldía?
-Sí, porque son pequeñas victorias, pequeñas anécdotas que
le contaremos a nuestros nietos seguramente de manera exagerada y con
condimentos para convertirlas en un relato más atractivo. No sé si a
todos les pasará lo mismo, tal vez haya gente que no necesite de esos
pequeños actos heroicos, pero en mi caso son sustanciales, parte de lo
que somos. Eso que nos permite seguir el día a día con la frente ancha y
el pecho erguido, a pesar de otras miserias.
-Dice en su novela: 'Mi patria era el ombú de la plaza'. ¿Qué significa para usted?
-Un refugio, un lugar protegido. Me han llegado varios
mensajes de lectores que también son de mi pueblo, a los que no conocía,
y que también sentían que allí, en ese árbol, estaban su infancia y su
patria.
TÍTULO; LECCION Y CURA DE HUMILDAD PARA para el Mundial
Diario de la Axarquía Digital
De vez en cuando es conveniente perder para no creernos imbatibles», proclamó Vicente del Bosque tras la dolorosa derrota sufrida en ...
Se reabre el debate del doble pivote, el del '9', el de los laterales, y el del estado de forma de Xavi para la gran cita de 2014,.
De vez en cuando es conveniente perder para no creernos imbatibles», proclamó Vicente del Bosque tras la dolorosa derrota sufrida en Maracaná, donde España, que se quedó en nada sin el balón, intenta extraer conclusiones positivas para el futuro, con la misma filosofía con la que ha ascendido al trono futbolístico, gracias al juego más creativo y elogiado del planeta. Ahora que se ha cerrado un ciclo y se abre otro, según reconoce el seleccionador, la mejor España de todos los tiempos espera que la goleada ante Brasil sirva de lección para el Mundial del próximo año. El primero de la historia en el que 'La Roja' -aunque aún debe refrendar su clasificación- defenderá título, y ya sabe cómo se las gastará la anfitriona, con permisividad del árbitro incluída. Sin embargo, dada la evidente superioridad de los brasileños, ni siquiera puede servir en esta ocasión como excusa. Mejor así, ahora que España se ha llevado una cura de humildad y vuelve a poner los pies en el suelo, abandonado ya hace un lustro el victimismo al que estaba unida.
Reabierto el debate del doble pivote que ya parece
imprescindible ante selecciones agresivas y de presión asfixiante como
Brasil, el del '9' sin puntería, el de los laterales que defienden mal, y
el del estado de forma de Xavi, fundido y desactivado en la final,
España afronta con demasiadas dudas una nueva era. Obligada por el
varapalo de Maracaná. Sin renunciar al toque que tanta gloria le ha
dado, sí precisa Del Bosque encontrar relevos procedentes de las
categoría inferiores y otras soluciones tácticas cuando la situación y
el rival lo requieran. Sin Xabi Alonso en la Confederaciones, Del Bosque
ha apostado durante todo el torneo por un único mediocentro (Busquets).
Sin embargo, al igual que frente a la también dura Uruguay España
maravilló en su debut con un fútbol excelente, espectacular, veloz y
preciso, al que solo le faltó más gol, ante Italia en semifinales y
Brasil en la final 'La Roja' se vio desbordada en el medio campo. La
excepción fue la prórroga frente a la 'Azzurra', con el polivalente Javi
Martínez como sorprendente '9', porque Del Bosque no quería perder
altura.
También cayó España en la anterior Copa Confederaciones de
2009, en las semifinales frente a Estados Unidos, con Xabi Alonso como
único pivote. Desde aquel fiasco, Del Bosque no había vuelto a recurrir a
esa táctica, con la que España ha ido de más a menos en el torneo
brasileño, en el que se vio golpeada por el calor, la humedad y el
cansancio. Sin la energía ni intensidad suficientes ante una anfitriona
encendida ya desde que sonaron los himnos, y con un Neymar en
ebullición. Imposible de frenar el crack por el discutido Arbeloa, pero
también por los centrales (Piqué y Ramos). Brasil se encargó sin embargo
de anular por completo a sus principales referentes ofensivos, Xavi e
Iniesta. Es el momento de ir asumiendo que el final del cerebro
azulgrana está cada vez más cercano y se hace necesario que su sustituto
comience a tener más peso en la absoluta. Se trata de Thiago, elegido
el mejor futbolista de la reciente Eurocopa sub-21 conquistada por
España, que se ajusta al triunfador estilo del 'tiqui-taca', como
también Beñat, aunque se reclame más físico en el medio campo.
Más complicado es encontrar laterales de garantías, porque
en la reserva, de momento, solo están Azpilicueta y Monreal, y el fútbol
español siempre ha adolecido de jugadores sólidos en esas posiciones.
Igual que España sigue echando muy en falta un 'killer' del área, porque
si la última Eurocopa se ganó con un 'falso 9' (Cesc), en la
Confederaciones Del Bosque ha alineado a los tres delanteros centro
convocados (Soldado, Torres y Villa), pero lejos de ganar crédito,
aunque el 'Niño' se haya llevado la Bota de Oro, continúan sin
convencer. En la recámara sigue Negredo, porque aún es pronto para
Morata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario