Todos asumen que gana Froome
Lástima
que a este emocionante Tour se le hayan acabado antes las fuerzas que
las etapas. Todos, incluido el más rebelde, Alberto Contador, ...
Lástima que a este emocionante Tour se le hayan acabado
antes las fuerzas que las etapas. Todos, incluido el más rebelde,
Alberto Contador, asumen la victoria mañana del primer africano que
conquista el Tour, Chris Froome. En Le Grand Bornand, penúltima meta
alpina, el líder albino se frota los ojos. Le pican. La etapa y la
tormenta le han ensangrentado los bordes. «Disculpadme, pero solo tres
preguntas», pide a la prensa. «Tengo que descansar. Cada noche llego
muerto al hotel», confiesa. Una respuesta en inglés: «Hoy ha sido el
día más duro del Tour». Otra en francés: «Me queda el último esfuerzo.
Ni soñaba con ganar el Tour». La tercera, en italiano: «Tengo cinco
minutos de ventaja. Será difícil que mis rivales me cojan en la última
etapa de montaña». Sopla y se va. Lento.
Este Tour está casi andado, pero cada vez cuesta más dar un
paso. Carrera cruel. La paliza la notan incluso el mejor, Froome, y los
que con él han llegado a la meta, los que se juegan hoy las otras dos
plazas del podio: Contador, Quintana, Kreuziger y 'Purito'. Ayer no
atacaron. Llevaban pedales de plomo. «Froome no perderá este Tour»,
concluye 'Purito'. Todos asienten. Fin. Mientras subía por el Glandon y
La Madeleine, el día se volvió gris. De colores cansados. De ciclistas
agotados. La enredadera del cansancio trepa por las piernas del pelotón.
Los directores dicen: «Venga». Y los músculos contestan: «Basta».
Sordos.
A dos etapas para volar a París y con Froome tan lejos de
sus rivales, era tiempo para hacer cuentas, para no irse de ayunas de
este Tour centenario. Unos cuantos, muchos, cuarenta, compartieron la
gran fuga del día. Todos buscaban la etapa. Uno, el portugués Rui Costa,
algo más. El premio doble. Quería su segundo triunfo, otro para el
Movistar. Fiel a su reputación, el luso mantuvo el temple. Dejó que
Rolland, en fuga y acalambrado, se desangrara bajo la lluvia. Y calibró
las fuerzas de Nieve, Navarro -gracias a la ventaja de la fuga, el
asturiano se aupó a la octava plaza de la general-, Bakelandt y Kloden,
los más peligrosos. Les vio desgastarse en el inicio del último puerto,
la Croix Fry. Buena carretera; no tanto desnivel.
Ahí, al notar la flojera del resto, arrugó la nariz, bajó
las cejas, sacó los dientes y relinchó. Pura sangre portugués. Los focos
de los coches pulverizaban la lluvia. Le vieron pasar. Pasó un
silencio. Una centella. Ya no volvieron a verle, ni en lo que faltaba de
subida ni en el descenso, calado pero sin curvas de peligro. «Me gusta
el Tour», dijo Rui Costa en la meta. Y se ha comido doble ración: dos
etapas. Con la de 2011, ya tiene tres, una menos que Joaquim Agostinho,
dios luso.
La gigantesca nube sostenida por las montañas que flanquean
el valle azotaba al pelotón. Cielo bajo. Empapado. Era un día para
hacer recuento y cuadrar los números. Como ya estaba claro que el Tour
es de Froome, cada uno se dedicó a lo suyo. Los de la fuga y los del
pelotón. Por delante, Rolland y Nieve sumaban puntos para disputarle, si
pueden, el maillot de la montaña a Froome. El africano tiene 104
puntos; el francés 103 y el navarro 98. Cerca anda Quintana, con 97.
Pero la guerra del colombiano es otra. La del podio: Contador, Quintana,
Kreuziger y 'Purito', separados apenas por 47 segundos, se ordenarán
definitivamente hoy en el último puerto del Tour, el duro Semnoz, balcón
sobre el lago de Annecy. En ese espejo quedará retratado el cajón final
de París. Hubo ayer otra guerra menor, anónima para el público y vital
para los patrocinadores: la clasificación por equipos.
En la fuga inicial se colaron dos ciclistas del RadioShack.
Y eso puso en peligro el primer puesto del Saxo, el conjunto de
Contador. Por una vez, el madrileño se resignó. Colocó en hilera a sus
gregarios para tirar del grupo. ¿Para castigar a Froome? No. Para
defender el estatus del Saxo. «Somos el mejor equipo de este Tour y no
podíamos perder esa plaza. Me habría dado mucha rabia», argumentó el
madrileño. Ni atacó en el ascenso, ni en la bajada del puerto final. Ni
siquiera salió a por Valverde y Gadret. Tiene las fuerzas hechas ceniza.
Le queda el coraje. Y hoy le hará falta para defender la medalla de
plata ante Quintana y 'Purito', el único que ayer, justo al final de la
Croix Fry, cató las fuerzas del resto. Todos respondieron. Presentes. Y
ahí se acabó. A la meta de Le Grand Bornand llegaron dos ganadores justo
antes de la tormenta. Primero, el de la etapa, Rui Costa, ciclista
versátil, capaz de casi todo.
TÍTULO;EL HOROSCOPO, ALTA COSTURA EN EL ALBERO,.
Alta costura en el albero
El brillo, el color, la comodidad y la imaginación se dan cita en el paseíllo de los toreros sobre el albero de la plaza. Lacroix y Armani se ...
El brillo, el color, la comodidad y la imaginación se dan
cita en el paseíllo de los toreros sobre el albero de la plaza. Lacroix y
Armani se rindieron al embrujo de la fiesta, Victorio&Lucchino han
sido los últimos en sumarse. Creadores con un nexo común, Santos García,
el sastre de los mejores espadas.
Pintores como Goya y Picasso inspiraron diseños que
enriquecieron la indumentaria de los diestros. La alta costura llegó de
la mano de Christian Lacroix, Giorgio Armani, Francis Montesinos o
Lorenzo Caprile, lista a la que recientemente se han incorporado
Victorio y Lucchino. Todos ellos han dibujado diseños exclusivos para
grandes figuras del toreo como Cayetano Rivera, Antonio Chamaco, Enrique
Ponce, Javier Conde o Antonio Ferrera.
Sin embargo, detrás de sus bocetos y de la magia de su
diseño está la mano delicada, pero firme; la que corta el patrón; la que
lima excesos; la que viaja con pericia con las tijeras por el camino
del conocimiento; la que da seguridad a los toreros: la de Santos
García, el sastre por antonomasia del mundo taurino.
A sus 48 años ha tomado medidas a muchos matadores, los
conoce bien, y ellos confían en su buen hacer, un traje de faena que les
tiene que sentar como un «guante» y con el que tienen que sentirse
«cómodos», asegura el costurero.
«No se la juegan, especialmente en la taleguilla, una de
las partes más complejas. Les tiene que quedar ajustada, es en lo que
tienen que notar más comodidad», señala advirtiendo de que el traje de
luces es muy complejo desde el punto de vista técnico.
Christian Lacroix fue el primero que se lanzó al ruedo, no
hay que olvidar que «en Francia hay mucha afición». Antonio Chamaco,
hijo, estrenó una de sus creaciones cuando tomó la alternativa. Paquito
Leal y Javier Conde en la corrida picasiana de Málaga de 2010 han sido
también sus modelos.
Durante el tiempo en el que Cayetano Rivera fue imagen de
la colección de hombre de Giorgio Armani, el diseñador italiano sucumbió
a la fiesta y confeccionó un traje que el torero lució en la corrida
Goyesca de Ronda. En Milán se bordó de manera primorosa y se cosieron
los pequeños cristales de Swarovsky e hilo de plata que decoraban el
traje de Cayetano.
«Lo corté y lo monté en mi taller. Ellos tienen mucha
imaginación -dice en alusión a los diseñadores de firma-, pero el traje
de luces les queda un poquito grande. Todo es muy específico y el
patronaje no lo saben sacar», cuenta el especialista en vestir a los
toreros.
Antonio Ferrera ha sido el último en lucir alta costura en
el albero. Los sevillanos Victorio y Lucchino han sido los creadores del
traje que lució en la corrida goyesca de Madrid, el pasado 2 de mayo,
un camino que ya abrieron, pero solo sobre el papel, con un diseño para
Francisco Rivera.
«Dibujaron los bocetos, pero los patrones los cortamos
aquí», asegura en alusión a que son sus manos expertas las que definen y
dan forma al traje. «Lo preparamos y luego se lo remitimos», para el
acabado. De los bordados de Ferrera se encargaron en Sevilla, «un
trabajo precioso, por cierto», dice.
José Víctor Rodríguez, 'Victorio', describe con pasión el
traje de color aguamarina, en seda dupion y bordado en plata y coral.
«Hemos querido profundizar en las raíces dieciochescas de este tipo de
vestidos y hemos incluido meandros griegos con coral, una piedra que
quita el mal de ojo», explica incidiendo en el elemento cultural y de
estudio histórico que tienen los bordados.
Una camisa con encaje de aguja, chaleco y capote de paseo
bordado en mantón de Manila complementaban este traje con el que querían
aportar «un toque nuevo». «Desde los años 50 todos son iguales»,
sentencia.
Innovaciones
Santos García explica que los trajes goyescos admiten más
«innovaciones», porque se trata de prendas que «se van a poner un día».
Asegura que, con el tiempo, se han ido cambiando los cortes y «las
chaquetillas se hacen más cortas y las taleguillas más altas», aunque en
los bordados perduran los de otras épocas. Y los adornos, antes en
«cartón o madera», se realizan ahora en plástico.
Los tejidos son fuertes, de poliéster y algodón, «con un
tratamiento especial» para que se puedan lavar con agua fría, en la
bañera donde se les deja durante horas. «El albero, en algunas
ocasiones, sale peor que la sangre», advierte Santos. Comenta que hay
algún torero que por manía no admite el verde como color y tampoco «lo
puede llevar nadie de su cuadrilla».
Sin embargo, las novias y esposas rara vez intervienen en
la selección. «A veces vienen, pero si ellos no les preguntan no dan su
opinión», y como curiosidad añade que tiene algún cliente daltónico que
sí necesita compañía y apoyo. Trajes con una duración de 20 ó 30 años
que su primer destinatario solo utiliza «dos o tres veces» y que
entrañan un arte que pocos conocen.
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