miércoles, 17 de julio de 2013

CUANDO QUISE DARME CUENTA ESTABA ATRAPADO Y SOLO PENSABA EN ESCAPAR,José María González Herido en el encierro del pasado sábado en Pamplona, CASTUERA, ,./ LA PUERTA DEL PANICO, TOROS, SAN FERMIN,.

TÍTULO;   CUANDO QUISE DARME CUENTA ESTABA ATRAPADO Y SOLO PENSABA EN ESCAPAR,José María González Herido en el encierro del pasado sábado en Pamplona, CASTUERA,
 
 «Cuando quise darme cuenta estaba atrapado y solo pensaba en escapar»
«Cuando quise darme cuenta estaba atrapado y solo pensaba en escapar»
Las imágenes aún permanecen en la retina de los aficionados. Un enorme tapón formado por decenas de personas impedía la entrada de ...
Las imágenes aún permanecen en la retina de los aficionados. Un enorme 'tapón' formado por decenas de personas impedía la entrada de mozos y morlacos a la plaza de toros de Pamplona durante el encierro de los sanfermines del pasado sábado. Se vivieron momentos de angustia. Más de una veintena de personas tuvieron que ser atendidas por diversas heridas. Entre ellas, José María González Castillo, natural de Castuera y de 21 años de edad, conocido cariñosamente como el 'Chato', un apodo familiar.
A pesar de no revestir gravedad ninguna de sus lesiones, pasó por uno de los momentos más angustiosos de su vida pero reconoce que no dudaría en repetirlo, pues como gran aficionado al mundo taurino disfrutó en estas fiestas «como nunca lo había hecho».
Recuperado casi totalmente de las heridas, a su llegada a Castuera ha sido arropado por decenas de vecinos que no han dudado en preguntarle por su experiencia o su estado de salud, e incluso hay quien le ha vitoreado a grito de 'torero, torero'. Ahora comparte con HOY sus impresiones acerca del suceso.
-¿Por qué decidió ir a los sanfermines?
-Tenía muchas ganas de ir desde hacía tiempo. Llevo más de 15 años viéndolo en televisión, así que se presentó la oportunidad y pude convencer a mi novia, Virginia, para verlo en directo. Soy un gran aficionado al mundo taurino desde pequeño y ha sido una experiencia impresionante, la gente necesitaría vivirlo para comprenderlo, pues es difícil de explicar.
-¿Qué tramos recorrió?
-Participé en cinco encierros, desde el martes hasta el sábado. El día del percance recorrí la mitad de la calle Estafeta, pasé por la esquina del edificio de Telefónica e hice la entrada al callejón. Lo curioso es que la policía me permitió pasar la barrera y correr por apenas cinco minutos, pues llegué algo justo de tiempo. A pesar de lo que pasó, el encierro del sábado fue el que más me gustó por la gran cantidad de gente que había.
-¿Qué le pareció el ambiente de las fiestas?
-Increíble, no se podía ni andar de tantas personas que había. Mucho espíritu de fiesta, buen humor y buen ambiente en general, aunque a veces las aglomeraciones y el descuido de la gente suponen un peligro para los corredores. Hay que ser precavido con los que no se toman en serio los encierros y no son conscientes del riesgo que corren. De todos modos, fue muy agradable y disfruté mucho.
-¿Cómo vivió lo acontecido el sábado?
-El problema fue que se cerró una de las puertas de acceso a la plaza. La gente que llegó en primer lugar formó un tapón al no poder acceder al interior mientras más gente se iba aglomerando. Al llegar nuestro grupo, con los toros a apenas ocho metros de distancia, no pudimos hacer nada. Cuando quise darme cuenta estaba atrapado y solo pensaba en escapar. Uno de los toros llegó a embestirme, aunque tuve suerte por no ser alcanzado por ninguna de las astas. Perdí las zapatillas y los pantalones y sin saber bien cómo pude escapar y subir por el burladero con ayuda de algunas personas que estaban allí.
-¿Qué sintió durante el incidente el pasado sábado?
-Muchísimo miedo y dolor, pues uno de los hombros se me dislocó y apenas podía moverlo, y en cuanto pude bajar fui atendido rápidamente por los servicios médicos, que me trasladaron en camilla hasta el hospital. Justo antes tuve la tremenda suerte de encontrar mis zapatillas entre cientos de pares, aunque el pantalón no lo encontré.
Tres horas en el hospital
-¿Cómo fue la atención médica?
-Algo lenta. Estuve más de tres horas esperando en el hospital debido a la gran cantidad de heridos que hubo ese día, 23 si no me equivoco. Después fui examinado por los doctores y esa misma tarde me dieron el alta, ya que no tenía ninguna lesión grave. Solamente algunas contracturas en el cuello y contusiones en los hombros y las piernas. Estoy prácticamente recuperado y no he necesitado guardar reposo, solo tomar algunas pastillas para el dolor.
-¿Cree que lo que sucedió se podría haber evitado?
-Tal vez con algo más de atención en la puerta que se cerró, que debía estar fijada de algún modo. De todas formas es difícil evitar este tipo de contratiempos, son imprevisibles.
-¿Repetiría la experiencia?
-Sin ninguna duda. A pesar del susto, volvería mil veces, aunque, eso sí, con mucho respeto. En general puedo decir que disfruté muchísimo y fue una experiencia increíble, difícil de igualar.
-¿Cómo ha sido la vuelta a su pueblo, Castuera?
-Me han recibido casi como a un héroe. Me han llamado de diferentes emisoras de radio y de varios periódicos, y la gente se ha preocupado por saber si estoy bien. Además he conseguido muchos seguidores en Twitter, desde donde he ido informando de todo (ríe).
 
 
TÍTULO; LA PUERTA DEL PANICO, TOROS, SAN FERMIN,.
 

 LA PUERTA DEL PANICO,

Qué.es
  1. La puerta del pánico
    Más de 30 años después del último, el fantasma de los montones a la entrada de la plaza de toros regresó ayer a los Sanfermines provocando ...
     

    Más de 30 años después del último, el fantasma de los montones a la entrada de la plaza de toros regresó ayer a los Sanfermines provocando 23 heridos, uno de ellos en estado muy grave aunque «parece que la evolución es favorable», según el jefe del servicio de urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra, Javier Sesma. El encierro transcurría con absoluta normalidad con una manada hermanada salvo un toro que se había quedado descolgado, con alguna caída y pocas embestidas cuando, de repente, los toros se encontraron con una pared humana a la entrada de la plaza de toros.
    El montón se había formado 50 segundos antes, cuando la presión de la enorme cantidad de corredores que trataban de entrar al coso taurino hizo que una de las hojas de la puerta de la barrera, que permite el acceso a la arena y al mismo tiempo cierra el paso al callejón del coso, se abriera impidiendo que los mozos entraran a la plaza y se quedaran aprisionados contra la madera.
    La marea humana que llegaba hizo imposible que la puerta se volviera a su lugar por lo que decenas de jóvenes se veían cada vez más aplastados contra la puerta. El drama se incrementó más si cabe cuando llegaron los astados. Chocaron contra la gente y la presión se incrementó de manera notable. La gente se estaba literalmente asfixiando. Este montón dejó en total 19 heridos, que tuvieron que ser trasladados a los centros hospitalarios, una cifra que no se había dado en décadas. Otras cuatro personas resultaron heridas en otros tramos del recorrido.
    El herido más grave es un joven de 19 años de Vitoria, J. M. R., que sufrió contusión torácica con síndrome asfíctico, es decir, con asfixia. Incluso los servicios de emergencia tuvieron que realizarle la reanimación cardiopulmonar. Durante toda la mañana se temió seriamente por su vida, aunque a primera hora de la tarde el jefe del servicio de emergencias se mostró «esperanzado» con la recuperación del joven, ya que comenzaba a evolucionar favorablemente.
    «No podía dejarlo»
    Otro herido sufrió también el síndrome asfíctico. Se trata de un irlandés de 28 años, R. T., cuya evolución también es favorable. Este caso resultó especialmente llamativo, ya que en las imágenes de televisión se vio claramente cómo era arrastrado por otros mozos, completamente morado y sin conocimiento. Apenas unos minutos después de las ocho de la mañana, por el servicio de urgencias del Hospital de Navarra llegaron dos amigos de este joven preguntando desesperadamente por él. No sabían que se encontraba en el quirófano de la plaza de toros.
    El resto de heridos presentaba distintas afecciones, la mayoría contusiones torácicas. Y los amigos que se acercaban a los hospitales narraban los momentos tan dramáticos que habían vivido. Un joven, amigo de otro de los heridos, contaba cómo había tirado de su amigo con todas sus fuerzas para sacarlo del montón. «Me decían que me retirara, pero no podía dejar ahí a mi amigo», narraba ya más tranquilo al saber que su amigo no tenía afectada más que la rodilla.
    Después del montón, los dos corredores que resultaron heridos por asta de toro pasaron a un segundo plano. Uno de los heridos fue corneado con una herida en el glúteo en la calle Estafeta y el otro en el propio montón, aunque tan sólo recibió un puntazo en la axila.
    De hecho, a pesar del dramatismo que se vivió en la plaza de toros, se considera un auténtico milagro que los toros no embistieran contra la masa de personas y que los cabestros no tratasen de saltar por encima de los corredores, lo que podría haber multiplicado trágicamente el número de víctimas.
    Lo sucedido en el encierro de ayer puso a prueba el sistema de atención sanitaria de los encierros. La coordinación entre el Servicio Navarro de Salud, Cruz Roja y Dya fue magnífica y entre los mismos puestos de atención en el recorrido del encierro. En los que no se produjeron atenciones, de los 16 que hay repartidos, se enviaron equipos a la plaza de toros para ayudar en un hospital improvisado que se instaló en el patio de caballos. Se emplearon todos los recursos médicos, ambulatorio para los menos graves, los dos hospitales públicos y la propia enfermería de la plaza de toros, donde se estabilizó a los más graves.

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