TÍTULO; LA CAMPAÑA DE LA CEREZA ALCANZA YA LOS 13,5 MILLONES DE KILOS.
La campaña de la cereza alcanza los 13,5 millones de kilos
La campaña de la recogida de cereza en el cacereño Valle del Jerte ha alcanzado ya la cifra de 13,5 millones de kilogramos, con una buena ...
La campaña de la recogida de cereza en el cacereño Valle
del Jerte ha alcanzado ya la cifra de 13,5 millones de kilogramos, con
una buena calidad del fruto, aunque con precios ligeramente por debajo
de los conseguidos el pasado año.
El presidente de la Agrupación de Cooperativas del Valle
del Jerte, Ángel Prieto, ha señalado que con el fruto que queda por
coger en los árboles no cree que se llegue a los 16,5 millones de kilos
de la campaña anterior.
Lo que sí ha confirmado Prieto es que la cosecha de las
afamadas picotas jerteñas perderá en torno a un 50 por ciento de
producción en relación con la pasada campaña, por lo que es espera que
las certificación se quede en los 4 millones de kilos.
Prieto ha destacado que este año hay "muy poca" producción
de picotas, sobre todo en lo que se refiere a la variedad Ambrunés y a
la Pico Negro.
Esta última se ha visto afectada por las altas temperaturas
que ha soportado el norte de Cáceres durante la ola de calor de
comienzos de julio.
No obstante, el responsable de la Agrupación de
Cooperativas del Jerte ha puesto de manifiesto que, a pesar de que las
dos variedades citadas sí se han visto afectadas por las condiciones
climatológicas, el resto no es que se haya estropeado sino que ni tan
siquiera han crecido en los árboles.
A falta de los datos definitivos, Prieto ha asegurado que
"no se puede decir que la campaña esté siendo mala ni en kilos ni en
calidad, de ahí que la primera valoración es que hemos tenido una
cerecera regular".
La campaña se ha visto afectada por la lluvia y el granizo,
que hicieron acto de presencia para rajar parte de la cereza temprana, y
también por el excesivo calor reinante en la comarca cacereña durante
el mes de julio.
Las altas temperaturas han afectado a la calidad de 1,5
millones de kilos, aunque el resto de la cosecha ha estado "bien" en
cuanto a su calidad, según ha apuntado Ángel Prieto.
TÍTULO;Hasta los más fuertes pasan hambre en Alpe d'Huez
«Comida, comida», suplica Froome, líder hambriento en Alpe dHuez. Tiembla. Se agarra. Pide muleta. Un minuto después aparece Contador.Comida, comida», suplica Froome, líder hambriento en Alpe d'Huez. Tiembla. Se agarra. Pide muleta. Un minuto después aparece Contador. Suda frío. Apajarado. Cruza la raya y no da ni una pedalada más. No la tiene. Bebe con ansia. Habla y no se le entiende bien. Sin fuerzas ni para abrir la boca. En Alpe d'Huez hasta los más fuertes se arrodillan.Etapas como la de ayer son capaces de poner el Tour del revés. Que se lo digan a Froome. Tiene hoy más distancia que nunca sobre el segundo clasificado - Contador está ya a cinco minutos y 11 segundos -, pero ayer, a cuatro kilómetros de la cima, levantó el brazo. ¿Gesto de victoria? No. Pidió socorro, azúcar, comida. Notó el vacío. Se había precipitado en el inicio de la subida con ataques innecesarios. Ahora lo pagaba. De repente se le amontonaron los esfuerzos en la piernas. Se agarró al de siempre, a Porte, más fuerte que él, como Froome fue más fuerte que Wiggins en el Tour 2012. El australiano fiel le trajo una barrita de cereales y un gel. Glucosa directa a la sangre. Un sorbo de gasolina para arrastrarse hasta la meta. Limitó la pérdida: Quintana y 'Purito' le restaron un minuto. Nada más llegar se subió al rodillo. Flaco como un silbido. Le trajeron un plato de arroz y líquido con sales. Comió con hambre africana. «Froome es humano», descubrió 'Purito'. Por primera vez, el líder se mostró vulnerable. «Superé la crisis gracias a Porte», agradeció. Avituallarse tan cerca de la meta está prohibido. Los jueces sancionaron a Froome con 20 segundos. Le salió barato. Ese menú fuera de hora dejó a salvo su Tour.Pero si Porte no anda por allí... El Tour pudo ponerse del revés. Que se lo pregunten a Contador. El madrileño firmó el guion de la etapa, aunque no el final. Su equipo, el Saxo, salió a escarbar la montaña. «Alberto es valiente», definió 'Purito'. Contador mandó a sus gregarios por delante desde el pitido inicial. Sin tregua. En oleada. Jesús Hernández, Rogers, Roche, Paulinho... Una idea le traqueteaba en la cabeza a Contador: reventar la carrera. Reventó él. Corre con espuma en la boca, rabioso. El Saxo ordeñó las fuerzas del Sky, el equipo de Froome, bien defendido ayer. El Sky lo soportó e impuso la paz en la primera subida al Alpe d'Huez. Fiesta ciclista. Catarata de público. Disfraces. Todos los personajes de los cómics allí. Elvis Presley en bicicleta. Holandeses como cubas. Ríos de cerveza y música dance. Ayer, encima, la discoteca tenía sesión doble: dos subidas.Desgaste en el descensoY un descenso viejo, el que unía los dos pasos por Alpe d'Huez. Asfalto o algo así. Contador notaba ausentes sus piernas, pero qué más da. Ya no pedalea como antes, dos centímetros por encima del suelo, pero es el mismo. Su brújula siempre marca el norte. Siempre en la misma dirección: al ataque. Rebasó a Froome por la izquierda y se tiró por la bajada. Quería peligro. Encajó piernas, manos y dientes, y se echó adelante a dúo con Kreuziger. Detrás, Froome, prudente, quemaba a sus gregarios en la persecución. «Eso nos ha costado mucha energía», reconoció el líder. Con ese gasto atraparon a Contador, que se resignó antes del inicio de la subida final. Empezaba a sentirse como un globo que pierde aire. Había salido a por el maillot amarillo y ahora estaba en peligro su segunda plaza. Todo al revés. Que se lo pregunten a Quintana, el mejor escalador del Tour, que vino al Tour de gregario de Valverde y es mucho más que eso. Ayer mandó en la subida a Alpe d'Huez y ya es tercero en la general. Se ha dado cuenta tarde de que tiene estatura para más. Parecía pequeño y es gigante. Al revés. Que se lo digan a 'Purito' Rodríguez, que se apuntó al Tour para ganar una etapa en los Pirineos, su hogar, y allí se hundió. En los Alpes, en cambio, ha resucitado. «Me siento de maravilla». Primero aguantó el molinillo de Froome, descosido a 12 kilómetros de la meta. Tan lejos. El líder, envuelto en el griterío, se confundió. No necesitaba moverse. Le pudo la locura del Alpe d'Huez. Se dejó llevar por el escenario. Y se vació a destiempo. 'Purito' y Quintana le remataron en los cuatro kilometros de hambre de Froome. «El líder ha cogido una buena pájara. Igual se le hace largo el Tour», avisó 'Purito'. Quinto en la general.A este Tour apasionante le faltan aún dos etapas alpinas. Abiertas. Hay valientes, escaladores, suicidas y un líder humano. Froome ha ahorrado ventaja de sobra, pero ayer pasó hambre. Sus rivales están muy lejos, a su sombra. Pero son sombras que sueñan con la luz. Que aspiran aún a lo imposible, a darle la vuelta a este fantástico Tour. Que creen. Que se lo pregunten a Riblon, el francés que lloró feliz al entrar primero en la meta de Alpe d'Huez. Su triunfo también parecía imposible. Se había metido en la fuga, pero se había caído en el descenso entre los dos cruces por Alpe d'Huez. Había perdido la rueda de Van Garderen y el joven Moser. Y a tres kilómetros de la meta, cuando respiraba aire lleno de voces de la afición francesa, vio a Van Garderen. Clavado. Pedaleó con las fuerzas que ya no tenía. Pasó al americano y le dio al pobre ciclismo francés la primera etapa de este Tour.
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