Giuseppe Tornatore: VIVIMOS UN MOMENTO OSCURO
Giuseppe
Tornatore recibe a Xlsemanalen su oficina del distrito romano de
Parioli, una de las zonas más exclusivas de la capital italiana.
Giuseppe Tornatore: "Vivimos un momento oscuro"
Es el gran maestro del cine italiano.
Con 'Cinema Paradiso' consiguió la insólita proeza de poner de acuerdo a
jurados, críticos y público y, desde entonces, el director es una de
las voces más reputadas de la conciencia de su país. En lo más crudo de
la crisis, Tornatore regresa con una nueva película, 'La mejor oferta', y
con su amargo y desesperanzado discurso político intacto. Razones
tiene...
XLSemanal. Dicen que La mejor oferta no es la película más 'estilo Tornatore'. ¿Está de acuerdo?
Giuseppe Tornatore. Hay quien lo dice y yo, como no sé cómo tomarme el comentario, ante la duda, lo interpreto como un cumplido [ríe]. No sé si hay un estilo Tornatore; y si lo hay, yo no lo conozco. Pero quien piense que no responde a mi estilo deberá reconocer que tampoco lo hacen otros filmes míos: Una pura formalidad, por ejemplo, no se parece en nada a Cinema Paradiso.
XL. En su película hay un enfrentamiento generacional. Ese debate está muy presente en Italia, donde parece que al final siempre domina la gerontocracia.
G.T. Depende del punto de vista. Yo miro con esperanza a tantos jóvenes que, a pesar de las dificultades de este momento, luchan con insistencia por hacer realidad sus proyectos. Me hace pensar que, al final, podrán vencer.
XL. ¿No teme que ante la situación actual pierdan la esperanza?
G.T. Mi generación es la primera desde la guerra que sabe que a sus hijos les va a ir peor que a ellos. Y claro que existe el riesgo de que se pierda la esperanza. Muchos jóvenes se ven obligados a emigrar, aunque esos al menos tienen la fuerza para hacerlo y no se conforman. Pero hay otros que no tienen esa energía; esos me preocupan más... Vivimos un periodo en el que no podemos ofrecer a los jóvenes aquello que nos gustaría.
XL. Y como padre, ¿cómo vive esta situación?
G.T. Yo tengo una hija pequeña, de diez años. Y estoy muy preocupado porque me pregunto en qué mundo vivirá. ¿Habremos superado dentro de una década este momento oscuro? ¿Estaremos igual? ¿Peor?
XL. ¿Y cómo está Giuseppe Tornatore? ¿Esperanzado?
G.T. [Sonríe]. Siempre nos dicen que el año que viene irá mejor, pero luego la recuperación se aplaza hasta dentro de dos años más. Yo espero que llegue ese momento. Si no fuese así, sería un fallo de mi generación.
XL. ¿Siente que su generación es responsable de la crisis?
G.T. Durante años, nos hemos dejado llevar por la idea de que las cosas iban bien y de que siempre iba a ser así. Antes era fácil formar gobierno. Los partidos no estaban en crisis, se sentían reafirmados por los votantes, y al menos Italia era un país gobernable. En esa época se cometieron errores que estamos pagando ahora.
XL. ¿Nos equivocamos al no anticipar que estaba llegando un momento así?
G.T. Exacto. El error ha estado en quien estaba en condiciones de prever la que se avecinaba y prefirió hacer como si nada. La política ha mirado a corto plazo, no a largo. Y ahora le cuesta recuperar la confianza de la gente.
XL. En las últimas elecciones municipales, celebradas en mayo en Italia, la participación bajó del 80 por ciento hasta algo menos del 50. ¿Fue por esa falta de confianza?
G.T. Nunca había pasado algo así en Italia. Aquí, la participación siempre ha sido muy alta: un 70 por ciento nos parecía poco. Hay, por tanto, problemas que deben resolverse para recuperar el equilibrio que tuvimos en otras épocas.
XL. ¿Puedo preguntarle por el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo? La suya es una figura llamativa...
G.T. No tengo mucho que decir. En principio podría parecer un movimiento de protesta... [guarda un largo silencio], pero la fuerza del electorado que lo ha sostenido hacía pensar que podía ir más allá, que estaba en condiciones de proponer algo nuevo. Pero, hasta ahora, no ha sido capaz de aportar nuevos proyectos, ideas innovadoras. Sigue siendo un movimiento contra los partidos. Y eso puede generar una enorme desilusión a gran parte del electorado que lo ha apoyado.
XL. ¿Y eso está sucediendo ya?
G.T. Sin duda. Sus argumentos impactaron a una gran parte del electorado durante la campaña. Pero luego, cuando se trata de llegar a la fase concreta de propuestas, no ha habido nada. No me sorprendería que en menos de una década este movimiento solo se recuerde en los libros de Historia. Pero es algo que ha ocurrido cíclicamente en Italia, como cuando surgió el Movimento dellUomo Qualunque [Movimiento del Hombre Cualquiera, fundado en Roma en los años cuarenta por el periodista y dramaturgo Guglielmo Giannini]. No puedes basar una campaña electoral en pedir que se vayan todos los políticos a casa. Después acaba la campaña, obtienes el 25 por ciento de los escaños y ¿qué haces? ¿Sigues diciendo que se vayan todos?
XL. ¿Y Berlusconi? Usted celebró que se fuera, pero parece que está siempre en el centro de la vida política italiana...
G.T. A Berlusconi se le atribuye más peso del que ahora mismo tiene en la política italiana: los resultados de las últimas elecciones municipales han puesto en evidencia su caducidad. Muchos aún piensan que la situación actual es cosa suya, y es cierto que muchos de los problemas actuales se incubaron en los años del berlusconismo, pero es demasiado fácil echarle las culpas de todo. Debemos olvidarnos de Berlusconi y refundar un país que debe salir adelante.
XL. Hemos arrancado hablando de política... En La mejor oferta llama la atención precisamente lo contrario: ha abandonado el discurso político de otras películas suyas.
G.T. Mi filmografía no es lineal, es zigzagueante. Me gusta cambiar, me divierte. Esta historia me encantaba; hacía años que la tenía en un cajón, hasta que un día maduró y se realizó por el gusto de contar una historia aparentemente muy sencilla, aunque con un trasfondo complejo. Pero debo decir que hay quien ha visto un significado político en esta historia...
XL. ¿Ah sí?
G.T. Dicen que tiene una tendencia política justo en el juego generacional. Me ha llegado una carta donde dice que ahí hay un contenido político.
XL. ¿Y está de acuerdo con esa afirmación?
G.T. Yo no lo había pensado. Pero una vez que la película está hecha ya no es tuya, es del público, y puede interpretarla como desee.
XL. Aunque si hubiese que resumir la película en una palabra, diríamos que habla sobre el amor.
G.T. Absolutamente. La idea era contar una historia de amor como si fuese una película policiaca. No hay más: solo una historia de amor y un personaje que me encantaba: un hombre adulto que nunca ha sabido amar y que, por una experiencia grave, se transforma. Es una historia de amor no canónica.
XL. Habla a menudo de esos proyectos suyos que guarda en un cajón hasta que un día encajan las piezas...
G.T. Es así. Tengo mi propia 'maleta' llena de juegos, de objetos, de cosas pequeñas, en las que trabajo constantemente. Unas veces sale algo que funciona; otras no, y lo vuelvo a meter todo en la 'maleta'. Me gusta afrontar las ideas como si fuesen objetos que puedo modificar.
XL. Y se refiere a sus personajes como 'marionetas'.
G.T. Sí. En el caso de La mejor oferta había una 'marioneta' que formaba parte de una historia. La 'marioneta' me gustaba: la historia, menos. Con otro personaje me pasaba lo mismo. Por divertimento hice interactuar a ambos personajes y nació una historia que funcionaba.
XL. Habla a menudo de la importancia del rol del productor...
G.T. Son parte de nuestra profesión. Antes, para hacer un filme, hacían falta dos personas: el director y el productor. Hoy hacen falta, al menos, 15: el director, el productor, un coproductor, tres o cuatro distribuidores, un distribuidor internacional, dos o tres abogados...
XL. ¿Echa de menos esa forma de trabajar más sencilla?
G.T. Echo de menos los tiempos en que hablabas con el productor, le contabas tu idea y, si lo convencías, se hacía.
XL. Un modo más artesanal de trabajar...
G.T. Se ha perdido el sentido del productor como autor. Ahora solo se basan en cálculos económicos y a veces casi no importa que sea un proyecto bonito o no [ríe].
XL. Aunque a usted no le gusta el concepto de 'cine de autor'.
G.T. Esa manía por las etiquetas ha hecho mucho daño al cine. Cuando se dice que una película es de autor, para muchos espectadores es como si les dijeras que se trata de un filme difícil que no merece la pena ir a ver. Y al revés pasa lo mismo: te dicen que no es una película de autor y entonces no vas a verla porque piensas que no será interesante. Pero todos los filmes tienen el mismo derecho a ser vistos.
XL. ¿Cuánto marca ser siciliano? ¿Qué huella deja?
G.T. ¡Muchísimo! Pero no porque sea Sicilia. Si has vivido los primeros 25 años de tu vida en un sitio, este condicionará el resto de tu existencia, se llame Sicilia, Cerdeña, España, Inglaterra o Rusia. Esos primeros años marcan tu forma de ver la vida; si eres feliz, triste, violento, pacífico... Lo que recibes en esos años vuelve a salir.
XL. Lleva más de 20 años lejos de su isla. ¿La echa de menos?
G.T. Nunca me he ido del todo. Parte de mi familia aún vive allí y voy tan a menudo como puedo. Y, además, se han reducido mucho las distancias. Hoy, Roma y Palermo me parecen cercanas: abres la puerta y Sicilia está ahí.
XL. ¿Cuánto hay en usted de su padre, el sindicalista Peppino Tornatore?
G.T. ¡Todo! Está la parte del Peppino soñador, que quiere cambiar el mundo sin derramamientos de sangre gracias a la política; y está también el Peppino irracional que no se conforma ante la injusticia, que pierde de cuando en cuando la razón y que nunca deja de creer en las ideas y en la política. Y que cree, sobre todo, que nuestra vida depende de nosotros mismos y de ninguna otra persona. Esta fue la enseñanza más importante que recibí de mi padre.
XL. Es supersticioso, ¿verdad?
G.T. Tengo mis cosas [ríe]. Por ejemplo, no dejo que nadie vaya vestido de violeta al set de rodaje. ¡Sucede siempre algo terrible! Ni enseño un guion al productor un martes o un viernes. ¡Nunca! Ni empiezo un rodaje en esos días...
XL. ¿Y el Óscar? ¿Lo tiene encerrado en un armario junto con sus decenas de David de Donatello?
G.T. Está en una vitrina en casa con otros premios. No me gusta exponerlos. Si viene alguien y me pide verlo, se lo enseño encantado. Pero no me gusta exhibirlo, me parece que se puede convertir en algo que modifica tu propia identidad.
XL. En La mejor oferta vuelve a contar con la colaboración de Ennio Morricone. ¿Cómo es su trabajo conjunto?
G.T. Trabajamos juntos incluso antes de empezar a rodar. Para mí, la música tiene que nacer con el guion. Él tiene infinidad de registros y los pone todos al servicio de la película. Además, yo no sé leer música. Yo hablo con él mediante alegorías, que él transfiere a su propio lenguaje. Así que yo mantengo mi código y él, el suyo. Nadie invade el territorio del otro.
Privadísimo
Tuvo una infancia modesta, pero feliz. Su padre, el sindicalista de la CGIL Peppino Tornatore, lo educó para que siguiera sus ideas. En su adolescencia se dedicó a la fotografía. Hacía reportajes para parejas y familias. Con su primer sueldo compró una cámara Super-8, un equipo de montaje y un proyector. Cuando asistía al Liceo Clásico, montó una compañía de teatro. «Me fue muy útil dice, porque eso me hizo darme cuenta de que no tenía madera de actor». Vivió en Sicilia hasta los 25 años y, aunque ahora vive en Roma, adora su isla. «Cuando no vivo en Sicilia, solo sobrevivo», asegura. No le gustan las comidas pesadas. «No tomo espaguetis a mediodía; prefiero el pescado y la fruta», dice.
TÍTULO: EN PRIMER PLANO, DAMAS CON SUERTE
- Merecen los ricos su riqueza? Esta pregunta fue formulada en 23 países y The economist publicó el resultado: en australia, el 60% contestó ...¿Merecen los ricos su riqueza? Esta pregunta fue formulada en 23 países y 'The economist' publicó el resultado: en australia, el 60% contestó afirmativamente. En españa, la cifra se quedó en el 20. En grecia, en el 9. Antonio Garrigues Walker se hace eco de este estudio en el prólogo del libro La suerte de dar, coordinado por Carmen Reviriego, presidenta de Wealth Advisory Services. Según Garrigues, quizá haya que buscar en la desigualdad creciente que la crisis está produciendo entre ricos y pobres la causa por la que el 80 por ciento de los españoles creen inmerecida la fortuna de los millonarios.
Warren Buffett y Bill Gates declararon, en junio de 2010, su compromiso de donar la mayor parte de sus fortunas a proyectos de responsabilidad social y pusieron en marcha un movimiento filantrópico consistente en donar al menos el 50 por ciento de los beneficios de las grandes empresas. Desde entonces, más de cien multimillonarios se han sumado a esta iniciativa. Garrigues recoge este hecho y también las críticas que ha suscitado en el mundo político e intelectual, que vienen a asegurar que «este comportamiento de los muy ricos es una reacción defensiva para proteger su imagen y evitar reacciones negativas en una época de crisis profunda». ¿Qué motiva a un empresario a convertirse en filántropo? Carmen Reviriego ha coordinado en La suerte de dar las declaraciones de nueve de ellos Manuel Arango, María del Pino, Alfredo Carvajal, Adriana Cisneros, Sebastián Escarrer, Felipa Jove, Paola Luksic, Carmen Matutes y María Reig, que reflejan distintas formas de enfocar el mecenazgo y sus motivaciones. Los hay que necesitan dar sentido a su vida; otros tratan de mejorar la imagen de su empresa; hay quienes alimentan el deseo de que el legado familiar permanezca; y quienes intentan cambiar un mundo. Pero «en cualquier caso, la primera y gran razón que inspira al filántropo es la generosidad», asegura Carmen Reviriego.
María Reig
Presidenta de RCG Reig Capital: "Las subvenciones estimulan el fracaso"
Licenciada en Derecho y Bellas Artes, con 28 años heredó el imperio familiar Reig Capital. Cuenta con hoteles de lujo, marcas de moda, fondos de inversión y negocios inmobiliarios. Su lema: «No vale quejarse, hay que actuar para cambiar las cosas». Para lograr que el mundo sea un lugar mejor, ha creado la plataforma Barcelona Global, para que empresarios catalanes unan fuerzas. Apoya la Fundación del Conservatorio del Liceo de Barcelona, el Museo de Artes Contemporáneo (Macba), la Universidad Internacional de Catalunya y la Fundación de Investigación Oncológica.
XLSemanal. Una filántropa atípica: revolucionaria, a la que le gusta provocar...
María Reig. No me gusta provocar, pero hoy hay muchísimas cosas que no funcionan. Digo lo que pienso porque me siento libre y lo puedo hacer.
XL. Su labor es más de mecenazgo individual, frente a la creación de una fundación con un objetivo claramente definido.
M.R. Desde una fundación pequeñita como la mía, lo que busco son fundaciones grandes bien gestionadas y con objetivos eficientes para colaborar con ellas. Yo creo en lo que llamo el 'mecenazgo transformador'. Una exposición de arte está muy bien, pero ¿realmente transforma el mundo de la gente que lo necesita?
XL. Se declara contraria a las subvenciones.
M.R. Sí, porque estimulan el fracaso. Soy partidaria de dar créditos o algo a cambio de algo. Las subvenciones crean una economía que no es productiva, no estimulan que se gestione mejor.
XL. Colabora con los grafiteros del barrio del Raval, de Barcelona.
M.R. He apoyado la iniciativa de pintar grafitis en las persianas de los establecimientos. Han venido artistas de todo el mundo a cambiar la imagen del barrio. Hay que acabar con los clichés de que ensucian, hace falta un arte que dé luz, que despierte al ser humano.
XL. Le preocupa la educación.
M.R. Claro, porque, si no apostamos por la educación, dentro de diez años no tendremos futuro económico. Algo pasa en el modelo educativo. No puede ser que un español, estudiando ocho horas diarias y haciendo deberes, sea un fracaso escolar, frente a un finlandés que estudia cinco horas al día; además, el presupuesto español destinado a Educación es incluso mayor. Y esto no ocurre solo en primaria: en el ranking de las universidades, las españolas están abajo y la formación profesional es nefasta.
XL. Y le inquieta la sanidad.
M.R. Mira, hace 15 años, Múnich no existía como centro de atención médica, mientras Barcelona tenía uno de los clusters más grandes de Europa en atención sanitaria. El Estado no ha sido sensible a las necesidades de adaptación constante que tienen los clusters. Múnich, ahora, es un centro de alta tecnología en atención médica y recibe 287.000 personas, mientras que Barcelona recibe 17.000.
XL. En un momento de su vida dio el salto a la política en Andorra. ¿Lo haría en Cataluña?
M.R. Sí, aunque yo tengo nacionalidad andorrana, no española. Es un momento de sumar y de hacer pedagogía. Me entristece ver los problemas que se han creado por el tema del lenguaje entre Cataluña y España. Hay una serie de reformas que el Estado español tiene que hacer para que España, en general, sea competitiva. Cuando los políticos hablan de dinero, de lo que tendrían que hablar es de modelos, que son los que nos fallan.
XL. ¿Por qué los españoles no creen que el rico merezca su fortuna?
M.R. El adinerado español es más distante que el del norte de Europa. Yo soy de un país, Andorra, donde solo hay una escuela pública y donde ricos y pobres van al mismo colegio. En Alemania, Finlandia, Francia o Suecia está mal visto ir a una escuela privada. En España, la pública está muy desprestigiada y, cuando vas a un colegio privado, se crea una élite que no es buena. Eso tiene que cambiar.
XL. ¿Ha tenido problemas por ser mujer al frente de un imperio económico?
M.R. Sí, sí, muchísimos. No me escuchaban en los consejos de administración, me pedían que nombrara representantes y me sugerían quiénes tenían que ser y que eran los mismos capullos que me presentaba todo el mundo. Yo no soy obediente y esto me ha costado no caer simpática.
XL. ¿Se deshizo de aquella gente?
M.R. No, me dediqué a educarla. Yo creo en los conceptos, en que antes de ir hacia una cosa tiene que haber un relato, y que es tan importante el relato como la forma de ir: la estética y la ética. Me costó mucho explicar a mi equipo dónde quiero ir y cómo quiero ir.
XL. ¿Conclusión?
M.R. Hoy, todo el mundo está esperando que vuelva lo mismo, y lo mismo no volverá. Tenemos que quitarnos complejos, racismos, elitismos... y reinventarnos.
María del Pino
Presidenta de la Fundación Rafael del Pino (FRP) y Consejera de Ferrovial: "El empresario está mal visto en nuestro país"
Licenciada en Económicas, defiende el modelo de fundación familiar independiente de la empresa; en este caso, con un doble objetivo: la ayuda a jóvenes con talento y espíritu de liderazgo, a la vez que complementan el salario de profesores españoles que trabajan en universidades extranjeras con el objetivo de traer talento sénior a España. Las becas de la FRP han permitido a más de 300 jóvenes de nuestro país formarse en los mejores centros del mundo.
XLSemanal. Su padre le pidió que pusiera patitas a este proyecto. ¿Qué dejó atrás por seguirlo?
M.ª del Pino. Yo estaba involucrada en proyectos de cooperación al desarrollo y, más que como una renuncia, lo entendí como una oportunidad.
XL. Rafael del Pino dotó a la fundación con cien millones de euros y reunió a la familia para presentar al nuevo 'heredero'. ¿Era importante que se involucraran los hijos?
M.P.C.S. Es importante para asegurar la continuidad de la fundación. Sin el compromiso de su mujer y de sus hijos, mi padre nunca la habría puesto en marcha. En mayo se incorporaron al patronato los dos nietos mayores del fundador: una hija mía y un sobrino [lo dice contenta]. Es importante que la fundación les sea cercana para, cuando les toque liderarla, el compromiso con ella sea grande. Lo que no se conoce no se ama.
XL. ¿La Fundación Rafael del Pino nace ligada a Ferrovial, la empresa que también fundó su padre?
M.P.C.S. No, el capital de la fundación es totalmente independiente. Así, la empresa sigue su camino y la fundación, el suyo. Los avatares del mercado no afectan a la fundación.
XL. Hay quien mira con desconfianza al empresario.
M.P.C.S. Es verdad que los empresarios están mal vistos en nuestro país y que muchas veces se lo caricaturiza como una persona rica, egoísta y explotadora, en lugar de creativa, arriesgada y generosa que crea empleo. En la fundación tratamos de cambiar esta imagen, sobre todo en un momento en el que, más que nunca, hacen falta empresas.
XL. ¿Quizá por eso al empresario se lo llama ahora emprendedor?
M.P.C.S. [Sonríe]. Sí, está más aceptado socialmente.Que se llamen como quieran si al final crean puestos de trabajo.
XL. Su proyecto estrella son las becas para la formación de líderes, pero la mayoría se va de España a formarse y no vuelve.
M.P.C.S. No vuelven, de momento. Lo que nosotros no vamos a hacer es darles alas para, después, cortárselas. De todas formas, la historia de la fundación no es tan larga como para sacar conclusiones; y también desde fuera pueden realizar un servicio a nuestro país.
XL. La construcción de un polideportivo destinado a la rehabilitación de personas discapacitadas ha sido otra de las grandes obras de la fundación.
M.P.C.S. Cuando mi padre tuvo un accidente que lo dejó tetrapléjico, quiso que la fundación se interesara en ayudar a otras personas en su misma situación y preguntamos al hospital de Toledo, que es un referente en estos temas. Se nos sugirió la idea de dotar unas instalaciones deportivas y así se hizo. Va a ser uno de los CAR ('centro de alto rendimiento') más importantes de Europa.
XL. ¿Cómo es la relación entre la Administración Pública y las fundaciones?
M.P.C.S. Las fundaciones no pretendemos sustituir a nadie. Nuestra ventaja es que somos libres e independientes, y podemos hallar esos nichos que necesitan ser cubiertos y actuar de forma rápida y flexible. Es una pena que a veces nos ninguneen.
Adriana Cisneros
Presidenta de la Fundación Cisneros, vicepresidenta de la Junta Directiva y directora de estrategias del Grupo Cisneros: "Ser mujer en un mundo de hombres tiene ventajas"
Se ha formado en las universidades de Columbia y NYU. Encarna la tercera generación del grupo venezolano que su abuelo Diego Cisneros fundó hace 84 años y que hoy es una de las mayores corporaciones de medios de comunicación del mundo. Desde que tomó las riendas del legado familiar, dedica sus esfuerzos a unir el mundo filantrópico y el empresarial en uno solo. Entre otros proyectos ha puesto en marcha la transformación del certamen Miss Venezuela en mucho más que un mero concurso de belleza.
XLSemanal. ¿Ser hija de Gustavo Cisneros imprime carácter?
Adriana Cisneros. Está claro que la energía que tenemos en la familia es genética, sí.
XL. De todos los hermanos usted es la más involucrada en el negocio familiar, ¿es usted muy poderosa?
A.C. ¡Y disciplinada! [se ríe]. Más bien soy una mujer que trabaja muchas horas y que tiene con sus padres un entendimiento profundo.
XL. ¿Ha tenido alguna dificultad por ser mujer en un mundo de hombres?
A.C. Más bien te diría que lo que hay son ventajas. Además, yo me crie con una madre que siempre tuvo una posición muy importante dentro de nuestra familia. En Venezuela, la mujer siempre estuvo muy liberada. En los años setenta y ochenta, era el país del mundo que tenía el mayor número de mujeres en posiciones de liderazgo; y, al mismo tiempo, la venezolana siempre fue muy elegante, excelente esposa y buena madre, ¿no?
XL. ¡Qué gran embajadora de sus compatriotas!
A.C. En la Venezuela en que yo me crie, la mujer nunca tuvo que escoger entre el trabajo o la casa. Pero estoy exhausta porque hacer las dos cosas bien cansa.
XL. ¿La fundación trabaja conjuntamente con el negocio familiar?
A.C. Sí, están totalmente unidos. He trabajado mucho para que cada una de nuestras unidades de negocio desarrolle, con el apoyo de la fundación, una gestión de responsabilidad social propia.
XL. Uno de esos casos es el concurso Miss Venezuela.
A.C. Quisimos que el logo de Miss Venezuela fuera «más allá de la belleza». Como empresa, compramos la licencia para el concurso en los años setenta porque pensamos que podíamos hacer un buen programa de televisión y por ahí empezó todo. El concurso se había convertido en una marca muy importante en Venezuela. En los setenta y ochenta se convirtió en una plataforma donde estas mujeres, muy bonitas y bien preparadas, podían impulsarse para lograr cosas muy importantes. De ahí salió Irene Sáez, que fue alcaldesa de Caracas; porque si ella no hubiera sido miss tampoco habría sido alcaldesa.
XL. ¿Qué formación especial da la fundación Cisneros a las misses?
A.C. La más completa posible: desde cómo hablar inglés, Geografía, cultura general... Todas las candidatas que elegimos tienen entre 18 y 25 años y son, además, universitarias.
XL. Cuenta que a su padre siempre le molestó que se pensara que la cultura venezolana derivaba de la conquista de América...
A.C. Ahora sucede al revés: los latinoamericanos estamos conquistando España, ¡ja, ja! Ahora sin burla, creo que con esta crisis hay un gran interés en buscar oportunidades de negocio acá.
XL. ¿El Grupo de Comunicación Cisneros está interesado en poner una 'patita' en España?
A.C. Nos encantaría. Llevamos tiempo buscando hacer algo aquí en medios de comunicación y ahorita hay unas oportunidades muy buenas. Si Dios quiere, estaremos aquí pronto.
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