«Woody Allen me dijo que, si hacía comedia, estaría más tiempo en activo»
Diane Keaton es una de las grandes damas de Hollywood, perteneciente a la misma generación que Meryl Streep, y que ha encontrado en la ...
Diane
Keaton es una de las grandes damas de Hollywood, perteneciente a la
misma generación que Meryl Streep, y que ha encontrado en la comedia su
género. A sus 66 años Keaton vuelve a la gran pantalla con Susan
Sarandon, Robert De Niro, Amanda Seyfried y Katherine Heigl en 'La gran
boda', una cinta generacional sobre una familia que para esconder sus
problemas decide contar una serie de mentiras a los padres del novio de
su hija que irán descubriéndose poco a poco durante la boda.
Protagonista de inolvidables títulos como 'Reds', 'Annie Hall' o 'El
Padrino', Keaton reconoce que su mayor logro es no haberse casado nunca.
-¿Qué dice 'La gran boda' sobre la vida y el matrimonio?
-Creo que dice que la vida es así. Todo el mundo tiene
problemas y debe enfrentarse a situaciones complicadas. En mi caso, mi
personaje, tiene un exmarido con el que por fin ha roto. La boda se
convierte en el momento en que todos deciden hablar de sus problemas.
-Curiosamente, usted nunca se ha casado.
-No, esa bala no me tocó. Me considero una mujer con suerte.
-¿Es una mujer segura?
-No, por supuesto que no. No creo que haya nadie que este
completamente seguro de sí mismo, no me parece posible. Aceptar que tu
cuerpo va diciendo adiós poco a poco no es fácil porque acabas
preguntándote cuánto tiempo te quedará.
-¿Cuál es su filosofía?
-Trato de mantenerme sin perder la dignidad. A veces me da
por pensar si no sería mejor mandarlo todo a paseo y dejar de cuidarme
porque total da igual, el resultado es el mismo.
-¿La vida se hace más fácil con la edad?
-No, no lo creo. La presión es tremenda porque lo único que
te espera es la muerte. Se va acercando cada vez más porque es parte de
la vida. Nadie quiere morir. Hace veinte años me preocupaba por la
belleza, por ser atractiva, por la adoración del público. Soy actriz,
¿qué otra cosa puede querer una actriz? Quería que la gente me mirara,
ser el centro de atención (risas).
-Y ahora, ¿qué hace para mantenerse en forma?
-Hago ejercicio. Todos los días corro en la máquina que
tengo en casa y luego llevo a mis perros a pasear. No como carne desde
hace 25 años y pescado desde hace cinco. Me alimento bien, bebo vino
tinto, mantengo mi salud y trato de estar activa. Quiero participar del
mundo, ser miembro del mundo en el que vivo.
-¿Qué opina de la importancia que está adquiriendo en Hollywood la alfombra roja y la moda?
-Tengo mucho que decir al respecto. Primero la moda siempre
ha estado ahí. Segundo, en los días en que hicimos la película 'Annie
Hall', la tendencia era mantenerse fuera de los focos de los fotógrafos.
Teníamos mucho cuidado de no ser consideradas solo celebridades y no
artistas. Nos parecía ridículo que lo importante fuera nuestra
apariencia física y no nuestro talento ante la cámara. Queríamos que
nuestros nombres se mantuvieran en el tiempo. Y creo que las actrices de
mi generación como Meryl Streep, Susan Sarandon o yo hemos sobrevivido
precisamente por ese esfuerzo que hicimos en los sesenta de ser
consideradas primero artistas.
-Es cierto que de su generación siguen en activo
ustedes tres, ¿Por qué no hay muchas más actrices que triunfen en la
actualidad?
-Woody (Allen) siempre me dijo que si interpretaba comedia me mantendría mucho más tiempo en activo.
-¿Por qué?
-No lo sé. Yo me he tomado periodos de descanso en mi
carrera y Nancy Meyers (directora, productora y guionista) me ayudó
mucho. Cuando nadie me quería en una película, y eso me ha pasado en
varias ocasiones, ella llegó a cambiar las cosas. En esta profesión es
importante tener suerte. Creo que he inspirado a directores que querían
trabajar conmigo y eso me ha ayudado mucho.
-¿Qué le gusta hacer con su tiempo libre?
-Siempre estoy ocupada. Estoy escribiendo un libro de
ensayos y decoro casas. Tengo muchos proyectos de fotografía y estoy
pensando hacer un libro de fotos sobre accidentes de coches.
El sur de Europa clama contra el paro
El sur de Europa celebró el Primero de Mayo con diversas
movilizaciones contras las políticas de austeridad y en demanda de otras
que estimulen la creación de empleo. Además de España, países como
Grecia, Francia, Italia, y Portugal convirtieron el día del trabajador
en un clamor contra la desigualdad y las elevadas tasas de paro que
soportan. Todos superan la media europea (10,9%), y en algunos de ellos
se alcanzan cotas dramáticas.
Es el caso de Grecia, con un índice de paro que, al igual
que España, rebasa el 27%. Allí la protesta tomó forma de huelga
general, algo que se ha convertido en triste rutina para un país
asfixiado por los recortes impuestos por la troika (Comisión Europea,
Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Dado que el
Gobierno griego había trasladado la festividad del Primero de Mayo al
próximo día 7 -por coincidir con la Pascua ortodoxa-, los sindicatos
decidieron convocar un paro total.
Sin embargo, el seguimiento no fue homogéneo. Portavoces
sindicales manifestaron que fue «bueno» en la Administración Pública, el
transporte marítimo -que quedó interrumpido entre las islas-, la
industria o la banca, mientras que en el comercio apenas se dejó notar.
Unas 13.000 personas, según la policía, se manifestaron en Atenas y
Salónica.
La fiesta del trabajador llegaba a Grecia días después de
que el Parlamento del país aprobara -a instancias del Gobierno de
Andonis Samaras y la troika- una nueva batería de recortes ligados a la
obtención del siguiente tramo del rescate financiero. Una de esas
medidas consiste en el despido de 15.000 empleados públicos hasta
finales de 2014.
Portugal, contra la troika
Portugal, otro de los países más castigados por la crisis,
fue escenario de protestas fundamentalmente dirigidas a la troika. En
Lisboa, miles de manifestantes portaban pancartas en las que se podía
leer '¡Fuera troika!', '¡FMI go home!', o 'La troika no me ayuda, me
roba'.
En Francia, donde aumenta la impaciencia frente al aumento
del desempleo un año después de la llegada al poder de un gobierno de
izquierdas, las dos principales centrales sindicales, la CGT y la CFDT,
que no están de acuerdo sobre la respuesta a dar a la crisis, marcharon
de forma separada. «Hay un fuerte descontento que debe expresarse»,
declaró Thierry Lepaon, líder de la CGT.
En Italia, decenas de miles de personas se movilizaron para
pedir al Gobierno que actúe contra el paro, la política de austeridad y
la evasión fiscal. La mayoría de las marchas fueron pacíficas, aunque
algunos manifestantes en Turín arrojaron huevos rellenos con pintura
negra contra la policía. El presidente de la República, Giorgio
Napolitano, alertó a los sindicatos sobre la «urgencia del trabajo» y
les emplazó a que actúen «unidos a las empresas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario