Ashley Greene
| Ashley Greene | |
|---|---|
 Ashley Greene en el Comic-Con de 2011. |
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| Nombre real | Ashley Michele Greene |
| Nacimiento | Jacksonville, Florida,  Estados Unidos21 de febrero de 1987 (26 años) |
| Características físicas | |
| Estatura | 1,70 m |
| Sitio oficial Ficha en IMDb |
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Carrera
Inicialmente su deseo era convertirse en modelo, pero después de recibir clases de interpretación decidió optar por una carrera de actuación y dejó a un lado su trabajo como modelo. Ha participado en distintas series de televisión, como Punk'd y Crossing Jordan. También en el video musical del dueto T.A.T.u., titulado Lyudi Invalidy. Su carrera como actriz empezó en 2006. Ha trabajado como modelo para fotógrafos como Carlos Armando y ha hecho varias campañas publicitarias para Fenk Junk.En 2008 interpretó a Alice Cullen en la película Crepúsculo, basada en el best seller homónimo de Stephenie Meyer. Volvió a interpretar este papel en las siguientes películas de la saga: Luna Nueva, Eclipse y las dos partes de Amanecer. Además salió en un comercial de Burger King y participó en un video del grupo punk-rock Paramore. También actuó en una película canadiense de suspenso llamada Summer's Blood o también llamada Summer's Moon cuyo estreno fue en noviembre de 2009.
Ashley llevó a cabo el papel de Michelle Burkham en la película de drama Skateland, cuyo estreno se celebró en 2010 en el Sundance Film Festival y este mismo año también participó junto a su co-estrella de Crepúsculo, Kellan Lutz en la película A Warrior's Heart.
Apareció en un bikini bodypaint para un anuncio de Sobe que apareció en la edición de 2010 de Sports Illustrated Swimsuit Edition.1 También recibió The Style Icon Award en los Hollywood Life’s Young Hollywood Awards este año.2 Greene también presentó un premio de la fundación PETA en representación de Avon y su política de no hacer pruebas con animales.3
En el verano de 2010 fue nombrada embajadora de Avon, siendo de este modo la nueva imagen de Mark. Actualmente continúa trabajando para dicha marca de cosméticos.4
Fue presentadora de los 2010 MTV Video Music Awards el 12 de septiembre de 2010.
En 2011 participó en la película Butter, junto a Jennifer Garner y Ty Burrell. Ashley interpreta a Kaitlin Pickler, hija de Laura Pickler, personaje encarnado por Jennifer Garner.
En octubre de 2011 se informó que la actriz sería la nueva embajadora de la marca de ropa DKNY.5 En noviembre protagonizó la portada de la revista Allure Magazine6 y también la portada de la revista BlackBook Magazine.7 En diciembre de 2011 apareció en la portada de la revista Flare Magazine.8
En noviembre de 2011 los medios informaron que la actriz participaría en la serie estadounidense Pan Am, firmando en un principio para grabar tres episodios. El personaje que interpreta es Amanda, quien tendrá contacto directo con Ted, papel interpretado por Michael Mosley. Los personajes de ambos son amigos de la infancia, dado que sus padres también eran amigos.9 10
Ha grabado el thriller The Apparition junto a Tom Felton (conocido por su papel de Draco Malfoy en la saga de Harry Potter), y junto al actor de Gossip Girl Sebastian Stan. También apareció en la película LOL junto a Miley Cyrus y Demi Moore. Greene interpreta a Ashley, una compañera de clase de Lola, personaje interpretado por Miley Cyrus.
También participará en la película The Boom Boom Room interpretando a Adeline Winter11 y en la película Olivia Twisted, adaptación de la novela de Charles Dickens, Oliver Twist, aquí Ashley protagonizará el papel de Olivia Twisted.12
El 11 de enero de 2012 Ashley fue anfitriona de los 2012 People’s Choice Awards.13
A principios de marzo de 2012 los medios informaron que la actriz interpretará el papel de Alice Garano en la serie televisiva estadounidense de la cadena ABC estadounidense. Ashley llevará a cabo el papel de una chica que se unirá al negocio del diseñador Robert Soulter.14
En marzo de 2012 protagonizó la portada de la revista estadounidense Lucky Magazine.15
El 6 de junio de 2012 presentó el premio a Best Video Collaboration en los 2012 CMT Music Awards.16
En junio de 2012 se informó que Ashley participará en la película CBGB interpretando el papel de Lisa Kristal. La película se centra en el conocido club neoyorquino llamado CBGB, el cual permaneció varias décadas siendo uno de los referentes en la gran manzana, hasta que una dura disputa interna provocó su clausura en el año 2006. Su estreno en cines está previsto para la primavera de 2013.17
El 14 de junio de 2012 Ashley fue la maestra de ceremonia de los Young Hollywood Awards, en el cual la actriz también obtuvo el premio a Superestrella Femenina del Mañana.18
En agosto de 2012 apareció en la portada de la revista Cosmopolitan.19 En este mismo mes también fue la protagonista de la portada de la revista Nylon20 y de Esquire Magazine.21 En septiembre de ese año apareció en la portada de DT España22 Un mes después protagonizó la portada de la revista Women's Health de Sudáfrica.23 En noviembre de 2012 apareció en la portada de la revista Marie Claire de Estados Unidos.24 Para diciembre protagonizó la portada de la revista británica GQ.25
Vida privada
En el verano de 2010 comenzó a salir con el cantante Joe Jonas, miembro de la banda Jonas Brothers. En marzo de 2011 se comunicó que la pareja había roto tras nueve meses de noviazgo debido a las apretadas agendas de ambos.26A principios de diciembre de 2011 se confirmó que Ashley y el actor y músico Reeve Carney estaban saliendo.27 La relación terminó después de diez meses, debido a sus apretadas agendas.28
TÍTULO: EN DIRECTO PASION POR LA PINTURA PAULA VARONA,.
Pasión por la pintura
La pintora malagueña expone en la Casa de Vacas, en Madrid.
Su vida gira en torno a los pinceles, la luz y el color. Tres
artistas de diferentes generaciones y muy distintos estilos, pero con
una pasión común, hablan de su obra y de su experiencia como pintoras.
Paula Varona (Málaga, 1963): "Intento transmitir serenidad y luz con mis obras"
Su casa es un pequeño oasis en el fragor del tráfico y el destartalado urbanismo de su ciudad fetiche, Madrid. En ese chalet de paredes blancas por el que asoman naranjos y limoneros, rodeada de un sinfín de cuadros para su próxima exposición, pero sin sombra del estrés previo a una inauguración, Paula Varona tiene algo de hada serena y bienhechora. Las mismas cualidades que emana su pintura, desplegada como mágico rompecabezas por el suelo, las mesas, el sofá del salón antes de desembarcar en la sala Casa de Vacas del Retiro, donde estará todo el mes de mayo: “Me hace ilusión volver a exponer en este lugar, porque me parece un sitio muy accesible para toda clase de gente. Desde unos jóvenes que pasan haciendo “footing”, al matrimonio mayor dando un paseo... No es la típica galería donde solo va el público especializado”. Es justamente el lugar y el público que retratan sus cuadros. Un trozo de Madrid salvado de la fealdad contemporánea. Y unos personajes, que no son meros puntos, casi hormigas, como en la obra de Genovés, sino que, como ella dice, “sugieren historias; invitan al espectador a dejar correr su imaginación sobre ellos”.
Ahí radica el hechizo de su pintura. En el poder de evocación que despiertan las calles, los árboles y los jardines; las casas y las perspectivas urbanas bajo la mirada de una artista que domina los recursos modernos, pero tiene el alma clásica. “Me gusta la sencillez de las cosas. Quisiera transmitir con mis obras una visión amable de la realidad, en un momento en que la gente, en general, está tan descorazonada”. Y lo consigue. Fiel a la técnica del óleo y al tema del paisaje urbano, su pintura logra transfigurar la realidad sin perder veracidad. No en vano admira a los impresionistas; a Cézanne, a Lucien Freud... “Pinto desde que era pequeña, desde que lo puedo recordar. Es una vocación que me ha acompañado siempre, porque era un sentimiento. Y siempre he necesitado pintar”. En sus primeras obras pintó el mar de su infancia gaditana y malagueña. Más adelante la ciudad: Nueva York, La Habana, Lisboa... Y ahora, Madrid: “Vivo aquí desde hace ya 20 años, y esta ciudad sigue siendo para mí una fuente de inspiración. Algo inabarcable...”. Ella lo retrata desde terrazas y azoteas, para descubrir su perfil más neoyorkino o versallesco. El aspecto más inesperado de nuestro paisaje cotidiano.
Miren Doiz (Pamplona, 1980): "Me gusta que el espectador se sienta dentro del cuadro"
Su casa es un pequeño oasis en el fragor del tráfico y el destartalado urbanismo de su ciudad fetiche, Madrid. En ese chalet de paredes blancas por el que asoman naranjos y limoneros, rodeada de un sinfín de cuadros para su próxima exposición, pero sin sombra del estrés previo a una inauguración, Paula Varona tiene algo de hada serena y bienhechora. Las mismas cualidades que emana su pintura, desplegada como mágico rompecabezas por el suelo, las mesas, el sofá del salón antes de desembarcar en la sala Casa de Vacas del Retiro, donde estará todo el mes de mayo: “Me hace ilusión volver a exponer en este lugar, porque me parece un sitio muy accesible para toda clase de gente. Desde unos jóvenes que pasan haciendo “footing”, al matrimonio mayor dando un paseo... No es la típica galería donde solo va el público especializado”. Es justamente el lugar y el público que retratan sus cuadros. Un trozo de Madrid salvado de la fealdad contemporánea. Y unos personajes, que no son meros puntos, casi hormigas, como en la obra de Genovés, sino que, como ella dice, “sugieren historias; invitan al espectador a dejar correr su imaginación sobre ellos”.
Ahí radica el hechizo de su pintura. En el poder de evocación que despiertan las calles, los árboles y los jardines; las casas y las perspectivas urbanas bajo la mirada de una artista que domina los recursos modernos, pero tiene el alma clásica. “Me gusta la sencillez de las cosas. Quisiera transmitir con mis obras una visión amable de la realidad, en un momento en que la gente, en general, está tan descorazonada”. Y lo consigue. Fiel a la técnica del óleo y al tema del paisaje urbano, su pintura logra transfigurar la realidad sin perder veracidad. No en vano admira a los impresionistas; a Cézanne, a Lucien Freud... “Pinto desde que era pequeña, desde que lo puedo recordar. Es una vocación que me ha acompañado siempre, porque era un sentimiento. Y siempre he necesitado pintar”. En sus primeras obras pintó el mar de su infancia gaditana y malagueña. Más adelante la ciudad: Nueva York, La Habana, Lisboa... Y ahora, Madrid: “Vivo aquí desde hace ya 20 años, y esta ciudad sigue siendo para mí una fuente de inspiración. Algo inabarcable...”. Ella lo retrata desde terrazas y azoteas, para descubrir su perfil más neoyorkino o versallesco. El aspecto más inesperado de nuestro paisaje cotidiano.
Miren Doiz (Pamplona, 1980): "Me gusta que el espectador se sienta dentro del cuadro"
Es difícil encontrar artistas jóvenes
que se dediquen a la pintura. La fotografía, los soportes multimedia y
las instalaciones copan masivamente la atención de las nuevas
generaciones, que en todo caso vuelven al mundo de la ilustración; al
cuadro sobre papel, con formato íntimo e inspiración narrativa. La
obra de esta navarra vecina del barrio del Rastro de Madrid, es todo lo
contrario. Sorprende por su potencia y su audacia al ampliar el campo
de la pintura. Y por la soltura con que pone al día los
procedimientos del expresionismo abstracto. “Desde siempre, mi trabajo
ha estado marcado por el color, por el gesto. Pero he buscado la manera
de huir del lienzo. De expandirme a un espacio más amplio. Y la he
encontrado rompiendo con la bidimensionalidad”.
La pintura de Miren invade los techos, los suelos y las paredes de lugares que le ceden temporalmente y que ella transforma a sus anchas con vibrantes campos de color, cargados de ecos del informalismo americano. Pintó un edificio modernista en Pamplona antes de su rehabilitación y fotografió el proceso. A los dos meses, su obra desapareció. Como otras, siempre efímeras, realizadas en galerías de arte o casas cedidas por conocidos. “Es la idea del cuadro habitado. Convertir el taller, un rincón, una habitación, en el soporte de mi pintura. Y no solo los espacios. También los utensilios que utilizo para pintar, y todo lo que encuentro que me motiva. Una persiana vieja, trapos, el manillar de un toldo... Pinto de forma muy tradicional, con pinceles y brochas, jugando siempre con la composición. Pero he roto con el soporte clásico, con la tela para colgar”. En su estudio, su pintura en naranjas, azules y granates invade unos botes de acrílico agrupados a modo de escultura sobre una mesa. “Aquí realizo un trabajo paralelo y casi inverso al de las intervenciones arquitectónicas. Hago pequeños collages con los cartones de los muestrarios de pintura, cuadros con trozos de marcos rotos, con trapos...”. La reconversión de los restos de la cotidianeidad en materia pictórica.
Una alquimia que Miren maneja con mucha seguridad porque, detrás sus juegos y audacias, hay muchos años de vuelo académico: una licenciatura en Bellas Artes, varios cursos como profesora de pintura... Y trabajos para poder seguir dedicándose a ella: montaje de exposiciones, guía en museos... “porque cuando no pinto, siento que he malgastado el día”.
Águeda de la Pisa (Palencia, 1942): "Para mí, la pintura es una forma de vida"
La pintura de Miren invade los techos, los suelos y las paredes de lugares que le ceden temporalmente y que ella transforma a sus anchas con vibrantes campos de color, cargados de ecos del informalismo americano. Pintó un edificio modernista en Pamplona antes de su rehabilitación y fotografió el proceso. A los dos meses, su obra desapareció. Como otras, siempre efímeras, realizadas en galerías de arte o casas cedidas por conocidos. “Es la idea del cuadro habitado. Convertir el taller, un rincón, una habitación, en el soporte de mi pintura. Y no solo los espacios. También los utensilios que utilizo para pintar, y todo lo que encuentro que me motiva. Una persiana vieja, trapos, el manillar de un toldo... Pinto de forma muy tradicional, con pinceles y brochas, jugando siempre con la composición. Pero he roto con el soporte clásico, con la tela para colgar”. En su estudio, su pintura en naranjas, azules y granates invade unos botes de acrílico agrupados a modo de escultura sobre una mesa. “Aquí realizo un trabajo paralelo y casi inverso al de las intervenciones arquitectónicas. Hago pequeños collages con los cartones de los muestrarios de pintura, cuadros con trozos de marcos rotos, con trapos...”. La reconversión de los restos de la cotidianeidad en materia pictórica.
Una alquimia que Miren maneja con mucha seguridad porque, detrás sus juegos y audacias, hay muchos años de vuelo académico: una licenciatura en Bellas Artes, varios cursos como profesora de pintura... Y trabajos para poder seguir dedicándose a ella: montaje de exposiciones, guía en museos... “porque cuando no pinto, siento que he malgastado el día”.
Águeda de la Pisa (Palencia, 1942): "Para mí, la pintura es una forma de vida"
Si la cara es el espejo del alma, el estudio de un pintor es el más fiel retrato de su mundo y su obra. En
el de Águeda de la Pisa se respira elegancia, refinamiento y solera. Un
sin fin de tentadoras riquezas largamente acumuladas. Una
tranquilidad acogedora que no sugiere las batallas por el arte que ha
librado su dueña como si tal cosa. La oposición de sus padres a que
estudiara Bellas Artes cuando era una jovencita de Valladolid, y tuvo
que buscar por donde pudo el camino para seguir su vocación.
Los largos años de madre separada con dos hijos a su cargo y un trabajo de jornada continua, sin parar de pintar. “Entonces podía con todo y ahora no me da tiempo de nada”, dice, medio en serio, medio en broma, esta pintora que empezó a exponer con 20 años, cuando el Grupo El Paso revolucionaba la escena artística española, y no ha parado desde entonces de crear con sus cuadros un universo inconfundible, hecho de fuerza y delicadeza, fiel siempre al lenguaje abstracto. “Es un tipo de pintura que nunca se me ha agotado. No le he encontrado límite. Cuando en algún momento se me han planteado dudas, siempre he visto una salida, la manera de seguir expresándome, con otros códigos y otras técnicas, en la abstracción, aunque me inspiro en el mundo concreto. A menudo es la naturaleza lo que está detrás de mis composiciones, desde hace unos años es el paisaje.
En otras etapas fue el agua, tras una estancia en Venecia”. Águeda pinta la naturaleza como una experiencia interior, sutil y enigmática. En cuadros poéticos y suntuosos, como un festín de color. “Me atrae la sensualidad de la pintura. El contacto que se tiene con los materiales y los útiles, no esa cosa fría de la obra digital. Sobre todo, valoro el proceso en sí, el tiempo que lleva su realización. Los giros que va desarrollando un cuadro desde que lo imagino hasta que lo termino. Y la sensación de no depender de nadie”. Solo ella, pintando de pie, frente al cuadro. Rodeada de un mar de tejados rosas y espectaculares vistas de Madrid, pero atenta a otro tipo de paisaje, el suyo. El que se desarrolla en su interior... “Es que la pintura es un hábito al que dedico muchas horas al día. Una forma de mirar, de viajar para ver ciertas cosas. De disfrutar y padecer también. Porque he tenido muchas pasiones, pero esta es la que me ha durado más, 50 años. Es ya una forma de vida”. Su próxima exposición será en septiembre, en la galería Estudio Vuelapluma, Madrid.
Los largos años de madre separada con dos hijos a su cargo y un trabajo de jornada continua, sin parar de pintar. “Entonces podía con todo y ahora no me da tiempo de nada”, dice, medio en serio, medio en broma, esta pintora que empezó a exponer con 20 años, cuando el Grupo El Paso revolucionaba la escena artística española, y no ha parado desde entonces de crear con sus cuadros un universo inconfundible, hecho de fuerza y delicadeza, fiel siempre al lenguaje abstracto. “Es un tipo de pintura que nunca se me ha agotado. No le he encontrado límite. Cuando en algún momento se me han planteado dudas, siempre he visto una salida, la manera de seguir expresándome, con otros códigos y otras técnicas, en la abstracción, aunque me inspiro en el mundo concreto. A menudo es la naturaleza lo que está detrás de mis composiciones, desde hace unos años es el paisaje.
En otras etapas fue el agua, tras una estancia en Venecia”. Águeda pinta la naturaleza como una experiencia interior, sutil y enigmática. En cuadros poéticos y suntuosos, como un festín de color. “Me atrae la sensualidad de la pintura. El contacto que se tiene con los materiales y los útiles, no esa cosa fría de la obra digital. Sobre todo, valoro el proceso en sí, el tiempo que lleva su realización. Los giros que va desarrollando un cuadro desde que lo imagino hasta que lo termino. Y la sensación de no depender de nadie”. Solo ella, pintando de pie, frente al cuadro. Rodeada de un mar de tejados rosas y espectaculares vistas de Madrid, pero atenta a otro tipo de paisaje, el suyo. El que se desarrolla en su interior... “Es que la pintura es un hábito al que dedico muchas horas al día. Una forma de mirar, de viajar para ver ciertas cosas. De disfrutar y padecer también. Porque he tenido muchas pasiones, pero esta es la que me ha durado más, 50 años. Es ya una forma de vida”. Su próxima exposición será en septiembre, en la galería Estudio Vuelapluma, Madrid.
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