Tribuna de Salamanca
- Con ese porte que tanto caracteriza a los bailarines, esa mirada profunda, Antonio Najarro se enfrenta de nuevo a la obra de Séneca, Medea y ...
Con ese porte que tanto caracteriza a los bailarines, esa
mirada profunda, Antonio Najarro se enfrenta de nuevo a la obra de
Séneca, Medea y de nuevo también al Teatro Romano. Cuando hace trece
años pisaba el escenario emeritense lo hacía como bailarín interpretando
a Creonte. Ahora regresa como director del Ballet Nacional y
defendiendo la primera obra, Medea, de esta 59 Edición del Festival de
Teatro Clásico que levanta el telón al fin esta noche.
Como él mismo señala, una palabra define su carrera, tesón.
También desvela su secreto que le ha ayudado a conseguir estar al
frente del Ballet Nacional con 35 años, «estar siempre preparado para
cualquier oportunidad que se te presente». Todo esto aderezado con la
mejor vocación que existe, sentir amor por su profesión.
-¿Cuántas veces has pisado el escenario romano?
-Es mi segunda vez. Hace trece años vine como bailarín del Ballet Nacional interpretando a Medea. Y ahora vuelvo como director.
-¿Observa cambios en el Teatro Romano?
-Ha mejorado muchísimo, sobre todo en cuanto a la
infraestructura de la zona de detrás del Teatro. Esa zona reservada a
los artistas, a nivel de camerinos, y todo parece mucho más rematado y
cómodo. El entorno sigue siendo maravilloso pasen los años que pasen.
-¿Qué experimentó cuando se reencontró con el escenario?
-Es una sensación que se no se puede explicar. Cuando lo
pisé como bailarín fue realmente mágico. He pisado los teatros más
importantes de todo el mundo, pero como el de Mérida ninguno, es único.
Quizás también la obra que representamos, Medea, que para nosotros es
algo muy interno, es una obra que saca lo mejor del artista y lo mejor
que se tiene como intérprete, y por eso es aún más mágico y especial.
Nada más llegar de Madrid, lo primero que hice fue ver el escenario , y
volví a revivir lo que sentí en aquel momento como bailarín. Ahora como
director también fue muy especial.
-¿Encuentra alguna similitud entre el Teatro emeritense y cualquier otro?
-El de Mérida es único. He estado en Roma, en muchos
sitios, pero para mí es el más bonito que existe. No sólo me llama la
atención en cuanto a la estética, sino también en cuanto al tamaño.
Pienso que hay anfiteatros que son enormes, y se pierden. Pero el de
Mérida en concreto, para la danza, me parece perfecto.
-¿Qué puede esperar el espectador de esta Medea?
-Desde que llevo dirigiendo el Ballet Nacional,
concretamente desde el 2011, realizo un trabajo muy personal con cada
uno de los artistas, muy cercano, con mucho rigor y trabajo, pero con
muy buena energía. Un trabajo que coincide con el mismo que realizaba
cuando dirigía mi compañía privada. Un trabajo con una base muy
positiva, incentivando al bailarín y sacando lo mejor de cada uno de
ellos. Y el resultado se está viendo, llevamos ya tres producciones bajo
mi dirección, con mucho éxito, viajando muchísimo y con una energía
estupenda. Y eso es lo que van a poder ver en esta Medea. Van a ver un
elenco perfectamente preparado, formado por los mejores bailarines de
este país, con unas ganas de hacerlo bien y de disfrutar haciendo lo
que hacen, y transmitiendo ese disfrute al público.
-¿El público va a captar el mensaje y la esencia de la obra?
-Yo pienso que sí. Es una obra que se creó en el 84 y
seguimos todavía girando todavía con muchísimo éxito. Creo que es la
obra más importante a nivel argumental que tiene el Ballet Nacional, y
creo que es por cómo está concebida y cómo se transmite. La obra está
perfectamente narrada. En su momento Miguel Narros supo escoger los
momentos más importantes, la boda el conjuro, el sacrificio, lo más
descriptivo de la obra. Representar obras dramáticas a través de la
danza es muy complicado, hay muchos intentos que fracasan y en este caso
fue un éxito rotundo y lo seguirá siendo. Es muy simple y al mismo
tiempo muy detallista.
-¿Bailarín se nace o se hace?
-Pienso que las dos cosas. El bailarín nace porque es una
profesión muy dura, y como no te guste, y no sea vocacional no la puedes
llevar a cabo. Es muy duro, son muchas horas ensayando al día. Sino
naces con eso, es imposible. Y después te tienes que hacer, es muchísimo
sacrificio.
-¿Y en su caso?
-En mi caso desde los siete u ocho años estaba dando
piruetas, y me encantaba escuchar la música, las guitarras. Me volvía
loco. Mis padres entendieron que era lo mío, y empecé pronto a dedicarme
profesionalmente.
-Si pudiera compartir un consejo con algún bailarín que comienza, ¿qué le diría?
-Primero que se lo piense muy bien, que sienta que esta
profesión le alimenta su vida, y que sienta que bailando experimenta las
mejores sensaciones que puede experimentar y no con cualquier otra
cosa. Porque precisamente eso es el empuje que le va a ayudar a afrontar
día tras día, clase tras clase, ensayos, decepciones, audiciones,
formar parte o no en una compañía. Que veas que un compañero lo consigue
y sientas que no es tan bueno como uno mismo. Todo este tipo de
situaciones, la única forma de asimilarlas es que realmente la danza sea
la vía de tu vida. Sino es así, es mejor no hacerlo, porque es una
profesión muy dura, aunque también es muy gratificante.
TÍTULO; ACORDES FLAMENCOS Y CLASICOS PARA MEDEA,.
El
verano emeritense, además de estar marcado por las fuertes
temperaturas, también se caracteriza por la oleada de cultura que inunda
la ...
El verano emeritense, además de estar marcado por las
fuertes temperaturas, también se caracteriza por la oleada de cultura
que inunda la ciudad. La 59 edición del Festival de Teatro Clásico
arranca de la mejor de las maneras. Medea de Séneca vuelve a iniciar la
programación de una de las citas más importantes de la región, como ya
hizo en su primer estreno el 18 de junio de 1933. Entonces una ya
consolidada Margarita Xirgu protagonizó la más cruel y pasional de las
venganzas clásicas.
Ochenta años después recoge el testigo el Ballet Nacional
junto con la Orquesta de Extremadura, en ese volver a los orígenes que
erigieron al Festival de Teatro Clásico como un importante referente, y
al escenario romano como el deseado por los que se desenvuelven en el
mundo de las artes escénicas.
Esta noche el Teatro Romano levantará el telón para estrenar la primera de sus obras, que estará en cartel hasta el domingo.
Una Medea particular donde el diálogo deja paso a la danza
neoclásica fusionada con el flamenco arraigado, y le concede total
protagonismo. Una Medea, dividida en dos partes, y con un reparto
cambiante. Una Medea encabezada por Antonio Najarro, que de nuevo pisa
el suelo emeritense, aunque no como bailarín sino como director de la
obra y del Ballet Nacional de España.
Najarro llega a la capital autonómica con este clásico del
Ballet Nacional, que se estrenó hace tres décadas, y que el bailarín
recuperó hace unos meses. En Mérida además contará con una colaboración
de honor, la Orquesta de Extremadura.
Reparto cambiante
En cuanto al elenco de bailarines y continuando con su
política de dar oportunidad a profesionales que comienzan su carrera
artística y recogen el legado como nuevos intérpretes, el sábado Najarro
ha programado el cambio generacional, como él mismo indica. Ese día,
Medea será interpretada por Esther Jurado y Jasón, por Mariano Bernal.
El resto de noches, viernes y domingo, recogerán el testigo
los roles principales. Maribel Gallardo, quien participó en el estreno
hace tres décadas en el Festival defendiendo a Creusa, interpreta a
Medea, símbolo de esa venganza que traspasa los límites. Para Najarro
además es el personaje culmen de cualquier bailarina de danza española,
que marca un antes y un después en esta disciplina. «Es un personaje
totalmente visceral, que o cuenta la verdad o no cuenta nada», indica
Gallardo.
Del resto del elenco destacan también Francisco Velasco,
que interpreta a Jasón, Miriam Mendoza que da vida a Creusa, la
colaboración especial de una grande de la danza, Lupe Gómez que defiende
el papel de Nodriza y Curillo que interpreta a Creonte, colaborando
como artista invitado.
El guión que da forma a la obra y que tantos éxitos ha
cosechado, fue una interpretación del recientemente fallecido Miguel
Narros sobre el texto de Séneca. «En el estreno le dedicaremos unas
palabras a este grande del teatro a modo de homenaje, y también haremos
algo en el resto de representaciones», subraya Najarro, quien además
indica «que en su momento conquistó al público, y lo continuará
haciendo». La intención del Ballet Nacional es conseguir que Medea siga
traspasando fronteras, principal meta de la gira que comienza en
septiembre y que tiene como destino Asia.
Sinergia entre orquestas
Un elenco cambiante que se apoya en abrir camino a los que
comienzan, y una sinergia entre dos orquestas, que para la de
Extremadura además significa «un empujón relevante, y un motor que nos
va a ayudar en el futuro», como señala su director, Álvaro Albiach.
Dos escenarios sonoros fraccionan la obra en dos partes, y
que además de construir entornos diferenciados, también muestran dos
maneras diferentes de transmitir una misma tragedia, Medea.
Ya Antonio Najarro en el rescate de la Medea de Miguel
Narros y Manolo Sanlúcar, que estructuró la música de la obra, buscó
integrar la percusión flamenca del Ballet Nacional con la partitura
original. «Fue un paso muy complicado, muy complejo y muy arriesgado»,
puntualiza el director del Ballet Nacional. José Antonio Montaño,
director de la Orquesta del Ballet Nacional lo hizo posible,
consiguiendo que Medea resultara aún más mágica.
La primera parte se centrará en la Medea de Samuel Barber,
defendida por la Orquesta de Extremadura, que construirá una atmósfera
neoclásica centrada en la suite de un ballet, que romperá con una
segunda parte con acordes y percusión flamenca de un lenguaje musical
mucho más reconocible. «Es absolutamente descriptiva y desgarradora»,
explica Albiach.
En cuanto a la escenografía, dos puertas situadas en el
arco central del Teatro Romano y una base en el suelo que crea dos
escenarios. «Con el entorno que tenemos no necesitamos nada más»,
concluye el director de la obra.
La música quizás sea el punto fuerte de esta Medea, más que
representada en el escenario emeritense. Quizás la conjunción, la
sinergia de diversos estilos la haga diferenciar del resto. Quizás la
calidad de los bailarines, que seguro se dejarán la piel en el suelo
romano consigan con éxito transmitir la sed de venganza de Medea y no
dejar indiferente a nadie. Lo que sí es cierto, es que Medea siempre se
encuentra a gusto entre las columnas del Teatro Romano, y sobre todo,
entre el público emeritense.
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