TÍTULO: EL HORMIGUERO Chicas sexys con gorra (FOTO)
TÍTULO: MADRID
Arenas, sin opción con el quinto
Oliva Soto, ovacionado en el segundo toro de la tarde en Las Ventas. José María Arenas había confirmado alternativa con un toro muy deslucido. Completa el cartel Esaú Fernández, silenciado en el tercero.
Oliva Soto ha sido ovacionado en el segundo toro de la tarde en Las
Ventas en Madrid. José María Arenas había confirmado alternativa con un
toro muy deslucido, el primero de una corrida de Carriquiri. Completa el
cartel Esaú Fernández, que fue silenciado en el tercero. La plaza ha
registrado un cuarto de entrada.
Oliva Soto se fue a portagayola a recibir al segundo, otro toro bien hecho, negro, bajo y astifino. Este toro, que cumplió en el caballo, tuvo más celo que el primero pero duró poco. Soto quiso torearlo desde lejos, pero el toro no respondió bien. Hubo arrebato y disposición del torero en las dos tandas que duró el toro. Después, se vino muy abajo. Tras pinchazo y estocada, saludó una ovación. El cuarto fue un toro negro, largo, con cuello. El mejor hasta ese momento, por el son y la cara abajo que mostró ya desde salida. Oliva Soto le planteó una faena de composición, tratando de torear a la velocidad del toro y alternando la derecha con la izquierda. Fue un trasteo completo con pasajes de gusto, aunque faltó quizá algo de mando. Tras media estocada, hubo división de opiniones cuando saludó una ovación.
José María Arenas confirmó alternativa con un toro bajo y hondo, muy bien hecho de Carriquiri. El toro, que recibió tres puyazos aunque sólo se emplease en uno, fue complicado en banderillas. En la muleta, fue deslucido por su tendencia a buscar querencia y su falta de celo. Arenas lo fijó en unos muletazos con la pierna flexionada y le dio espacio para aprovechar la inercia. Pero el toro no la tuvo. Tras un desarme por la derecha, pasó a la izquierda y casi resultó arrolado. Volvió a la derecha pero el toro fue muy deslucido. Tras estocada trasera, silencio. El quinto tampoco le dio opción. Fue un toro que mostró todos los registros: salió a la plaza con muchos humos y derribó al picador Anderson Murillo, que pasó a la enfermería contusionado. En banderillas se arrancaba en corto pero fuerte y en la muleta, pegado a tablas, brindó dos embestidas a muchísima felicidad. Arenas lo sacó de ahí a los medios y se transformó el toro, de suave a soso, y acabó rajado. Arenas, que lo intentó, no tuvo ninguna opción con él. Silencio para él.
El tercero fue un castaño bajo como los anteriores, pero con plaza y trapio. Esaú Fernández lo recibió a portagayola. Fue un toro mansurrón en los primeros tercios, con el que se vivió un largo y espeso tercio de varas. Mientras le duró el fondo, el toro sirvió y el torero pudo trazar dos tandas por abajo sobre la diestra. No perdió nunca el toro la nobleza y Esaú acortó distancias en un arrimón firme. Tras la estocada, fue silenciado.
Oliva Soto se fue a portagayola a recibir al segundo, otro toro bien hecho, negro, bajo y astifino. Este toro, que cumplió en el caballo, tuvo más celo que el primero pero duró poco. Soto quiso torearlo desde lejos, pero el toro no respondió bien. Hubo arrebato y disposición del torero en las dos tandas que duró el toro. Después, se vino muy abajo. Tras pinchazo y estocada, saludó una ovación. El cuarto fue un toro negro, largo, con cuello. El mejor hasta ese momento, por el son y la cara abajo que mostró ya desde salida. Oliva Soto le planteó una faena de composición, tratando de torear a la velocidad del toro y alternando la derecha con la izquierda. Fue un trasteo completo con pasajes de gusto, aunque faltó quizá algo de mando. Tras media estocada, hubo división de opiniones cuando saludó una ovación.
José María Arenas confirmó alternativa con un toro bajo y hondo, muy bien hecho de Carriquiri. El toro, que recibió tres puyazos aunque sólo se emplease en uno, fue complicado en banderillas. En la muleta, fue deslucido por su tendencia a buscar querencia y su falta de celo. Arenas lo fijó en unos muletazos con la pierna flexionada y le dio espacio para aprovechar la inercia. Pero el toro no la tuvo. Tras un desarme por la derecha, pasó a la izquierda y casi resultó arrolado. Volvió a la derecha pero el toro fue muy deslucido. Tras estocada trasera, silencio. El quinto tampoco le dio opción. Fue un toro que mostró todos los registros: salió a la plaza con muchos humos y derribó al picador Anderson Murillo, que pasó a la enfermería contusionado. En banderillas se arrancaba en corto pero fuerte y en la muleta, pegado a tablas, brindó dos embestidas a muchísima felicidad. Arenas lo sacó de ahí a los medios y se transformó el toro, de suave a soso, y acabó rajado. Arenas, que lo intentó, no tuvo ninguna opción con él. Silencio para él.
El tercero fue un castaño bajo como los anteriores, pero con plaza y trapio. Esaú Fernández lo recibió a portagayola. Fue un toro mansurrón en los primeros tercios, con el que se vivió un largo y espeso tercio de varas. Mientras le duró el fondo, el toro sirvió y el torero pudo trazar dos tandas por abajo sobre la diestra. No perdió nunca el toro la nobleza y Esaú acortó distancias en un arrimón firme. Tras la estocada, fue silenciado.
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