sábado, 6 de abril de 2013

SÓLO QUERÍA PUBLICAR " INTEMPERIE" Y EL ÉXITO ME HA COGIDO DE SORPRESA-Jesús Carrasco,./ ZIPI Y ZAPE CRECEN EN EL SIGLO XXI,.

TÍTULO: SÓLO QUERÍA PUBLICAR " INTEMPERIE" Y EL ÉXITO ME HA COGIDO DE SORPRESA,.Jesús Carrasco,.

  1. «Sólo quería publicar 'Intemperie' y el éxito me ha cogido de sorpresa»
    Críticos y lectores hablan desde hace meses de Intemperie (Seix Barral), la primera novela del pacense Jesús Carrasco que ha sorprendido ...foto de la cigüeña muy bonito, etc,.
     
    Críticos y lectores hablan desde hace meses de 'Intemperie' (Seix Barral), la primera novela del pacense Jesús Carrasco que ha sorprendido con un debut exitoso en torno a un texto duro como un puñetazo y lleno de sugerencias. Quienes visitan las páginas de 'Intemperie' acceden a un mundo de clima extremo y de una violencia sañuda que se abate sobre los seres más desprotegidos, representados por un niño que escapa del maltrato y por el viejo pastor que le servirá de cobijo durante la huida.
    Nacido en Badajoz en 1972, de una familia instalada en Olivenza y con raíces en Almendralejo y Feria, Jesús Carrasco marchó muy joven a Toledo y después vivió en Madrid, para marchar más tarde en Sevilla, donde vive actualmente y desde donde contestó telefónicamente a esta entrevista. La promoción de su libro y la preparación de las diversas traducciones que llevarán el texto a los lectores de otros países le han ocupado en los últimos tiempos. Está deseando volcarse de nuevo en la escritura cuando dé fin a este periodo, lo que ocurrirá después de pronunciar el pregón de apertura de la próxima Feria del Libro de Badajoz y asistir también a la de Madrid.
    -La promoción del libro ha sido muy intensa. ¿Cómo marcha?
    -En principio tengo compromisos hasta la Feria del Libro de Badajoz, en la que me han invitado a ser el pregonero este año y luego, seguramente, tendré que estar en la Feria del Libro de Madrid, que es en junio. Hasta ese momento tengo bastantes compromisos, viajes y salidas.
    -¿Cómo lleva todo eso?
    -Cuando estoy en casa, muy tranquilo y, cuando estoy fuera, cruzando los dedos porque suele ser bastante intenso, entre el contacto con la prensa y entrevistas, encuentros con lectores, invitaciones... Acabas bastante cansado pero también contento porque es muy de agradecer que los medios se interesen por el trabajo de uno.
    -¿Todo esto le ha obligado a dejar el trabajo que hacía anteriormente o ya no trabajaba cuando dio a la imprenta el libro?
    -Cuando dí a la imprenta el libro aún estaba trabajando como publicitario, a principios de 2012. Pero, a lo largo del año, comenzaron a hacerse las traducciones y empezamos a ver las posibilidades del libro y entonces dejé el trabajo en publicidad y seguí trabajando con otra novela que tenía entre manos y cuyo borrador está medio terminado y permanece aparcado mientras llevo a cabo mis compromisos promocionales con mis editores.
    -Cuando mandó el texto de 'Intemperie', ¿esperaba que el mundo reconociese así de golpe su talento novelístico como ha ocurrido?
    -En absoluto. Nadie en su sano juicio puede esperarse algo así. Eso que decías sobre el mundo me parece excesivamente ambicioso y vanidoso también. Mi único objetivo era intentar publicar la novela y punto. Y me sigue pareciendo un logro que se haya publicado y más en una editorial como Seix Barral. Lo que ha venido después me coge de sorpresa. Es imposible prever algo así.
    -Escribir la novela ha sido un trabajo de años, pero ¿recuerda cuando surgió el primer chispazo de la misma, cuándo empezaron a aparecer los personajes como el viejo y el niño?
    -He estado tratando de rastrear el origen y creo que se corresponde con una nota que tenía tomada en un cuaderno que siempre llevo encima con posibles ideas, relatos... algo que vi en algún momento en mi entorno y que tenía que ver con la idea infantil de la huída de casa que hemos tenido todos y que me fue llevando lo más lejos posible, pensando en qué le podía pasar a un niño que se ha ido de casa para que no volviera. A partir de ahí, la novela fue creciendo. Tuvo un primer impulso hace ya siete años, cuando escribí unas treinta o cuarenta páginas. Durante unos meses paré porque no sabía cómo continuarla; escribí otra novela entre medias, que me llevó otro par de años y medio y cuando la terminé retomé 'Intemperie' y la concluí hace ya casi dos años. Ese fue más o menos el germen, que no tiene nada de particular. Tiene más de particular generalmente el proceso de creación del texto que el origen, que suele ser cualquier bobada.
    -La novela es a veces muy dura y el lector se siente realmente afectado. No puedo imaginar cual fue su estado de ánimo mientras escribía algunas páginas que son impresionantes.
    -Creo que yo no lo vivo con la intensidad con la que lo vive el lector, que se lo encuentra de repente. El escritor lo va reuniendo, lo tiene en su cabeza y sabe más o menos lo que puede pasar. A mí no me pilla de sorpresa, pero sí que hay momentos en la novela que son muy emocionantes y que a mi, particularmente, me ponen la carne de gallina. Eso suele suceder, en mi caso al menos, después de muchas semanas de trabajo y de concentración en una parte concreta del texto. A veces desatascas ese lío con algo que ni siquiera te esperas. Puede ser muy emocionante y, en algunos momentos, recuerdo que fue así.
    -Ha relacionado el paisaje seco y desgarrado de la novela con los conocidos en su infancia en Extremadura. Por cierto, siempre se dice que es de Badajoz pero en algún sitio he leído que es de Olivenza.
    -Vivíamos en Olivenza. Nací en Badajoz por una cuestión sanitaria, porque fue en el Hospital de la Cruz Roja. Pero vivíamos en Olivenza. Mi padre era maestro de escuela y yo me fui de allí casi con cuatro años a un pueblo de Toledo. Si me preguntan, siempre digo que soy extremeño, aunque he pasado allí muy pocos años de mi vida. Pero mi familia sigue conservando una casa en Feria, mi padre es de Almendralejo y vamos todos los veranos. Tengo mucho contacto con Extremadura y me gusta ir a mi tierra.
    -En lo que está escribiendo ahora, ¿predomina el mismo estilo que muestra en la primera novela o es capaz de indagar en otros estilos novelísticos que le interesen?
    -Para empezar, no sé si tengo un estilo, porque eso es algo que aparece a lo largo de una obra, de la obra en general, de un recorrido más o menos amplio que va sedimentando. El escritor hace lo que puede con sus conocimientos y con sus influencias. Pero, sobre la pregunta en concreto, yo creo que sí, que lo haría de una manera parecida porque es el lugar en el que yo me encuentro cómodo, escribiendo al modo en que he escrito 'Intemperie'. Ese estilo va a aparecer seguramente, al menos en mi siguiente obra. No sé si eso perdurará y acabará considerándose un estilo o no, pero sé que la siguiente obra va a ser parecida. No porque lo haya decidido, sino porque no puedo escribir de otra manera, la verdad.
    -Ha aludido a Raymond Carver y se cuenta que era su editor quien podaba sus frases hasta conseguir su típico estilo. ¿Cómo mantiene en su caso la contención expresiva?
    -En este caso, la editora casi ni ha tocado una coma. Llevé el texto bastante pulido porque, antes de contactar con Elena Ramírez, mi editora de Seix Barral, ya había contactado con una editora profesional que trabajaba por libre para que me ayudara a pulir el texto. Ahí se hicieron algunos cambios pero tampoco fueron gran cosa porque es una novela sencilla y, a su vez, yo ya la llevaba muy trabajada. Con esto respondo a la equivalencia con Carver y su editor. Para eso existe el editor, entiendo que es un trabajo conjunto y que éste le da una mirada externa. Juntos tienen que darle la forma final. Otra cosa es que el editor se meta tanto en el texto, lo que no ha ocurrido en mi caso.

    TÍTULO:  ZIPI Y ZAPE CRECEN EN EL SIGLO XXI,.

    Zipi y Zape crecen en el siglo XXI

    Como Zipi y Zape, los hermanos más traviesos de la historieta española, que José Escobar parió en 1948 en las páginas de “Pulgarcito”.
     Mucho Harry Potter y resulta que en nuestra memoria sentimental todavía bullen héroes mucho más próximos. Como Zipi y Zape, los hermanos más traviesos de la historieta española, que José Escobar parió en 1948 en las páginas de “Pulgarcito”. A mediados de los 70, su revista propia, “Super Zipi y Zape“, tiraba semanalmente 120.000 ejemplares, así que no es de extrañar que muchos cuarentones conserven intacto el cariño por los hijos de don Pantuflo Zapatilla y doña Jaimita.
    La otra pareja icono del tebeo, Mortadelo y Filemón, puede presumir de contar con adaptaciones cine ma tográficas de fuste. Zipi y Zape saltaron a la pequeña pantalla en una serie de animación de 26 capítulos y cobraron vida con personajes de carne y hueso en un olvidable largometraje de 1982, donde solo se salvaba la presencia de Mary Santpere. Su director, Enrique Guevara, había dirigido perlas del jaez de “Orgasmo caliente” y “En busca del polvo perdido”.
    Tocaba una producción ambiciosa que capturara la rebeldía y el humor de las viñetas originales. El encargado de dirigirla ha sido el santurtziarra Oskar Santos, que ya ha demostrado su talento dramático y poderío visual en “El mal ajeno”, aquel estupendo “thriller” con Belén Rueda y Eduardo Noriega, y en series como “Hispania” y “Crematorio”. Detrás de “Zipi y Zape y el Club de la Canica” están los productores de taquillazos como “Los otros” y “3 metros sobre el cielo”. Disney y todo el poderío promocional de Antena 3 la pondrán en los cines el próximo 4 de octubre.
    «Zipi y Zape forman parte de mi memoria sentimental, pero yo era más de Mortadelo y Filemón», reconoce Santos, que ha «tirado del recuerdo» a la hora de poner al día un clásico de la historieta. Los hermanos siguen llevando el chaleco rojo de colegial, pero más que niños son casi adolescentes. Aquí no hay costumbrismo de la escuela Bruguera. «Cuando me propusieron rodar una adaptación de Zipi y Zape pregunté cuánto de fiel tenía que ser al tebeo. Yo me he quedado con la esencia, con el espíritu, que es lo que mejor aguanta. Todos hemos sido niños, sabemos lo maravilloso que puede ser un verano. Por eso hemos hecho una película de aventuras, que habla de valores universales como la rebeldía y la pertenencia al grupo. ¿Referencias? “Los Goonies”, “ET”, los libros de “Los Tres Investigadores” y “Los Cinco”…».

    Las películas de Pixar también han estado en su punto de mira, con el objetivo de lograr un entretenimiento para todos los públicos. «Las aventuras son más trepidantes, no podíamos ser tan esquemáticos como los tebeos», apunta el director. Un casting de 5.000 niños en toda España sirvió para encontrar a la pareja protagonista, Raúl Rivas y Daniel Cerezo. Javier Gutiérrez, el popular Sátur de “Águila roja”, es el villano de la historia, el profesor del reformatorio donde son castigados Zipi y Zape en verano bajo la prohibición absoluta de jugar. Oskar Santos ultima estos días la compleja postproducción de una cinta rodada en Hungría y Euskadi, con abundantes efectos digitales y música de Fernando Velázquez, el compositor de “Lo imposible”.
    «Sacar adelante una película en estos tiempos es casi una labor imposible. Me siento un privilegiado porque he podido ser muy ambicioso en la puesta en escena, aunque lo principal sea la historia», remarca el cineasta vasco. Santos parece seguir el camino de su amigo y compañero de clase de Ciencias de la Imagen en la Complutense, Alejandro Amenábar, que apadrinó su ópera prima. A diferencia del autor de “Ágora”, él sí terminó la carrera.
    Ediciones B reeditará en los próximos meses las trastadas de Zipi y Zape y lanzará un álbum que adapta el guion dibujado como lo hubiera hecho Escobar, que murió en 1994. El tráiler, que muestra un castillo de aires góticos y amenazantes, no puede evitar que se piense en la saga infantil más popular de los últimos tiempos: Harry Potter. «Solo he visto la primera», admite Oskar Santos. «Ellos tienen 50 veces más presupuesto y se basan en la magia. La nuestra recuerda más a “Los Goonies”».

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