Gustavo Larraz (La Habana, Cuba, 1940) no le corre prisa por dejar de trabajar. Ahora que está «teóricamente jubilado» es de esos pocos.
Gustavo Larraz Abogado
«De España, lo mejor son sus gentes; lo peor, sus dirigentes», opina el juez de 'De buena ley'.
A Gustavo Larraz (La Habana, Cuba, 1940) no le corre prisa por dejar de trabajar. Ahora que está «teóricamente jubilado» es de esos pocos que se permiten currar por gusto. Sigue ejerciendo la abogacía para hacer lo que realmente le gusta, ayudar intentando resolver negligencias médicas. Se ha convertido en el juez de la tele gracias a 'De buena ley'.
- Alguna vez ya le habrán dicho que parece canario.
- Sí, muchas. Una vez estuve hablando con un abogado canario y al cabo de tres horas me dice: '¿Y tú de qué isla eres?'. La mía está lejísimos, bajo la dictadura castrista. Me confunden. He perdido mucho el acento cubano.
- Usted que es muy de refranes ya sabrá que uno no es de donde nace, sino de donde pace.
- Yo no me siento capaz de vivir en otro sitio. Podría estar perfectamente en EE UU, mis padres tenían la nacionalidad y mis hijos viven allí, y si quisiera hacerme americano, me lo hago en cinco minutos. Estoy en España porque me da la gana, porque me gusta. No por necesidad. Aquí lo mejor son sus gentes; lo peor, sus dirigentes.
- ¿De dónde saca todos esos dichos que utiliza en la tele?
- Tengo muchos diccionarios. A las frases les doy algún tipo de vuelta para que sean un poco mías. Me parecía muy seco terminar el laudo con una cosa jurídica. Siempre he estado a favor de la humanidad, de lo ético... Y ha pegado. Todos me dicen que eso es lo que más les gusta.
- Debe ser usted el único abogado del mundo que tiene un club de fans en Facebook.
- Ja, ja. Me gusta, es muy agradable tener esas amistades. Me regalan pajaritas y me mandan muchos correos. Todas cosas favorables. Bueno, una vez hubo uno que se metió conmigo. Le pusieron mis fieles de chupa de dómine.
- Ahora es usted más famoso que su hija, Vicky Larraz, ex de Olé Olé.
- Qué va, qué va. Siempre será ella la famosa. Ahora está grabando un disco en Los Ángeles y pronto lo oiréis.
- Todavía hay gente que duda de si las personas que van a 'De buena ley' son litigantes de verdad o actores. Resuélvanos la duda.
- Eso está clarísimo. Tampoco es que sean actores, son aficionados. Sería imposible hacer un programa diario con los auténticos litigantes. Eso lo hemos dicho desde el primer momento, no hemos engañado a nadie.
- ¿Alguna vez se ha plantado en un juicio de verdad en el que se haya montado tal gallinero?
- No, nunca, nunca, nunca. ¡Si los juicios son hasta aburridos! No son como los vemos en las películas. No hay espectáculo.
- «La Justicia debe ser cosa de todos y no sólo de los juristas», ha dicho en alguna ocasión. Pero es que si nos guiásemos por el graderío del programa...
- ¿Te refieres a los 'chillones'? Este programa tiene dos partes muy diferenciadas. El aspecto serio, una parte demasiado cortita para mi gusto. Yo voy a cumplir 50 años en la Justicia. Y luego están los que chillan, porque Telecinco se caracteriza por los chillidos. Es la parte más débil para mí, pero me dicen que tiene su audiencia y la mantienen.
- Usted, abanderado de los jurados populares, se asustaría si se encontrase uno así.
- Un jurado popular nunca sería como el de 'De buena ley'. Existe una criba. Una criba que, por cierto, no existe en los jueces. Yo he tenido temas de droga con un juez al que se le había muerto un hijo por adicción. Dime tú qué imparcialidad iba a tener... Sin embargo, a los candidatos a ser parte de un jurado popular puedes preguntarles sobre sus prejuicios, el periódico que leen...
TÍTULO: ASOMADA AL HORROR:
Esa mujer china que se inclina hacia la muerte acaba de arrojar el cuerpo sin vida de su sobrino de 4 años desde lo alto de este edificio de .-foto.
TÍTULO: ASOMADA AL HORROR:
Esa mujer china que se inclina hacia la muerte acaba de arrojar el cuerpo sin vida de su sobrino de 4 años desde lo alto de este edificio de .-foto.
Esa mujer china que se inclina hacia la muerte acaba de arrojar el cuerpo sin vida de su sobrino de 4 años desde lo alto de este edificio de nueve plantas. Las personas que la sujetan -su hija, otros familiares y policías- desconocen en este preciso momento lo que ha sucedido. Ha sido ella misma quien lo ha matado: agarró al pequeño por el cuello hasta ahogarlo durante una discusión que mantenía con su cuñada.
Sheng Fi nota las manos en sus piernas y la sangre que empieza a agolparse en su cabeza mientras mira al cielo sin verlo. Abajo la esperan el asfalto de su ciudad, Zhanjiang, en la provincia de Guangdong, y el cuerpecillo caliente de su sobrino. Sus brazos se tensan al límite haciendo fuerza para escapar del abrazo de sus rescatadores. Sabe que el vacío que tiene ante ella no es nada comparado con el que contempla en su interior. Tan solo los gritos de su hija la hacen dudar .
Han evitado el suicidio, pero un policía aclara la situación: «Ella admite que lanzó el cuerpo del niño por el mismo tejado. No ha muerto hoy, pero morirá fusilada por asesinato». Además de la tragedia familiar, Sheng Fi deja para la posteridad esta foto de composición pictórica y la desazón absoluta en quien la contempla.
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