Esther López Palomera (Madrid, 1968), conocida como Esther Palomera o Esther L. Palomera, es una periodista1 española.
Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
Ingresó2 en el diario "ABC" en 1989 como redactora de política local.
En 1998, participa en la fundación del periódico "La Razón" como redactora jefe de la Sección de Madrid. En 2000, fue nombrada adjunta a la dirección y cronista parlamentaria.
Colabora en «Los Desayunos de TVE y 59 segundos/El Debate de la1 (La 1), en Al rojo vivo (La Sexta) y en diversos programas de la Cadena COPE.
En 1996 fue galardonada con el Premio Luis de Azúa de Periodismo sanitario,.
Es Bono, el líder de U2, un héroe o un mercachifle de ideas trucadas? Harry Browne, un escritor y periodista que ha estudiado a fondo su vida .
¿Es Bono, el líder de U2, un héroe o un mercachifle de
ideas trucadas? Harry Browne, un escritor y periodista que ha estudiado a
fondo su vida y trayectoria, lo tiene claro: en su faceta de
filántropo, se ha dedicado antes que nada a «besar el culo a ricos y
poderosos». Browne cree que no hay que ver a Bono como un gurú y sobre
todo no se le puede tomar muy en serio. ¿Qué se puede pensar de un
hombre que un día se reúne con los mandatarios del G8 y al siguiente
litiga con su expeluquero para recuperar un sombrero? La nada amable
biografía que Browne ha escrito es mordaz e inmisericorde con Paul
Hewson, alias Bono.
El periodista arguye que, como abogado de los pobres, Bono
se ha aliado con la élite occidental y neoliberal, hasta el punto de que
«ha hecho más daño que bien». «Es un exponente del filantrocapitalismo»
y no ha tenido el menor rubor en erigirse en portavoz y brindar la
coartada moral para que George Bush, Condoleezza Rice, Bill Gates, Steve
Jobs o Jesse Helms -el ya fallecido senador republicano y pilar
fundamental del conservadurismo más recalcitrante- hicieran más
digeribles sus postulados».
Qué duda cabe de que gracias a Bono se han recaudado
ingentes cantidades de dinero para obras de caridad, pero él se ha
rascado poco su propio bolsillo. De acuerdo con el autor de 'Bono: En el
nombre del poder', que publicará en España a mediados de octubre la
editorial Sexto Piso, la estrella del rock es un hombre rico, con una
fortuna de más de 500 millones de dólares. Adora la ropa de diseño, los
buenos vinos, los coches de lujo y, además, no hace ascos a la evasión
fiscal. Durante muchos años los miembros de U2 mantuvieron su residencia
en Irlanda. Pero cuando cambiaron las tornas y se modificó el régimen
tributario que mimaba a los artistas, todos trasladaron su domicilio
fiscal a Ámsterdam, donde los derechos de autor eran gravados con un
exiguo 5%, un privilegiado trato impositivo del que también disfrutaron
los Rolling Stones.
Ejemplo digno de estudio
U2 es una de las pocas bandas de rock cuya trayectoria se
estudia como ejemplo en las escuelas de negocios. Y algunas veces el
prurito moral del cantante llega ser «insoportable». Mientras el rockero
abanderaba una campaña para que los estados dedicaran el 0,7% de su PIB
a los países pobres, el grupo ocultaba a la hacienda pública sus
ingresos. La sociedad U2 Ltd. apenas pagó al fisco 16.500 euros en 2010,
temporada en que la banda estuvo inmersa en la gira 360º, que batió
todos los récords de recaudación en la historia del rock.
Bono no tiene empacho en frecuentar la compañía y colaborar
con hombres que contribuyeron a la invasión de Irak, como Tony Blair y
Paul Wolfowitz, a quienes el autor del libro tilda de «criminales de
guerra» por alentar el infundio de las armas de destrucción masiva para
derrocar a Sadam Hussein.
Aunque ha descollado en su lucha contra el sida en África,
el cantante también forjó alianzas con extraños compañeros de cama. Por
un lado, persuadió a George W. Bush y a la extrema derecha religiosa
para sufragar la compra masiva de antirretrovirales. Pero por otro, su
compromiso para luchar contra la pandemia contaba con la presencia de
Randall Tobias, un funcionario de Bush que exigió que un tercio de los
fondos se destinaran a iniciativas para fomentar la abstinencia y
fidelidad sexual.
El rockero ha apadrinado proyectos solidarios a favor de
África, como los conciertos Live8, que apenas sirvieron de algo para los
habitantes del continente pero que reportaron jugosos beneficios
publicitarios a Blair y Bush. Por añadidura, Bono ayudó a que la élite
empresarial limpiara su imagen. Según Browne, los compañeros de viaje de
Bono estaban movidos por intereses espurios. Ahí estaba Nestlé, que
«explotó la epidemia», según algunos activistas, para vender productos
sustitutorios de la leche materna a las mujeres infectadas por el VIH.
También figuraba Rio Tinto, la corporación minera más grande del mundo y
muchas veces condenada por atentar contra los derechos humanos y el
medio ambiente; así como BAE Systems, «el mayor fabricante de armas de
Gran Bretaña».
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