martes, 27 de agosto de 2013

HAMILTON Y MERCEDES MEZCLAN BIEN./ (Tercera División Grupo 14) CASTUERA-2- JEREZ-1- / TOROS SE DESTAPA ALBERTO AGUILAR EN BILBAO.


TÍTULO. HAMILTON Y MERCEDES MEZCLAN BIEN.
Corre el champán en Spa por el campamento de Mercedes con la moderación debida. Ni dramas perpetuos en las malas ni vuelos estratosféricos en las buenas. Visten un terno de plata y verde los pasajeros de la escudería y, alemanes ellos, no dan un paso en falso si las cuentas no les cuadran. Dos y dos deben sumar cuatro. Mercedes está poniendo los cimientos de un futuro que se vislumbra potente para la marca. Hamilton ha contribuido decisivamente a apuntalar un proyecto que se mide en millones de euros y en fichajes de ingenieros galácticos. Es el nuevo rico, el rival de todos que se anuncia para el final de temporada y en la panorámica de 2014.
Lewis Hamilton volvió a situarse en un lugar conocido, la primera línea de la parrilla en un gran premio de fórmula 1. En el circuito de Spa-Francorchamps consiguió su cuarto botín consecutivo, cuarta 'pole' en fila para un equipo en estado de gracia. Es la séptima de los alemanes en once carreras, lo que da buena muestra de su potencial. Fue una clasificación frenética por la lluvia, que jugó al escondite en las Árdenas. Fernando Alonso no gestionó bien con Ferrari las circunstancias del día. Saldrá noveno, justo por delante de su compañero Massa.
«Cómo no van a crecer si han fichado a los ingenieros que han construido todos los coches en la fórmula 1 en los últimos años», se escucha por el 'paddock' belga en referencia a la escudería que está en boca de todos. Mercedes era un equipo inestable y excesivo. Conseguía 'poles' los sábados y machacaba los neumáticos los domingos, sin opción a nada. Siempre había un rival que adelantaba a sus coches por su tendencia natural a cambiar ruedas en el garaje.
Todo cambió en la primavera, después de un test clandestino con las ruedas Pirelli que provocaron una revuelta general y unos entrenamientos de tres días en verano para todos los demás equipos en aras de la igualdad. Mercedes parece haber sacado el máximo provecho de aquella circunstancia y ahora se maneja con soltura en lo alto del escalafón.
Los progresos se plasmaron, polémicas al margen, en la última carrera, Hungría, a finales de julio antes de las vacaciones. Hamilton consiguió su primera victoria con Mercedes en unas condiciones teóricamente adversas: un circuito muy lento y caluroso que podía devorar las ruedas. Nada de esto sucedió. El inglés mantuvo un ritmo infernal y espantó todos los fantasmas relativos a las gomas. Mercedes ya no sufre. Es la alternativa.
Ross Brawn, el artífice de los éxitos de Schumacher en Ferrari y del Mundial que ganó Button con Brawn GP, fichó a Hamilton el pasado invierno con la idea de reflotar la nave. El piloto fue el faro visible, pero por detrás se coció una revolución ideológica. La mayoría de los ingenieros con pedigrí de la fórmula 1 han acabado en Mercedes. Brawn contrató a Aldo Costa (ex Ferrari), Bob Bell (ex Lotus-Renault) y Geoff Willis (ex HRT). La gota que colmó el vaso fue la llegada de Paddy Lowe, ex director técnico de McLaren, hombre fuerte y número dos en la sede de Woking. Los estrategas del diseño de las principales escuderías trabajan ahora para Mercedes. Y Lowe se prepara para tomar el relevo de Brawn, quien ha deslizado que no quiere seguir el año que viene.
Agua y estrés
En la clasificación de ayer, la ronda inaugural fue una secuencia de estrés por las cuatro gotas que cayeron en la pista. Turno para los tácticos y la combinación de ruedas en el habitual dilema entre neumáticos de lluvia o de seco. Se puso el 'paddock' de los nervios con la elección adecuada y el resultado de los veinte minutos de cronometrada fue una sorpresa morrocotuda. Triunfaron los modestos. Van der Garde (Caterham) logró el tercer mejor tiempo y los dos Marussia (Chilton y Bianchi) cruzaron la frontera. Fernando Alonso paró el crono en 2.00:190, el más rápido de todos.
El español también mostró buenas sensaciones en la Q2. Se secó el asfalto y los pilotos recortaron diez segundos al cronómetro. Alonso selló un tiempo potente, 1.48:309, por detrás de Kimi Raikkonen. Tuvo problemas Hamilton, eterno candidato a la pole y que sufrió colgado del alambre, décimo en esta ronda.
Todo lo que alentaba un sábado dichoso para Alonso se convtirtió en decepción unos minutos después. El español calibró su momento, pero se salió de la pista cuando todos los favoritos se jugaban la pole y acabó noveno. Durante muchos minutos Paul di Resta soñó con el primer puesto, pero a la hora de la verdad y con la pista cambiante (del diluvio al seco), Hamilton mostró lo que es: un piloto superior. Saldrá primero por delante de los Red Bull de Vettel y Webber en el circuito que se le ha cruzado desde tiempo inmemorial a Fernando Alonso.
 
TÍTULO: (Tercera División Grupo 14) CASTUERA-2- JEREZ-1- 

UN GRAN PARTIDO REALIZADO DEL CASTUERA CON LA GRAN ESTRELLA DEL PORTERO QUE PARO DOS PENALTIS PARA GANAR EL PRIMER PARTIDO,etc,.

TÍTULO:   TOROS   SE DESTAPA ALBERTO AGUILAR EN BILBAO.

No seis toros sino nueve. Fue corrida de tres sobreros y por eso mismo extenuante. Más de dos horas y media, tarde de plomizos cielos, 

No seis toros sino nueve. Fue corrida de tres sobreros y por eso mismo extenuante. Más de dos horas y media, tarde de plomizos cielos, la sexta de la semana, la resaca del sábado, puente festivo. Poca gente en la plaza. No se esperaba mucha más.
Era tarde de dos debutantes en Bilbao. De un lado, la ganadería, de Adelaida Rodríguez, con corrida completa que se torció más de lo previsto. Por flojera o falta de motor, y no por otra razón. De Adelaida se había visto en Bilbao algún sobrero encastado y guerrero. Novedad absoluta era Alberto Aguilar, madrileño de Fuencarral, que lleva cuatro o cinco temporadas batiéndose el cobre, primero en la Francia del circuito torista y luego aquí, sin dejarse escapar ni una de las bazas francesas.
Torero de acento épico, porque es de corta estatura, y eso es parte de la emoción, y porque se atreve con lo que sea. Por ejemplo, con un sobrero de casi 700 kilos del Puerto de San Lorenzo que, quinto tris de esta corrida en que se abrió hasta nueve veces la puerta del toril, parecía repescado de alguna que otra circense batalla.
Un torero muy de escuela, de la de Madrid. Pero no solo de escuela, porque la escuela sola no da tanta listeza, ni tanto celo, ni tanta ambición. Las tres cosas tiene Alberto. Su seña de identidad. Vino a Bilbao tapado y salió de esta corrida de nueve toros más que descubierto. Toreó los dos toros que mató a estoque, pero tuvo que ponerse delante de cinco. De cinco propios. Y de los dos del lote de Javier Castaño, primero y cuarto de festejo. Con esos dos quitó en su turno.
Y, en fin, el corazón en pálpito tranquilo para ponerse Alberto sin aflicción delante de cinco toros . Los que se soltaron para él. El segundo de los seis de Adelaida, el mejor hecho de la corrida, con sus dos puntas afiladísimas, acucharado, que se empleó con fijeza en una primera vara pero perdió las manos bajo el peto, cobró luego un picotazo trasero y volvió a perderlas, y entonces fue devuelto.
Alberto anduvo fino lidiando al toro: dos lances para dejarlo en suerte, y ni uno más. No llegó a caerse el toro, pero se curó en salud el palco. Se corrió turno y, en lugar del sobrero, se soltó el quinto de sorteo. Otro toro bien hecho. Suavón y frío, las fuerzas justitas, bueno el son. Se puso a chispear, se distrajo la gente buscando el abrigo cubierto de las galerías de Vista Alegre.
Bien aquilatada la faena de Alberto. De tandas cortas, como conviene cuando el toro está en el alambre, pero de menos a más las dosis. La cuarta tanda fue ya de cuatro ligados y el de pecho. En la quinta, se descaró Alberto. Con la zurda, que es su mano látigo. Suelto, alegre, confiado. El toro en la mano. Música. Una tanda de costadillo antes de cuadrar. Una estocada caída, otra trasera, un descabello, un aviso y una ovación no mendigada sino de las que se recogen desde los medios.
Y tres toros más. De quinto, el sobrero de Adelaida, playero, con pies para estirarse y galopar, abanto, grave flojera. Devuelto tras la segunda vara, que lo dejó tocado. Un segundo sobrero en la nómina. De Puerto de San Lorenzo. No más pesado que cualquiera de los de Adelaida pero mucho más cuajado. Lo toreó de capa Alberto con buen aire. Al toro empezaron a patinarle las manos enseguida, empujó en una vara pero se derrumbó en costalada al salir de ella. Una protesta agria, un segundo puyazo simulado y el pañuelo verde asomó por tercera vez. Ya no llovía. Al tercer sobrero, fuera de programa, le dieron 676 kilos. Más de diez veces el peso del propio Alberto. No le temblaron al torero las piernas ni las manos ni las ideas.
La pelea de David y Goliat. No de otra manera. Puesto delante del toro, Alberto parecía oculto por su sombra. Frente a frente montaban casi lo mismo. El hombre y la bestia. Un circular antológico, un cambio de mano, tres genuflexos por abajo, el cambiado de remate y, cuadrado casi solo el toro, la espada entera por arriba no se sabe ni cómo. Cara la oreja. Un clamor. Las ocho y media de la tarde noche.

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