TÍTULO.Ambigüedad sobre el estado de salud del Rey de Arabia Saudí.
El rey de Arabia Saudí, Abdolá
bin Abdelaziz Al Saud, se ha ausentado a la reunión semanal con su
gabinete de ministros. Esta situación aumenta las especulaciones sobre
su verdadero estado de salud y el futuro político del reino.
Al no presentarse el Rey, la reunión del Consejo de Ministros de Arabia Saudí fue oficiada este lunes por el segundo viceprimero ministro, el príncipe Muqrin bin Abdulaziz Al Saud.
El consejo está compuesto por el primer ministro, el primer y segundo viceprimer ministros y los 22 ministros del país saudí.
El rey de Arabia Saudí, Abdolá bin Abdelaziz Al Saud de 89 años de edad, ha sido hospitalizado varias veces en los últimos años y su salud ha ido deteriorándose con el paso del tiempo.
En noviembre de 2012, el diario árabe informó que el rey de Arabia Saudí había caído en coma y estaba clínicamente muerto, aproximadamente una semana después de que se sometiera a una operación de espalda, de 14 horas de duración, en un hospital en Riad, la capital saudí, empero, el informe fue posteriormente rechazado por la Corte Real saudí.
En diversas ocasiones la prensa nacional había publicado la notica de la muerte del monarca, pero esta vez al ser sustituido en los últimos acontecimientos por el príncipe heredero y su ausencia en la última reunión de ministros, ha agravado la preocupación por su estado verdadero y por el futuro del país.
TÍTULO. EL VIZCONDE ILUMINADO.
Cualquier persona interesada en boicotear una causa
mediante la estratagema de infiltrar en ella a un personaje que ahuyente
a sus seguidores debería reclutar al tercer vizconde Monckton de
Brenchley. A los partidarios del bombín puede encantarles, pues él lo ha
lucido y defendido, pero la justificación para que este polifacético
hablador sea tenido por genio es un rompecabezas.
En el periodismo, que fue su vocación inicial, no tuvo
grandes éxitos. Hizo pinitos en la prensa regional, dirigió 'The
Universe', un periódico católico, y muy pronto se sentó en una silla
para ocupar cargos de subdirección y escribir editoriales. De él no se
conoce ninguna noticia relevante, pero su hermana, Rosa, sí que dio una
importante. Íntima de Diana de Gales, la princesa le encargó que
desvelase el fatal estado de su matrimonio con Carlos.
Si se acepta su relato sobre lo que hizo cuando perteneció
al grupo de asesores de Margaret Thatcher, la humanidad debe a
Christopher Walter Monckton grandes cosas. Él se ha adjudicado el
apadrinamiento intelectual de la privatización de las viviendas públicas
y haber convencido a la Dama de Hierro de promover la creación en la
ONU del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC). Pero Margaret
Thatcher no le nombra en sus memorias.
Se marchó de la oficina que diseñaba políticas para el
Gobierno y regresó a la prensa, como jefe de redacción de un periódico
que pronto cerró. Comenzó entonces una campaña para promover que toda la
población del mundo fuese sometida a pruebas mensuales de sangre para
detectar el sida y que los positivos fuesen recluidos en cuarentena.
¿30.000 en Reino Unido?, le preguntaban. Factible, respondía él.
Heredó el vizcondado justo cuando la reforma de Tony Blair
echó del Parlamento a casi todos los lores hereditarios. Qué berrinche
se cogió. Monckton insistió en que la reforma no era constitucional y en
presentarse como vizconde tal y tal, «miembro de la Cámara Alta en el
legislativo de Reino Unido». El Parlamento llegó al extremo de publicar
en su página web una carta de réplica en la que advertía a Monckton y al
público en general de que ni era miembro de la Cámara ni tenía derecho a
hacerse pasar por tal.
Cuando quiso unirse, dos veces, a los lores hereditarios
que permanecen en el Parlamento y para cuyo relevo, cuando uno de ellos
fallece, se convoca una elección en la que los candidatos han de ser
nobles y los electores son los 91 aristócratas de cuna que sobreviven en
los escaños, a Monckton no lo votó nadie. Se marchó del Partido
Conservador.
Es ahora presidente del euroescéptico UKIP en Escocia. Su
manifiesto en sus primeras elecciones clamaba: «Basta ya. ¿Esta es la
Nueva Escocia Brava sobre la que divagan los caniches europeos del
Partido Nacional Escocés? ¡Hombres de las Tierras Altas, levantaos!
¡Echad con vuestro voto a los sátrapas gimoteadores del SNP y de la
asfixiante tiranía europea!». Unos días después retiró su candidatura.
Hace unas semanas, como presidente de su formación política
comentaba, antes de que se conociera el resultado de una elección
local, que era un éxito que el partido hubiese logrado el 5% de votos
que permite recuperar los fondos que hay que depositar para ser
candidato. Cuando se cerró la cuenta, perdieron el depósito. Y dijo
también que el primer ministro, Alex Salmond, fue expulsado del Partido
Laborista por izquierdista. Nunca perteneció al Partido Laborista.
Si no les bastaba con tener en contra al Papa, a Obama, al
príncipe Carlos, a la ONU y al cantante de U2, Bono, los escépticos que
ponen en duda el gran consenso internacional sobre un cambio
catastrófico del clima tienen ahora otra desventaja: lord Monckton se ha
unido a ellos y le invitan en muchos sitios porque la calidad
espectáculo-precio es bastante buena. Lo echaron de la cumbre de Doha
porque se hizo pasar por delegado de Malasia y pronunció un discurso
chocante disfrazado de habitante de los desiertos del Golfo Pérsico. La
ONU le ha prohibido asistir a sus reuniones.
Con esta biografía, se temió su ruina cuando Monckton
presentó en 1999 un puzzle de 209 piezas con un premio de un millón de
libras a quien lo resolviese. Lo lograron dos profesores de Cambridge
cuando el vizconde ya había vendido 500.000 rompecabezas. Un negocio
redondo. Y es ese episodio el que crea la incertidumbre sobre si este
vizconde tan desquiciado es en realidad un gran genio de la humanidad.
Idea. Monckton propuso en 1987 que toda la población fuese
sometida a pruebas mensuales de sida y que los positivos fuesen aislados
en cuarentena.
Juego. En 2007, resuelto su primer puzzle de 1999, sacó al mercado un segundo que nadie ha logrado terminar aún.
No hay comentarios:
Publicar un comentario