«TÍTULO; Soy un joven de 62 años con una curiosidad a prueba de bombardeos»

REGIONAL

«Los extremeños saldremos de esta igual de bien que el resto de los españoles: no creo en los localismos provincianos, y menos ahora que estamos en un mundo cada vez más globalizado»

-Para quien no le conozca, ¿usted es?

-Mis lectores habituales, muchos o pocos, saben perfectamente quién soy: no hago otra cosa en mis columnas que hablar de mí. «La literatura o es autobiografía o no es literatura», dijera Gómez de la Serna, y eso yo me lo he tomado siempre al pie de la letra, mucho antes de saber que lo había dicho tan grande escritor. A los que no me conozcan, les digo que soy un joven de 62 años, con una curiosidad a prueba de bombardeo atómico: excepto la economía, disciplina que detesto, me interesa todo lo que se mueve, cómo se mueve, y por qué se mueve. Ah, y me gusta viajar más que a un tonto una tiza: conocer otros mundos es de las cosas más gratificantes que existen. Nací en Casar de Cáceres y, salvo el paréntesis de la carrera en Salamanca, vivo en Cáceres desde los trece años. Bueno, más bien en el puente aéreo Cáceres-Casar de Cáceres.

-¿Cómo resumiría brevemente la época que nos toca vivir?

-Apasionante, como todas. El vivir, ya es de por sí la aventura más apasionante. Dijo Carl Sagan, aquel extraordinario divulgador de la astrofísica, que somos el medio que el universo tiene de mirarse a sí mismo. ¿Hay algo comparable a eso?

-Será una época positiva porque. o quizás será lo contrario porque.

-No tengo ni idea. Eso lo dirá el futuro. Quién iba a decir en los años 40 del pasado siglo que en el corazón de la civilizada Europa tendría lugar el más ominoso de los hechos jamás acaecidos: el genocidio del pueblo judío.

-¿Cómo saldremos de esta en Extremadura? ¿mejores, peores, más, menos, más lejos, más cerca...?

-De ésta, los extremeños saldremos igual de bien que el resto de los españoles: no creo en los localismos provincianos, y menos ahora que estamos en un mundo cada vez más globalizado.

-¿Comentar la actualidad supone un reto, un riesgo, un placer, un dolor...? ¿por qué?

-Comentar la actualidad para mí es un placer y un inmenso privilegio: porque muchos son los llamados y pocos los escogidos (a propósito: mi reconocimiento más sincero a la persona que me 'escogió' de la nada, Teresiano Rodríguez).

-¿Y hacerlo en HOY implica...?

-Hacerlo en HOY implica una cierta responsabilidad, que uno asume con la mayor dignidad posible.

-¿Son muchas las veces que se muerde la lengua? ¿con qué temas, personas o noticias de actualidad?

-Pocas son las veces que me muerdo la lengua. Sí suelo hacerlo cuando la religión anda por medio: por respeto a los creyentes (a las buenas personas).

-¿Cuáles son sus temas fetiche, aquéllos por los que irremediablemente siente más atracción o interés?

-No tengo temas fetiche. De cualquier cosita puede salir una buena columna: «No hay temas menores, sino tratamientos menores», le escuché decir, varios siglos ha, a un hombre que sabe de escribir en periódicos, Manuel Martín Ferrand.

-¿En quién piensa cuando escribe? ¿a qué perfil o prototipo de lector se dirige?

-No pienso en nadie en especial; sí en los lectores en general, tanto en los que te alaban como en los que te zahieren, que de todo hay. Lo que sí tengo cada vez más presente es que, sea cual fuere el asunto a tratar, sea leído con agrado, vamos, que no le quede mal sabor de boca.

-¿En quien se inspira? ¿qué escritores o columnistas son sus referentes?

-Luego un cuarto de siglo escribiendo en este periódico, no me inspiro en nadie en particular, aunque uno se deja influir por los grandes del género, claro está. Mi referente es, cómo no, el mejor columnista que ha habido en este país, además de extraordinario escritor: Umbral (mucho mejor que González-Ruano, su maestro, dónde va a parar).

-¿Recuerda alguna columna especial por su repercusión o consecuencias, fuesen positivas o no?

-Si acaso, una que estuvo pinchada durante meses en los tablones de cierta escuela de ingeniería, sobre los 'profesores suspendedores', esa lacra. Lo que sí suele suceder es que los lectores te recuerden alguna columna concreta, lo cual produce una enorme satisfacción, por otra parte. A este respecto, me place contar una de las anécdotas más entrañables que me han sucedido. Un colaborador de este periódico, el doctor Carramiñana, me dijo aquella vez que nos encontrásemos en Oviedo, que su madre, fallecida no hacía muchos meses, tenía recortados y guardados todos mis escritos. Con eso, ya me siento satisfecho para siempre jamás.

-¿Qué se pierden los extremeños que no leen a los columnistas de HOY?

-Dicen los que entienden de estas cosas que buena parte de la mejor literatura de este tiempo se publica en los periódicos; por lo tanto, los que no leen a los columnistas del HOY, cuyo nivel es más que aceptable (a mí no me metan en el lío), se pierden, además de hermosos escritos, una importante fuente de reflexión. Sin desmerecer a nadie, se pierden, entre otros, los artículos de uno de las mejores plumas/bisturíes del periodismo nacional, sí, en el fondo y en la forma. Hablo, claro es, de Tomás Martín Tamayo, un escritor de raza que no ha dado todo lo lleva dentro por culpa de la política: el pasaje de Cristo ante Pilatos, de su magnífico libro 'El enigma de Poncio Pilatos', merece figurar entre lo mejor de la literatura en castellano.

-¿En verano lee más de lo habitual? ¿qué lee? ¿a quién? ¿dónde? ¿cuándo?

-En verano suelo leer más o menos lo habitual. Leo de todo (en la mesilla de noche, hay de modo permanente algún libro de Stephen Hawking), siempre que esté bien escrito, claro: habiendo cosas buenas, me parece una pérdida de tiempo leer cosas regulares (a las malas, ni me acerco). Leo en cualquier sitio, mayormente en la cama, en las largas madrugadas de insomnio.

-Estas fechas son idóneas para...

-Excepto para los deportes de invierno, estas fechas son tan idóneas para todo como cualquiera otra: todas las estaciones (ese inmenso regalo, producto de la inclinación del planeta) tienen su enorme encanto.

-El curso que viene se ha propuesto...

-A este respecto, lo mío es un continuum: no pierdo la esperanza de llegar a ser algún día un médico aceptablemente bueno: estar a la altura de los pacientes, es lo único que me ocupa y me preocupa y con frecuencia me desvela; ah, y no aburrir a los lectores del HOY.