TÍTULO: Kaley: otra musa de la Super Bowl,.
La actriz Kaley Cuoco, que interpreta a Penny en la serie The Big Bag
Theory, será esta noche una de las protagonistas de la Super Bowl.
Participa en el anuncio de sesenta segundos, Wish Granted, del Toyota
RAV4. Ella es una gran deportista y le apasiona el tenis.
Los lectores italianos adoran a Petra Delicado, la inspectora de policía nacida en 1996 del magín de Alicia Giménez Barlett (Almansa, 1951).
Kaley: otra musa de la Super Bowl,.foto.
TÍTULO: LAS PASIONES ROMANAS DE PETRA DELICADO,.Los lectores italianos adoran a Petra Delicado, la inspectora de policía nacida en 1996 del magín de Alicia Giménez Barlett (Almansa, 1951).
Los lectores italianos adoran a Petra Delicado, la
inspectora de policía nacida en 1996 del magín de Alicia Giménez Barlett
(Almansa, 1951). Sus novelas son tradicionalmente más leídas en
italiano que en cualquiera de las muchas lenguas en las que se publican.
Para agradecerlo, la escritora albaceteña afincada en Barcelona ha
decidido publicar su novena entrega de la serie de intriga policial en
italiano poco antes de que aparezca en español.
Hace un doble guiño a sus lectores transalpinos, ya que
ha situado buena parte del trama en Italia y ha adelantado casi tres
semanas la publicación en la lengua de Dante de 'Nade quiere saber'.
Destino la publica en español este martes, después de vender más de cien
mil copias en la versión que la selecta editorial 'Sellerio' publica
con el título de 'Gli onori de casa'. Barlett juega con los códigos y
las consecuencias de la omertà y los silencios mafiosos cuya ruptura se
paga con la vida para resolver un crimen perpetrado en Barcelona pero
que tiene mucho que ver con los peores usos de la mafia. Es un asesinato
con base real cuyos «mimbres» obtuvo de su consejera criminal, la
inspectora de la Policía Nacional en Cataluña Margarita García. «Me
proporcionó la base sobre una joven prostituta especializada en
desvalijar a clientes maduros que luego compliqué un poco», dice de una
intriga «en la que nada es lo que parece».
Regresa Petra Delicado más sagaz, con el colmillo más
retorcido, pero más decidida que nunca a dejarse mecer por las pasiones.
Tiene que viajar a Roma con su inseparable subinspector Fermín Garzón
para desentrañar las claves del violento asesinato de un adinerado y
añoso industrial catalán del sector textil, Adolfo Siguán, asiduo
visitante de jóvenes meretrices. Es un caso archivado, cerrado en falso
cinco años antes, y que la viuda del finado remueve hasta conseguir que
un juez lo reactive.
Homenaje
«Quería homenajear a mis lectores italianos, que son muy
fieles, apasionados y constantes», explica la escritora en una 'osteria'
romana, a uno metros de la Piazza del Popolo, y tras una gira
promocional que le ha llevado por siete ciudades italianas en una semana
frenética.
Tras nueve títulos de Petra Delicado, saga que arrancó
con 'Ritos de muerte' y 'Día de perros', la relación entre la creadora y
el personaje sigue siendo «más dulce que agria». «Si tuviera que
escribir una o dos novelas al año, como me han sugerido tantas veces,
estaría hasta el gorro de Petra Delicado. La aborrecería. Pero alterno
la serie con otros libros sobre temas más duros y vuelvo a Petra y a
Garzón, que me cae muy bien, con ganas». Lo dice la ganadora del Nadal
en 2011 con 'Donde nadie te encuentre', una novela sobre el maquis que
vendió más de cien mil copias.
Autora y personaje han evolucionado en tantos libros y
tantos años pero hay una constante de la inspectora y antes abogada que
vuelve a aflorar en esta aventura italiana. «La tensión entre la
libertad y el amor», explica la creadora de una Petra 'recasada' en su
tercer matrimonio, más o menos abierto, sin ataduras filiales y que no
se priva del placer de una echar una electrizante cana al aire con un
atractivo 'inspettore' romano. «La intención última es una cierta
reivindicación de un sentimiento como la pasión, sobre la que tanto nos
han advertido a las mujeres», apunta. También habla de la culpa «otro
sentimiento muy propio de la las mujeres, que angustia, por ejemplo, a
las madres que trabajan pensando en sus hijos, o ante una aventura
amorosa, y que es tan paralizante como inaceptable».
Con todo, Giménez Barlett marca las distancias, y dice
que uno de sus empeños es «evitar que Petra tenga mis ideas». «Yo soy
mucho más cobarde, ligo mucho menos y envejezco mucho más que ella, que
parece permanentemente instalada en los cuarenta», ironiza. En este caso
muestra a una «Petra muy consciente de que se aburguesa, que se debate
entre la libertad y el amor, y sabe que cuando más cariño tienes, menos
libre eres».
Panda de frikis
«Los lectores de novela negra son un panda frikis de aquí
te espero; atentos a cualquier detalle, lo saben todo y no pasan una»,
dice risueña la escritora, que se ve obligada a armar y documentar cada
caso metódicamente. Más en esta entrega, primera en la que la pareja de
investigadores viaja fuera de España y confronta una realidad ajena.
«Las complicaciones no me arredran. Me meto en líos para ver como salgo.
Me ensucio las manos, que es la mejor manera de avanzar en las novelas
de esta pareja», se ufana Giménez Barlett de esta intriga italiana que
le ha obligado a profundizar en la realidad romana e italiana.
Las novelas de Petra Delicado están traducidas a quince
lenguas, pero Italia se lleva la palma en cuanto a aceptación seguida de
Alemania. La serie con títulos como 'Serpientes en el paraíso', 'Nido
vacío' o 'El silencio de los claustros', ha vendido más de un millón y
medio de libros. Ha otorgado a su autora premios tan notables como
Grinzane Cavour en Italia y el Raymond Chandler en Suiza.
Mantiene así alto el listón de la novela negra ibérica
que antes elevaron autores como el desaparecido Manuel Vázquez
Montalbán, también muy admirado en Italia, al extremo de inspirar a
Andrea Camilleri su personaje del siciliano comisario Montalbano.
TÍTULO: ARTISTAS CONSAGRADOS,.
CULTURA,.
Artistas consagrados
Encontrar a Dios ha marcado muchas
carreras musicales, para bien o para mal. Diam's, la reina francesa del
hip hop, es la última conversa
Era la reina del hip hop francés, una hija de los
suburbios de París, contestataria y rebelde. Sus mensajes antisistema la
llevaron en volandas a encabezar las listas de éxitos en Francia.
Diam's, como se hacía llamar en alusión a la dureza de sus convicciones,
lo tenía todo. Hasta que, hace poco, soltó la bomba: ante millones de
compatriotas que la veían por la tele anunció que abandonaba la fama, el
dinero y la música para abrazar el islam y dedicarse en cuerpo y alma a
su marido, Aziz, su hija, Miriam, y las obras de caridad. Bautizada en
una pila católica como Mélanie Georgiades, Alá fue el salvavidas al que
se asió esta francesa de origen chipriota cuando cayó en una profunda
depresión. Sintió la llamada durante unas vacaciones en isla Mauricio,
al oír recitar el Corán. «Aquello trajo a mi vida paz y un claro
propósito del por qué estoy aquí: despertarme cada mañana tratando de
ser mejor», explicó en el plató de TF1, al que acudió con túnica y velo
islámico.
Su caso guarda curiosas similitudes con el de Cat
Stevens, cantante multiinstrumentista, poeta y compositor londinense que
en los años 60 y 70 vendió millones de discos, con éxitos tan
universales como 'Moonshadow' o 'Father and son'. Mediada la década de
los setenta -cuentan que tras salvarse de morir ahogado en una playa de
Malibú-, inició una búsqueda espiritual que le llevó a experimentar
sucesivamente en el budismo zen, la astrología, el tarot, la numerología
y otras corrientes esotéricas. Un día llegó a sus manos una copia del
Corán y su efecto fue fulminante: descuidó su barba y tapó sus greñas
con el tarbush, cambió su nombre -por segunda vez, ya que el suyo
original era Stevenn Demebre Gregoriu- por el de Yusuf Islam, los
pantalones acampanados por la chilaba, la guitarra por los versículos de
los profetas y su ambición de ser una estrella del rock por la de
conocer el alma humana. El mundo perdió a un gran cantante pero a cambio
ganó un filántropo respetado que ha dedicado gran parte de su fortuna a
las víctimas de las guerras, ha fundado prestigiosas escuelas en Reino
Unido y hasta fue nombrado por el príncipe Carlos como su embajador
personal de caridad. Hace seis año volvió a la canción, sólo con fines
altruistas y consciente de ser «un espejo donde los musulmanes se miran
para ver el mundo occidental y donde mis compatriotas se miran para ver
el islam».
Los Beatles y su yogui
La búsqueda de alternativas a un cristianismo rancio y
encorsetado fue una de las señas de identidad del movimiento hippie, que
convirtió a sus músicos en la avanzadilla encargada de empapar de
espiritualidad oriental a la materialista burguesía. Entre estos
pioneros están los Beatles, que arrastrados por el inquieto George
Harrison viajaron a la India en 1968 para imbuirse de misticismo y
alejarse de las drogas. Allí tomaron como maestro al Maharishi Mahesh
Yogui, que entre mantra y mantra tuvo tiempo de cargar a su cuenta
suculentos talones, echar los tejos a una escandalizada Mia Farrow y
hacer caja abriendo sucursales de su Movimiento de la Regeneración
Espiritual en varios continentes. Los Beatles terminaron distanciándose
del avispado yogui, al que dedicaron el cítrico 'Sexy Sadie' en su
'Álbum Blanco'. Para entonces el Maharashi ya había encontrado nuevas
fuentes de financiación en la opulenta California, tras convertir la
meditación trascendental en una marca registrada, perfeccionar el vuelo
yóguico y propugnar la arquitectura védica y la paz mundial. Los Beach
Boys tomaron el relevo de los cuatro de Liverpool alentados por su
líder, Mike Love, que alcanzó el estatus de Gobernador de la Edad de la
Iluminación en la escuela de meditación trascendental del Maharishi pese
a su lamentable fracaso en cada uno de sus intentos por levitar.
Vela a Dios, otra al diablo
Los Rolling Stones, el reverso de la moneda de los
Beatles en aquella época, tal vez para marcar distancias con ellos
cultivaron una imagen más siniestra: se hicieron llamar 'Sus Satánicas
Majestades', incluyeron con profusión símbolos demoníacos y referencias
al Maligno en portadas y letras y llegaron a reclutar a Ángeles del
Infierno como fuerza de seguridad en un concierto que terminó -¿les
sorprende?- con la muerte de un espectador apuñalado por un motero de la
banda. Este culto -con frecuencia interesado- al Señor Oscuro ha
atraído a muchos músicos, especialmente del rock duro: AC/DC con su
'Autopista al Infierno', Ozzy Osbourne y sus rituales sangrientos en los
conciertos de Black Sabath, Jimmy Page y su fijación por la
parafernalia satánica...
La vida de Little Richard nos ofrece una edificante
parábola, o más bien un tirabuzón bíblico: se ordenó sacerdote de la
iglesia Adventista del Séptimo Día, en cuyo coro se había iniciado de
niño en el gospel, pero cambió pronto el púlpito por una vida de
golfería y excesos. Tiempo después, influido por el incendio de un motor
del avión en que viajaba, volvió contrito al redil e incluso se casó,
siendo como era más amigo de la carne que del pescado. Pero al cabo de
seis años se aburrió del pastel de manzana y el sermón dominical y
volvió a los tugurios abyectos y a las drogas duras, más salvaje que
nunca. Tuvieran que morir asesinados dos de sus mejores amigos, y su
hermano de un infarto, para que captara el mensaje divino y desempolvara
de nuevo la levita de reverendo.
Hijo pródigo
Otro hijo pródigo fue Bob Dylan, quien recibió de los
Zimmerman una sólida educación judía en Duluth, Minnesota. Pero soplar
en el viento te lleva a lugares insospechados, y así se dejó arrastrar
primero hacia la meditación zen y luego a la confraternidad cristiana de
la Viña, de mucho predicamento en los ambientes progres californianos
de los setenta. No llevó su conversión precisamente en secreto: el 27 de
septiembre de 1997, tocado con un sombrero vaquero y guitarra en
ristre, cantó 'Knocking on the Heaven's Door' y otros temas para Juan
Pablo II, 200 príncipes de la Iglesia y 300.000 jóvenes católicos
participantes en el congreso eucarístico de Bolonia. Con el tiempo, sin
embargo, su fe en la Iglesia de Roma se fue enfriando y desanduvo el
camino recorrido. «Siempre he creído en un poder superior», aduce el
bardo de Minnesota, ahora próximo al movimiento judío jasídico Chabad
Lubavitch.
Es fácil adivinar en Bono, el hombre comprometido con el
tercer mundo, con inquietudes trascendentes y una Biblia en la mesilla
de noche, al muchacho que con 14 años, devastado por la muerte de su
madre, buscó consuelo en un grupo evangélico dublinés. Aunque la rígida
jerarquía eclesial desencantó pronto al adolescente, la influencia de
aquellas catequesis aún persiste en las letras compuestas por el
cantante de U2.
Más difícil resulta ver en Alice Cooper, el inventor del
shock rock, que simulaba sangrientas ejecuciones de niños con un hacha
en el escenario y usaba una boa constrictor como bufanda, al cristiano
agazapado tras su aspecto de Sara Montiel recién levantada. Cuando el
rockero tocó fondo en los ochenta, sumido en el alcoholismo y otras
dependencias, le ayudó a salir del agujero la fe inculcada por su padre,
un predicador mormón. Cooper dejó las drogas, pero no sus macabros
espectáculos gore. «Que seas cristiano no significa que vas a ser bueno,
significa que tienes un camino más difícil ante ti», se justificó.
En España, una evolución aún más drástica la protagonizó
Fabio McNamara, icono de la Movida con Almodóvar, que dejó una vida de
excesos al descubrir a Jesucristo. ¿Quién reconoce en este hombre de
comunión diaria al compositor de 'Cómo está el servicio... de señoras'?
«Vivía alienado, bajo los efectos de un montón de sustancias. Y buscaba
la felicidad donde no estaba: en la droga, en el sexo, en la fama...»,
se sincera.
Elvis y otras divinidades
Abundan casos como el suyo: el rapero MC Hammer, estrella
de los 90 y hoy pastor evangélico; o Dave Mustaine, cuya fe del
converso le llevó a vetar las actuaciones de su grupo de trash metal,
Megadeth, en festivales donde se cantaran canciones blasfemas... Mención
aparte merece el dominicano Juan Luis Guerra. El rey del merengue y la
bachata es un activo miembro de una iglesia evangélica, no pierde
ocasión de hacer proselitismo y hasta ganó un Grammy al Mejor Álbum
Cristiano por 'Para ti' (2004). Reconocido filántropo, la fundación que
lleva su nombre ayuda a los más necesitados de la isla caribeña.
Entre los conversos al islam destacan músicos de la talla
de Ice Cube, rey del hip hop, o el jamaicano Prince Buster. Y entre los
apóstoles de otros confesiones merece ser citado el compatriota de éste
Bob Marley, impulsor del movimiento rastafari, que diviniza al
emperador etíope Haile Selassie I como descendiente del linaje del rey
Salomón y última reencarnación en la Tierra del dios Jah. O el mesurado y
grave Leonard Cohen, autor del espiritual 'Hallelujah', que derivó
desde la religión hebrea al budismo para ordenarse monje zen con el
nombre de Jikan Darma, El Silencioso.
Rara es la biografía de un músico consagrado que no
incluya un apartado sobre sus veleidades religiosas, pero más extraño
aún es encontrar a un artista convertido en objeto de adoración. Nos
referimos, cómo no, a Elvis Presley, con cuya figura se han fundado
religiones como la Primera Iglesia Preyslerteriana, cuya liturgia
estipula rezar mirando a Las Vegas y peregrinar a Graceland al menos una
vez en la vida. La Iglesia de Jesucristo Elvis, por su parte, compara
sus milagros con los del Nazareno recordando que él también anduvo sobre
las aguas... mientras practicabael surf.
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