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TÍTULO: CABALLERO BONALD PONDRÁ EL DEDO EN LA LLAGA DE LA CORRUPCIÓN EN EL CERVANTES,.
Pondrá el dedo en la llaga de la corrupción, «como Cervantes en El Quijote». El «desobediente» José Manuel Caballero Bonald (Jerez),.
Pondrá el dedo en la llaga de la corrupción, «como Cervantes en 'El
Quijote'». El «desobediente» José Manuel Caballero Bonald (Jerez , 1926),
ganador del Premio Cervantes 2012, anticipa que en el discurso que leerá el
próximo 23 de abril, cuando recoja el galardón de manos del rey Juan Carlos,
hablará de Cervantes, su poesía y sus enigmas, pero también de malversación y
decadencia. Aún está hilvanando ideas y reconoce que lo más «engorroso» para él
será el protocolo. Aceptará con «resignación cristiana» embutirse en un chaqué
«y escuchar al Rey hablando de mi obra», según dice nada más conocer la
«insólita» renuncia del Papa. Lo que sabe a ciencia cierta es que hablará «de
Cervantes, de su grandísima poesía que tan mal se conoce» y que aludirá a la
realidad más cruda de nuestro país y a su «decadencia moral».
«No puedo silenciar lo que está pasando, así que hablaré de la
necesaria regeneración moral que necesitamos», dice el octogenario escritor,
poeta y ensayista, que presenta 'Oficio de lector' (Seix barral), un compendio
de su filias literarias. Será su referente el Miguel de Cervantes que en su obra
más universal «nos habla de lo que acaece en su tiempo, de la realidad social, y
de sus desmanes». El poeta, que siempre ha reflejado la indignación que le causa
la injusticia y el abuso, se reconoce «abrumado y avergonzado» por los casos de
corrupción que proliferan como hongos en una España «que ha tocado fondo» y que
él sitúa «en un ciclo de absoluta decadencia moral y material».
Ante tanto desmán se siente Caballero Bonald «abrumado, enfurecido,
y avergonzado» pero todavía con ánimo para apostar «por la regeneración y la
restauración legítima de una democracia sin fisuras desde la decencia
política».
Sin telarañas
Se reivindica Caballero Bonald como un «desobediente activo en la
poesía, la lectura y la ciudadanía» y se mira en el espejo poético de «otro gran
desobediente, como fue Cervantes». Rastreará en su alocución las huellas «del
Cervantes más desconocido y enigmático, el que confiesa en 'Las novelas
ejemplares' que estuvo una década alejado de las letras, autor de un único
soneto en ese periodo qué tanto nos intriga» anticipa el último ganador del
premio mayor de las letras hispanas.
Coincide con Luis Cernuda en que «hay que leer al poeta Cervantes
con menos telarañas en los ojos». Él lo ha hecho alejándose de los tópicos. «Los
manuales copian al Cervantes poeta evitando lo mejor de su poesía, que yo
rastreo por toda sus obras». «A Cervantes siempre se le ha tratado mal como
poeta, muy injustamente y quizá por pura inercia, quizá porque el esplendor del
Quijote ensombreció y anuló, casi, el resto de su obra, en especial su
poesía».
Le cuesta encontrar quijotes de hoy -«acaso el Ché», deja caer-.
«Se ven hoy más fantasmas que quijotes» ironiza este indesmayable lector de
Cervantes que sigue encontrando «emoción, misterio y paradojas» en las aventuras
del Ingenioso Hidalgo «que abro al azar, con gusto y que siguen siendo un
ejemplo».
A su juicio el «verdadero compromiso de un escritor es crear nuevos
mundos a través de la escritura». «Son los grandes desobedientes, lo que no
siguen la norma, los que engrandecen la literatura y crean esos nuevos mundos.
La obediencia conduce al gregarismo y la imitación», apunta.
A poco más de un mes de la solemne ceremonia académica, presentó
Caballero Bonald 'Oficio de lector', una recolección con bastantes inéditos de
sus escritos sobre los autores que han conformado su sensibilidad y que
«constituyen un canon muy personal a través de medio siglo de lecturas». «No soy
crítico y no quiero serlo; son glosas y comentarios sobre los escritores que me
han interesado». Narradores como Juan Rulfo y Juan Carlos Onetti, «el mejor
prosista y creado de un mundo novelesco secreto», o poetas como Luis Cernuda y
Claudio Rodríguez, «con quien conviví y bebí».
«Para ser escritor, es tan importante lo que se lee como lo que se
escribe y si he escrito es porque fui un emocionado lector de poesía», resume
ante las más de 600 páginas de su particular compendio de lecturas. Acaso
publique algún nuevo poema, pero no desde luego una novela o un ensayo de largo
aliento. «Me estoy retirando desde hace cincuenta años», reitera el octogenario
escritor y poeta que ya anunció el día que fue premiado que da su obra por
concluida. «Lo que tenía que decir está dicho y no voy a pensar en una obra a
largo plazo. No tengo tiempo ni ganas. Si llega algún poema lo iré trabajando en
la memoria, pero eso es otra cosa», advierte.
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