Gisela, la cantante que se dio a conocer en la primera edición de
Operación Triunfo y que ha orientado su carrera en los últimos tiempos hacia la
actuación en musicales, estará en Badajoz mañana viernes día 22 con la obra
'Esta noche no estoy para nadie'.
Esta pieza musical escrita y dirigida por Juan Carlos Rubio, da
oportunidad a Gisela de mostrar sus facetas de actriz y cantante, los dos
géneros interpretativos que a estas alturas le resulta difícil separar.
'Esta noche no estoy...' está ambientada en la España de comienzos
de los años 80, recién aprobado el divorcio en nuestro país. La protagonista es
una abogada que, tras el fracaso de su matrimonio, se ve obligada a compartir de
nuevo domicilio con su madre, una mujer juerguista que no puede vivir sin los
hombres y con la que no es fácil convivir.
Gisela, desde Barcelona y a través del teléfono, explicó a este
diario que la maestría de Juan Carlos Rubio engarza de forma perfecta los
números musicales con la acción teatral, lo que da lugar a una representación
muy agradable para el espectador.
La madre disoluta es Kiti Manver, una actriz que inició su carrera
en papeles dramáticos y que también demostró luego su maestría para la comedia.
Gisela tiene muchos elogios para esta actriz que ha encajado perfectamente en el
musical y para sus dos compañeros, los actores y cantantes David Ordinas y Bruno
Squarcia. Tanto las canciones como la música del pianista Raúl Gama se producen
en directo.
Gisela dice que los actores españoles cada vez se reconocen más en
la escuela anglosajona, que siempre ha defendido la presencia en el escenario de
artistas capaces tanto de interpretar como de cantar y bailar. Sabe que en
España no hay larga tradición respecto a esto, pero asegura que los actores cada
vez se identifican más con este modelo.
Gisela no ha olvidado ni a Badajoz ni al público de la ciudad desde
que actuó en la capital pacense haciendo el papel de Sandy en el musical
'Grease'. Aún recuerda, conmovida, el aplauso que recibió del público pacense
cuando se produjo su entrada en el escenario.
En esa obra, Sandy se demora algunos minutos en entrar en acción y
Gisela dice que, cuando salió a escena, se vio sorprendida por el aplauso del
público que interrumpió la acción para premiarla de esa forma. «Fue muy
emocionante y jamás lo olvidaré -afirmó la artista. Es algo que no me ha vuelto
a pasar y que fue maravilloso». La representación tendrá lugar en el Teatro
López de Ayala.
TÍTULO: SE OTRA PERSONA SEIS VECES EN UNA PELÍCULA ES LIBERADOR- TOM HANKS ACTOR,.
Tom HANKS. Director de «That thing you do!»
«No soy Coppola, no soy un artista, sólo soy un artesano»
LOS ANGELES.- Durante diez años, Tom Hanks ha estado madurando y retocando
That thing you do!, su ópera prima como director. En ella revisa de forma
nostálgica la década de los sesenta a través de los ojos de The Wonders, un
grupo de música que de manera casual llega al Olimpo de la fama con una sola
canción, para después saborear la amargura de los que tocan el éxito con la yema
de los dedos. Hanks se encuentra estos días promocionando su película en Europa.
P.- ¿Puede considerar That thing you do! como su primera y única película como director?
R.- Espero que no. Quiero más. Me lo pasé muy bien haciéndolo y estoy contento con el resultado.
P.- ¿Fue dirigir tal y como esperaba?
R.- Probablemente me gustó más de lo que había pensado, pero el proceso en sí fue tal y como me lo había imaginado. Sin embargo hubo sorpresas a medida que avanzábamos. Lo que descubrí fue que físicamente es muy duro. Mucho más de lo que me había imaginado. Setenta días de rodaje levantándose a las 4.30 h. de la mañana y no durmiendo nunca antes de las doce de la noche... es muy duro. Por contra, tienes la ventaja de que se crea una camaradería fantástica, nacen memorias inolvidables. El espíritu de la creación es una verdadera explosión. Ahora, miro atrás y pienso: ¿Cómo lo hicimos?
P.- A diferencia de cuando usted es el protagonista, ¿cuál es la recompensa de participar en un rodaje como director?
R.- Es un proceso tan envolvente que las recompensas son diferentes a las que recibes siendo actor, pero diría que el ver que la película se ve y suena como la habías visualizado.
P.- Sin embargo, si los críticos le acribillan y el público no responde, ¿de qué sirve esa recompensa?
R.- Llega un momento en que la película está mentalmente ejecutada en tu cabeza. Quizás queden pequeños detalles para pulir, pero en su mayoría lo tienes todo bajo control. Después tienes que decir: «¡Esta película me encanta! Me gusta tal como es». Si la gente coincide contigo, fantástico, pero que haya otros que no, no va a hacer cambiar lo que siento por esa película. Por cierto, recibí bastantes buenas críticas por ella. No funcionó espectacularmente en taquilla, pero tampoco se hundió.
P.- Ponerse en manos de Hollywood exige aceptar la presión. ¿Se sintió cómodo con la obligación de entregar una película que fuera rentable?
R.- No puedes hacerlo de otra manera (risas).
P.- Ahora ya ha demostrado a la industria, en cierto modo, que es capaz de sobrevivir en la silla de director, ¿cree que tiene acceso a cualquier tipo de proyecto?
R.- En absoluto. Todo aquél que diga lo contrario es un estúpido. Creo que podría desarrollar algo hasta el punto de convertirlo en película, pero esto no significa hacer lo que uno quiera.
P.- ¿Considera esta película como personal?
R.- Sí, diría que sí.
P.- Curiosamente Coppola comentó hace poco que no le dejaban hacer películas personales en Hollywood. ¿Su queja es una cuestión de gustos o de comercialidad?
R.- De comercialidad, pero pienso que es posible considerar personales a todas tus películas, no importa si son o no de encargo. Claro que estás hablando con un hombre que tiene todo el dinero que necesita. No hago cine para ganar dinero, porque como bien, soy rico, y no tengo que hacer nada si no quiero. Tampoco tengo que demostrar nada. Ya lo he hecho como actor. Además, tampoco hay tantas películas ahí fuera a las que quiera hincar el diente, porque no soy el mismo tipo de cineasta que es Coppola. Todo lo que él hace es dirigir películas. Y estoy muy satisfecho con mi carrera de actor. Coppola es un artista de verdad, yo no. No soy un artista, no soy Coppola, ni Scorsese. Soy un artesano, no un artista. Los verdaderos artistas probablemente se puedan contar con los dedos de una mano, el resto son o técnicos o artesanos.
P.- Si no se considera más que un artesano de la dirección, imagino que piensa seguir con la actuación.
R.- Seguro. No he terminado mi carrera de actor. Lo de dirigir, fue una decisión momentánea. Era un momento que me planteé: ¿Qué es lo que verdaderamente quiero hacer? Cuando escojo un personaje, o un guión... Imagínese que es un actor y que le mandan un guión, lo lee e instantáneamente sabe si es que sí o que no. La mayoría de veces es que no, pero en ocasiones es difícil decir que no porque el proyecto puede ser atractivo. En cambio, cuando digo que sí, es un sí definitivo. Pienso: «Ojalá me quieran para hacer este proyecto». Este fue el caso de That thing you do!. Envié el guión al estudio y dije que esto era lo que más me apetecía hacer en ese momento.
P.- Superados los traumas de la escritura y la dirección, cuando recibe ahora un guión o cuando interpreta a un determinado personaje ¿lo ve con ojos distintos?
R.- No, porque cada personaje queda definido desde un principio por el guión. Escribir un guión es como, bueno, no sé a qué se parece, pero sabes que una novela o un guión te cuentan una historia, te entretienen por sí solos. Tienes que poder ver la película a medida que vas leyendo, y por eso cada guión es una experiencia nueva. No es que lea un guión más como director o como actor, sólo lo leo para ver la película en mi cabeza.
P.- Cuando vuelva a ponerse delante de la cámara, ¿va a cambiar su comportamiento para con los directores?
R.- No. Hasta ahora, como actor, me he comportado bien. Siempre he llegado puntual. He sabido lo que tenía que hacer. Siempre he intentado satisfacer las necesidades de mis directores. Lo único que he aprendido es a discernir qué momento es el adecuado para hablar con el director.
P.- He leído que durante la primera semana de rodaje estuvo al borde de una crisis.
R.- La primera semana, incluso como actor, no estás todavía haciendo la película. A partir del tercer día es cuando el ritmo se establece y la gente se está empezando a aclimatar a las circunstancias de trabajo, los trailers y todo eso. Al tercer día todos están ya haciendo la misma película.
P.- Cuanto más alto se llega, más difícil es mantener en orden esta perspectiva porque la gente a su alrededor pretende mantenerle satisfecho las 24 horas del día. ¿se pierde la honestidad?
R.- Esto es un mito. No te puedes rodear de gente que siempre te está diciendo lo fantástico que eres, a no ser que seas estúpido. La única verdad aquí es que nadie sabe nada. Nadie sabe si algo va a funcionar. Si va a ser bueno, si la gente se va a presentar los sábados por la noche al cine a ver tu película. Nadie sabe nada. La idea de que sólo por ser famoso y tener poder, la gente teme decirte lo que piensa no es verdad. ¡Créame, sé de lo que hablo!
P.- ¿Es un mito entonces?
R.- Creo que sí. La gente lo crea todo el tiempo, pero yo no. Intento que no me pase. Cada vez que me encuentro cerca de caer en él, tomo medidas.
P.- ¿Qué medidas?
R.- Pues me deshago de algunos. Tienes que sacar gente de tu vida.
P.- La película se desarrolla en 1964, una época en que los Beatles sorprendieron al mundo. ¿Seguía al grupo?
R.- Sí. Aunque sólo tenía 8 años en 1964, sabía que los Beatles existían, y sabía que lo pusieron todo patas arriba. Cuando vinieron aquí fue demasiado. Fue bueno para nosotros. No sólo el fenómeno Beatles, sino todo lo que vino después.
P.- ¿Está usted al día de los cineastas españoles?
R.- Sólo de Almodóvar. He oído a hablar de él, eso es todo. No hay muchas películas españolas que lleguen aquí.
P.- Usted trabajó con Antonio Banderas en Philadelphia. En cuestión de poco tiempo, Banderas ha conseguido subir como la espuma. ¿Cómo ve su carrera?
R.- Es un tipo interesante. Antonio tiene una personalidad magnética. Ahora está en Evita, que creo es un papel perfecto para él. Es una de las historias más grandes que se pueden hacer en cine. Pienso que Antonio va a funcionarle bien porque sabe muy bien quién es y qué es lo que quiere hacer como artista. Estamos hablando de una persona que llegó a ser tan famoso en España que no pudo vivir más allí, todo se convirtió en grande. También conocí a Ana, su ex mujer. Una mujer muy dulce.
P.- ¿Qué le aconsejaría? R.- Oh, nada. Nunca presumiría de dar consejo a nadie.
P.- ¿Puede considerar That thing you do! como su primera y única película como director?
R.- Espero que no. Quiero más. Me lo pasé muy bien haciéndolo y estoy contento con el resultado.
P.- ¿Fue dirigir tal y como esperaba?
R.- Probablemente me gustó más de lo que había pensado, pero el proceso en sí fue tal y como me lo había imaginado. Sin embargo hubo sorpresas a medida que avanzábamos. Lo que descubrí fue que físicamente es muy duro. Mucho más de lo que me había imaginado. Setenta días de rodaje levantándose a las 4.30 h. de la mañana y no durmiendo nunca antes de las doce de la noche... es muy duro. Por contra, tienes la ventaja de que se crea una camaradería fantástica, nacen memorias inolvidables. El espíritu de la creación es una verdadera explosión. Ahora, miro atrás y pienso: ¿Cómo lo hicimos?
P.- A diferencia de cuando usted es el protagonista, ¿cuál es la recompensa de participar en un rodaje como director?
R.- Es un proceso tan envolvente que las recompensas son diferentes a las que recibes siendo actor, pero diría que el ver que la película se ve y suena como la habías visualizado.
P.- Sin embargo, si los críticos le acribillan y el público no responde, ¿de qué sirve esa recompensa?
R.- Llega un momento en que la película está mentalmente ejecutada en tu cabeza. Quizás queden pequeños detalles para pulir, pero en su mayoría lo tienes todo bajo control. Después tienes que decir: «¡Esta película me encanta! Me gusta tal como es». Si la gente coincide contigo, fantástico, pero que haya otros que no, no va a hacer cambiar lo que siento por esa película. Por cierto, recibí bastantes buenas críticas por ella. No funcionó espectacularmente en taquilla, pero tampoco se hundió.
P.- Ponerse en manos de Hollywood exige aceptar la presión. ¿Se sintió cómodo con la obligación de entregar una película que fuera rentable?
R.- No puedes hacerlo de otra manera (risas).
P.- Ahora ya ha demostrado a la industria, en cierto modo, que es capaz de sobrevivir en la silla de director, ¿cree que tiene acceso a cualquier tipo de proyecto?
R.- En absoluto. Todo aquél que diga lo contrario es un estúpido. Creo que podría desarrollar algo hasta el punto de convertirlo en película, pero esto no significa hacer lo que uno quiera.
P.- ¿Considera esta película como personal?
R.- Sí, diría que sí.
P.- Curiosamente Coppola comentó hace poco que no le dejaban hacer películas personales en Hollywood. ¿Su queja es una cuestión de gustos o de comercialidad?
R.- De comercialidad, pero pienso que es posible considerar personales a todas tus películas, no importa si son o no de encargo. Claro que estás hablando con un hombre que tiene todo el dinero que necesita. No hago cine para ganar dinero, porque como bien, soy rico, y no tengo que hacer nada si no quiero. Tampoco tengo que demostrar nada. Ya lo he hecho como actor. Además, tampoco hay tantas películas ahí fuera a las que quiera hincar el diente, porque no soy el mismo tipo de cineasta que es Coppola. Todo lo que él hace es dirigir películas. Y estoy muy satisfecho con mi carrera de actor. Coppola es un artista de verdad, yo no. No soy un artista, no soy Coppola, ni Scorsese. Soy un artesano, no un artista. Los verdaderos artistas probablemente se puedan contar con los dedos de una mano, el resto son o técnicos o artesanos.
P.- Si no se considera más que un artesano de la dirección, imagino que piensa seguir con la actuación.
R.- Seguro. No he terminado mi carrera de actor. Lo de dirigir, fue una decisión momentánea. Era un momento que me planteé: ¿Qué es lo que verdaderamente quiero hacer? Cuando escojo un personaje, o un guión... Imagínese que es un actor y que le mandan un guión, lo lee e instantáneamente sabe si es que sí o que no. La mayoría de veces es que no, pero en ocasiones es difícil decir que no porque el proyecto puede ser atractivo. En cambio, cuando digo que sí, es un sí definitivo. Pienso: «Ojalá me quieran para hacer este proyecto». Este fue el caso de That thing you do!. Envié el guión al estudio y dije que esto era lo que más me apetecía hacer en ese momento.
P.- Superados los traumas de la escritura y la dirección, cuando recibe ahora un guión o cuando interpreta a un determinado personaje ¿lo ve con ojos distintos?
R.- No, porque cada personaje queda definido desde un principio por el guión. Escribir un guión es como, bueno, no sé a qué se parece, pero sabes que una novela o un guión te cuentan una historia, te entretienen por sí solos. Tienes que poder ver la película a medida que vas leyendo, y por eso cada guión es una experiencia nueva. No es que lea un guión más como director o como actor, sólo lo leo para ver la película en mi cabeza.
P.- Cuando vuelva a ponerse delante de la cámara, ¿va a cambiar su comportamiento para con los directores?
R.- No. Hasta ahora, como actor, me he comportado bien. Siempre he llegado puntual. He sabido lo que tenía que hacer. Siempre he intentado satisfacer las necesidades de mis directores. Lo único que he aprendido es a discernir qué momento es el adecuado para hablar con el director.
P.- He leído que durante la primera semana de rodaje estuvo al borde de una crisis.
R.- La primera semana, incluso como actor, no estás todavía haciendo la película. A partir del tercer día es cuando el ritmo se establece y la gente se está empezando a aclimatar a las circunstancias de trabajo, los trailers y todo eso. Al tercer día todos están ya haciendo la misma película.
P.- Cuanto más alto se llega, más difícil es mantener en orden esta perspectiva porque la gente a su alrededor pretende mantenerle satisfecho las 24 horas del día. ¿se pierde la honestidad?
R.- Esto es un mito. No te puedes rodear de gente que siempre te está diciendo lo fantástico que eres, a no ser que seas estúpido. La única verdad aquí es que nadie sabe nada. Nadie sabe si algo va a funcionar. Si va a ser bueno, si la gente se va a presentar los sábados por la noche al cine a ver tu película. Nadie sabe nada. La idea de que sólo por ser famoso y tener poder, la gente teme decirte lo que piensa no es verdad. ¡Créame, sé de lo que hablo!
P.- ¿Es un mito entonces?
R.- Creo que sí. La gente lo crea todo el tiempo, pero yo no. Intento que no me pase. Cada vez que me encuentro cerca de caer en él, tomo medidas.
P.- ¿Qué medidas?
R.- Pues me deshago de algunos. Tienes que sacar gente de tu vida.
P.- La película se desarrolla en 1964, una época en que los Beatles sorprendieron al mundo. ¿Seguía al grupo?
R.- Sí. Aunque sólo tenía 8 años en 1964, sabía que los Beatles existían, y sabía que lo pusieron todo patas arriba. Cuando vinieron aquí fue demasiado. Fue bueno para nosotros. No sólo el fenómeno Beatles, sino todo lo que vino después.
P.- ¿Está usted al día de los cineastas españoles?
R.- Sólo de Almodóvar. He oído a hablar de él, eso es todo. No hay muchas películas españolas que lleguen aquí.
P.- Usted trabajó con Antonio Banderas en Philadelphia. En cuestión de poco tiempo, Banderas ha conseguido subir como la espuma. ¿Cómo ve su carrera?
R.- Es un tipo interesante. Antonio tiene una personalidad magnética. Ahora está en Evita, que creo es un papel perfecto para él. Es una de las historias más grandes que se pueden hacer en cine. Pienso que Antonio va a funcionarle bien porque sabe muy bien quién es y qué es lo que quiere hacer como artista. Estamos hablando de una persona que llegó a ser tan famoso en España que no pudo vivir más allí, todo se convirtió en grande. También conocí a Ana, su ex mujer. Una mujer muy dulce.
P.- ¿Qué le aconsejaría? R.- Oh, nada. Nunca presumiría de dar consejo a nadie.
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