Hay
décadas que no resultan prodigiosas, al menos, cuando, tras hacer números, se
establecen las odiosas comparaciones. Por ejemplo, en,.
Hay décadas que no resultan prodigiosas, al menos, cuando, tras
hacer números, se establecen las odiosas comparaciones. Por ejemplo, en 2003,
ocho galerías de dos comunidades autónomas acudieron a la correspondiente
edición de la Feria de Arte Contemporáneo ARCO, mientras que a la actual tan
solo se presentan dos.
Las opiniones recabadas tras la celebración fueron moderadamente
optimistas, pero ni, por asomo, similares a las expresadas por las firmas que
concurren a una nueva convocatoria de la principal cita del mercado español. El
escepticismo cunde en el sector, propiciado por el efecto de la recesión, la
retracción de los coleccionistas públicos y privados, y la aplicación de medidas
tan contestadas como la subida del IVA hasta el 21%, la tasa más elevada de toda
la Unión Europea, ante la feria que abre sus puertas la próxima semana.
El balance de estos diez años también deja otras alarmantes
consecuencias. Entonces, el Museo Artium anunció la compra de una pintura de
Alfonso Gortázar y una serie de fotografías de Miguel Ángel Gaüeca. Hoy, la
institución no tiene prevista ninguna adquisición por falta de presupuesto y la
mitad de aquellas entidades ha desaparecido, algunas tras una breve existencia.
La última de las bajas es la de Moisés Pérez de Albéniz, que ha
cerrado su local en Pamplona y se ha trasladado a la calle Doctor Fourquet, el
último polo de atracción de las galerías en el centro de Madrid.
La desaparición de galerías de arte no es un fenómeno extraño. El
riesgo forma parte de su naturaleza y, en muchos casos, se trata de proyectos
personales que no superan el final de la actividad profesional de su impulsor.
Es el caso de Soledad Lorenzo en Madrid.
Existen otras adversidades menos frecuentes como los problemas de
Oliva Arauna con las normas urbanísticas municipales, pero, en general, la
crisis económica ha sido el principal causante de los últimos cierres, algunos
de evidente notoriedad. Entre las desapariciones, hay nombres consolidados en el
espacio nacional como el de SCQ, la empresa más importante de Galicia.
La decisión de Moisés Pérez de Albéniz de reubicarse en Madrid no
es excepcional. Antes, otros marchantes tomaron la misma decisión. En algunos
casos ha comportado la apertura de una delegación, como la cacereña Casa Sin Fin
o la catalana Nogueras Blanchard, en otros, el traslado definitivo, caso de la
galería vallisoletana Carmen Durango reconvertida en Antonio Machón tras su
desembarco en la capital. También tomó la misma decisión la valenciana My name's
Lolita Art, que clausuró su sede original y mantuvo el local madrileño cuando la
mala coyuntura comenzó a cobrarse víctimas.
En la periferia
Existen profesionales del sector que abrieron negocios en la
periferia y han buscado nuevos horizontes, una posibilidad que se plantea ante
la certeza de que la crisis golpea aún más fuerte lejos del Manzanares. «No
aparecen ni los museos ni los coleccionistas, estamos en una situación de riesgo
extremo», señala Petra Pérez, directora de Vanguardia, una de las galerías
vascas que rompe este año con una asistencia prácticamente ininterrumpida desde
los 80.
«ARCO es la única plataforma de publicidad para las galerías de
extrarradio, aunque este año tampoco eso implica nada porque no hay
expectativas», advierte. «No recuerdo nada similar, estamos en una tesitura de
máximo peligro».
Espacio Mínimo abandonó Murcia para asentarse también en la
capital, donde se ha ganado un indiscutible prestigio. «Pusimos el mayor de los
empeños en demostrar que se pueden hacer cosas sin estar en Madrid, Barcelona o
Nueva York, pero llegó un momento en el que corrimos el riesgo de convertirnos
en una galería virtual, conocida de oídas, pero a la que nadie entraba», explica
José Martínez Calvo, uno de sus fundadores.
¿La crisis puede agudizar esa incipiente centralización? Según
explica, el problema lo padece tanto el centro como la periferia, sobre todo con
las medidas fiscales que los sitúan en un plano de desventaja frente al resto de
Europa. «Además, es posible que haya más coleccionistas en Madrid, pero,
actualmente, los clientes compran en cualquier parte, incluso fuera de España, y
no hay medios para asistir a las ferias extranjeras, una aventura que afrontas
sin la menor seguridad».
La posibilidad de un cambio de ubicación puede ser el menor de los
males si la situación aún empeora. «El Gobierno olvida que producimos y no puede
pedir que sigamos haciéndolo en estas circunstancias. No se ha dado cuenta que
el patrimonio del futuro recae en el galerista y el artista, el eslabón más
débil», lamenta y alega la insensibilidad de la Administración: «Nos trata como
a tenderos».
A su juicio, ARCO no parece haberse percatado de la gravedad del
momento ni de la diferencia impositiva a uno y otro lado de los Pirineos. «Va a
ser la piedra de toque para muchos porque los mismos autores venden más y mejor
en establecimientos extranjeros. Ellos tienen precios más baratos ya que
facturan al 7%», denuncia. «IFEMA se ha mostrado absolutamente insensible ante
la injusta fiscalidad». El horizonte anuncia una catástrofe: «Con esta actitud
de las instituciones nos dirigimos hacia un desierto cultural».
Su colega Nacho Múgica cree también que la feria podría hacer más,
pero no en términos de descuentos para los 'stands'. «Más importante es mantener
el nivel de la calidad, no bajar el listón», afirma. «Abrir la mano para no
perder ingresos implica perder prestigio y atraer a menos coleccionistas»,
asevera.
Trasladarse
¿Y buscar un espacio permanente en Madrid? «No es ninguna tontería
porque la crisis golpea más a la periferia, sin duda», admite el gestor de la
galería bilbaína, la única del territorio histórico que acude a la cita. Este
veterano profesional no confía en las posibilidades en lo que respecta a la
demanda interna y asegura que su receta es moverse. «No nos planteamos abrir en
otras ciudades, pero sí acudir a los encuentros internacionales, con especial
incidencia en el área latinoamericana, caso de Zona Maco México Arte
Contemporáneo o la Feria de Sao Paulo».
Dicho esfuerzo exige unos gastos elevados que pocos pueden
afrontar. «Entramos en un círculo vicioso» explica. «Si no hay mercado local no
se generan ingresos y no puedes salir al extranjero y generar nuevos negocios,
con lo que entras en una espiral destructiva. Nosotros vamos porque en los
buenos años guardamos y tiramos de ello. Quien no pudo o no quiso lo está
pasando peor».
La galería Carreras Múgica acude a la presente edición con obra de
Pello Irazu, Juan Pérez Agirregoikoa, Rita McBride y Richard Serra, entre otros,
además de Eduardo Chillida, «nuestro baluarte», confiesa. En el espacio sitúan
una peana en la que se podrá contemplar el trabajo de estos creadores con el
contrapunto de obras del escultor guipuzcoano e, incluso, una terracota de
Picasso. «Es una manera de contextualizar y lo cierto es que, cuando todo es
bueno, funciona perfectamente».
Altxerri es la otra firma vasca superviviente de aquella relación
de firmas que participaban en ARCO. A lo largo de este periodo han desaparecido
dos establecimientos en la capital donostiarra. «Uno se embarca en esto por
afición o por obsesión, y si no realizas una apuesta muy comercial resulta muy
complicado rentabilizarlo», explica García Velilla.
El responsable de la firma asegura que el panorama es horrible. «No
pasa nada ni pasa nadie», lamenta. En su opinión, las entidades que sobrevivirán
son aquellas que posean un local en propiedad. «Si tienen que pagar un alquiler,
tiene que resultar demoledor», sugiere y da cuenta de algunas de las
determinaciones adoptadas para minimizar los gastos. «Ahora no producimos ni
traemos exposiciones de lugares lejanos». También han reducido la extensión de
su stand. «IFEMA ha permitido pagar una tercera parte de los costes el último
día de la feria, lo que también implica un riesgo porque hay mucha gente que no
llega».
La centralización se va a acentuar y otras firmas buscarán
emplazamientos más pequeños y asequibles dentro de la misma ciudad, en opinión
de García Velilla. «La partida de Moisés Pérez de Albéniz, después de quince
años de proponer una línea expositiva estupenda y sin concesiones, deja
prácticamente a Pamplona sin vanguardia». No seguirán sus pasos, aunque cree que
es lo que demanda la lógica empresarial. «Vamos a cumplir treinta años y
seguimos fieles a la filosofía de los fundadores de Altxerri, que querían
impulsar el jazz y el arte moderno».
El impacto de la crisis no se limitará al ámbito comercial. «Esto
influirá en la creación artística de este país porque si no se produce no se
experimenta y no evolucionamos. ¿Para qué pintarán los artistas si no pueden
exponer?». Ellos seguirán promocionando a artistas de su programa y en esta
edición exhibirán obra de Mitsuo Miura, los hermanos Roscubas y Esther Ferrer.
Mercado latinoamericano
El mercado latinoamericano es uno de los focos emergentes más
importantes. La galería valenciana Luis Adelantado no se ha limitado a acudir a
las ferias del otro lado del Atlántico, sino que hace cuatro años abrió un nuevo
espacio en el Distrito Federal. Su experiencia pone de manifiesto no solo la
aparición de áreas atrayentes para la plástica, sino también la frustración de
plazas como la ciudad del Turia que no se han consolidado tal y como se
esperaba.
Los proyectos surgidos en los años 80 y 90 se fueron apagando.
«Había exposiciones buenas pero no tuvimos apoyo de los medios de comunicación
nacionales, siempre focalizados en lo que ocurre en Madrid y Barcelona, y el de
los locales no resultaba suficiente», recuerda Olga Adelantado, responsable de
la galería española.
«Además, aquí las entidades nunca nos han respaldado, el Instituto
Valenciano de Arte Moderno vive ajeno a los que pasa en la ciudad, y los
coleccionistas compran en la capital porque creen que es mejor». La oferta se
redujo y también la asistencia del público. «Ya no somos un destino cultural»,
reconoce.
La apuesta de Luis de Adelantado por la Feria Maco les acercó a la
creación mexicana y antes de abrir su segundo centro ya contaban con cinco
artistas del país. «Hay que trabajar desde lo local, aguantar y generar tejido,
algo que no puede suplir tan solo asistiendo a ferias», aduce. La concentración
geográfica es un hecho, pero, en su opinión, también existen otras
polarizaciones no menos inquietantes. «En una situación tan precaria se
simplifican las estrategias y hoy vemos entidades que apuestan por valores
jóvenes y otras que se decantan por los consolidados. Luego, ¿qué ocurre con los
intermedios?».
Mario Picazo (nacido en Pueblo, Colorado, EE. UU., el 11
de diciembre de 1965) . Es un presentador que ha desarrollado su trabajo sobre
todo en la cadena de ...
Mario nació en Estados Unidos porque su padre, cirujano, se fue recién casado a hacer la especialidad de Medicina. En Estados Unidos nacieron los tres hijos del matrimonio, y a los pocos años regresaron a España.
Estudió Ciencias Físicas en la Universidad de Barcelona, Licenciado en Geografía y Matemáticas por la Universidad de Nuevo México. Posteriormente realizó un Máster y Doctorado en Geografía y Ciencias de la Atmósfera por la Universidad de California, UCLA.
Se dedicó a ser profesor en el Departamento de Meteorología de la Universidad de California y trabajo como investigador en ese departamento y en el Scripps Institution of Oceanography en La Jolla.
Regresa a España en 1993 y comienza a trabajar como ingeniero medioambiental en el Centro de Tecnología Labein de Bilbao. Dos años después era designado jefe de Meteorología de Informativos Telecinco, labor que desarrolla durante quince años.
También trabaja como profesor de meteorología y cambio climático en la Universidad norteamericana de Madrid "Saint Louis University".
En otoño de 2004 regresó a la Universidad de California para trabajar en un proyecto de investigación relacionado con el fenómeno de "El Niño" y, un año después, regresó a Telecinco.
En los últimos años ha diversificado su aparición en pantalla, con labores de presentación: Desde el año 2005 colabora, además, en El programa de Ana Rosa, de Ana Rosa Quintana, en Telecinco. En 2007 presentó desde Honduras el reality show Supervivientes-Perdidos en Honduras y más adelante, junto a Emma García el concurso ¡Clever! basado en el formato norteamericano Brainiac, ambos en Telecinco.
En enero de 2008 volvió a presentar la siguiente temporada de Supervivientes-Perdidos en Honduras aunque tuvo que abandonarlo a la semana del comienzo al contraer la fiebre tifoidea y durante ese tiempo fue sustituido por Óscar Martínez. Se recuperó de la enfermedad y las últimas semanas de concurso pudo presentarlas.
Es autor de tres libros científicos sobre cambio climático. En la actualidad y tras abandonar la plantilla de Telecinco dirige la empresa Atmosférica Productos Meteorológicos que entre otras ofrece la información meteorológica a la cadena de Fuencarral.
Su trabajo más reciente es una serie llamada Climas Extremos en la que viaja a aquellos lugares donde el clima es extremo.
Ha vuelto a trabajar en el servicio de meteorología de Telecinco, concretamente presenta el tiempo tras el informativo de la noche.
Trabajos publicados
- Los grillos son un termómetro: Curso práctico de Meteorología. (Ediciones Martínez Roca, 2004) ISBN 978-84-270-3048-0
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