Fernando Alonso fichó en 2010 por Ferrari con un único
objetivo: proclamarse campeón del mundo con la escudería con más
historia de la Fórmula 1. Cuatro temporadas después, el objetivo no ha
cambiado, pero las sensaciones sí. El piloto asturiano ha rozado el
título en varias ocasiones y, a excepción de 2011, luchó por proclamarse
tricampeón mundial hasta la última carrera. 2013 arrancaba con esa idea
de nuevo. El F138 daba buenas sensaciones, parecía que este año sí y
que, antes del cambio de reglamentación de motores que presumiblemente
provocarán un seísmo entre las cuotas de favoritos, Alonso iba a
llevarse la ansiada corona. Unos meses después, todo ha cambiado.
El rival más fuerte sigue siendo el mismo: Sebastian
Vettel. El alemán a los mandos de su Red Bull sigue en otro mundo.
Mientras batalla con guerras internas y externas, se ha escapado en la
clasificación general y comanda con más de una carrera de colchón la
clasificación del Mundial de pilotos. Vettel, tricampeón más joven de la
historia, ha reconvertido un famoso epitafio futbolero para llevarlo a
su terreno. Ahora, la Fórmula 1 es un deporte de 22 pilotos en el que
siempre gana un alemán. Sus números son demoledores: cuatro victorias,
siete podios y tres poles. Los de Fernando Alonso: dos victorias, cinco
podios, cero poles. Y el problema no es ese, sino que entre medias se
han colado demasiados pilotos. Kimi Raikkönen ya ha superado al piloto
español en la clasificación, por un punto, y Lewis Hamilton está al
acecho, a solo nueve. Mientras, Vettel se ha alejado a 39 puntos de
Alonso.
Los puntos del domingo
El problema no es tanto la falta de competitividad, como
ocurre en equipos sumidos en una crisis total como es el caso de
McLaren, sino que Ferrari se ha estancado en una cierta mediocridad que
no gusta ni al equipo ni a los aficionados. Ya que de Felipe Massa no se
espera mucho -renovó 'in extremis' en 2012, no le caerá esa breva de
nuevo-, todo el peso de los más de 50 años de historia de Ferrari ha
recaído sobre los hombros de Fernando Alonso. El asturiano ha liderado
85 vueltas en lo que llevamos de Mundial, mientras que el brasileño solo
lo ha hecho en cuatro y gracias a los movimientos en boxes. Una cifra
que habla por sí misma.
Así, Ferrari se ha acostumbrado a que Alonso salve la
situación. Ya lo hizo en 2010 con un coche ganador y que acabó perdiendo
por una imperdonable falta de criterio a la hora de desarrollar la
estrategia en la última carrera. Salvó los muebles en un 2011 imposible y
llegó a la última carrera de 2012 con opciones serias de ser campeón.
La frase de «el domingo es cuando se dan los puntos» se había convertido
en el particular clavo ardiendo al que se agarraba cualquier 'tifosi'
de bien.
No obstante, Alonso dejaba caer siempre que podía que necesitaban competitividad los sábados. Y no le faltaba razón.
En cuatro años en Ferrari, Alonso ha sumado cuatro poles
(Italia y Singapur en 2010, y Gran Bretaña y Alemania en 2012), las
mismas que Lewis Hamilton en lo que llevamos de 2013. En el mismo
período, Vettel ha conseguido 34. Mientras el asturiano solventase la
papeleta con actuaciones estelares el domingo, la profunda crisis de los
sábados quedaba convenientemente tapada.
Unas vacaciones calientes
Las palabras de Fernando Alonso quejándose de la falta de
competitividad del Ferrari con respecto a Red Bull tras la carrera de
Hungría («llevamos cuatro años a medio segundo o un segundo de Red
Bull») se refería más a la falta de evolución que a la situación
concreta de cada carrera. Mientras que el resto de equipos más o menos
han acertado en sus desarrollos durante la temporada, en Ferrari han ido
dando tumbos, en algunos casos de una manera un tanto bochornosa. El
fichaje de James Allison como Director Técnico de Chasis debería
resultar un revulsivo en la fábrica de Maranello. El hombre que
participó de la creación de, entre otros, los Renault con los que Alonso
se proclamó bicampeón del mundo, está considerado como uno de los
técnicos de más talento del actual mercado. ¿Será suficiente?
En medio de esta situación, a Luca Cordero di Montezemolo
no se le ocurrió otra cosa que llamar al orden a Alonso. Es decir: que
ha intentado apagar un fuego echándole gasolina. Y sus palabras, citando
a la propia web de Ferrari, no dejan lugar a dudas: son un tirón de
orejas al asturiano. «A todos los grandes campeones que han pilotado
para Ferrari, se les ha pedido que antepusieran los intereses del equipo
a los suyos. Este es el momento de mantener la calma, evitar polémicas y
mostrar humildad y determinación a la hora de contribuir cada uno en lo
suyo, apoyando al equipo y a su gente tanto dentro como fuera del
circuito», declaró el presidente de la entidad. Aunque al día siguiente
de estas declaraciones -realizadas sólo 24 horas después del banderazo a
cuadros en Hungría-, desde Ferrari se apresuraron a confirmar su
confianza en Alonso, las palabras de Montezemolo ya están negro sobre
blanco.
TÍTULO; SEBASTIAN CASTELLA, DOS OREJAS Y PUERTA GRANDE EN PONTEVEDRA,.
Faro de Vigo
El matador de toros francés Sebastián Castella, con dos orejas, resultó ayer el primer triunfador de la feria de la Virgen de la Peregrina de ..
El matador de toros francés Sebastián Castella, con dos
orejas, resultó ayer el primer triunfador de la feria de la Virgen de la
Peregrina de Pontevedra, en una tarde de toreo grandioso de Morante de
la Puebla, que solo paseó un apéndice por pinchar su segunda faena.
Enrique Ponce llevó a cabo una primera faena de mucho
oficio ante un toro blando y sin clase, con el que se mostró solvente.
El cuarto fue el astado más deslucido del encierro, y aquí el diestro de
Chiva no pasó de afanoso en una labor imposible.
Gran faena de Morante de la Puebla a su primer toro, con el
que brilló en el manejo del capote, y al que diseñó una faena de muleta
de mucho poso y notable sabor, con un toreo enjundioso y reposado al
natural. Cortó una oreja.
En el quinto anduvo nuevamente a gran nivel con un toro de
mucha calidad de Alcurrucén al que cuajó con torería y exquisito gusto
en una labor de altas cotas y notable expresión, que pudo haber sido de
premio grande si no llega a fallar estrepitosamente con los aceros.
Sebastián Castella también tocó pelo en su primero, al que
instrumentó una labor bien estructurada, con un toreo de mando, temple y
limpieza fundamentalmente por el lado derecho.
Mismo guión en el sexto: faena limpia, con ritmo y compacta
de Castella, bien rubricada con la espada, que le permitió cortar el
trofeo que le abrió la puerta grande.
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