TÍTULO: EL ÚLTIMO RETO DE ESPAÑA.
EL ÚLTIMO RETO DE ESPAÑA.
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La selección de Del Bosque busca en Brasil el único gran título que le falta en su ciclo triunfal - El último reto de España - Deportes.
La Copa Confederaciones
El último reto de España
Los
jugadores de la selección española Fernando Torres (c) y Álvaro Arbeloa
(i) junto a su director técnico, Vicente del Bosque (d), durante el
entrenamiento del combinado nacional en el centro de entrenamiento
Wilson Campos, a las afueras de Recife (Bras
Están
todos los que alzaron la Eurocopa el año pasado en Kiev excepto
Juanfran, Llorente, Negredo y el convaleciente Xabi Alonso, sustituidos
por Azpilicueta, Monreal, Soldado y Villa, y llegaron el miércoles a
Recife, donde mañana la selección española debuta contra Uruguay, con la
idea de que la Copa Confederaciones no es un viaje de recreo en el que
descargar sin más las tensiones de otra temporada agotadora. Eso es al
menos lo que Vicente del Bosque quiere ver en la buena disposición que
ha encontrado en todos los jugadores, concienciados al máximo de que el
ensayo general para el Mundial de Brasil es ya algo más que un invento
extemporáneo que la FIFA quiere asentar de cualquier manera.
Cada convocatoria para la selección hecha por Del Bosque es, sin embargo, una fiesta para los elegidos y esa es la mejor noticia para el gran timonel de la gloriosa Roja y su empeño en alargar el ciclo triunfal que vive el equipo español desde el 2008, con el único lunar precisamente de la anterior edición de la Copa Confederaciones, en Suráfrica hace ahora cuatro años, a la que la selección española no llegó en las mejores condiciones físicas y mentales. Estados Unidos puede dar fe de ello.
Ahora es otra cosa, dicen Del Bosque y los futbolistas, porque el peso de la responsabilidad es mucho mayor después de ganar el Mundial 2010 y revalidar el título de campeones de Europa el verano pasado. Todos han querido estar, nadie ha planteado pega alguna por las posibles inconveniencias que genera un calendario tan agotador y nadie piensa todavía en las vacaciones. No hasta luchar por alcanzar una final en la que bien podrían encontrarse con Brasil, el duelo deseado por todo el mundo y del que Del Bosque no quiere hablar a estas horas.
"Eso no es más que lírica antes de empezar la competición. Es una hipótesis, no es momento de pensar en ello", afirma el salmantino, que no pierde de vista tampoco el maleficio que pesa sobre la selección brasileña. Por un lado, nada le apetece más que pasar por encima de los reyes del mundo y de Europa. Por otro, los brasileños, con Luis Felipe Scolari a la cabeza, miran de reojo al hecho de que cada vez que ganaron la Copa Confederaciones (1997, 2005 y 2009) no dieron la tallas en los tres campeonatos del mundo que siguieron.
España acabó tercera en su única participación (2009) y al año siguiente alzó su primer Mundial. Ahora, con el horizonte de la cita mundialista del año que viene, el equipo español llega a Brasil con la renovada seguridad de que no hay ningún motivo para apartarse del camino lo más mínimo. La victoria sobre Francia en Saint-Dennis del pasado marzo reafirmó a Del Bosque y a sus jugadores en la absoluta vigencia de su ideario. La buena organización, los bajitos, el toque, la movilidad y la velocidad en la circulación de la pelota continúan siendo factores inabordables para la mayoría de los rivales, a los que no les alcanzan los planteamientos más conservadores para dañar a la Roja, pese a que esta sigue sin encontrar un goleador con prestaciones a la altura de su juego.
Soldado parte ahora con cierta ventaja, pero el falso 9 por antonomasia, Fábregas, sigue ahí, aunque contra Uruguay puede tener sitio en el centro del campo a la vista de la intención de Del Bosque de jugar con un solo medio centro por delante de la defensa, Busquets. El nuevo debate, el de la portería, le costará al seleccionador alguna que otra crítica. Valdés merece la titularidad, pero Casillas no se rendirá, como demostró ante Irlanda en el último amistoso.
Cada convocatoria para la selección hecha por Del Bosque es, sin embargo, una fiesta para los elegidos y esa es la mejor noticia para el gran timonel de la gloriosa Roja y su empeño en alargar el ciclo triunfal que vive el equipo español desde el 2008, con el único lunar precisamente de la anterior edición de la Copa Confederaciones, en Suráfrica hace ahora cuatro años, a la que la selección española no llegó en las mejores condiciones físicas y mentales. Estados Unidos puede dar fe de ello.
Ahora es otra cosa, dicen Del Bosque y los futbolistas, porque el peso de la responsabilidad es mucho mayor después de ganar el Mundial 2010 y revalidar el título de campeones de Europa el verano pasado. Todos han querido estar, nadie ha planteado pega alguna por las posibles inconveniencias que genera un calendario tan agotador y nadie piensa todavía en las vacaciones. No hasta luchar por alcanzar una final en la que bien podrían encontrarse con Brasil, el duelo deseado por todo el mundo y del que Del Bosque no quiere hablar a estas horas.
"Eso no es más que lírica antes de empezar la competición. Es una hipótesis, no es momento de pensar en ello", afirma el salmantino, que no pierde de vista tampoco el maleficio que pesa sobre la selección brasileña. Por un lado, nada le apetece más que pasar por encima de los reyes del mundo y de Europa. Por otro, los brasileños, con Luis Felipe Scolari a la cabeza, miran de reojo al hecho de que cada vez que ganaron la Copa Confederaciones (1997, 2005 y 2009) no dieron la tallas en los tres campeonatos del mundo que siguieron.
España acabó tercera en su única participación (2009) y al año siguiente alzó su primer Mundial. Ahora, con el horizonte de la cita mundialista del año que viene, el equipo español llega a Brasil con la renovada seguridad de que no hay ningún motivo para apartarse del camino lo más mínimo. La victoria sobre Francia en Saint-Dennis del pasado marzo reafirmó a Del Bosque y a sus jugadores en la absoluta vigencia de su ideario. La buena organización, los bajitos, el toque, la movilidad y la velocidad en la circulación de la pelota continúan siendo factores inabordables para la mayoría de los rivales, a los que no les alcanzan los planteamientos más conservadores para dañar a la Roja, pese a que esta sigue sin encontrar un goleador con prestaciones a la altura de su juego.
Soldado parte ahora con cierta ventaja, pero el falso 9 por antonomasia, Fábregas, sigue ahí, aunque contra Uruguay puede tener sitio en el centro del campo a la vista de la intención de Del Bosque de jugar con un solo medio centro por delante de la defensa, Busquets. El nuevo debate, el de la portería, le costará al seleccionador alguna que otra crítica. Valdés merece la titularidad, pero Casillas no se rendirá, como demostró ante Irlanda en el último amistoso.
TÍTULO; LA FUNCIÓN DEL TEATRO NO ES CAMBIAR AL PUBLICO, SINO QUE VUELVA,.
«La función del teatro no es cambiar al público, sino que vuelva»
La
última vez que Javier Veiga estuvo en Cáceres lo hizo con la comedia 5
hombres.com, en la que desgranaba desde el monólogo las ...
La última vez que Javier Veiga estuvo en Cáceres lo hizo
con la comedia '5 hombres.com', en la que desgranaba desde el monólogo
las penurias de la guerra de sexos y de la convivencia desde las
perspectiva masculina, pero siempre buscando la sonrisa. Ahora vuelve,
pero de otra guisa. Mucho más serio y enfrascado en problemas de gran
magnitud, como la aceptación del sino, de un destino cruel.
Veiga no es un rostro conocido de la tele que haya caído de
milagro en el mundo del teatro. Más bien al revés. Pasó por la RESAD
(Real Escuela Superior de Arte Dramático) de Madrid y creó su propia
compañía, 'Teatro Impar', con quien montó ocho obras teatrales. 'La
Venganza de Don Mendo', 'Don Juan Tenorio', 'La Celestina' o 'El enfermo
imaginario' son algunas de las obras en las que ha participado Veiga.
Personajes universales. «Es inevitable que la gente me conozca por la
televisión no es algo que me preocupe porque no es bueno ni malo, pero
el teatro siempre ha sido mi casa».
En esta obra el reto, opina el actor, es encarnar «a un
personaje que todo el mundo conoce y no defraudar». Enfundarse en unas
ropas que hablan de tiempos pretéritos, pronunciar el verso de Lope y
cambiar de registro, dejando la comedia a un lado. «Tenía ganas de
cambiar».
Ajustada al texto
'Secuencia 3' es la compañía que pone sobre las tablas esta
noche a las 22,00 horas esta obra teatral, que responde al canon
clásico de la programación del festival cacereño. Veiga, protagonista de
esta obra junto a Marta Hazas, asegura que «la versión no enmienda la
plana a Lope de Vega». Es una obra de una hora y media, por lo cual se
ha recortado la parte más explicativa para dejarlo más sintético. «Va
muy directo al público».
Veiga considera que, más que un mensaje o una llamada a la
acción el teatro tiene que servir al público para reconfontarle, para
sacarle de casa y sumergirle en una actividad bonita. «No creo que la
función del teatro sea cambiar a las personas, sino que el espectador
quiera volver y que prefiera venir a ver una obra de teatro a quedarse
en casa lamentándose del Telediario».
Considera que, aunque al principio de la crisis se dijo que
el teatro sobrevivía y que incluso había captado algunos espectadores,
actualmente pasa por un momento «muy delicado, están desapareciendo
muchas compañías teatrales», debido sobre todo al aumento del IVA
cultural y a la crisis de las administraciones, que han bajado el nivel
de contrataciones. «No sé si hay soluciones, pero yo por ahora lo que
intento es hacer mi trabajo bien y no quejarme tanto».
El rostro de Veiga también se ha visto ligado al mundo del
póker, y grabó un programa centrado en este juego que para el actor es
una gran afición, con quien juega con un amigo cacereño. «A nivel de
competición es prácticamente como un deporte, como el ajedrez, no tiene
nada que ver con esa imagen un poco oscura y sórdida del póker, lo juega
gente muy joven y que cuando compite no bebe ni fuma, tiene un alto
nivel de concentración».
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