TÍTULO: Menos derechos laborales y menos sindicatos: menos ciudadanos,.
Como ya argumentase T. H. Marshall en su ensayo Ciudadanía y Clase Social,
ser ciudadano sólo es posible si reunimos tres tipos de derechos:
civiles, políticos y socioeconómicos. Cada sociedad ha seguido
trayectorias distintas en su camino hacia la ciudadanía. En España, por
ejemplo, no sería hasta los años 80 cuando logramos ser ciudadanos de
pleno derecho, mientras que en muchos países de nuestro entorno lo
lograron tras la II Guerra Mundial.
Considerar que
los requisitos de ciudadanía se circunscriben a estos tres tipos de
derecho tiene dos implicaciones relevantes. Por un lado, bajo este
prisma, el Estado del bienestar se aproxima más a una concepción liberal
que a una marxista o socialista. Los individuos no tienen derecho a la
educación o la sanidad por pertenecer a una clase social determinada,
sino por el mero hecho de ser personas, ciudadanos. Por otro, la pérdida
de derechos sociales y económicos no sólo aumenta las desigualdades,
sino que además nos hace menos ciudadanos.
En la Fundación Alternativas acabamos de publicar nuestro Informe sobre la Democracia en España 2013.
Es un anuario político que cumple ya con su séptima edición. En él, año
a año analizamos la calidad de nuestra democracia. Para ello, junto a
una serie de capítulos analíticos, también incluimos una encuesta a
expertos. Durante el 2012, uno de los mayores deterioros que observan
los analistas consultados es la pérdida de derechos por parte de los
trabajadores, así como de su libertad sindical. ¿Por qué ha sucedido
esto? El Informe apunta a dos direcciones: “Por un lado, la
precarización de los derechos de los trabajadores y, por otro, la
ofensiva contra los sindicatos realizadas desde diversas instancias”
(IDE 2013, Fundación Alternativas, p. 231).
TÍTULO: El divorcio ideológico de Europa
Europa se encuentra en un momento convulso. La
severa crisis económica y las políticas tan erráticas como erróneas para
salir de ella están teniendo importantes consecuencias en la opinión
pública de los distintos países de la UE. La más obvia y visible: una
crisis de confianza en las instituciones europeas. Nuestro compañero Ignacio Jurado
ya comentaba en otro artículo de este blog el importante aumento del
descrédito hacia la UE en la mayoría de los países europeos.
Es probable que la creciente desconfianza hacia la instituciones
europeas sea una de las pocas cosas que ha generado consenso entre la
ciudadanía europea. En el resto de cuestiones políticas relevantes,
Europa parece estar en un preocupante proceso de divorcio de las
opiniones públicas de los distintos países. Vean por ejemplo las enormes
diferencias de opiniones que existen sobre cómo salir de la crisis. Si
bien los ciudadanos de Francia, Alemania y Austria están más a favor de
la austeridad que de las políticas de crecimiento, lo contrario ocurre
en Dinamarca, Irlanda, Grecia y, por supuesto, en España (datos de Eurobarómetro).
El divorcio de las opiniones públicas en la EU tiene importantes
consecuencias pues ejerce una presión sobre las instituciones de cada
país para que lleven a cabo políticas divergentes, lo que pone en
cuestión la viabilidad del proyecto europeo. Una fórmula de ver la
magnitud de este problema es mostrar cómo los distintos países europeos
tienen unos partidos políticos con ideologías cada vez más divergentes.
Este es precisamente el objetivo de esta anotación: mostrarles datos que
avalan el divorcio ideológico que se está produciendo en los partidos
de los distintos países europeos tras el paso de la Gran Recesión.
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