El enemigo invisible, por Cristina Morató
Leer más: El enemigo invisible, por Cristina Morató -- Mujerhoy.com -- http://www.mujerhoy.com/Hoy/entre-nosotras/enemigo-invisible-Cristina-Morato-727981052013.html#VzW1C9ejZiZBbuJs
Consigue Links a tus Contenidos en http://www.intentshare.com
TÍTULO: ENRÉDATE LA MOVIDA DE PAPEL,.
arte
La Movida de papel
El Museo ABC acoge una exposición con cartas, grabados y pósteres que dan cuenta de aquella eclosión creativa,.
La Movida madrileña va mucho más allá de Pedro Almodóvar,
Alaska y Fabio McNamara. Aquella eclosión de creatividad, aires de
fiesta y transgresión que se produjo en la década de los ochenta tuvo en
su nómina a fotógrafos, pintores y músicos, muchos de ellos
desconocidos para el gran público. El Museo ABC exhibe ahora la obra
gráfica de 200 creadores que apostaron por el papel como soporte para
expresar sus inquietudes artísticas. En la muestra hay de todo, desde
dibujos de Ceesepe a cómics de Javier Mariscal, pasando por fotografías
de Alberto García-Alix e incluso una monumental peineta de Martirio.
Cartas, grabados, pósteres, 'storyboards', figurines de
moda y partituras de canciones componen esta exposición, titulada 'El
papel de la movida. Arte sobre papel en el Madrid de los ochenta'. Sin
ánimo de hacer un recorrido enciclopédico de una época que arroja sus
luces y sombras -algunos de sus protagonistas más insignes perdieron la
vida por culpa de la heroína y el sida- el centro muestra casi 500
obras. Como curiosidad, la exposición, que permanecerá abierta hasta el
22 de septiembre, muestra la pintura de artistas que descollaron en la
música, como es el caso de Carlos Berlanga -cantante y compositor de
Pegamoides y Dinarama-, Tino Casal y Alaska. Aquellos años de
efervescencia y jarana fueron el escaparate de una joven democracia que
anhelaba sacudirse la grisura del franquismo. El fenómeno, cuyo inicio
los expertos datan en 1977, hizo que la urbe saliera en la prensa
internacional como el colmo de la modernidad, al lado de ciudades como
Nueva York, Londres o Ámsterdam.
¿Cuándo acabó la Movida? Para muchos la defunción de la
fiesta se produjo en 1992, con la Expo de Sevilla. El punto de arranque
de la exposición es la sección 'Gente y aparte', un conjunto de páginas
que desde 1987 se incluyó en la edición sabatina de 'ABC' y en la que
los protagonistas de la Movida daban cuenta de sus trabajos. El
comisario de la exposición, Pablo Sycet Torres, fue testigo de aquella
década que para algunos fue prodigiosa y para otras un tiempo banal. Los
exagerados llegaron al extremo de comparar aquel resurgir de la música,
el cine y el cómic nada menos que con la Generación del 27.
En el campo de las letras, los ochenta vieron nacer las
novelas de Vicente Molina Foix, Eduardo Mendicuttu y y Luis Antonio de
Villena. Incluso el director de cine Pedro Almodóvar hizo sus pinitos
literarios y publicó en Anagrama 'Patty Diphusa', que tienen como
personaje principal a una estrella internacional de fotonovelas porno.
El relato se inspiró en la musa del cineasta, el provocador y travestido
Fabio McNamara, quien participó en el rodaje de 'Laberinto de pasiones'
cantando a dúo con el director manchego ese engendro de canción que se
llama 'Gran Ganga'.
La Movida madrileña va mucho más allá de Pedro Almodóvar,
Alaska y Fabio McNamara. Aquella eclosión de creatividad, aires de
fiesta y transgresión que se produjo en la década de los ochenta tuvo en
su nómina a fotógrafos, pintores y músicos, muchos de ellos
desconocidos para el gran público. El Museo ABC exhibe ahora la obra
gráfica de 200 creadores que apostaron por el papel como soporte para
expresar sus inquietudes artísticas. En la muestra hay de todo, desde
dibujos de Ceesepe a cómics de Javier Mariscal, pasando por fotografías
de Alberto García-Alix e incluso una monumental peineta de Martirio.
Cartas, grabados, pósteres, 'storyboards', figurines de
moda y partituras de canciones componen esta exposición, titulada 'El
papel de la movida. Arte sobre papel en el Madrid de los ochenta'. Sin
ánimo de hacer un recorrido enciclopédico de una época que arroja sus
luces y sombras -algunos de sus protagonistas más insignes perdieron la
vida por culpa de la heroína y el sida- el centro muestra casi 500
obras. Como curiosidad, la exposición, que permanecerá abierta hasta el
22 de septiembre, muestra la pintura de artistas que descollaron en la
música, como es el caso de Carlos Berlanga -cantante y compositor de
Pegamoides y Dinarama-, Tino Casal y Alaska. Aquellos años de
efervescencia y jarana fueron el escaparate de una joven democracia que
anhelaba sacudirse la grisura del franquismo. El fenómeno, cuyo inicio
los expertos datan en 1977, hizo que la urbe saliera en la prensa
internacional como el colmo de la modernidad, al lado de ciudades como
Nueva York, Londres o Ámsterdam.
¿Cuándo acabó la Movida? Para muchos la defunción de la
fiesta se produjo en 1992, con la Expo de Sevilla. El punto de arranque
de la exposición es la sección 'Gente y aparte', un conjunto de páginas
que desde 1987 se incluyó en la edición sabatina de 'ABC' y en la que
los protagonistas de la Movida daban cuenta de sus trabajos. El
comisario de la exposición, Pablo Sycet Torres, fue testigo de aquella
década que para algunos fue prodigiosa y para otras un tiempo banal. Los
exagerados llegaron al extremo de comparar aquel resurgir de la música,
el cine y el cómic nada menos que con la Generación del 27.
En el campo de las letras, los ochenta vieron nacer las
novelas de Vicente Molina Foix, Eduardo Mendicuttu y y Luis Antonio de
Villena. Incluso el director de cine Pedro Almodóvar hizo sus pinitos
literarios y publicó en Anagrama 'Patty Diphusa', que tienen como
personaje principal a una estrella internacional de fotonovelas porno.
El relato se inspiró en la musa del cineasta, el provocador y travestido
Fabio McNamara, quien participó en el rodaje de 'Laberinto de pasiones'
cantando a dúo con el director manchego ese engendro de canción que se
llama 'Gran Ganga'.
TÍTULO: El enemigo invisible, por Cristina Morató
Kori Cioca soñaba desde niña con entrar en el Ejército de
los EE.UU. y de mayor pudo hacer realidad su sueño al ser reclutada por
la Guardia Costera. Tras la instrucción, fue destinada a la
localidad de Bay City, en el estado de Michigan. Tenía 23 años y era la
única mujer de su unidad. Un día, cuando regresaba de un entrenamiento,
se encontró durmiendo en su cama a su supervisor. Cuando intentó
echarle, este la insultó y le propinó un golpe en la mejilla. Kori
denunció el incidente a un superior, que hizo la vista gorda y le dijo
que no quería problemas.
Unos días más tarde, en diciembre de 2005, la joven fue brutalmente violada en su dormitorio por este mismo individuo. Han pasado siete años desde aquella agresión y Kori –casada con un militar y madre de una niña pequeña– todavía está sufriendo dolor crónico, depresión y trastorno por estrés postraumático. Su agresor la golpeó con tal fuerza que le dislocó la mandíbula y le lesionó la columna. A día de hoy aún no ha conseguido que la Administración de Veteranos de Guerra financie la cirugía que necesita. Ella es una de las protagonistas del documental “La guerra invisible” –emitido recientemente en Documentos TV, de La 2– donde por primera vez se denuncian los abusos sexuales dentro del Ejército norteamericano y que ha causado un gran impacto en la opinión pública de aquel país.
Al igual que Kori, la vida de la teniente de infantería Ariana Klay quedó truncada al entrar en el Ejército. Tras servir durante nueve años a su patria en Irak, donde destacó por su entrega y valor, fue destinada a la base de Marine Barracks en Washington. Para ella era un sueño poder formar parte de esta unidad de élite encargada de acompañar a los presidentes y dignatarios, y gestionar la seguridad de la Casa Blanca. Al poco de llegar, un superior de su unidad le dejó claro que “aquí las mujeres no son más que objetos sexuales para distracción de los soldados”. Durante semanas sufrió en silencio burlas, insultos y el acoso de sus compañeros sin que nadie la ayudara. Una noche fue violada por un oficial y un amigo de este. Le advirtieron que, si lo contaba, la harían asesinar y echarían su cuerpo a una zanja. Ariana Klay, al comprobar que su comandante quería ocultar los hechos, intentó suicidarse. Su agresor fue juzgado por un consejo de guerra acusado de adulterio y lenguaje indecente.
Miles de mujeres soldados del glorioso Ejército de los EE.UU. sufren cada año abusos sexuales por parte de sus superiores o compañeros. La mayoría no son denunciados por vergüenza o por miedo a que las rebajen de rango o a sufrir represalias. Las pocas que se han atrevido a dar la cara saben que no se las tomará en serio y que los agresores quedarán impunes. Lo que más traumatiza a las víctimas no es solo la violencia y el acoso sino la ausencia de justicia. Piden que sea un organismo independiente, ajeno a la jerarquía castrense, el que investigue estos casos y juzgue a los culpables. Mientras ese día llega, saben también que su peor enemigo está en sus propias filas.
Unos días más tarde, en diciembre de 2005, la joven fue brutalmente violada en su dormitorio por este mismo individuo. Han pasado siete años desde aquella agresión y Kori –casada con un militar y madre de una niña pequeña– todavía está sufriendo dolor crónico, depresión y trastorno por estrés postraumático. Su agresor la golpeó con tal fuerza que le dislocó la mandíbula y le lesionó la columna. A día de hoy aún no ha conseguido que la Administración de Veteranos de Guerra financie la cirugía que necesita. Ella es una de las protagonistas del documental “La guerra invisible” –emitido recientemente en Documentos TV, de La 2– donde por primera vez se denuncian los abusos sexuales dentro del Ejército norteamericano y que ha causado un gran impacto en la opinión pública de aquel país.
Al igual que Kori, la vida de la teniente de infantería Ariana Klay quedó truncada al entrar en el Ejército. Tras servir durante nueve años a su patria en Irak, donde destacó por su entrega y valor, fue destinada a la base de Marine Barracks en Washington. Para ella era un sueño poder formar parte de esta unidad de élite encargada de acompañar a los presidentes y dignatarios, y gestionar la seguridad de la Casa Blanca. Al poco de llegar, un superior de su unidad le dejó claro que “aquí las mujeres no son más que objetos sexuales para distracción de los soldados”. Durante semanas sufrió en silencio burlas, insultos y el acoso de sus compañeros sin que nadie la ayudara. Una noche fue violada por un oficial y un amigo de este. Le advirtieron que, si lo contaba, la harían asesinar y echarían su cuerpo a una zanja. Ariana Klay, al comprobar que su comandante quería ocultar los hechos, intentó suicidarse. Su agresor fue juzgado por un consejo de guerra acusado de adulterio y lenguaje indecente.
Miles de mujeres soldados del glorioso Ejército de los EE.UU. sufren cada año abusos sexuales por parte de sus superiores o compañeros. La mayoría no son denunciados por vergüenza o por miedo a que las rebajen de rango o a sufrir represalias. Las pocas que se han atrevido a dar la cara saben que no se las tomará en serio y que los agresores quedarán impunes. Lo que más traumatiza a las víctimas no es solo la violencia y el acoso sino la ausencia de justicia. Piden que sea un organismo independiente, ajeno a la jerarquía castrense, el que investigue estos casos y juzgue a los culpables. Mientras ese día llega, saben también que su peor enemigo está en sus propias filas.
P. D.: Más del 20% de las mujeres soldados veteranas han sido agredidas sexualmente en el Ejército de los Estados Unidos.
También los hombres sufren este tipo de abusos, pero no los denuncian.
Lo más terrible es que estos agresores que no han sido condenados son
delincuentes sexuales reincidentes.
El enemigo invisible, por Cristina Morató
Leer más: El enemigo invisible, por Cristina Morató -- Mujerhoy.com -- http://www.mujerhoy.com/Hoy/entre-nosotras/enemigo-invisible-Cristina-Morato-727981052013.html#VzW1C9ejZiZBbuJs
Consigue Links a tus Contenidos en http://www.intentshare.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario