sábado, 29 de junio de 2013

LA CINTURA TÁCTICA DE DON VICENTE,./ EL TOUR SALVAJE DE FROOME Y CONTADOR,.

TÍTULO: LA CINTURA TÁCTICA DE DON VICENTE,.

LA CINTURA TÁCTICA DE DON VICENTE,.

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  1. La cintura táctica de don Vicente

    Sudoroso, pálido, sentado solo en el banquillo, pensativo y con síntomas de agotamiento. La imagen de Del Bosque cuando presenciaba los ...
     
    Sudoroso, pálido, sentado solo en el banquillo, pensativo y con síntomas de agotamiento. La imagen de Del Bosque cuando presenciaba los penaltis que decidieron el pase de España a la final de la Copa Confederaciones mostraba que en Fortaleza vivió uno de sus duelos más intensos y difíciles como seleccionador. Le sobraban la chaqueta y la corbata, y le faltaba el aliento. «Estoy agotado. Los lanzadores de penaltis los decidió Toni Grande (su ayudante) porque estaba más fresco que yo», reconocía para premiar, sobre todo, al trabajo de todos los jugadores bajo un calor y una humedad asfixiantes. «Hicieron un esfuerzo extraordinario y completaron uno de esos partidos que dignifican el deporte», remarcaba tras reconocer que España tuvo el santo de cara porque Italia fue superior, sobre todo en el primer tiempo.
    Aunque en este mundillo todo cambia por una pena máxima, es innegable que Del Bosque mostró cintura táctica, clave para superar a rivales que conocen a los campeones de memoria. No insistió en su error inicial. Le ganaba la partida Cesare Prandelli con esos tres centrales y dos laterales que se convirtieron en dos centrocampistas más y le dieron a Italia superioridad numérica en el centro del campo, pero supo corregir. La Roja igualó fuerzas en la segunda parte, sin cambiar ese dibujo 4-1-4-1 que ha empleado en esta Copa Confederaciones sin Xabi Alonso, y acabó pasando por encima de los 'azzurri' en la prórroga.
    El técnico salmantino se vio derrotado por la pizarra por su colega, pero habló tranquilamente con sus pupilos en el túnel de vestuarios durante el descanso, y cambió en la segunda mitad. Cuando buena parte de la crítica pedía a Javi Martínez en el doble pivote para frenar la hemorragia, él insistió en su idea madre pero cambió de protagonistas y permutó posiciones. Primero, tiró a Pedro a la izquierda, para frenar por allí a Maggio, y escoró a Silva hacia la derecha. Luego, introdujo a Jesús Navas para dar amplitud al juego, ganar espacios y taponar la vía de Giaccherini. Muy bien visto el reemplazo de un agotado Pedro por Mata. Con el versátil futbolista del Chelsea en el campo, Iniesta encontró un socio magnífico, España tocó más y mejor y los transalpinos comenzaron a correr persiguiendo sombras. Pero, sin duda, lo más sorprendente fue introducir a Javi Martínez como delantero centro a pesar de que Villa, el mayor goleador en la historia de la selección, aguardaba en el banquillo. Se antojaba una frivolidad impropia de un partido de alto nivel. Pero Torres estaba fundido y el ex del Athletic le ofrecía movilidad arriba, poderío aéreo y capacidad defensiva para tapar la salida de Pirlo, el arquitecto 'azzurri'. Dejó tres modificaciones decisivas que desnudan a quienes le acusan de inmovilista o, como dijo Florentino Pérez hace diez años, tener el «librillo agotado».
    El navarro llegó a desplegarse como extremo y de mediapunta en el Athletic, pero no jugaba de ariete desde que tenía ocho años. «Solo me habían puesto ahí cuando de niño destacaba en el pueblo. Me veían el mejor y me ponían de delantero para que marcase goles», recordó Javi Martínez. Aceptó encantado la propuesta de Del Bosque y bromeaba al decir que tuvo «minutos para disfrutar porque todos los jugadores quieren ser delanteros porque son los que meten los goles».
    Las bromas del '9'
    ¿Qué le pidió el técnico a Javi Martínez? «Me dijo que intentase ayudar a Xavi e Iniesta en defensa, para incomodar la salida de Italia, y que cuando tuviese el balón lo aguantase de espaldas entre los centrales. Y que jugase fácil y lanzase desmarques a los espacios». En la zona mixta de Castelao, todo eran bromas. «Vamos, nueve», le soltó Albiol cuando pasaba a su lado. «Ahora tenemos uno más para el debate del 'nueve'», ironizó Fernando Torres.
    La actuación decisiva de Iker Casillas también vino a darle la razón a Del Bosque. Víctor Valdés llegó a Brasil en mucha mejor forma, con más portería y sin esa prolongada inactividad de cinco meses que merma a cualquier portero, pero era una cuestión de galones, de jerarquía, de casi 150 partidos con la selección absoluta. A Iker le acompañaba un plus de motivación, un deseo de elevar su autoestima. Y, con flor o no, demostró que se mantiene como el guardameta más decisivo del mundo. Y sin que el destino le reservara el privilegio de desviar alguno de los siete penaltis que le lanzaron. 
     
    TÍTULO;  EL TOUR SALVAJE DE FROOME Y CONTADOR,.
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    1.  
      El Tour salvaje de Froome y Contador

      Decía Napoleón, nacido en Ajaccio, que Córcega tiene su propio olor. Un perfume de mar, mezclado con tomillo, pino, lavanda y castaño.
       
      Decía Napoleón, nacido en Ajaccio, que Córcega tiene su propio olor. Un perfume de mar, mezclado con tomillo, pino, lavanda y castaño. En la isla todo está bajo ese aroma corso. Los puestos de fruta ofrecen 'naranja corsa', 'melón corso'. Los restaurante tientan con el 'menú corso'. La mafia, claro, es corsa. Hasta las toallas de playa son corsas, coloreadas con el perfil de la isla. Y en las tiendas de recuerdos cuelgan camisetas de 'Corsica', con un francotirador oculto tras un verdugillo que dispara al invasor. Es un lugar de memoria y geografía violentas. El desgarro de un volcán que irrumpe en el plácido Mediterráneo.
      Aquí, en esta cuna de piratas donde las señales de tráfico lucen balazos, empieza hoy la edición cien de la ronda gala. El Tour de dos salvajes: Chris Froome, el favorito para todos, y Alberto Contador, el ciclista que mejor pierde, el único de los rivales de Froome que no se conformará con ser segundo, el orgulloso escalador que destrozó el Tour de 2011 en el Galibier cuando ya lo tenía todo perdido, el loco que montó un viaje alucinante camino de Fuente Dé para quitarle a 'Purito' Rodríguez la Vuelta a España 2012. Froome y Contador. Dos niños silvestres. Uno, de la sabana keniana; otro, del campo extremeño de sus padres. A Froome le gustaba coleccionar serpientes pitón. A contador, jilgueros y pardillos. Así son. Froome y el Sky, el equipo todopoderoso, tratarán de ahogar a sus víctimas. Es su táctica: el aplastamiento. Así se comieron el Tour de 2012, el de Wiggins, y así quieren masticar con Froome esta edición. «Va a ser una batalla terrible», pronostica el británico-africano.
      Pero no es fácil para un reptil de ese tamaño atrapar a un jilguero. Las serpientes no vuelan. Eso sí, Contador necesita sus mejores alas. Las que desplegó en el Tour de 2009 cuando se rebeló ante la tiranía en su propio equipo de Armstrong. Aquel ataque al americano en Arcalís empezó a cerrar la historia de Armstrong. También abrió sus alas en el Giro de 2011, en vísperas de subir el Etna. Ante unos rivales atónitos y calculadores, salió en un repecho para clasicómanos y solo Gatto, que se había adelantado, pudo ganarle. El año pasado, en Fuente Dé, volteó la Vuelta. Cuando se ve perdido, Contador es aún más apasionante. «He ganado tres Tours», reivindica al responder por la edición 2010 tachada tras el positivo por clembuterol. «Claro que cuento el Tour de 2010. Lo consideraré siempre mío». Y viene a por otro: «Si no pensara que lo puedo ganar, no estaría aquí». En Córcega.
      Respiración
      Contador es un salvaje meticuloso. «Antes del Tour controlo hasta la respiración». No ha podido con Froome en lo que va de año. El británico le tumbó psicológicamente, hace tres semanas, en la contrarreloj de la última Dauphiné : en 32 kilómetros le metió 2 minutos y 45 segundos. Mal síntoma. Ese día Contador acabó doblado por Porte, guardaespaldas de Froome. Mal augurio. Y hay, además, un mal pronóstico: esta primavera tan oscura y lluviosa ha retrasado la polinización de las plantas. Según el parte oficial, la alarma roja para los alérgicos al polen como Contador durará hasta mediados de julio. Para entonces ya se habrá salido de Córcega y se sabrá ya el resultado de la primera contrarreloj del Tour (etapa 10,33 kilómetros planos entre Avranches y Mont Saint Michel. «Habrá un antes y un después de ese día. Sabré si tengo que ser más conservador o debo atacar más al Sky», comenta Contador.
      A Chritiam Prudhomme, el director del Tour, le gusta anunciar que esta edición es un «duelo entre Froome y el resto del mundo». Aunque enseguida matiza y deja claro que «Contador» está a la cabeza de ese resto del planeta ciclista. De hecho, Prudhomme quiere la mejor versión del madrileño. En 2012, la maquinaria del Sky de Wiggins y Froome trituró la carrera. Solo la guera interna entre ellos y sus parejas (la novia de Froome y la esposa de Wiggins se enzarzaron en internet) emocionó una ronda domesticada por el Sky. Fue un Tour de cielo -de 'sky'- plomizo, previsible y, por tanto, aburrido. Con Contador eso no pasa. Es el antídoto. El corsario. El corso rebelde. «Alberto es un guerrero», le ensalza Bernard Hinault. También Froome le talla como merece: «Hay seis o siete ciclistas a los que tengo que controlar, pero Alberto será mi gran rival. Ha ganado tantas grandes vueltas...». La pitón ya sabe a quién vigilar. Al de las alas. «Va a ser -dice el africano- un Tour excitante. Y para ganarlo habrá que mostarse a un gran nivel en la contrarreloj y también en la montaña». En la tierra, donde mandan las serpientes, y en el cielo, donde navegan libres los jilgueros.
      Froome anuncia que atacará. Contador no hace falta que lo diga. «Es un recorrido que invita a moverse -asegura el madrileño- y este año hay más corredores de ataque». Los enumera. Suele citar en primer lugar a 'Purito' Rodríguez, que perdió por casi nada, unos segundos, el Giro de 2012, y que cayó cuando nadie lo esperaba ante el propio Contador en la Vuelta 2012. «Creo que podría haber ganado estas dos carreras y, sin embargo, las acabé segundo y tercero», lamenta 'Purito'. Del Tour sabe poco: solo lo corrió en 2010, ganó una etapa y acabó séptimo. Aun así, no se descarta para el podio. El recorte en las contrarrelojes le beneficia.
     

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