TITULO: ENTREVISTA EL CONTROL SEGUN MERKEL,.
La cuestión de quién es Angela Merkel parece que aún no está clara del todo. De hecho, de tanto en cuanto no dejan de especularse con ...
La cuestión de quién es Angela Merkel parece que aún no está clara
del todo. De hecho, de tanto en cuanto no dejan de especularse con
nuevos enigmas sobre su biografía, aunque algunos datos son conocidos y
de dominio público: nació en Hamburgo en 1954 y ese mismo año su familia
se instaló en la Alemania del Este. Su padre era sacerdote y su madre,
profesora. Y tuvo una vida normal y relativamente integrada en la
República Democrática. Merkel, que estudió Ciencias Físicas en Alemania
Oriental, se sumó al cambio democrático en 1989 y un año después entró
en la CDU, donde inició una fulgurante carrera política. Tan fulgurante
que el 22 de noviembre de 2005 era elegida canciller alemana. En
septiembre se enfrenta a sus terceras elecciones y, con ese motivo,
accede a charlar sobre dos temas: poder y control.XLSemanal. Señora canciller, hay un dicho que afirma: «La confianza está bien, pero el control está mejor». ¿Qué papel juega esta frase en su vida?
Angela Merkel. Depende de la situación, como le sucede a todo el mundo.
XL. ¿Se siente obligada a tener siempre el control?
A.M. El control, para mí, es sobre todo mantener la perspectiva. Evidentemente, no puedo encargarme yo misma de todo o decidirlo todo yo sola. Tengo que confiar, y puedo confiar, en mis colaboradores.
XL. ¿Ejerce ese control en su vida privada? Por ejemplo, ¿comprueba su factura de la electricidad?
A.M. No. De las facturas de la basura, el agua o la electricidad me fío. En cuanto a ese tipo de cosas, simplemente confío en que estén bien. No tengo tiempo para comprobarlas.
XL. Y cuando saca dinero del cajero, ¿cuenta los billetes?
A.M. No. Seguro que la cantidad estará bien.
XL. La confianza es algo bueno...
A.M. Lo que sí trato de controlar siempre es la hora, asegurarme de que no se me ha ido el tiempo o de si llego tarde a la siguiente cita.
XL. ¿Se siente sometida al control público?
A.M. Acepto que soy una personalidad pública y que siempre estoy siendo observada. Ustedes, los periodistas, también me observan porque es su profesión. Puedo vivir con ello, aunque a veces eso lleve a que me fotografíen hasta en el supermercado.
XL. ¿Percibe como una limitación de su libertad estar siempre bajo la mirada de los demás?
A.M. Visto así, también podrían preguntarle a una peluquera si le molesta tener unas tijeras en la mano todo el día. Presentarme a este cargo fue una decisión libre, nadie me obligó a ser canciller.
XL. Hace unas semanas salieron publicadas unas fotografías suyas en bañador tomadas por los paparazis durante sus vacaciones en Italia. ¿Cree que han llegado demasiado lejos?
A.M. No dejaré que esas cosas me arruinen unas vacaciones estupendas. Quizá sí que es posible que en Italia el peligro de los paparazis sea mayor que en otros lugares...
XL. ¿Requiere mucha energía tener que controlarse todo el rato, por ejemplo, cuando está en su escaño?
A.M. Revisen su archivo fotográfico: encontrarán muchas fotografías que demuestran que el control que tengo sobre mi rostro deja mucho que desear.
XL. ¿Es muy exigente consigo misma en este aspecto?
A.M. Cuando te pasas diez horas en el estrado de una convención, es imposible parecer siempre fresca y cien por cien interesada. Le pasa a otros políticos. No se puede estar siempre callada y con la misma expresión en la cara.
XL. ¿Tiene que privarse de hacer ciertas cosas para no dar pie a que aparezcan imágenes suyas poco favorecedoras?
A.M. Sé que prácticamente todas las veces que escribo un SMS desde el escaño me hacen una foto. Alguien lo podría interpretar como desinterés por el Parlamento, lo que por supuesto no es así.
XL. Tristeza, enfado... ¿Muestra sus emociones en público?
A.M. Puede ocurrir. No disocio mi rostro de la situación que vivo en ese momento. Suelo explicarlo diciendo que intento actuar y trabajar de una forma integral. Ahora, también puede pasar que algo me haga gracia durante una declaración y que me cueste seguir hablando.
XL. Uno de sus predecesores en el cargo, Helmut Kohl, lloró muchas veces en público. Pero a usted nunca la hemos visto con lágrimas en los ojos. ¿Le resultaría incómodo?
A.M. No me resultaría incómodo. También me he sentido conmovida en muchas ocasiones.
XL. ¿Cuándo?
A.M. Casi al comienzo de mi primer mandato tomaron como rehenes a dos alemanes en Irak. En aquellos días mantuvimos unas reuniones muy tensas; no sabíamos cuál era la mejor forma de actuar: ¿había que esperar?, ¿era mejor intervenir? Aquello me tuvo muy preocupada. Los funerales de los soldados alemanes caídos en Afganistán también me afectaron mucho: las conversaciones con los familiares, su tristeza, su desesperación...
XL. ¿Añora no ser observada?
A.M. Me tomo todo el espacio que necesito para desempeñar bien mi cargo. Evidentemente, la canciller siempre tiene que estar disponible y ser accesible. Pero un poco sí me puedo proteger, gestionando mis citas con inteligencia y no juntándolas demasiado.
XL. Se dice que una vez intentó salir de la Cancillería por el montacargas de la cocina porque no quería ser vista... y que solo consiguió llegar hasta el garaje.
A.M. Quería ver si era capaz de encontrar la forma de moverme por la Cancillería sin que me captaran las cámaras. Pero... ¡el sistema de vigilancia funcionó!
XL. ¿Muy a su pesar?
A.M. Fue en mis comienzos como canciller. Quería probar si era posible; y no lo fue.
XL. Se la describe de innumerables formas: artista de la vacilación, zarina alemana... ¿Lleva bien las etiquetas?
A.M. Está claro que lo llevo bien: aquí estoy, sigo trabajando. Lo que no quiere decir que esas etiquetas me describan con exactitud. Mis decisiones tienen consecuencias directas sobre mi país y sus habitantes, así que me tomo todo el tiempo preciso para reflexionar hasta que la decisión está madura. A veces, la opinión pública o los medios de comunicación creen que ese momento ya ha llegado, pero yo tengo que guiarme por mi propio criterio.
XL. ¿Intenta controlar su vida anterior, su propia biografía?
A.M. Todo lo que he vivido en mis 58 años forma parte de mi vida. No hay una vida previa y una posterior, es un todo.
XL. Estas semanas se ha empezado a debatir sobre cuánto queda en Angela Merkel de la antigua RDA; hasta qué punto era usted realmente una convencida del sistema.
A.M. Treinta y cinco años de la RDA forman parte de mi vida. El interés público en torno a mi persona y a mi vida pasada va con el cargo, lo encuentro comprensible. Estamos en precampaña electoral y han salido algunos libros sobre mí, solo eso. No tengo por qué entrar a valorarlos.
XL. ¿Lee los libros que se publican sobre usted? ¿Controla que todo se ajuste a la verdad?
A.M. No, a ese extremo no llego. Echo un vistazo, nada más.
XL. Pero se trata de su vida. Por ejemplo, se cuestiona si usted fue secretaria de Cultura de la FDJ (Juventud Libre Alemana, la organización juvenil oficial) en la República Democrática Alemana (RDA), como asegura, o si en realidad fue secretaria de Agitación y Propaganda...
A.M. Siempre he hablado sin problemas sobre mi vida en la RDA, especialmente en un libro de entrevistas, publicado 2004, antes de ser canciller. Lo que conté sobre mis años en la FDJ sigue siendo válido hoy. No tengo nada nuevo que añadir.
XL. Respecto a su biografía, hace unos días dijo: «Si ahora saliera alguna cosa más, también se podría vivir con ello». Suena defensivo.
A.M. Yo no lo veo así en absoluto. En los últimos años he hablado mucho sobre mis recuerdos de la RDA. En cualquier caso, todo depende de cómo queramos verlo. La FDJ era parte del sistema de la RDA, sí, pero también era un espacio para iniciativas comunitarias, para visitas al teatro y discusiones en grupo. Si se tiene todo esto en cuenta, entonces se consigue una imagen de conjunto.
XL. ¿Se busca de vez en cuando en Google?
A.M. No, saldrían demasiados resultados.
XL. Lo llaman 'egosurfing'.
Parece una mecedora, aunque las correas le dan un
aspecto inquietante, como de silla eléctrica. no es una cosa ni la otra.
a su lado, una sonda nasogástrica y una papilla nutricional, de las que
usan en las dietas de deportistas.
La habitación es grande, iluminada por fluorescentes, y está vacía, a excepción de un reloj de pared y unas cortinas. Está en la enfermería de la prisión de Guantánamo. Y allí se alimenta por la fuerza dos veces al día a unos 35 prisioneros de un centenar en huelga de hambre, cuyas vidas corren peligro. No hay foto de esa ingesta forzada, solo del escenario, porque a efectos prácticos esos presos son invisibles, para la prensa y para la justicia.Esa especie de trona para dar de comer a presuntos terroristas adquiere en el espacio vacío una resonancia simbólica. Lo que simboliza es el empecinamiento de unos y de otros. Por un lado, los huelguistas, que se niegan a abrir la boca desde febrero. Por otro, las autoridades militares, que se empeñan en considerarlos prisioneros de guerra, aunque más de la mitad son inocentes según el propio Gobierno estadounidense. Por encima de todo, esa silla simboliza la impotencia de Barack Obama, que se ha tenido que tragar sus palabras. Prometió cerrar la controvertida cárcel, donde el gobierno Bush había mantenido bajo custodia a centenares de hombres capturados en operativos antiterroristas desde 2001. Fue un compromiso solemne que realizó en enero de 2009, un día después de ser investido como presidente. «Los padres fundadores de Estados Unidos estarían de acuerdo en que el país tiene que observar una conducta ética no ya solo cuando las cosas son fáciles, también cuando son difíciles». Reiteró su promesa al comienzo de su segundo mandato. «No trasladaré el problema al que venga después». Pero los analistas aseguran que se volverá a comer sus palabras.
¿Cómo es guantánamo en la actualidad? El entorno de la cárcel se parece más a un típico pueblo de la América profunda que a una base militar. Desde Nueva York son necesarios dos aviones y un transbordador para llegar a la bahía, en el extremo suroriental de Cuba. La estación naval se estableció en 1898, cuando España perdió el control de la isla al término de la guerra contra EE.UU., cuyo gobierno obtuvo el arrendamiento perpetuo sobre Guantánamo en 1903. Hay un McDonalds, bares, lavanderías, hospitales, gimnasios, parques infantiles y hasta una tienda de regalos con figuritas de Fidel Castro. Muchos de los contratos los obtuvo Halliburton, la empresa vinculada al exvicepresidente Dick Cheney. Allí viven unas 5000 personas. Solo quedan 166 prisioneros. El resto son los soldados encargados de vigilarlos, sus familias, médicos, traductores...
El penal está dividido en campamentos. Varios de ellos están clausurados, como el Campo Rayos X, en el que los prisioneros estaban encerrados en jaulas al aire libre, con uniformes naranja. Ahora visten de blanco. Hay un módulo de máxima seguridad con forma de donut, al que se accede franqueando varias puertas electrónicas. En el agujero del centro están los guardias, que ven todos los movimientos de los presos, recluidos en celdas individuales. Hay otros barracones para los reos menos peligrosos, que pueden asistir a un aula en la que reciben clases de inglés, informática y arte. Tienen una biblioteca donde hay títulos como Harry Potter, La Guerra de las Galaxias o Mujercitas. Disfrutan de un menú variado, con fruta fresca y carne halal; muda limpia y planchada a los pies de sus camas cada mañana; y acceso a unas pistas deportivas. También hay zonas misteriosas, como el Campamento Platino, que estuvo operado por la CIA hasta 2006 y donde se recluía a los presos «de alto valor estratégico». La agencia sigue disponiendo de un espacio para interrogatorios cuya ubicación es secreta y cuyo nombre es Strawberry Fields (campos de fresas).
Para entender por qué Guantánamo sigue abierto conviene recordar que la mayoría de los estadounidenses consideran que ese penal convierte al mundo en un lugar más seguro. ¿Pero esto es así? Contestar a esa pregunta es imposible, pero no lo es preguntar quiénes siguen encerrados allí. Según detalla un informe publicado por la revista Time, hay tres tipos de presos. El primer grupo está formado por 86 detenidos considerados como poco peligrosos. Tienen autorizada su salida y llevan años esperando a ser devueltos a sus naciones de origen o trasladados a terceros países, siempre que EE.UU. reciba garantías de que las autoridades donde sean acogidos controlarán sus movimientos. Obama tiene potestad para ponerlos en libertad en cualquier momento. El problema es que la mayoría son del Yemen. Y, en 2009, la rama yemení de Al Qaeda intentó atentar contra un avión de pasajeros estadounidense, así que Obama suspendió las repatriaciones. Era una medida provisional. Y ha dado a entender que está dispuesto a revocarla porque el Gobierno del Yemen se ha comprometido a luchar contra el terrorismo. Pero los republicanos, con mayoría en el Congreso, no se fían y bloquean la partida presupuestaria para trasladarlos. Se destinaban más de cien mil dólares por cada liberado. El país de acogida utilizaba esos recursos para ayudarlos a iniciar una nueva vida. Los republicanos argumentan que el 20 por ciento son captados por las redes terroristas. Y que ese riesgo es más importante que los perjuicios causados por Guantánamo a la reputación internacional de EE.UU.
Un segundo grupo lo forman 32 sospechosos de terrorismo que el Gobierno tiene previsto acusar de crímenes concretos. Obama quiere transferir los juicios militares que tienen lugar en Guantánamo a tribunales civiles. Pero también se topa con las reticencias de los republicanos. Y eso a pesar de que la reclusión de cada detenido sale por 600.000 euros al año y que el presupuesto total asciende a 113 millones anuales.Si los dos grupos anteriores ya son un quebradero de cabeza para Obama, el tercero es una pesadilla. Lo forman 48 hombres que son demasiado peligrosos para recuperar la libertad. Unos pocos son sospechosos de pertenecer a la cúspide de Al Qaeda. Otros han expresado su intención de matar a ciudadanos estadounidenses. Hay unos cuantos que están formados en el manejo de explosivos... Y todos tienen en común que no se los puede llevar a juicio. ¿Por qué? O bien porque sus confesiones fueron obtenidas bajo tortura y no tienen validez legal, o bien porque los soldados que los capturaron no recopilaron pruebas. Time afirma que Obama proyecta trasladar a centros de máxima seguridad en suelo estadounidense a estos prisioneros hasta que se encuentre alguna solución. Pero está maniatado por la oposición de los conservadores y de muchos demócratas que temen ser tildados de blandos. Y todo ello pese a que el encarcelamiento sin pruebas quebranta el principio de hábeas corpus, es decir, la obligación de presentar al detenido ante el juez en un plazo razonable, una garantía jurídica en cualquier país democrático.
Así que estos detenidos son tratados como prisioneros de guerra. «Se supone que los dejarán en libertad cuando terminen las hostilidades», explica un portavoz de una organización humanitaria. ¿Y cuándo será eso? ¿Cuando Estados Unidos complete su repliegue en Afganistán, en 2014? ¿O cuando haya derrotado a Al Qaeda? En este caso, el Pentágono calcula que la guerra contra el terrorismo puede prolongarse veinte años más. No es extraño que muchos de los presos que habían creído en la promesa de Obama estén dolidos y frustrados. Y que la tensión sea irrespirable, según sus abogados, que hablan de profanaciones del Corán por parte de los guardias, trifulcas e incluso un herido de bala. El Ejército lo desmiente y asegura que los soldados se defienden con munición no letal cuando los reos les lanzan piedras.¿Puede considerarse tortura la alimentación forzosa? Naciones Unidas cree que quebranta las leyes internacionales, pero el Pentágono asegura que el tubo que les introducen en la nariz está lubricado con aceite de oliva y los presos no sufren. E intenta ganar la batalla de la imagen. Ha abierto las puertas del campamento a algún medio. En realidad, las restricciones son tantas no solo no se puede fotografiar a los detenidos, ni siquiera está permitido verlos que es mucho más lo que se escamotea que lo que se ve.
La cárcel: módulo a módulo
Así es la prisión de Guantánamo, construida para albergar a los presos de la guerra contra el terrorismo desatada a partir del 11-S.
Aparcamiento: Para el personal de vigilancia.
Campos 1, 2 y 3: Las jaulas. En 2002 se abrieron los tres primeros campos del llamado Campo Delta. Los presos llevaban monos naranjas y vivían en jaulas. En la actualidad, estos campos están cerrados.
Campo 4. Presos que colaboran. Pensado para los presos dispuestos a colaborar y que serían puestos en libertad en breve. Está fuera de uso desde 2011.
Campo 5. La sección de alta seguridad. Aquí están los 65 presos muy peligrosos o que tienen un «alto valor» para CIA. Este edificio de dos plantas se dirige por ordenador desde un centro de control. El personal puede regular desde allí el caudal y la temperatura del agua de las duchas. Los presos pueden salir al aire libre una hora al día.
Campo 6. Los presos no peligrosos. Este complejo se abrió en 2006 y costó 39 millones de dólares. Alberga a 75 presos no peligrosos o sin interés para la CIA. Cuenta con 200 celdas individuales. Los presos tienen permitido ver la televisión o escuchar la radio con auriculares. Desde febrero de 2012, en el exterior hay un campo de fútbol.
La enfermería. En esta sección médica se alimenta contra su voluntad, con una sonda nasogástrica, a los presos en huelga de hambre. Los militares aseguran que es la única forma de mantener con vida a los prisioneros.
Campo eco. El tribunal militar. Aquí es donde esperan los intAernos que deben responder ante un tribunal militar. Tienen permiso para hablar con sus abogados, utilizar papel y pluma y estudiar documentos. Los enviados de Cruz Roja tienen autorización para acceder a él.La enfermeríaEn esta sección médica se alimenta contra su voluntad, con una sonda nasogástrica, a los presos en huelga de hambre. Los militares aseguran que es la única forma de mantener con vida a los prisioneros.
La habitación es grande, iluminada por fluorescentes, y está vacía, a excepción de un reloj de pared y unas cortinas. Está en la enfermería de la prisión de Guantánamo. Y allí se alimenta por la fuerza dos veces al día a unos 35 prisioneros de un centenar en huelga de hambre, cuyas vidas corren peligro. No hay foto de esa ingesta forzada, solo del escenario, porque a efectos prácticos esos presos son invisibles, para la prensa y para la justicia.Esa especie de trona para dar de comer a presuntos terroristas adquiere en el espacio vacío una resonancia simbólica. Lo que simboliza es el empecinamiento de unos y de otros. Por un lado, los huelguistas, que se niegan a abrir la boca desde febrero. Por otro, las autoridades militares, que se empeñan en considerarlos prisioneros de guerra, aunque más de la mitad son inocentes según el propio Gobierno estadounidense. Por encima de todo, esa silla simboliza la impotencia de Barack Obama, que se ha tenido que tragar sus palabras. Prometió cerrar la controvertida cárcel, donde el gobierno Bush había mantenido bajo custodia a centenares de hombres capturados en operativos antiterroristas desde 2001. Fue un compromiso solemne que realizó en enero de 2009, un día después de ser investido como presidente. «Los padres fundadores de Estados Unidos estarían de acuerdo en que el país tiene que observar una conducta ética no ya solo cuando las cosas son fáciles, también cuando son difíciles». Reiteró su promesa al comienzo de su segundo mandato. «No trasladaré el problema al que venga después». Pero los analistas aseguran que se volverá a comer sus palabras.
¿Cómo es guantánamo en la actualidad? El entorno de la cárcel se parece más a un típico pueblo de la América profunda que a una base militar. Desde Nueva York son necesarios dos aviones y un transbordador para llegar a la bahía, en el extremo suroriental de Cuba. La estación naval se estableció en 1898, cuando España perdió el control de la isla al término de la guerra contra EE.UU., cuyo gobierno obtuvo el arrendamiento perpetuo sobre Guantánamo en 1903. Hay un McDonalds, bares, lavanderías, hospitales, gimnasios, parques infantiles y hasta una tienda de regalos con figuritas de Fidel Castro. Muchos de los contratos los obtuvo Halliburton, la empresa vinculada al exvicepresidente Dick Cheney. Allí viven unas 5000 personas. Solo quedan 166 prisioneros. El resto son los soldados encargados de vigilarlos, sus familias, médicos, traductores...
El penal está dividido en campamentos. Varios de ellos están clausurados, como el Campo Rayos X, en el que los prisioneros estaban encerrados en jaulas al aire libre, con uniformes naranja. Ahora visten de blanco. Hay un módulo de máxima seguridad con forma de donut, al que se accede franqueando varias puertas electrónicas. En el agujero del centro están los guardias, que ven todos los movimientos de los presos, recluidos en celdas individuales. Hay otros barracones para los reos menos peligrosos, que pueden asistir a un aula en la que reciben clases de inglés, informática y arte. Tienen una biblioteca donde hay títulos como Harry Potter, La Guerra de las Galaxias o Mujercitas. Disfrutan de un menú variado, con fruta fresca y carne halal; muda limpia y planchada a los pies de sus camas cada mañana; y acceso a unas pistas deportivas. También hay zonas misteriosas, como el Campamento Platino, que estuvo operado por la CIA hasta 2006 y donde se recluía a los presos «de alto valor estratégico». La agencia sigue disponiendo de un espacio para interrogatorios cuya ubicación es secreta y cuyo nombre es Strawberry Fields (campos de fresas).
Para entender por qué Guantánamo sigue abierto conviene recordar que la mayoría de los estadounidenses consideran que ese penal convierte al mundo en un lugar más seguro. ¿Pero esto es así? Contestar a esa pregunta es imposible, pero no lo es preguntar quiénes siguen encerrados allí. Según detalla un informe publicado por la revista Time, hay tres tipos de presos. El primer grupo está formado por 86 detenidos considerados como poco peligrosos. Tienen autorizada su salida y llevan años esperando a ser devueltos a sus naciones de origen o trasladados a terceros países, siempre que EE.UU. reciba garantías de que las autoridades donde sean acogidos controlarán sus movimientos. Obama tiene potestad para ponerlos en libertad en cualquier momento. El problema es que la mayoría son del Yemen. Y, en 2009, la rama yemení de Al Qaeda intentó atentar contra un avión de pasajeros estadounidense, así que Obama suspendió las repatriaciones. Era una medida provisional. Y ha dado a entender que está dispuesto a revocarla porque el Gobierno del Yemen se ha comprometido a luchar contra el terrorismo. Pero los republicanos, con mayoría en el Congreso, no se fían y bloquean la partida presupuestaria para trasladarlos. Se destinaban más de cien mil dólares por cada liberado. El país de acogida utilizaba esos recursos para ayudarlos a iniciar una nueva vida. Los republicanos argumentan que el 20 por ciento son captados por las redes terroristas. Y que ese riesgo es más importante que los perjuicios causados por Guantánamo a la reputación internacional de EE.UU.
Un segundo grupo lo forman 32 sospechosos de terrorismo que el Gobierno tiene previsto acusar de crímenes concretos. Obama quiere transferir los juicios militares que tienen lugar en Guantánamo a tribunales civiles. Pero también se topa con las reticencias de los republicanos. Y eso a pesar de que la reclusión de cada detenido sale por 600.000 euros al año y que el presupuesto total asciende a 113 millones anuales.Si los dos grupos anteriores ya son un quebradero de cabeza para Obama, el tercero es una pesadilla. Lo forman 48 hombres que son demasiado peligrosos para recuperar la libertad. Unos pocos son sospechosos de pertenecer a la cúspide de Al Qaeda. Otros han expresado su intención de matar a ciudadanos estadounidenses. Hay unos cuantos que están formados en el manejo de explosivos... Y todos tienen en común que no se los puede llevar a juicio. ¿Por qué? O bien porque sus confesiones fueron obtenidas bajo tortura y no tienen validez legal, o bien porque los soldados que los capturaron no recopilaron pruebas. Time afirma que Obama proyecta trasladar a centros de máxima seguridad en suelo estadounidense a estos prisioneros hasta que se encuentre alguna solución. Pero está maniatado por la oposición de los conservadores y de muchos demócratas que temen ser tildados de blandos. Y todo ello pese a que el encarcelamiento sin pruebas quebranta el principio de hábeas corpus, es decir, la obligación de presentar al detenido ante el juez en un plazo razonable, una garantía jurídica en cualquier país democrático.
Así que estos detenidos son tratados como prisioneros de guerra. «Se supone que los dejarán en libertad cuando terminen las hostilidades», explica un portavoz de una organización humanitaria. ¿Y cuándo será eso? ¿Cuando Estados Unidos complete su repliegue en Afganistán, en 2014? ¿O cuando haya derrotado a Al Qaeda? En este caso, el Pentágono calcula que la guerra contra el terrorismo puede prolongarse veinte años más. No es extraño que muchos de los presos que habían creído en la promesa de Obama estén dolidos y frustrados. Y que la tensión sea irrespirable, según sus abogados, que hablan de profanaciones del Corán por parte de los guardias, trifulcas e incluso un herido de bala. El Ejército lo desmiente y asegura que los soldados se defienden con munición no letal cuando los reos les lanzan piedras.¿Puede considerarse tortura la alimentación forzosa? Naciones Unidas cree que quebranta las leyes internacionales, pero el Pentágono asegura que el tubo que les introducen en la nariz está lubricado con aceite de oliva y los presos no sufren. E intenta ganar la batalla de la imagen. Ha abierto las puertas del campamento a algún medio. En realidad, las restricciones son tantas no solo no se puede fotografiar a los detenidos, ni siquiera está permitido verlos que es mucho más lo que se escamotea que lo que se ve.
La cárcel: módulo a módulo
Así es la prisión de Guantánamo, construida para albergar a los presos de la guerra contra el terrorismo desatada a partir del 11-S.
Aparcamiento: Para el personal de vigilancia.
Campos 1, 2 y 3: Las jaulas. En 2002 se abrieron los tres primeros campos del llamado Campo Delta. Los presos llevaban monos naranjas y vivían en jaulas. En la actualidad, estos campos están cerrados.
Campo 4. Presos que colaboran. Pensado para los presos dispuestos a colaborar y que serían puestos en libertad en breve. Está fuera de uso desde 2011.
Campo 5. La sección de alta seguridad. Aquí están los 65 presos muy peligrosos o que tienen un «alto valor» para CIA. Este edificio de dos plantas se dirige por ordenador desde un centro de control. El personal puede regular desde allí el caudal y la temperatura del agua de las duchas. Los presos pueden salir al aire libre una hora al día.
Campo 6. Los presos no peligrosos. Este complejo se abrió en 2006 y costó 39 millones de dólares. Alberga a 75 presos no peligrosos o sin interés para la CIA. Cuenta con 200 celdas individuales. Los presos tienen permitido ver la televisión o escuchar la radio con auriculares. Desde febrero de 2012, en el exterior hay un campo de fútbol.
La enfermería. En esta sección médica se alimenta contra su voluntad, con una sonda nasogástrica, a los presos en huelga de hambre. Los militares aseguran que es la única forma de mantener con vida a los prisioneros.
Campo eco. El tribunal militar. Aquí es donde esperan los intAernos que deben responder ante un tribunal militar. Tienen permiso para hablar con sus abogados, utilizar papel y pluma y estudiar documentos. Los enviados de Cruz Roja tienen autorización para acceder a él.La enfermeríaEn esta sección médica se alimenta contra su voluntad, con una sonda nasogástrica, a los presos en huelga de hambre. Los militares aseguran que es la única forma de mantener con vida a los prisioneros.
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