sábado, 1 de junio de 2013

DE CERCA Aura Garrido / VIDAS PRIVADAS, ¿Por qué les apasiona China?

TÍTULO: DE CERCA Aura Garrido

 -foto--Aura Garrido (Madrid, España, 29 de mayo de 1989) es una actriz española. Por la película Planes para mañana consiguió la Biznaga de Plata a la Mejor actriz de reparto en el Festival de Cine Español de Málaga 2010 y la nominación al Goya a la Mejor Actriz Revelación en los Premios Goya 2011.

Biografía

Aura recibió el interés por el arte de su familia. Su padre, Tomás Garrido, es compositor y director de orquesta y su madre, Pilar Sánchez, es pintora; su abuela y su tía maternas fueron cantantes de ópera y su tío es cantante lírico también. Con cuatro años comenzó a estudiar piano y con cinco ballet. En el año 2005 participaría en la Ruta Quetzal "Desde las Ciudades de los Reyes al Amazonas y a la Tierra de los Vascos" un hecho que marcaría su etapa adolescente. Al terminar el instituto comenzó sus estudios de Interpretación Textual en la Resad, que tuvo que abandonar en tercero por el rodaje de Planes para mañana. Sin embargo no ha dejado de formarse, principalmente con Lorena García de las Bayonas. Además, en sus ratos libres estudia la carrera de antropología por la Uned.

TÍTULO: VIDAS PRIVADAS, ¿Por qué les apasiona China?
 
Sus vidas se han visto marcadas por el contacto con el gigante asiático, su milenaria cultura y sus habitantes. Desde la que fue enviada a ...
 

¿Por qué les apasiona China?

Taciana es catedrática de Estudios de Asia Oriental y traductora.
Sus vidas se han visto marcadas por el contacto con el gigante asiático, su milenaria cultura y sus habitantes. Desde la que fue enviada a estudiar la lengua por un padre visionario, hasta la que adoptó a su hija o se enamoró de un marinero... “el factor chino” les ha dado otra visión del mundo.
Taciana Fisac, catedrática de Estudios de Asia Oriental y traductora: “Admiro su filosofía”

Comenzó a estudiar chino de niña porque su padre, el arquitecto Miguel Fisac, viajó a Asia en los años 50 y regresó, medio siglo antes que la mayoría de sus coetáneos, con aquella idea de “el futuro está en China”. Con apenas 17 años, Taciana acompañó como intérprete a los periodistas que siguieron a los Reyes en su primer viaje a China, en 1978. Pero ella, actualmente catedrática de Estudios de Asia Oriental (especialidad en Lengua y Literatura chinas) de la Universidad Autónoma de Madrid, prefiere destacar justo la etapa que se inició entonces, cuando sus estudios la llevaron tanto a China como a universidades de Europa y Estados Unidos.

Para Fisac, el contacto con la cultura china no supuso un gran choque. De su primera convivencia con una familia china, en los años 80 (cuando la ley todavía impedía la entrada de los extranjeros en casas privadas), recuerda el frío que sentía, siempre con el abrigo en casa porque no había calefacción, o saliendo a comer con su familia china a un restaurante y tirando las espinas del pescado al suelo: “Me recordó a los bares españoles, cuando todavía la gente tiraba los restos de comida por los suelos. Las cosas hoy han cambiado en España y también van cambiando aceleradamente en China”. En la gastronomía, aunque pueda sorprender, también encontró paralelismos: “La comida china es exquisita, si bien los platos que ellos más aprecian por sus cualidades nutritivas, a nosotros nos pueden parecer demasiado… gelatinosos. Pero a mí me encantan unas porras, que comen para desayunar, que se diferencian de las nuestras por el aceite”.

La catedrática muestra su admiración por la filosofía tradicional china y su idea del justo medio confuciana o de la complementariedad de los contrarios, representada en el Yin y el Yang: “En nuestra cultura tendemos a ver la realidad como blanca o negra, contraponemos elementos. Allí los opuestos se entienden como complementarios. Se ve en algunas novelas clásicas chinas, donde los personajes en ocasiones no son tan claramente bondadosos o malvados. La realidad de la vida quizás sea más cercana a este modo de ver las cosas”, apunta.



María Asunción Piernavieja, intérprete de chino: “Temen al poder blanco. Mi suegra dice que los invadimos”


Con 18 años, aceptó la propuesta de matrimonio de un marinero taiwanés que llevaba meses en un barco atracado en el puerto de Gijón, en huelga. Tuvieron un par de citas, él fue repatriado y menos de cuatro meses más tarde María Asunción estaba en una pequeña isla de Taiwán y era una mujer casada con un marido y una familia con los que no podía entenderse. “Todos me dijeron que estaba loca, pero como no suelo escuchar lo que me dicen…

Trabajaba como modista desde los 14 años, quería estudiar y no podía”. No estaba enamorada, reconoce, pero tenía unas ganas imparables de viajar, aprender y conocer mundo. Así que Taiwán en aquella época (en 1985 bastante más rica que España) parecía una buena opción. En unos meses, tan pronto como se quedó embarazada, su marido cogió la maleta y la dejó sola en la isla, con los suegros.

Entre medias, ni un beso: “Allí entonces nadie se besaba. Decían: “Qué asco, ¡pero si es por donde se come!”. Ella se quedó en la isla, custodiada por sus suegros, y para aprender la lengua asistió a clase con niños de párvulos y ancianos que no sabían hablar chino, porque habían crecido en los años de ocupación japonesa. Asfixiada, tres años más tarde regresó a España “de visita” y una vez en tierra llamó por teléfono para anunciar que no volvía.

Cuando llegó empezó trabajando como camarera en un restaurante chino, sin dar mayor importancia a sus conocimientos del idioma hasta que unos policías fueron a buscarla y a pedirle que hiciera de intérprete en un tribunal que debía decidir la expulsión de un ilegal chino. Desde entonces, ha hecho de intérprete en las situaciones más variopintas (como asistir partos por teléfono), participa como jurado en concursos para valorar los conocimientos de chino de los estudiantes españoles y llegó a crear una asociación cultural para favorecer el intercambio entre chinos y españoles, aunque la cerró por falta de apoyo. Incluso repitió la experiencia y volvió a casarse con otro chino, estudiante en España y con el que compartía piso. “Me iba dejando regalitos, en lugar de dármelos directamente. Los chinos son muy tímidos, y cuando le preguntaba si era para mí se encogía de hombros”.

La asturiana se ríe cuando se le pregunta por el temor a la “invasión amarilla”: “Allí a lo que tienen miedo es al poder blanco. Mi suegra suele decirme que los estamos invadiendo. Son las mismas palabras, puestas en bocas diferentes. Pero en el mundo en que vivimos todos acabaremos mezclados”.



Alicia Lorduy, especialista en medicina tradicional china y presidenta de la Asociación de Terapias Energéticas y Naturales (ATENA): "Su medicina asume que somos parte de la naturaleza"

No ha pisado China, pero lleva 25 años ligada a uno de los pilares de su conocimiento: la medicina. En los 70, trabajaba como secretaria de dirección y se apuntó a un curso de masaje deportivo. De él pasó, 10 años después, al shiatsu, el chikung y otras terapias energéticas que descubrió en un centro zen de San Sebastián. Al final, dejó su carrera y se volcó en su pasión: “La medicina tradicional china es una forma de entender la vida. Tiene su raíz en el taoísmo y asume que formamos parte de un todo, la naturaleza, que nos influye y sobre la que influimos”. Si alguien está triste, el estado de ánimo se considera un síntoma de desequilibrio, como el dolor físico. “Si aprendemos a poner orden en el día a día, cuidamos nuestra alimentación y dedicamos parte del tiempo a algo que disfrutemos, tendremos mejor salud y seremos más felices”.

Lorduy recomienda “hábitos de vida ordenados” en horarios de sueño y comidas, y menos café para reducir el exceso de actividad y energía yang (masculina), que “en España ya es genético”. Desde hace 15 años colabora con Proyecto Hombre tratando a drogodependientes y ha formado a terapeutas de varios países. “Cada vez más personal sanitario viene buscando visiones complementarias”.


Nina Queral, responsable de proyectos AFAC (Asociación de familias adoptantes en China) y madre de Txell y Mónica Li: "Le he inculcado a mi hija el orgullo por sus orígenes"


Ingeniera, casada y madre de una hija biológica, Nina Queral adoptó a una niña china en 2005 y su experiencia la llevó a la junta directiva de la AFAC (Asociación de familias adoptantes en China). En 2007 se hizo cargo del área de ayudas a orfanatos y el pasado año organizó un viaje con un equipo médico para diagnosticar y operar a huérfanos de Hubei. “Nos encontramos con niños con una teórica parálisis cerebral, que en realidad sufrían espina bífida… o pequeños con labio leporino que mueren desnutridos cuando, con una pequeña intervención, podrían hacer una vida normal”.

Con la crisis, el presupuesto ha caído a la mitad, pero siguen trabajando: “Con los 80.000 € del año pasado compramos 3.000 pares de zapatos para huérfanos, operamos a una docena de niños, compramos papillas para niños con labio leporino y pagamos la escolarización de 14 niñas”. A su hija le ha inculcado el orgullo por sus orígenes: “Va a clases de chino, aunque ella pasa bastante... Pero si alguien le dice que es guapa o buena en deportes, suelta frases como “las chinas somos guapísimas” o “todos los chinos son buenos en deporte”. Tiene mucha seguridad en sí misma… ¡Igual se nos fue un poco la mano!”, bromea.


Tópicos no siempre bien fundados...

“Hijos únicos”
China implantó la ley del hijo único a finales de los 70 entre la población urbana, que a principios de los 80 representaba el 20% de la población y hoy supera el 50%. En el campo sigue siendo posible, sin violar la ley, tener un segundo vástago si el primero es niña (muchos prefieren pagar las multas y hacer más intentos), y algunas minorías étnicas también pueden tener más.

“Trabajan como chinos”

La china es una cultura del trabajo y el esfuerzo… pero con matices. Pese a las reformas económicas, el país continúa siendo, sobre el papel, un régimen comunista y existen millones de personas que siguen prefiriendo los horarios reducidos y las garantías (como la cobertura sanitaria) del funcionariado y de las empresas públicas que son las más grandes y poderosas.

“Solo comen arroz y rollitos”

 La comida es una de sus grandes pasiones. En el país hay cuatro grandes escuelas gastronómicas: la del norte (especiada y grasienta para combatir el frío de la región), la del oeste (muy picante), la del este (conocida por sus salsas y fritos) y la comida cantonesa, al sur, de sabores más ligeros. Los platos que sirven en los restaurantes chinos españoles son una adaptación de la comida cantonesa.

“Barato, barato”

China se ha hecho famosa como la fábrica del mundo. Sin embargo, su Gobierno está favoreciendo a empresas como Lenovo (informática); Haier (electrodomésticos); Huawei (segundo mayor fabricante de equipamientos de redes y telecomunicaciones, por detrás de Ericsson); y Li-Ning (marca de ropa deportiva creada por una estrella de la gimnasia).

“Son fríos”
En su cultura, igual que en otros países orientales, la demostración pública de los sentimientos no está bien vista, sobre todo si son emociones que se pueden interpretar como una carga incómoda para los demás. Para un chino la línea entre educación y carácter no es tan clara, y si una persona es muy expresiva se la considera poco refinada y de un estrato social bajo.


y algunas claves para entender el país

¿Comunista o capitalista?
La República Popular China se define como un país “socialista con características chinas”, es decir, hace las cosas a su manera. En la práctica, el país sigue contando con una burocracia y una jerarquía típicas de regímenes comunistas y los directivos de las principales empresas del país suelen ser los hijos de la antigua cúpula política, con lo que el poder ha cambiado de forma, pero no de manos.

Pocas tierras fértiles
China es, por extensión, el tercer país más grande del mundo, y el primero por número de habitantes (1.300 millones). Aunque en el país vive la cuarta parte de la población mundial, sus tierras representan solo el 10% de la tierra cultivable del planeta, lo que da una idea de su necesidad de recursos naturales. La mayoría de la población reside en las fértiles planicies del centro y en las zonas costeras; vivir en buena parte del territorio es casi imposible, ya que el 40% se sitúa a más de 2.000 metros de altitud y el 10% son desiertos. Sin embargo, los inhóspitos desiertos y las cadenas montañosas del oeste del país marcan la agenda política: Xinjiang y Tíbet representan fronteras naturales seguras frente a los vecinos y cuentan con valiosos recursos naturales que hacen improbable que Pekín les ceda soberanía.

Los derechos humanos
Frente a las críticas sobre la falta de libertad de expresión, reunión, movimiento, religión o la inexistencia de un Estado de derecho, el Gobierno esgrime que la tradición asiática marca una escala de valores diferente a la occidental. El régimen también aduce que hay otros derechos de vital importancia en un país en vías de desarrollo, como incrementar la calidad de vida de sus habitantes y sacarlos de la pobreza.

La mujer en los negocios
La Revolución Comunista condujo a la mujer a unos grados de igualdad impensables en otros países y que hoy la sitúan, especialmente en las ciudades, a mucha distancia de sus homólogas en Japón o Corea del Sur. Además, por tradición, ellas eran las encargadas de manejar las cuentas de la casa, lo que explica la gran proliferación de mujeres de negocios de éxito.

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