sábado, 27 de octubre de 2012

TECNOLOGÍA ESPAÑOLA PARA ECHARSE LA SIESTA;/ PASTORA IMPERIO FUE UNA MUJER PIONERA, ADELANTADA A SU EPOCA./ El infierno de amanda todd:

TÍTULO: TECNOLOGÍA ESPAÑOLA PARA ECHARSE LA SIESTA:

Empieza a ser frecuente. No se trata de una pandilla de frikis, ni de una tribu de venusianos, ni siquiera de unos buzos urbanos en prácticas.


Empieza a ser frecuente. No se trata de una pandilla de frikis, ni de una tribu de venusianos, ni siquiera de unos buzos urbanos en prácticas. Pero si por un casual aparece uno de ellos junto a usted en una sala de embarque, en el asiento de al lado en el avión, en un banco del parque, en la oficina después de comer o comprueba que su vecino en cualquier lugar saca del bolso su «pillow», simplemente deséele un feliz descanso y si tiene oportunidad, pruébela, porque no se va a arrepentir.
La Ostrich Pillow está pensada para dar una cabezada corta o una siesta un poco más larga (es decir no de pijama, pero sí de escala en aeropuerto). No es una almohada, ni un cojín, ni un pasamontañas ni una mantita gustosa, aunque es todo esto a la vez, pues con su tejido de viscosa y su relleno de microesferas proporciona aislante, aireación y por tanto relax para la cabeza en momentos de tensión. Sus autores son el dúo de diseñadores Kawamura-Ganjavian (Key Portilla Kawamura y Alí Ganjavian) pertenecientes a Studio Banana, una plataforma multidisciplinar madrileña integrada por un nutrido grupo de jóvenes creativos.

Divertida e informal

La Ostrich Pilow se ha presentado durante un mes en Kickstarter, la primera y más importante inciativa de crowdfunding (micromecenazgo) americana on line, una iniciativa que surge para difundir, promocionar, apoyar y sobre todo financiar entre todos los interesados la edición de proyectos innovadores, y allí arrasó. Durante esos 30 días ha tenido miles de visitas y ha recibido más de 2.000 encargos, por lo que ha logrado el apoyo suficiente para poder editarlo y comercializarlo, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos de la temporada.
La divertida e informal idea ha llamado tambien la atención de la prensa internacional y tanto el proyecto como sus autores han aparecido en programas de televisión y medios especializados en diseño de todo el mundo. «Estamos asombrados por el apoyo recibido, nos han sacado la Pillow en radio, televisiones, periódicos, blogs, nos han alabado los gurús del mundo del diseño, de la salud y de la tecnología, por lo que estamos encantados», comenta Ali Ganjavian, responsable del lanzamiento internacional. Y es que su invento se ha exhibido en programas como «Good Morning America», en el «Daily Mail», o en el «Telegraph», «y todo ello gracias a este sistema de crowdfunding —continúa diciendo el diseñador— que están desempeñando un papel fundamental como medio de financiación en esta época en la que el crédito está vetado para los emprendedores».
Kawamura-Ganjavian es un estudio de arquitectura multidisciplinar, fundado en el año 2000 y que, con sedes en Suiza, Gran Bretaña y España, diseña objetos cotidianos para las necesidades diarias («cosas que no sabes que necesitas hasta que las ves y te las explican»). El estudio está integrado dentro del colectivo madrileño Studio Banana, un grupo de creación y colaboración entre un gran número de profesionales de distintos campos que van desde la fotografía hasta el diseño grafico o industrial y que se ha constituido como un modelo de empresa creativa.

TÍTULO: PASTORA IMPERIO FUE UNA MUJER PIONERA, ADELANTADA A SU EPOCA.

El día siguiente Imperio era el apellido artístico de Pastora, una ... en favor del voto femenino en la machista sociedad de la época. ... y apasionante con los que la periodista María Estévez ha novelado la vida ... Una mujer única, sin miedo a nada, muy valiente y pionera en el baile y en su estilo de vida.

 TÍTULO: El infierno de amanda todd:

Todo empieza con una imagen, un dato íntimo, una clave entregada a un desconocido al otro lado de la línea. Así comenzó el infierno de Amanda Todd, la joven canadiense de 15 años que se suicidó hace una semana tras haber colgado un mes antes un vídeo en Internet en el que contaba su tragedia escrita en pequeñas cartulinas. “Nunca podré recuperar esa foto. Está ahí para siempre”. Es una de las frases de Todd. Se refería a esa primera foto —captura de un vídeo grabado por webcam— con el torso desnudo que su acosador anónimo utilizó para amedrentarla y de la que no pudo huir pese a los sucesivos cambios de colegio. Tras su muerte surgen los interrogantes. ¿Se podía haber evitado lo sucedido? ¿Qué ha fallado? ¿Cuáles son las medidas que hay que tomar para que no ocurran estos casos?
Canadá está conmocionada. El suicidio de la joven ha generado un debate nacional en el país sobre el uso apropiado de Internet. La cuestión ha llegado incluso al Parlamento. La primera ministra de la provincia de la Columbia Británica —donde residía Todd—, Christy Clark, que a principios de año ya anunció un plan de acción contra el bullying, emitió su propio mensaje de condolencia y sugirió la necesidad de nuevas leyes para luchar de forma efectiva contra el acoso cibernético. “Creo que deberíamos tener una conversación nacional sobre si debemos criminalizar o no el ciberbulliying”, dijo Clark en una entrevista en el diario Vancouver Sun. “Hacer eso sería lo correcto porque dejaría claro el mensaje de dónde nos situamos como sociedad ante ese problema”, finalizó. En España surgió una discusión parecida con la difusión —sin consentimiento de la protagonista— de un vídeo erótico de una concejal. El caso era muy distinto al de Todd —una niña— pero culminó con el anuncio del ministro Alberto Ruiz-Gallardón de la inclusión de un nuevo delito en el Código Penal para castigar la “divulgación no autorizada de imágenes o grabaciones íntimas, incluso si se han obtenido con consentimiento de la víctima”.

La primera medida de prevención es colocar la ‘webcam’ en una zona común de la casa
El caso de Todd no solo es dramático por su desenlace, sino por todo el sufrimiento que relata la joven en YouTube y que fue provocado por todas las clases de persecución y humillación online —y offline— que pueden darse. Era solo una niña de 12 años cuando un extraño le pidió que le mostrara los pechos. Durante los tres siguientes tuvo que soportar las amenazas (cumplidas) de su acosador, las burlas y agresiones de sus compañeros de clase y la humillación pública en Internet, incluso de desconocidos.
El acosador de la joven canadiense, según lo contado por ella, responde al perfil genérico que describen los expertos. “La mayoría tiende a actuar de la misma manera”, explica Guillermo Cánovas, presidente de Protégeles, asociación sin ánimo de lucro contra la pornografía infantil. “Primero se ganan la confianza del menor, le piden información sobre sus gustos, sus inquietudes, para después identificarse con él”, explica Cánovas. Pero estas conversaciones inocentes son, en ocasiones, una estrategia para conducir las conversaciones al terreno sexual. “Les preguntan si se masturban o si ven fotos de desnudos”, continúa. Esta situación es la que tiene que poner alerta a los chavales de que están siendo víctimas de grooming (acoso sexual a menores por Internet). La recomendación es simple: aunque la persona al otro lado insista, nunca compartir imágenes eróticas (práctica conocida como sexting), ni datos íntimos ni secretos.

Normalmente los depredadores sexuales cejan si no se cede al chantaje
Cánovas cree que, como primera medida de prevención, los padres deberían colocar la cámara del ordenador en una zona común de la casa para intentar evitar que los jóvenes accedan a quitarse la ropa ante desconocidos. “No hay que compartir fotos que no estés dispuesto a que sean vistas el resto de tu vida, por tu pareja, tus padres o tus futuros hijos”, apunta Cánovas. Pero si el menor traspasa esa línea roja puede degenerar, como le ocurrió a Todd, en sextorsión —cuando un adulto amenaza a un menor con la revelación del material íntimo para obtener más sexo: fotos, vídeos e incluso en persona—. “No hay que ceder a este chantaje”, dice el decálogo de actuación de www.quenoteladen.es, línea de ayuda para menores creada por el Centro de Seguridad en Internet adscrita al Safer Internet Program de la Comisión Europea.
Amanda Todd no cedió cuando, un año después de que se desnudara frente a su webcam, el desconocido comenzó a acosarla por Facebook. La joven siguió muchas de las recomendaciones que dan las organizaciones contra este tipo de delitos. Sus padres y la policía conocían su situación. ¿Qué falló entonces? La experiencia contrastada por los expertos dice que normalmente un depredador sexual ceja en su empeño cuando el menor no sucumbe pese a las presiones. Pero la tortura de Todd continuó porque la amenaza se cumplió. Una noche, la policía llamó a la puerta de su casa a las cuatro de la madrugada: las imágenes de la pequeña estaban ya en los ordenadores de sus profesores, amigos y familiares. Sufrió entonces un calvario de bullying dentro y fuera de la Red, por parte de su acosador y de sus compañeros de clase, que continuaba aunque cambiara de colegio. No lo pudo soportar. “Me insultaban y me juzgaban”, dice en el vídeo de casi nueve minutos. “Perdí todos mis amigos y el respeto de la gente”.

Los expertos recomiendan nunca compartir fotos eróticas porque Internet no olvida
El de Todd es en cualquier caso un caso extremo. “No hay que caer en la paranoia”, advierte Cánovas. “Estos fenómenos son minoritarios. Según las estadísticas, la mayoría de jóvenes que utilizan Internet no ha sufrido nunca acoso”, añade. Jorge Flores, responsable de PantallasAmigas, web que promueve el uso responsable de las nuevas tecnologías, y Cánovas coinciden en considerar claves la educación y la relación de confianza entre padres e hijos para evitar o solucionar situaciones de riesgo. Esto ayudará a que, si surgen problemas, el menor y sus progenitores sepan cómo actuar para minimizar los daños, pero también para localizar al acosador.

La víctima colgó una presentación y un vídeo contra el ‘ciberbullying’
“Guarda todas las pruebas, capturas de pantallas y denuncia”, es otro de los consejos básicos. “A veces los menores piensan que es imposible identificar al malo, pero lo es”, recalca Cánovas. María Rosa Diez, asesora de los cuerpos de seguridad del Estado en materia de ciberdelincuencia, coincide. “Normalmente se les encuentra”, afirma. El proceso, explica la experta, es complicado y, a veces, largo. “Es como ir tirando de un hilo. Hay que pedir la dirección IP (etiqueta numérica que identifica a un elemento de comunicación) a las empresas proveedoras de los servicios [Facebook, Tuenti, YouTube]. Y esto lo tiene que autorizar un juez cada vez que lo haces”. Estos pasos se tienen que hacer lo más rápido posible. “En el caso de Amanda Todd lamentablemente no llegaron a tiempo”, señala Díez. Según la madre de la joven, Carol Todd, “la policía investigó e investigó y llegó a rastrear a alguien hasta Estados Unidos”. “Pero nunca le encontraron”, explicó al diario Vancouver Sun. “Esa gente es muy buena cubriendo sus rastros”.
La muerte de la joven ha reabierto el debate sobre la vulnerabilidad de los menores en Internet. Su legado: tres años de acoso y depresión contados en un vídeo, que se mantiene en Internet por petición expresa de la madre —“mi hija así lo habría querido”, asegura—, y una presentación que colgó en prezi.com para evitar que su infierno se repita.


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