Se ha tardado casi tantos meses en elegir a sus autores como en redactarla. De hecho, esta es la segunda y polémica Asamblea,.
Se ha tardado casi tantos meses en elegir a sus autores
como en redactarla. De hecho, esta es la segunda y polémica Asamblea
Constituyente y, como su antecesora, podría ser disuelta la semana que
viene por un tribunal, devolviendo todo el proceso a su punto de
partida. Pero Egipto ya tiene un borrador para su futura Carta Magna,
que definirá su identidad como nación, y que ha conseguido despertar un
rechazo por igual entre seculares y salafistas.
La nueva Constitución pone en peligro derechos
fundamentales como la libertad religiosa -solo reconoce el Islam, el
cristianismo y el judaísmo-, la de expresión o la igualdad de género,
aseguran desde el flanco laico. Los salafistas, sin embargo, que se
sienten traicionados por los Hermanos Musulmanes, consideran que no hay
suficiente religión en el borrador, y presionan para una introducción
más explícita de la sharia o ley islámica.
Uno de los artículos más polémicos es el que se refiere a
la igualdad entre el hombre y la mujer «según los mandamientos de la
ley islámica». Se trata del único artículo que incluye esta condición, y
los analistas aseguran que se ha introducido para contentar a los
salafistas, que no han conseguido modificar la Constitución para que la
sharia sea la única fuente del Derecho en Egipto (aunque sus principios
siguen siendo la «fuente principal» del Derecho). Sobhi Saleh, un
miembro de la cofradía y de la propia Asamblea Constituyente, ha llegado
a asegurar que este artículo sobre la mujer era necesario para evitar
que el país se viera obligado a cumplir tratados internacionales de los
que es signatario, «que podrían forzarnos a aceptar e incluso legislar a
favor del matrimonio homosexual o para acabar con la poligamia». Tener
que aceptar la igualdad de género en la legislación sobre las herencias
es otra de sus preocupaciones.
«Poner este tipo de condiciones para la igualdad es
peligroso. Ya existía en la anterior Constitución, pero entonces no
teníamos un Gobierno y un presidente islamista», asegura Fatma Jafagy,
activista de la Alianza para las Mujeres Árabes. En opinión de esta
especialista en igualdad de género, que ha trabajado con la Comisión
Europea y con la ONU, la nueva Constitución no criminaliza la
discriminación por género, asigna a las mujeres roles tradicionales de
esposa y madre, y elimina la prohibición del tráfico de mujeres y niños
porque, según mantenían algunos miembros de la Asamblea Constituyente,
«ese fenómeno no existe en Egipto».
El artículo 9, que asegura que la familia es «la base de
la sociedad», obliga al Estado a «proteger los auténticos valores
egipcios, asegurar su estabilidad y proteger sus tradiciones y valores
morales». «¿Cuáles son las tradiciones y los valores morales de la
familia egipcia?», se pregunta Jafagy, quien asegura que el borrador
está plagado de vagos conceptos «morales». «Este artículo deja la puerta
abierta a que un hombre denuncie a su esposa porque considere que no
cumple con los valores morales. Es una intromisión en la vida privada de
las familias», asegura la analista.
Ambigüedad
Libertades fundamentales como las de expresión,
información o manifestación son recogidas en la Constitución, pero con
condiciones como «que no pongan en peligro la seguridad nacional». «La
mayor parte del borrador está redactado con una terminología tan general
que se presta a la ambigüedad», denuncia Jaled Azzad, un miembro del
nuevo partido Al-Dustur (la Constitución). El pasado viernes su
formación se manifestó junto a otras fuerzas políticas laicas en la
plaza Tahrir en contra del dominio islamista y de una Constitución
«fácilmente manipulable por el poder», sostiene este informático.
Muchos de estos artículos, sin embargo, apenas han
sufrido transformación alguna con respecto a la anterior Carta Magna,
algo que enfurece a muchos activistas. «No hemos hecho una revolución
para encontrarnos con una Constitución que apenas modifica la anterior»,
explica Ahmed Harara, uno de los activistas que se convirtió en un
símbolo de la revolución después de quedarse ciego. «El órgano que ha
redactado la Constitución no representa a todos los ciudadanos egipcios,
y eso es lo único que pedimos», reivindica.
La amplísima mayoría de la Asamblea Constituyente son
islamistas, muchos de ellos diputados del Parlamento disuelto el pasado
junio. Su composición fue llevada ante los tribunales, que el próximo
martes podrían dictaminar en su contra y disolverla. El presidente
Mohamed Mursi será entonces el encargado de nombrar a las cien personas
que tendrán que empezar el proceso desde el principio. «Esperemos que
Mursi nos escuche entonces», mantiene Harara.
«La Constitución no va a cambiar nada», admite, no
obstante, Amr Shakalani, profesor de Derecho en la Universidad Americana
de El Cairo. «Nuestro problema es que somos pobres y explotados, no
tenemos educación y la Carta Magna por sí misma no es suficiente,
necesitamos voluntad política», señala Shakalani.
TÍTULO: EL SECRECTO DE LA PIRAMIDE:
El secreto de la pirámide dirigida por Barry
Levinson y protagonizada por Nicholas Rowe, Alan Cox, Sophie Ward,
Anthony Higgins, Susan Fleetwood, Freddie.
Cuando una plaga de extraños y horribles asesinatos mantienen en
suspenso a Londres, el joven Sherlock Holmes y su nuevo amigo Watson se
ven involucrados casi sin advertirlo en un oscuro misterio.
¡Evidentemente, algo se está tramando! Y el detective en ciernes se
encuentra dispuesto a resolver el caso más sorprendente de su
extraordinaria carrera.
TÍTULO: LA NUBE VUELA ALTO;
La nube vuela alto Acaba de ponerse en marcha, pero la nube ya es imparable. El concepto es sencillo: despreocúpate del disco duro, las ...
Acaba de ponerse en marcha, pero la 'nube' ya es
imparable. El concepto es sencillo: despreocúpate del disco duro, las
tarjetas y las llaves de memoria, sube todos aquellos documentos que
necesites a la red y disfruta de tus películas y canciones, vía 'streaming'. Con estas premisas, ¿quién no cae rendido a los pies de soluciones como Dropbox, Google Drive o Spotify? Los estudios que ha elaborado la compañía Cisco Systems, líder en equipos de telecomunicaciones, así lo apuntan. Según el Cisco Global Cloud Index,
el tráfico generado en los centros de datos se multiplicará por cuatro
hasta 2016, alcanzando los 6,6 zettabytes anuales, mientras que el flujo
de datos en internet asociado a la 'nube' se incrementará por seis para
2016, llegando hasta los 4,3 zettabytes.
Uno podría mantenerse indiferente ante la cifra -por si no queda claro, un zettabyte es un trillón de gigabytes-, pero al entrar en el juego de las comparaciones la cosa sobrecoge: 6,6 zettabytes equivalen a 92 trillones de horas de música en servicios como Spotify, o lo que es lo mismo, cerca de 1,5 años de música ininterrupida por 'streaming' para el total de la población mundial prevista en 2016. Si la comparación la hacemos con las películas, estaríamos hablando de 7 trillones de horas de vídeo en alta definición en 'streaming'. Una locura.
La comodidad es la clave. Para una empresa resulta muy atractivo tener los documentos -plantillas, contratos, hojas de cálculo, informes, directorios de contactos...- en la 'nube' y poder acceder a ellos desde cualquier dispositivo a través de internet. A un particular también le seduce la idea poder compartir sus fotos, películas y canciones a través de estos servicios, interconectar dispositivos e incluso recibir contenidos audiovisuales desde la 'nube', abonando una cantidad mensual a empresas como Spotify o Wuaki.tv.
Por sí fuera poco, el acceso a internet por parte de los usuarios también va a crecer exponencialmente. Sólo en España habrá 258 millones de dispositivos conectados en 2016, frente a los 135 millones contabilizados en 2011, lo que supone una media de 5,1 conexiones por habitante. «Nos encontramos ante el próximo paso en la evolución de internet. El de la nube es un nuevo paradigma informático y de negocio, que ayuda a las organizaciones ahorrar costes y optimizar procesos y que, sobre todo, está transformando la manera de consumir y entregar los recursos y servicios de las tecnologías de la información», señala el director de Infraestructuras de Cisco España. En su opinión, la suma de ambas realidades «está cambiando la forma de trabajar, comunicarnos, aprender y divertirnos». El número de servicios que tengan como núcleo la 'nube' solo puede crecer.
A las soluciones de almacenamiento y retransmisión de contenidos audiovisuales bajo demanda, se han sumado los videojuegos con plataformas como Onlive, no muy exitosas por el momento. Palacios adelanta más posibilidades: «En un futuro podremos recibir formación a distancia y, quizá, alcanzar una educación básica universal. Además se potenciará la telemedicina, algo que ya es técnicamente posible». Esta aplicación facilita a los pacientes recibir asistencia médica en cualquier lugar del planeta.
Dice Palacios que tampoco hay que olvidar el papel que jugará en las administraciones. La primera en incorporar sus beneficios ha sido la de Castilla La Mancha, con una plataforma 'Cloud' para proporcionar a sus consejerías recursos de las tecnologías de la información bajo demanda y otros servicios. En breve, otras comunidades se subirán a la 'nube' porque el futuro pasa por aquí y es algo irreversible.
Uno podría mantenerse indiferente ante la cifra -por si no queda claro, un zettabyte es un trillón de gigabytes-, pero al entrar en el juego de las comparaciones la cosa sobrecoge: 6,6 zettabytes equivalen a 92 trillones de horas de música en servicios como Spotify, o lo que es lo mismo, cerca de 1,5 años de música ininterrupida por 'streaming' para el total de la población mundial prevista en 2016. Si la comparación la hacemos con las películas, estaríamos hablando de 7 trillones de horas de vídeo en alta definición en 'streaming'. Una locura.
La comodidad es la clave. Para una empresa resulta muy atractivo tener los documentos -plantillas, contratos, hojas de cálculo, informes, directorios de contactos...- en la 'nube' y poder acceder a ellos desde cualquier dispositivo a través de internet. A un particular también le seduce la idea poder compartir sus fotos, películas y canciones a través de estos servicios, interconectar dispositivos e incluso recibir contenidos audiovisuales desde la 'nube', abonando una cantidad mensual a empresas como Spotify o Wuaki.tv.
Por sí fuera poco, el acceso a internet por parte de los usuarios también va a crecer exponencialmente. Sólo en España habrá 258 millones de dispositivos conectados en 2016, frente a los 135 millones contabilizados en 2011, lo que supone una media de 5,1 conexiones por habitante. «Nos encontramos ante el próximo paso en la evolución de internet. El de la nube es un nuevo paradigma informático y de negocio, que ayuda a las organizaciones ahorrar costes y optimizar procesos y que, sobre todo, está transformando la manera de consumir y entregar los recursos y servicios de las tecnologías de la información», señala el director de Infraestructuras de Cisco España. En su opinión, la suma de ambas realidades «está cambiando la forma de trabajar, comunicarnos, aprender y divertirnos». El número de servicios que tengan como núcleo la 'nube' solo puede crecer.
A las soluciones de almacenamiento y retransmisión de contenidos audiovisuales bajo demanda, se han sumado los videojuegos con plataformas como Onlive, no muy exitosas por el momento. Palacios adelanta más posibilidades: «En un futuro podremos recibir formación a distancia y, quizá, alcanzar una educación básica universal. Además se potenciará la telemedicina, algo que ya es técnicamente posible». Esta aplicación facilita a los pacientes recibir asistencia médica en cualquier lugar del planeta.
Dice Palacios que tampoco hay que olvidar el papel que jugará en las administraciones. La primera en incorporar sus beneficios ha sido la de Castilla La Mancha, con una plataforma 'Cloud' para proporcionar a sus consejerías recursos de las tecnologías de la información bajo demanda y otros servicios. En breve, otras comunidades se subirán a la 'nube' porque el futuro pasa por aquí y es algo irreversible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario