Las bombas caen sin cesar entre las ruinas de Aleppo, en avenidas sembradas de cadáveres, llantos de niños y miradas perdidas. En uno de ...
Las bombas caen sin cesar entre las ruinas de Aleppo, en avenidas sembradas de cadáveres, llantos de niños y miradas perdidas. En uno de esos callejones de la ciudad siria, las notas amargas y rasgadas de una guitarra española suenan melancólicas por encima de los ecos de la guerra. No ha trascendido quién es el músico. O si hoy ya está muerto. Solo se sabe que es un miembro del ejército rebelde, con su Kalashnikov quizás aún caliente a la espalda y de serenata por la ciudad. Es la banda sonora de una jornada que resultó ser especialmente trágica en la arrasada Siria: ese día, mientras el anónimo combatiente paseaba su música por Aleppo, en todo el país perdieron la vida 300 personas, una de las cifras más dramáticas de este conflicto que comenzó en enero de 2011 y que parece no tener fin.
Mientras tanto, el gobierno de Turquía autorizaba una operación de castigo a Siria, después de la muerte de cinco civiles por el impacto de varios proyectiles lanzados desde el otro lado de la frontera. Más represalias para un país especialmente mortificado, donde los niños utilizan las vainas de las bombas para construir porterías de fútbol y la chatarra de los coches como barcos donde jugar a piratas y soñar con la libertad.
TÍTULO: LOS TRAPOS SUCIOS DEL COCODRILO:
TÍTULO: LOS TRAPOS SUCIOS DEL COCODRILO:
Batalla de tiburones en las aguas turbulentas del cocodrilo. Los Lacoste se devoran a dentelladas por el control del gigante textil. El poder ha ...
Batalla de tiburones en las aguas turbulentas del cocodrilo. Los Lacoste se devoran a dentelladas por el control del gigante textil. El poder ha puesto los dientes largos a los 22 herederos de René Lacoste, el ingeniero y tenista que fundó en 1933 la popular marca. En las fauces hay en juego una fortuna valorada en 300 millones de euros. Mucha tela chic para que duelan prendas. El caimán se va para 'Dinastía'. El saurio se ha convertido en culebrón. Traiciones, celos, engaños y deslealtades. Todo queda en familia. Las sonrisas y las lágrimas. De cocodrilo.
Michel Lacoste es la víctima del último episodio de la encarnizada guerra familiar. A los 68 años ha sido apeado sin contemplaciones de la presidencia del grupo que había asumido en 2005. El derrocado sustituyó a su hermano Bernard, dimisionario por razones de salud tras 35 años de mandato, que fallecería en marzo de 2006. Era el primogénito de René Lacoste, el visionario creador del logotipo del cocodrilo verde por culpa de una apuesta. El capitán del equipo de Francia de Copa Davis le prometió en 1927 una maleta de piel de cocodrilo si ganaba el punto decisivo a Estados Unidos. Y los aficionados americanos comenzaron a llamarle 'El Aligator' por su tenacidad en la pista, donde nunca soltaba su presa. La mascota pasó a ser la primera marca visible en una prenda deportiva, el polo patentado por el patriarca para jugar al tenis.
El casi septuagenario Michel pensaba que lo tenía todo atado y bien atado. Había elegido para sucederle a su sobrina Béryl Lacoste-Hamilton, de 56 años, hija del difunto Bernard, que ya había dirigido varias franquicias del grupo. No contaba con una prima de riesgo, su propia hija Sophie, de 36 años, con la que está enemistado desde tiempo atrás. Su candidatura sorpresa rompió la unidad familiar en el consejo de administración celebrado a finales de septiembre. Catherine Lacoste, hermana de Michel y expresidenta del golf de Chantaco (País Vasco francés), feudo histórico de la familia, se decantó por Sophie. También lo hizo Sachiko Takayama Lacoste, segunda esposa de Bernard, quien prefirió votar a su sobrina que hacerlo a su hijastra Marie-Béryl.
Para inclinar la balanza de su lado, Sophie logró el relevo de su padre como administrador por Loic Armand, presidente de L'Oréal Francia. Los votos de sus hijos, de su hermana y de su cuñada dejaron a Michel fuera del consejo. De nada le sirvió el respaldo de los tres consejeros exteriores: Franck Riboud, presidente de Danone; Micheline Kaufmann, exdirectora general de marketing de Chanel; y Patrick Thomas, gerente de Hermes Internacional, que ha dimitido al contemplar el paisaje después de la batalla. Al final prevalecieron las querellas domésticas y el peso de otra familia, la suiza Mauss.
«El lobo está en el redil»
El grupo helvético Maus Hermanos acaparó en 1998 el control del 90% de Devanlay, principal franquicia de la firma del cocodrilo. Poseedores del 35% del capital de Lacoste SA, empresa propiedad de la firma, los suizos nunca han disimulado el sueño de hacerse un día con su control. Devanlay, que explota la mitad de las 1.200 tiendas de Lacoste en el mundo y realiza el 60% de su facturación al detalle, está dirigida por el ejecutivo español José Luis Durán, antiguo patrón de la cadena de hipermercados Carrefour.
Como suele ocurrir hasta en las mejores familias, los trapos sucios de los Lacoste se lavarán en el patio público de los tribunales. Michel ha anunciado que denunciará ante la justicia por irregular el nombramiento de su hija, así como la elección de Armand en su lugar en el consejo. «Utilizando procedimientos no muy elegantes, la familia Mauss ha comprado Lacoste sin desembolsar un céntimo», se queja en el diario 'Le Monde'. «Mauss ha convencido a la mitad de mi familia para aliarse con ellos y tomar el control. El lobo está en el redil. Me entristece la debilidad y la incompetencia de accionistas familiares que han sido seducidos por espejismos», arremete.
Sophie Lacoste está titulada en gestión por la universidad París Dauphine y realizó un curso de formación en gobernanza de empresas familiares en la escuela de negocios HEC. Pero la nueva presidenta de Lacoste es más conocida por su pasión por el teatro, sus pinitos como actriz y su experiencia como directora de marionetas. «No ha pasado una sola jornada de su vida en una empresa y no tiene las competencias para dirigir un grupo como éste», protesta su padre. Pero tal vez tenga el perfil idóneo para interpretar una tragedia digna de Shakespeare que recuerda a 'El rey Lear'. A fin de cuentas, los hijos pudieron traicionar a Michel Lacoste porque él les había dado sus acciones.
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