Prisión incondicional». Con solo dos palabras el juez Fernando Andreu terminó ayer con el 'imperio' de Gao Ping y los sueños del millonario ...
Prisión incondicional». Con solo dos palabras el juez Fernando Andreu terminó ayer con el 'imperio' de Gao Ping y los sueños del millonario de convertirse en el Amancio Ortega chino, con sus empresas de distribución de 'todo a cien' cotizando entre las grandes en Bolsa. El magistrado de la Audiencia Nacional mandó a la cárcel sin posibilidad de fianza alguna al 'capo' chino, a su mujer, Yang Lizhen; a su lugarteniente, Wei Lin; al jefe de sus matones, Haibo Li, a su abogado de confianza, José Luis Cuervo, y a otros seis de los cabecillas de la mayor organización criminal extranjera jamás desarticulada en España.
La lista de imputaciones es casi tan larga como la de
detenidos en la operación 'Chequian-Emperador': pertenencia a grupo
criminal, blanqueo de capitales, fraude masivo a Hacienda cohecho,
falsedad en documento oficial, contrabando, delitos contra la hacienda
pública, coacciones y amenazas, delitos contra la propiedad industrial e
intelectual, delitos contra los trabajadores.
En total, entre el miércoles y sábado, Andreu ha
interrogado a 82 detenidos, de los que 47 han acabado en la cárcel, 23
con fianzas y doce en libertad con imputaciones.
Gao Ping, conocido en su mundo como 'Laoge', fue el
último de los 82 detenidos en pasar ante Andreu. Como hizo ante la
Policía, el otrora magnate parlanchín siempre dispuesto a ponerse ante
una cámara, guardó un silencio sepulcral. Apenas 40 minutos en el
juzgado para negarse a declarar, lo mismo que habían hecho antes sus
colaboradores.
En un furgón policial abandonó el tribunal de la calle
Prim con destino a la cárcel, un breve viaje que ponía fin a una
'aventura' al límite que había comenzado en 1993, cuatro años después de
llegar a España de la mano de su familia (dedicada a los restaurantes
en Sevilla). Entonces decidió apostar todo su dinero y esfuerzo a la
importación masiva de productos de baja calidad desde su China natal,
que por aquellos meses comenzaba a abrirse al mundo. Su mérito
-reconocen los agentes- fue intuir antes que nadie el inmenso negocio
que se abría con los 'todo a cien', que comenzaron a propagarse a
principios de los noventa.
Incluso los expertos de la Unidad contra la Delincuencia
Económica y Fiscal, los que mejor conocen al magnate chino por haberlo
investigado a conciencia durante los últimos tres años, admiten que
Ping, como Ortega, tuvo olfato de negocio. Pero el Emperador, a
diferencia del empresario gallego, desde el principio hizo trampas para
intentar llegar al parqué cuanto antes. «Muchas y muy gordas», explican
los mandos de la Comisaría de Policía Judicial. Su fortuna creció de una
manera exponencial porque desde el principio, cuando apenas contaba con
una pequeña sociedad con medio millón de pesetas de capital, solo
declaraba en frontera entre el 10 y el 25% del material que importaba.
Los informes policiales entregados a la Audiencia
Nacional apuntan una tremenda competencia desleal al resto del sector
del menaje, primero, y luego al textil y electrónico, que hizo que sus
beneficios crecieran de manera exponencial y muy por encima de cualquier
otro competidor, incluidos sus compatriotas 'legales', que al principio
quisieron hacerle sombra y que tuvieron que retirarse del negocio por
no poder luchar contra los bajísimos precios de 'Laoge'. «Gao Ping había
creado un modelo de negocio, los bazares chinos, basado en un inmenso
fraude a Hacienda, no por parte de los pequeños comerciantes, sino por
parte del Emperador», señalan responsables de la operación.
Reinversión
Es cierto que esos beneficios ilícitos -explican los
operativos- tras el correspondiente lavado siempre era reinvertidos por
Ping en abrir nuevas empresas de importación. Pero esas sociedades,
siempre dedicadas a traer productos de China, también nacían viciadas
porque la inmensa mayoría de esas mercancías tampoco eran declaradas.
Con esas trampas la bola de nieve creció y creció. y en
poco más de una década, Gao Ping se hizo con el control efectivo de la
práctica totalidad de 'Cobo Calleja', el 'Chinatown' español, el mayor
centro de distribución de mercancía asiática de Europa. Aunque 'El
Emperador' solo era conocido por dirigir 'EM Home', una de las mayores
firmas de importación de España, lo cierto es que el martes, el día que
le detuvieron, 'Laoge' ostentaba 18 cargos en 14 empresas diferentes,
aunque sus testaferros dirigían otras siete empresas, entre ellas ' EM
Home'. En total, según los cálculos de la Policía, el magnate de
Zeijiang dirigía, directa o indirectamente, hasta la semana pasada la
treintena de firmas que controlan el 90% o 95% de la importación de los
bazares chinos de toda España.
Ya Fang, Espacio Tao, Wooden Horse, Spanish Team China,
Nuevo City Gran Oriental, Yuan Fang. Nombres de 'todo a cien' tras los
que se esconde un entramado que, de haber operado de forma legal, podría
haber facturado (y tributado) varios miles de millones de euros al año.
Unas cifras de vértigo que hacen pensar que el sueño de cotizar en
Bolsa del empresario que quería convertirse en Amancio Ortega quizá no
estaba tan lejos. Nunca se sabrá. La decisión del juez Andreu ha hecho
que Gao Ping cambie los fajos de billetes (en su caja fuerte se han
hallado 5,3 millones), los diamantes (en su poder se encontraron piedras
por valor de 600.000 euros), las obras de artes y sus sueños de llegar
al parqué por una simple celda.
Foto de dos perros policía que descubrieron al ladrón, etc.
TÍTULO: LAS MUCHAS INQUIETUDES DE NEIL YOUNG;
En las memorias que Neil Young publicó hace unas semanas en EEUU (y que llegarán a España a principios del 2013 por medio de la ...
En las memorias que Neil Young publicó hace unas semanas
en EEUU (y que llegarán a España a principios del 2013 por medio de la
editorial Global Rhythm), el rockero canadiense de 66 años reconoce su
miedo a enfrentarse a la hoja en blanco sin la ayuda de la marihuana o
el alcohol, combustibles creativos que usó durante 40 años para
componer, hasta que se vio obligado a prescindir de ellos tras un
aneurisma cerebral en el 2005.
«No sabía qué iba a pasar, y ahora ya he averiguado que
no importa», escribe Young, que ha demostrado durante todo este año que,
efectivamente, esas drogas eran prescindibles: en junio editó
'Americana' una colección de versiones de canciones folk norteamericanas
(además del himno británico, 'God Save the Queen'), y el próximo martes
sale a la venta 'Psychedelic Pill', disco de temas nuevos grabado junto
a Crazy Horse, el grupo que le lleva acompañando de manera discontinua
desde 1968 en algunas de sus obras esenciales. Con Crazy Horse, Young
suena como siempre fiero y suelto, cómodo en las largas partes
instrumentales de temas como 'Driftin Back' (27 minutos de duración) o
'Walk Like a Giant' (16 minutos), que otorgan especial protagonismo al
característico sonido distorsionado de las guitarras.
Pese al rocoso fondo sonoro, en las canciones de
'Psychedelic Pill' hay mucha ternura, desde un cariñoso homenaje a Bob
Dylan ('Twisted Road') a un balance de la vida en pareja que parece
dedicado a su esposa de los últimos 34 años, Pegi ('Ramada Inn'),
pasando por una reivindicación de sus orígenes canadienses ('Born in
Ontario') con evocaciones de su padre, un conocido periodista deportivo
que murió en el 2005.
También están presentes sus inquietudes personales, como
su batalla contra el mp3 y los formatos digitales de compresión de la
música. Ese es el tema principal de 'Driftin Back', en la que canta
«cuando escuchas mi canción ahora/ solo te llega el 5%/ Antes te llegaba
todo». Y es uno de los asuntos principales de su autobiografía, en la
que narra sus esfuerzos para dar con un formato digital de alta
resolución que conserve la potencia analógica de una grabación original
de estudio. Lo ha llamado Pono y planea estrenarlo en el 2013 con un
reproductor y un servicio de descarga expresamente creados para ello, en
lo que será un competidor del iPod e iTunes para melómanos audiófilos.
Pasión por los coches
Quienes han tenido la oportunidad de leer sus memorias
('Waging Heavy Peace') dicen que escasean en revelaciones musicales y
personales. Al parecer, el canadiense ha tomado el modelo de las
'Crónicas' de su admirado Dylan: un relato no lineal en el que cuenta
solo lo que le da la gana, y eso significa páginas y más páginas sobre
sus obsesiones: el sonido digital, las maquetas de trenes y los coches.
Reconoce que llegó a tener 35 automóviles antiguos (ahora son algunos
menos) y es conocido su trabajo en pro de la automoción eléctrica con el
proyecto LincVolt, un Lincoln Continental de 1959 que funcionará con
energía limpia. El prototipo ardió en el 2010 en el garaje de la casa de
Young, pero ahora está en proceso de reconstrucción.
Con tantos frentes abiertos, es obvio que Neil Young
necesita dinero, algo que reconoce en el libro, no sin ironía, como
motivación principal para su escritura: «Escribir es muy cómodo,
conlleva pocos gastos y es una buena forma de pasar el tiempo. Se lo
recomiendo fervientemente a cualquier viejo rockero que esté corto de
dinero y no sepa qué hacer».
Desde luego, no parece que Neil Young sea de los 'viejos
rockeros' con demasiado tiempo libre y pocos planes. Al margen de una
discografía que crece con sabiduría y del resto de sus proyectos, Young
también tiene tiempo para otras causas: sigue participando en Farm Aid,
conciertos anuales cuya recaudación va a parar a granjeros
norteamericanos cuyas cosechas han sido destruidas por desastres
naturales, y junto a su mujer organiza cada año el Bridge School
Benefit, un festival a beneficio de los niños con graves minusvalías
físicas y psíquicas, como sus dos hijos, ambos aquejados de parálisis
cerebral. En la última edición, celebrada el pasado fin de semana en un
auditorio cercano a San Francisco, consiguió reunir a Jack White, Guns
n' Roses, Flaming Lips o Eddie Vedder, de Pearl Jam.
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