Érase una mujer a una maleta pegada... Y esa mujer es Laura Sánchez. A su condición de modelo, una profesión especialmente itinerante, ...
Érase una mujer a una maleta pegada... Y esa mujer es Laura Sánchez. A su condición de modelo, una profesión especialmente itinerante, se une en su caso la circunstancia de tener que vivir a caballo entre Madrid, donde tiene trabajo y pareja, y Bilbao, donde reside su hija Naia, de seis años. Por eso a la viajera Laura no le sorprende haber sido elegida como imagen de una firma de bolsos y maletas. «Lo raro es que a nadie se le hubiera ocurrido antes». La modelo acudió el miércoles a Barcelona para presentar la nueva colección de Carpisa by Custo, una colorista y original combinación entre la firma italiana de bolsos y el imaginativo diseñador catalán, para el que Sánchez ha desfilado varias veces.
«Soy buena haciendo maletas. No me da ninguna pereza y soy organizadísima. En eso y en muchas otras cosas en mi vida confieso ser más cuadriculada que la Merkel. ¿Será porque nací en Alemania?». Hija de emigrantes onubenses, Laura Sánchez vino al mundo en Frankfurt hace 31 años. Pero solo residió allí tres meses. «Es igual, me quedó grabado el gen del orden», ataja ella con exageración andaluza. «Lo malo es que también tengo muy mala memoria y debo apuntármelo todo. La alarma de mi móvil suena cada diez minutos. Me apunto hasta que tengo que ir a peluquería». La modelo viaja cada jueves a Bilbao y el lunes, «después de dejar a la enana en el cole», regresa a Madrid. Tiene dos casas, casi dos vidas y si pudiera elegir confiesa con un suspiro que le gustaría unificarlas. «Pero es lo que hay. Mi hija tiene salud y eso es lo más importante», dice sin querer entrar en absoluto en la batalla que libró con su ex, el futbolista Aitor Ocio, por la custodia de la niña.
Hoy las aguas han vuelto a su cauce y Laura solo mira hacia delante. «Pero no -aclara la novia del cantante David Ascanio-, ni me embarazo ni me caso. Algún día me gustaría darle a Naia un hermano porque es un sentimiento muy bonito. Pero ahora no es el momento». Desde luego, su agenda parece apretada. Pronto se pondrá a las órdenes de Javier Ruiz Caldera ('Promoción Fantasma') en su nueva película, 'Tres bodas de más', «una especie de Bridget Jones a la española» protagonizada por Inma Cuesta y Martín Rivas y en la que también participan Rossy de Palma y Paco León. Laura interpreta a un transexual. «Se me da bien imaginarme que he sido tío. El director me dice que ya me ve tics masculinos», ríe la modelo. El rodaje comienza mañana domingo, pero la intervención de Laura no será hasta dentro de veinte días y rodará dos semanas.
Bragas por internet
«Tú no puedes estar aburrida. Cuando no tienes nada que hacer te lo inventas». Suele decirle a Laura Sánchez su madre. Y se ve que la conoce. La onubense pertenece a la estirpe de las maniquís empresarias. Hace tres años abrió una agencia de organización de eventos en Sevilla y este verano, en plena debacle económica, acaba de poner en marcha un nuevo proyecto comercial: la venta de bragas por internet. Como suena. Y no le va nada mal.
«Se llama 'Bloomers & Bikini' y se me ocurrió después de darme cuenta de que yo era adicta a los 'culottes' que les compraba a unas argentinas en la playa de Tarifa. Un día le pedí a David que me llevara hasta Cádiz a comprar bragas. Desde Huelva. '¿Estás loca, conducir 300 kilómetros solo para eso?', me contestó. Entonces le expliqué que eran mis favoritas y que no las encontraba en Madrid. 'Pues muchas estarán como tú', me respondió. Y así se nos encendió la bombilla y surgió mi nuevo negocio 'on line' en el que por supuesto la imagen soy yo misma. Empecé con Argentina, pero he cambiado de política de empresa. Ahora fabrico en Portugal y diseño yo la tela», explica Laura dos horas antes de salir volando hacia Lisboa. «Mi hija Naia me ayuda en todo, hasta hace diseños de dibujitos». Un día, la niña, tras observar detenidamente una foto promocional de su madre le preguntó: «Mamá, ¿por qué tienes más dientes que nadie?». Laura lo cuenta entre carcajadas. «No tengo más dientes, hija, sino una boca muy grande», le respondió. Por algo el ideal femenino de Laura Sánchez siempre ha sido Julia Roberts.
TÍULO: LA RUINA DE ESTHER ARROYO;
Esther Arroyo-foto- tiene bien marcada la fecha del 10 de octubre de 2008. Ese día un accidente de tráfico en Cádiz truncó su carrera profesional, ...
Esther Arroyo tiene bien marcada la fecha del 10 de octubre de 2008. Ese día un accidente de tráfico en Cádiz truncó su carrera profesional, acabó con la vida de un buen amigo y le dejó un doloroso recuerdo físico en forma de cojera, muletas y llamativas cicatrices que atraviesan su pierna. Aquel siniestro, en el que también se vio involucrada Ana Torroja, ha llevado a la ex Miss España a «la ruina económica y familiar», a «malvender» su casa y a decir adiós a una trayectoria de actriz y modelo consolidada tras más de 20 años delante de las cámaras.
Ahora confía en que le den la invalidez para cerrar definitivamente una etapa de éxitos que se truncó aquella mañana de hace cuatro años en el kilómetro 44,800 de A-340, en el término municipal de Vejer de la Frontera (Cádiz). «Ya no habrá entrevistas ni un papel en una película. No presentaré un programa, no habrá una serie», confesó hace unas semanas en la revista 'Pronto' en la que puede ser su última entrevista en los medios de comunicación. Lo único que espera ahora es volver al anonimato. De hecho, ya no quiere que la fotografíen cuando antes era un rostro que no faltaba en la parrilla televisiva.
Recluida en un chalet de Marbella espera a que se celebre el juicio en el que, además de la invalidez, podría pedir una indemnización de dos millones de euros para ella y su marido, según fuentes cercanas al caso. Mientras tanto, su día a día solo cuenta con una rutina: 24 horas pendiente de la maltrecha pierna, esa que casi le llegaron a amputar en el hospital y que se ha fundido todos los ahorros de la pareja, e incluso su casa. «Necesito un masaje una vez a la semana y cada 15 días tengo osteópata», asegura. A lo que hay que sumar cortos paseos y alguna sesión de pilates y otros ejercicios como complemento. Tiene desterrados de su armario los tacones, no consigue mantenerse más de 4 horas de pie y no sale por las noches. Su pierna parece un «mecano», toda llena de clavos, tras haberse roto el fémur, la tibia, el peroné y la rodilla. Al menos puede andar tras una dolorosa rehabilitación que no ha sido sencilla... ni barata.
«Llegué a tener miedo de volverme loca. Un día me fui sola a la playa, comencé a llorar y a gritar. Me apetecía meterme en el agua. Me asusté mucho», desvela como parte del martirio que ha sufrido y que también la llevó al psicólogo. De hecho, recuerda el accidente como si hubiera sido ayer, ya que iba de copiloto y en ningún momento perdió la consciencia. En su cabeza aparece perfectamente cómo el Chrysler Voyager en el que viajaban a Santander a celebrar el cumpleaños de un amigo se empotraba frontalmente contra otro vehículo cerca de Vejer de la Frontera. Por eso, tras el trauma pasó un año sin apenas montar en coche. No lo soportaba.
«Me duele muchísimo»
Esther y su marido -que era quien conducía el vehículo y que se llevó buena parte del golpe- se quedaron en silla de ruedas tras el accidente. Al no poder trabajar sus ingresos desaparecieron y los gastos comenzaron a llegar por todos lados, incluidos los cuidados de su hija pequeña, que por entonces tenía 3 años. Ni siquiera las exclusivas que la modelo concedió en televisión cuando ya estaba parcialmente recuperada ayudaron a sanear sus delicadas cuentas. Entonces tomaron una de las decisiones más duras de su vida tras sentirse totalmente «desamparados»: «malvender» su casa de Tarifa para poder continuar la recuperación y trasladarse a vivir a Marbella.
«Ha sido muy duro. Debido a los dolores me han metido de todo. Me resistía a la medicación porque todo el mundo sabe que la morfina engancha. Yo aguantaba todo lo que podía antes de tomar nada. Soy muy bruta», relataba dos años después del funesto siniestro. Y hasta sacó fuerzas el año pasado para retomar su carrera ante las cámaras en la serie 'Vida loca' con Toni Cantó y Lolita. Pero nada. Logró terminar la única temporada que se emitió en Telecinco y los dolores le dijeron hasta aquí hemos llegado. «Tengo claro que no volveré a trabajar, lo intenté y mi pierna no lo resiste. Me duele muchísimo. Se me ha acortado dos centímetros. Si puedo evitar que se me note la cojera, lo voy a evitar». No en vano, ya está mentalizada de que su futuro pasa, tarde o temprano, por una prótesis de rodilla.
Pero todo eso ya no lo contará en público o con exclusiva de por medio. Su simpatía y buen humor, como buena gaditana, se quedará para los más cercanos, porque si todo sale como ella espera, solo los paparazis podrán robarle alguna que otra instantánea. A sus 44 años ahora le toca reinventarse y sobrellevar lo mejor posible unas secuelas que nunca desaparecerán. «Todo fue tan dramático y brutal que no me queda más que tirar para adelante y ser optimista». Y con su sonrisa por bandera inicia con resignación su doloroso viaje al anonimato.
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